37. Los hijos |
Primera parte
Los esposos en el matrimonio se aman tanto que su gran amor se desborda en traer hijos al mundo, que son su corona y su alegría.
Los hijos contribuyen al bien y al perfeccionamiento de sus padres, mediante su cariño, agradecimiento y confianza. Con los años ayudarán a sus padres en la ancianidad.
Con la llegada de los hijos, los padres salen de sí mismos para cuidar a sus hijos. Con frecuencia son unos amigos nuevos, a vez que consolidan la amistad entre el padre y la madre, al ocuparse en la nueva tarea de cuidar y educar a los pequeños.
Se ha extendido la teoría alarmista de la explosión demográfica, defendiendo que el aumento constante de la población en el mundo traería una disminución en el nivel de vida, pero investigaciones serias como la de Julián Simón, concluyen que “una población que crece lentamente es beneficiosa para el crecimiento de la economía, y que la disminución de la población no incrementa la riqueza sino que la reduce.” (1)
El problema real en Europa y Estados Unidos es la falta de nacimientos, que está por debajo del nivel de reemplazo de 2,1 hijos por pareja fértil.
Segunda parte
Hay parejas que deciden retrasar la llegada de los hijos después del matrimonio, para sentirse más libres, para viajar o por otras razones. Pero es preferible estar dispuestos a recibir desde al primer momento los hijos que Dios quiera enviar. Muchas parejas deciden ser espontáneos en su relación conyugal desde la luna de miel.
Desde el año 1960 se ha extendido el uso de anticonceptivos, como el DIU y la píldora. Pero actúan con frecuencia como abortivos y el aborto es un pecado más grave que el uso de los anticonceptivos, porque es matar a un ser inocente e indefenso. Por otra parte, el uso de los anticonceptivos crea una mentalidad anti-vida en la pareja y sobre todo manipula y degrada el acto sexual del matrimonio que es sagrado.
Tercera parte
“Por otra parte, la moderna planificación natural de la familia o regulación natural de la natalidad, es el 99% más eficaz, pues no depende de la regularidad del ciclo y, como incrementa la comunicación entre marido y mujer, se dice que, entre los que lo emplean, la cifra de divorcios es del 5% o menor. Además muchas parejas dicen que la abstinencia les hace mantener joven su amor, obligándoles a concentrarse en otro tipo de amor, es decir del agape, la amistad y el cariño. Un marido afirmaba que es como vivir el noviazgo y la luna de miel cada mes.” (2)
Otra decisión de los padres es el número de hijos que desean tener. Algunos autores proponen que para el bienestar psicológico de los pequeños es preferible tener tres hermanos y el número ideal sería el de cinco. No obstante, si hay serias razones físicas, económicas o sociales, los padres pueden limitar el número de hijos mediante la planificación familiar natural.
Abundantes estudios afirman que los niños se desarrollan mejor con sus padres en el hogar que en las guarderías.
(1) Julián Simón. The Ultimate Resource II. Princeton, JJ. Princeton University Press, 1996, p. XXXI.
(2) Morrow, T.G. Noviazgo cristiano en un mundo super-sexualizado. Editorial Rialp, Madrid, 2008. páginas 198 y 199.