A enemigo que huye, puente de plata |
Se refiere esta expresión a la conveniencia de, no sólo no poner obstáculos, sino facilitar la marcha del enemigo o persona que nos estorbe, librándonos así de ella, sin esfuerzo ni pérdida de energías. Esta máxima militar, tan repetida, se atribuye a Gonzalo Fernández de Córdoba, llamado también El Gran Capitán (1453-1515). El autor de esta atribución es el toledano Melchor de Santa Cruz de Dueñas quien, en su libro Floresta española de apotegmas y sentencias (Toledo, 1584), traza un anecdotario del gran caudillo conquistador de Nápoles. La tal Floresta es una de las colecciones más importantes de cuentos y anécdotas del siglo XVI y mezcla frases anecdóticas, sentencias, cuentecillos, chistes, misceláneas y datos biográficos de muchos personajes. Mucho de lo que explica Melchor de Santa Cruz en su libro ha sido repetido infinidad de veces sin explicar su procedencia. En lo que se refiere a esta frase “A enemigo que huye, puente de plata”, Melchor de Santa Cruz, en la segunda parte, capítulo III, escribe: “El Gran Capitán decía que los capitanes o soldados cuando no había guerra eran como chimeneas en verano”. Más abajo: “ ... Él mismo decía: al enemigo que huye hacedle la puente de plata”. Esta expresión ha sido recogida por muchos autores del Siglo de Oro y luego ha sido usada abundantemente hasta nuestros días. Cervantes, por ejemplo, en la parte II, capítulo LVIII de su Don Quijote, cuando éste es arrollado por el tropel de toros bravos y éstos siguen su camino, exclama, provocándolos: “Deteneos y esperad, canalla malandrina; que un solo caballero os espera, el cual no tiene condición ni es de parecer de los que dicen que al enemigo que huye, hacedle la puente de plata”. Igualmente, Lope de Vega en su obra La estrella de Sevilla (acto 1º, escena IV) expresa: “que al enemigo se ha de hacer puente de plata”.
Miguel A. Pérez Abad
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de Teruel nº 141, de 29-IX-1999
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