El rico Epulón y el pobre Lázaro

    El rico Epulón y el pobre Lázaro
    Por Gabriel Marañón Baigorrí

    Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino y celebraba cada día espléndidos banquetes. Un pobre, de nombre Lázaro, estaba echado en su portal, cubierto de úlceras, y deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico, pero nadie le daba algo; los perros venían a lamerle las úlceras. Sucedió, pues que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico y fue sepultado en el infierno. En medio de los tormentos, levantó los ojos y vio a Abraham desde lejos y a Lázaro en su seno, y gritando dijo: «Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que, con la punta del dedo mojado en agua, refresque mi lengua, porque estoy atormentado en estas llamas.» Dijo Abraham: «Hijo, acuérdate de que recibiste tus bienes en vida y Lázaro recibió males, y ahora él es aquí consolado y tú eres atormentado. Además, entre nosotros y vosotros hay un abismo insondable, de manera que los que quieran atravesar de aquí a vosotros no pueden, ni tampoco pasar de ahí a nosotros.» Y dijo: «Te ruego que, siquiera, le envíes a casa de mi padre porque tengo cinco hermanos, para que les advierta a fin de que no vengan también ellos a este lugar de tormento.» Y dijo Abraham: «Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen.» El dijo: «No, padre Abraham; pero si alguno de los muertos fuesen a ellos, harían penitencia.» Y Abraham le contestó: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se dejarán persuadir si un muerto resucita.»





 
    Sugerencias metodológicas:

   Objetivo: Conocer las características de infierno.

    Contenido:

    La más horrible desgracia que le puede suceder al hombre es morir en pecado mortal. Pues Dios nos castiga con el fuego eterno del infierno. Que en el infierno hay fuego lo dice Jesucristo: «Apartaos de Mi, malditos, al fuego eterno.» (Mateo, 25.)

    Pero lo más horrible del infierno es estar apartado de Dios, no ver jamás la gloria de Dios, ni su Belleza y Amor eterno e Infinito. ¡Qué triste tiene que ser no ver a Dios la fuente de la felicidad!

    Principalmente van al infierno los que no hicieron obras buenas y en la hora de la muerte no se arrepintieron de sus pecados. Jesucristo les dirá: «Apartaos de Mí malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y para sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui peregrino y no me alojasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. (Mateo, 25.) Y ellos le preguntarán al Señor cuándo no hicieron todas esas cosas con Él. Jesús les dirá: "En verdad os digo que cuando dejasteis de hacer eso con uno de estos pequeñuelos, conmigo dejasteis de hacerlo". E irán al suplicio eterno. (Mateo, 25.) Dios no quiere almas desprovistas de amor y caridad.

    Actividades:

    1. El profesor lee el texto y explica el Contenido.

    2. Individualmente los alumnos contestan a estas preguntas:

        a) ¿Cómo vivía el rico Epulón?

        b) ¿Y el pobre Lázaro?

        c) ¿Qué le pasó a Epulón cuando murió?

        d) ¿Qué le pidió Epulón a Abraham?

        e) ¿Qué hay entre el cielo y el infierno?

        f) ¿Cómo mejorar la fe en Dios?

    3. Escribir en la pizarra las contestaciones a la pregunta f).

    Norma de conducta:

    Ante el pecado que me seduce, pensaré en la eternidad del infierno.


Reproducido con autorización de:  www.encuentra.com


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