58. La vida de oración |
Introducción
San Juan Bautista María Vianney, cura de Ars en Francia, refiere un caso de oración bien singular. Había en el pueblo un labrador que hacía la visita a la Iglesia cuando iba y volvía del trabajo; dejaba la azada y el hato (ropa y otros objetos) a la puerta, entraba y permanecía de rodillas un buen rato delante del Sagrario. El Santo lo había observado y le llamaba la atención que no movía los labios, aunque no apartaba los ojos del Sagrario. Un día le preguntó:
-Juan, ¿qué dices al Señor?
Y Juan respondió:
-No le digo nada. Yo le miro y Él me mira.
¡Anécdota espléndida para entender lo fácil que es tratar al Señor!