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Uno de los fenómenos más interesantes del planeta son las estaciones. Estas influyen en el ambiente de tal manera que la vida en la tierra no sería lo mismo sin ellas. ¿Te has preguntado alguna vez el porqué de este interesante fenómeno? Si te interesa saber por qué existen las estaciones, este artículo está hecho para ti.
Empezaremos por aclarar ciertos aspectos:
Un hecho bastante interesante es que el sol no está en el centro de la elipse que describe la órbita, sino que está ubicado en un punto especial llamado foco. En la siguiente figura se muestran las condiciones mencionadas anteriormente:
Como la órbita la tierra es elíptica, la distancia entre la tierra y el sol no siempre es la misma, en unas ocasiones se encuentra más cerca y en otras más lejos. El punto en que la tierra está más cerca al sol es llamado perihelio y el punto en que está más lejos es denominado afelio. Muchas personas creen que esta variación en la distancia de la tierra al sol es la causa de las estaciones pero esto no es correcto. Aunque la órbita de la tierra sí es elíptica, esta es muy parecida a un círculo. Por esta razón la variación de la distancia al sol en las distintas épocas del año no afecta la temperatura del planeta significativamente.
Ahora bien, si el eje de la tierra no estuviera inclinado, como en la animación de abajo, cada punto de la superficie terrestre recibiría la misma cantidad de luz durante el día en todas las épocas del año. Fíjate en las zonas del norte, también conocidas como septentrionales, comparadas con las del sur, o meridionales, cada una de ellas recibe luz del sol durante 12 horas, y esta condición no cambia.
Pero el eje de la tierra tiene una inclinación aproximada de 23 grados como lo muestra la siguiente animación. Las zonas meridionales o del sur, reciben más luz porque la inclinación de la tierra hace que los días allí sean más largos. Fíjate en el polo sur, verás que en estas condiciones ni siquiera anochece, mientras que el polo norte se sumerge en la oscuridad.
Esta diferencia de duración de los días es claramente más notoria cerca a los polos, en las regiones ecuatoriales, aquellas ubicadas cerca del centro de la tierra, solo se percibe que en algunas épocas del año los días son un poco más cortos o largos.
Esta mayor exposición a los rayos del sol hace que la temperatura aumente, mientras que la mayor duración de las noches hace que la temperatura descienda, ocasionando temporadas más frías. La época del año que tiene días más largos es verano, y la que tiene días más cortos es invierno. Cuando la tierra se encuentra al otro lado de su recorrido alrededor del sol, los papeles se invierten: en las regiones donde había días largos habrá días cortos, y donde había días cortos habrá ahora días largos. En la siguiente figura se muestra el recorrido que hace la tierra a lo largo del año alrededor del sol:
En su recorrido, la tierra pasa por dos puntos especiales en los cuales los días y las noches tienen la misma duración, cada uno de estos momentos es llamado equinoccio, que quiere decir noche igual. Estos tienen lugar entre el 20 o 21 de marzo, y el 22 o 23 de septiembre. Los días en que el día y la noche son más largos son llamados solsticios de verano e invierno respectivamente.
Te habrás dado cuenta que mientras en la mitad norte del planeta los días son más largos en la mitad sur son más cortos, esto explica por qué cuando en el norte es verano, en el sur es invierno y viceversa. Este fenómeno también explica por qué en las regiones más cercanas al ecuador no se perciben las cuatro estaciones, pues en dichas regiones la diferencia de duración entre los días y las noches, a lo largo del año, es casi imperceptible.
Como podrás notar, la inclinación de 23 grados que tiene el eje de rotación de la tierra tiene unas consecuencias sorprendentes. Cambios en el clima que generan variedad de paisajes y especies. A su vez estos cambios transforman el comportamiento de los ríos, los animales, las plantas y de nuestras costumbres.
No dejan de sorprender las maneras que tiene el cosmos para renovarse, reinventarse y generar vida, diversidad y cambio constante. Tal vez podamos interiorizar las lecciones que nos brinda la naturaleza y sigamos su ejemplo:
“No hay inteligencia allí donde no hay cambio ni necesidad de cambio”.
H. G. Wells.
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