Los amigos de Jesús |
Los amigos de Jesús
Jesús tenía
en Betania unos amigos íntimos. Eran Lázaro y las hermanas de éste, Marta y
María. Jesús era recibido por aquellos hermanos con todo afecto y cariño.
La casa de Lázaro estaba rodeada de flores, naranjos y
limoneros. En aquella familia encontraba Cristo paz, sosiego y serenidad. Muchísimo
amaban los tres hermanos al Señor, pero infinitamente más amaba Jesús a los
tres hermanos de Betania.
Predicando Jesucristo en Perea, que distaba de Betania día y
medio de jornada, le llegó un mensaje de las hermanas de Lázaro, diciendo: «Señor,
el que amas está enfermo». Y así era, Lázaro estaba enfermo. Jesús dijo: «Esta
enfermedad no es de muerte, sino para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios
sea glorificado por ella». Con esto indicaba Jesús que Lázaro iba a morir,
pero resucitaría más tarde. Sin embargo, Jesús y sus discípulos
permanecieron en el lugar dos días más. Pasados estos días caminaron hacia
Betania. En el camino, Jesús dijo a sus discípulos: «Lázaro ha muerto y me
alegro por vosotros de no haber estado allí para que creíais; pero vamos allá».
Cuando Jesús llegó a Betania se encontró con que Lázaro
llevaba cuatro días en el sepulcro. Habían llegado muchos judíos a casa de
Marta y María para consolarlas en su dolor. Cuando Marta oyó que Jesús
llegaba, le saltó al encuentro. Marta dijo a Jesús: «Señor, si hubieras
estado aquí no hubiera muerto nuestro hermano, pero se que cuanto pidas a Dios,
Dios te lo otorgará». Díjole Jesús: «Resucitará tu hermano». Marta le
dijo: «Sé que resucitará en la resurrección en el último día». Díjole
Jesús: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en Mi, aunque muera,
vivirá, y todo el que cree en Mí no morirá para siempre. ¿Crees tú eso?» Díjole
ella: «Sí, Señor, Yo creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, que ha
venido a este mundo». Al enterarse María que Jesús había llegado, corrió a
El y se echó a sus pies, diciéndole: «Señor, si hubieras estado aquí no
hubiera muerto mi hermano». Viéndola llorar Jesús y que lloraban también los
judíos, se conmovió hondamente y se turbó, y Jesús lloró también. Algunos
judíos, al ver llorar al Señor, decían: «¡Cómo le amaba!»
Fueron todos al sepulcro. Era una cueva cuya entrada estaba
tapada con una piedra. Jesús dijo: «Quitad la piedra». Díjole Marta: «Señor,
ya hiede, pues lleva cuatro días». Jesús le dijo: «¿No te he dicho que si
creyeres verás la gloria de Dios?» Quitaron la piedra y Jesús alzó los ojos
al Cielo y habló al Padre. Luego gritó con voz fuerte: «Lázaro, sal fuera»
Saltó Lázaro, que había estado muerto, ligado con fajas de pies y manos y el
rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: «Soltadle y dejadle ir».
Por Gabriel Marañón Baigorrí
Sugerencias metodológicas:
Objetivo:
Creer y comprender la resurrección de los muertos. El Magisterio de la Iglesia ha
repetido que resucitaremos con el mismo cuerpo, el que tuvimos durante nuestro
paso por la tierra, en esta carne en que vivimos, subsistimos y nos movemos. Actividades: 1. Los alumnos van leyendo un párrafo cada uno. El profesor explica el Contenido. 2. Por equipos contestan a estas preguntas: a) ¿Cómo se llamaban los amigos de Jesús? b) ¿Por qué Jesús no acudió rápido a casa de Lázaro? c) ¿Qué se habla de la resurrección del último día? d) ¿Por qué lloró Jesús? e) ¿Cómo resucitó Jesús a Lázaro? 3. Los
secretarios de los equipos leen sus respuestas. Reproducido con autorización de: www.encuentra.com |
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