19. Noviazgo casto |
Primera parte
Los novios actuales se enfrentan a un reto importante: vivir castos durante el noviazgo.
En el Evangelio se lee: “porque del interior del corazón de los hombres proceden las malas intenciones, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, maldades, engaños, deshonestidad, envidia (…) Todas estas cosas proceden del interior y hacen impuro al hombre.” (Marcos 7, 21-23).
Fornicar se define como “tener cópula carnal o unirse carnalmente fuera del matrimonio”. Se ve claro que Jesús se oponía a las relaciones prematrimoniales y la fornicación es pecado mortal. Pero se puede perdonar acudiendo a la confesión. Por otra parte, el sexo en sí mismo es bueno, porque lo ha puesto Dios en la naturaleza humana, pero la función sexual tiene auténtico sentido y rectitud moral solamente en el verdadero matrimonio.
Toda actividad sexual fuera de este ámbito –tal como las relaciones prematrimoniales, el adulterio, la masturbación y los comportamientos homosexuales- es gravemente pecaminosa. El sexo es un símbolo del compromiso de amor entre los esposos y puede dar lugar a hijos que serán concebidos y educados en una familia estable.