1. Una joven empleada
Sopa de letras

  Primera parte

   El doctor Carnot presenta la historia de una muchacha empleada que puede ser muy interesante para empezar estos temas sobre “los novios”.

   “Hace algún tiempo, se me presentó una joven con una carta de recomendación de su patrono, a quien yo conocía.

   Querido doctor:

   La señorita X, de 25 años empleada en nuestra casa desde hace 7 años, me parece que va por mal camino en estos momentos. Ha sufrido una operación hace 7 u 8 meses y desde entonces tiene muy mal aspecto. Dice que está enferma. Ocúpese de ella. Se la recomiendo muy especialmente. Si lo juzga oportuno, no dude en tomar la iniciativa de enviarla a descansar al campo todo el tiempo que sea necesario, etc…

   Miré a la enferma y comprendí por su expresión que había muchas cosas que no marchaban bien…

   A mis primeras preguntas para establecer el diagnóstico, no tuve más que repuestas vagas, y muy pronto la pobre joven no pudo contener sus lágrimas. La animé, diciéndole que tuviese confianza, porque yo era padre de familia y porque su patrono me la recomendaba especialmente, sin duda a causa de su trabajo ejemplar. Entonces ella me contó su pobre historia:

    ‘Perdí a mi madre a los 3 años, mi padre se volvió a casar y me abandonó. Educada por religiosas en Normandía, abandoné el orfanato a los 17 años. Una tía me albergó y comencé a trabajar como vendedora.

  Segunda parte

    Pero, ¡ay!, desde hace 7 años he probado todas las desgracias, todos los pesares, hasta la desesperación…

    He conocido sucesivamente a tres jóvenes, obreros como yo, que parecían buenos muchachos. A cada uno sucesivamente le hablé de matrimonio, ya que pretendían amarme; pero tanto el uno como el otro, todos lo dejaban para más tarde, diciendo que el matrimonio: “¡era para los burgueses y que para ser dichosos no había necesidad de ver al juez ni al cura”!

   A los 19 años cedí por primera vez con la esperanza de que mi amante se decidiera a casarse conmigo. ¡Qué ilusiones me hacía! Hemos vivido juntos dos años; después, por desgracia, llegó el tiempo de la milicia… Sus primeros permisos de 24 horas fueron para mí, pero en el permiso especial de Año Nuevo fui reemplazada por una joven de la ciudad de guarnición…

   Algunos meses más tarde frecuenté el trato de un empleado de la Compañía de Autobuses. Aún no había pasado un año, cuando me dejó, diciéndome que nunca tenía una querida más de un año… Sin embargo, yo le quería con abnegación.

   Mi tercer amigo, durante dos años, me ha prometido también cada mes el matrimonio, y cada mes ha encontrado un pretexto para retrasar esta ‘formalidad’.

   Quedé encinta de este último. Estaba muy contenta porque esperaba que esta vez se casaría conmigo… Todavía oigo sus exclamaciones: “¡A, no; ni hablar!, tenemos que hacerlo desaparecer rápidamente”; y contra mi voluntad me hizo ponerme aquella tarde una inyección con un ingrediente brutal, que no dio resultado, sin embargo.

  Tercera parte

       Durante las semanas siguientes comenzó a hacerme comprender que ya no le interesaba, y que tenía que cambiar la cosa o de lo contrario me dejaría, y eso hasta el día en que, cansada y deprimida por sus amenazas de abandono, acepté a seguirle a casa de una pretendida amiga de su familia. Trató con ella por la suma de 3.000 pesetas. La mujer mató al niño que tenía ya tres meses con una aguja de hacer calceta, pero la desgracia quiso que al atravesar al niño, aquella horrible mujer –que ahora está en la cárcel- me perforara la matriz. Cuatro días después vino el hospital, la infección, la operación para extraerme la matriz y los ovarios: la mutilación.

   Muy debilitada por la operación, disminuido mi cuerpo, sintiendo toda clase de malestares, me volví triste y neurasténica, mientras que el culpable de mi desgracia, que deberá ser mi esposo, conoció a una muchacha de 40 años, viuda de un hombre rico y una noche… no le volví a ver mas…

   Desde entonces tengo una pena mortal, lloro la mayor parte del tiempo cuando me encuentro sola, tras dejar a las compañeras del almacén; no como casi nada y siento que estoy hecha polvo… ¡Es espantoso, dictar, ver que hay tantos hombres que se portan como sucios egoístas, para quienes la mujer no es más que un juguete que toman y dejan a su gusto! ¿No existe el amor fiel?’ (Hasta aquí su declaración).

   Antes de auscultar a la enferma, le hice notar que en uno y en otro caso, con sus tres novios sucesivos, no debió ceder a su deseo antes del matrimonio…, no era una buena táctica…, después de algunos meses de espera habría conseguido casarse o bien hubiera renunciado prudentemente a un amor imposible. Le hice observar que el aborto provocado era una acción muy mala, puesto que causa la muerte de un inocente y que si no lo hubiese hecho poseería aún su integridad física y el consuelo de poder dedicarse a un hijo, a quien querría con toda su alma.

   El examen mostró que estaba amenazada por la tuberculosis. Tomé, pues, las disposiciones necesarias para que entrase en un sanatorio”. (1)

   Para no caer en los graves errores de esta empleada hay que asegurarse en primer lugar en hacer una buena elección de la pareja. Por otra parte, igual que para ser un buen médico o enfermera hace falta preparación y estudio, así mismo para hacer un buen noviazgo y formar una sana familia es aconsejable seguir con interés y dedicación los cuarenta temas de este curso. ¡Ojalá todos acierten y tengan mejor suerte que esta empleada! (1) Doctor Carnot. El libro del joven. Editorial Herder. Páginas 169 a 172.

  A. Contesta a cada pregunta con una palabra y escríbela en un papel para buscarla después en la sopa de letras: :

 La empleada buscaba un joven para...
 Deseaba un matrimonio, un hogar y unos...
 Los tres novios querían tener relaciones...
 Los tres novios rechazaron el...
 El segundo novio la trató como a una...
 Si no abortaba la amenazó con...
 Mataron al niño con una aguja de hacer...
 Después de la operación la empleada quedó...
 Para algunos hombres la mujer es un...
 El aborto provocado fue una acción muy...

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