En algún momento, las acciones de los demás podrían lastimarte. Si un hombre te ha lastimado, tal vez te cueste decirle cómo te sientes. Puedes hacerlo pensando por un tiempo en el acontecimiento perturbador y decidiendo cómo expresarte. Luego, planea conversar con él. Después, sigue algunas estrategias fundamentales para seguir adelante y disminuir las probabilidades de que te lastimen más adelante.

Método 1
Método 1 de 3:
Determinar cómo proceder

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    Pasa un poco de tiempo tratando de comprender tus sentimientos. Antes de apresurarte a enfrentarte al hombre que te lastimó, considera la situación y tus sentimientos al respecto. ¿Algo así ha sucedido anteriormente? ¿Quizás estés exagerando? Reflexiona por un tiempo acerca de la situación y tus sentimientos.
    • Esto podría funcionar mejor si escribes en un diario o realizas un ejercicio de escritura libre. Configura el temporizador por 10 minutos y anota todo lo que se te venga a la mente con respecto a la situación.
    • Si bien es ingenioso que esperes hasta que tengas tus emociones bajo control, no lo hagas demasiado, de forma que la otra persona no se olvide de la situación ofensiva.[1]
    • Si escribes en un diario con frecuencia, puedes detectar los patrones problemáticos de la relación.
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    Considera su punto de vista. Tómate un poco de tiempo para pensar en el punto de vista del hombre y en las razones por las que haya hecho lo que hizo. A veces, los demás podrían lastimarte adrede y otras veces únicamente por casualidad. También podrían verse afectados por otros acontecimientos estresantes en sus vidas. Por lo tanto, tómate un momento para pensar en cualquier cosa relevante con lo que esté lidiando ese hombre.[2]
    • Considerar su punto de vista no justifica su comportamiento. Simplemente podría ayudarte a comprender mejor la situación.
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    Atiende tus necesidades emocionales. Si te sientes lastimada ahora, tómate el tiempo de abordar esa herida primero. Si lo haces, parecerás calmada y lúcida durante la interacción. Por lo tanto, practica el autocuidado.[3]
    • Esto podría implicar tomar un baño relajante, comer alimentos nutritivos, escribir en un diario, pasar tiempo con tus amigos o simplemente relajarte en tu sofá una noche.
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    Recibe una segunda (y tercera) opinión. Una vez que te hayas distanciado un poco de la experiencia dolorosa busca las opiniones de amigos de confianza o seres queridos. Cuéntales lo que sucedió. Luego, escucha sus comentarios.[4]
    • ¿Cómo ven la situación? ¿Reaccionarían de una forma similar? Ellos podrían ayudarte a confirmar que te han tratado mal o ver la situación desde una nueva perspectiva.
    • Recibe la opinión de las personas que no sean demasiado parciales a favor o en contra de la persona que te lastimó.
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    Ten expectativas razonables con respecto a su reacción. Piensa en cómo reaccionará esta persona cuando le digas que te lastimó. Podrías utilizar situaciones previas para determinar lo que es más probable que suceda.[5]
    • Por ejemplo, ¿generalmente se hace la víctima o niega que te ha lastimado? ¿Te pide disculpas, pero sin sinceridad? Usa lo que sabes para establecer expectativas razonables sobre la confrontación inminente.
    • También puede ser útil pensar en lo que esperas obtener de la confrontación. La forma en que abordes la conversación podría cambiar si buscas una disculpa o un cambio en el comportamiento. Establece expectativas razonables con respecto al resultado deseado.
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    Determina si vale la pena el esfuerzo. Considera lo que esperas obtener de la interacción y luego compáralo con la forma en que esperas que esa persona reaccione. ¿Satisfarás tus necesidades haciéndole frente? ¿Vale la pena que te esfuerces en compartir tus sentimientos, pero que sean menoscabados?
    • La posibilidad de que valga la pena el esfuerzo probablemente dependa de la importancia de la relación para ti. Si la persona que te lastimó es tu cónyuge, amigo o pariente, podría ser imposible esconder la situación bajo la alfombra. Si es un conocido, simplemente podrías distanciarte de él más adelante en lugar de hacerle frente.[6]

Método 2
Método 2 de 3:
Entablar la conversación

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    Elabora una lista. Escribe en una lista las cosas de las que quieres hablar. Indica cómo te lastimó, así como ejemplos específicos. Cuando estás en medio de una discusión o llena de adrenalina por la ansiedad de la conversación, puede ser difícil recordar todo, desviarte o distraerte. Una lista puede servirte de ayuda.
    • También puede ser útil decirle lo que necesitas o quieres para seguir adelante.
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    Practica de antemano. Ensaya con anticipación lo que vas a decir. Podrías anotarlo y leerlo en voz alta frente a un espejo. También podrías pedirle al amigo que te dio su opinión que practique un diálogo contigo.[7]
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    Sé honesta y directa. Cuando le hagas frente, hazlo directamente y con honestidad. No endulces tus palabras ni disminuyas la verdad de cómo te hizo sentir. Además, no es necesario que antes con rodeos: ve directo al meollo del asunto.
    • Por ejemplo, podrías decir “Me sentí muy lastimada cuando te olvidaste de mi cumpleaños la semana pasada. Me hizo sentir insignificante para ti”.
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    Mantén un tono uniforme y cortés. No querrás parecer muy sensible o trágica. Si suenas así, será más difícil que te tomen en serio. Por el contrario, mantén la calma y la conversación fluirá con mucha más facilidad.[8]
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    Usa oraciones en primera persona. Para tener un diálogo eficaz con la otra persona, querrás evitar que se ponga a la defensiva. Puedes tratar de hacerlo modificando tus palabras de modo que te permitan compartir lo que sientes, sin reprender a la otra persona. Las oraciones en primera persona pueden ayudarte a hacerlo.[9]
    • Las oraciones en primera persona te permiten responsabilizarte de tus sentimientos: “Me sentí muy lastimada cuando te olvidaste de mi cumpleaños la semana pasada”.
    • Por otro lado, las oraciones en segunda persona aumentan las probabilidades de que la otra persona se sienta atacada: “¡No te importo! ¡Te olvidaste de mi cumpleaños!”.
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    Usa ejemplos específicos. No hagas generalizaciones amplias sobre las cosas que hace para lastimarte. Es difícil que los demás lo comprendan, especialmente cuando se sienten lastimados. Más bien, usa ejemplos específicos.
    • Por ejemplo, evita frases como “Siempre me dejas lidiar con los problemas difíciles” y más bien di “Me sentí molesta cuando me dejaste lidiar con Bob esta mañana. También lo hiciste la semana pasada”.
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    Dale la oportunidad de responderte. Una vez que le hayas expresado cómo te sientes con respecto a la situación, dale la oportunidad de responderte. Deja que explique su punto de vista por completo, aunque no estés de acuerdo.[10]
    • Escúchalo atentamente, tratando de comprender completamente lo que diga. Lo que diga en este momento te ofrecerá una gran perspectiva sobre cómo querrás seguir adelante.
    • Por ejemplo, podría pedirte disculpas y preguntarte cómo puede mejorar su comportamiento más adelante. Por otro lado, podría defenderse, mencionar una agenda apretada o estrés como las razones por las que se olvidó de tu cumpleaños.
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    Pídele que repare el daño. Si te gustaría seguir la relación, podrías expresarle que deseas que cambie. Dile, con la mayor cantidad de detalles posible, cómo puede resolver la situación y lo que necesitas que haga para seguir adelante.[11]
    • Por ejemplo, podrías decir “Las ocasiones especiales son importantes para mí y me gustaría que lo respetes. Más adelante, me gustaría que registraras los cumpleaños y aniversarios en el calendario, para que no los olvides”.
    • Esto funciona mejor que solo quejarte por tus sentimientos. Por el contrario, ten ejemplos de lo que quieres decirle y de la forma en que puede proceder.

Método 3
Método 3 de 3:
Seguir adelante

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    Reconoce tu rol en la situación. Una buena estrategia para cualquier tipo de conflicto o daño es identificar maneras en que tu propio comportamiento podría cambiar más adelante para evitar una situación similar. Recuerda la situación y determina si hubo algo que podrías haber hecho diferente para suavizar el resultado.[12]
    • Por ejemplo, si un hombre te lastimó porque no te dijo que tenía otra relación, podrías haber cambiado el resultado preguntando información de antemano y no suponiéndola (especialmente dado que las relaciones abiertas se están volviendo más comunes).
    • Más adelante, podrías aclararlo con tu futura pareja preguntándole “¿Eres soltero?” o “¿Hay alguna otra persona?”.
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    Establece límites personales. Si estás con otras personas, seguro que alguien te lastimará. Sin embargo, puedes disminuir la herida estableciendo e impulsando límites personales adecuados. Los límites pueden describirse como restricciones, es decir, cosas que no te parecen bien.[13]
    • Piensa en una lista de límites personales y asegúrate de compartirlos con otras personas en tu vida.
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    Defiende tu verdad sin sentirte culpable. Niégate a sentirte mal o a pedir disculpas por tratar de que tus necesidades se satisfagan o por establecer límites en tus relaciones. Algunas personas podrían sentirse ofendidas o sorprendidas por decirles que te lastiman y sobrepasan tus límites.[14]
    • Si esto sucede, no te sientas culpables y no dejes que eso te detenga. Mereces defenderte a ti y a tu bienestar emocional.
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    Déjalo ir si se niega a respetarte. Si se niega a reconocer que te lastimó o si sigue sobrepasando los límites, es probable que te convenga más tomar un poco de distancia. Explícale claramente que si no puede tratarte con respeto, ya no puede quedarse en tu vida.
    • Este puede ser un paso muy difícil de seguir, pero debes seguirlo para reforzar tus límites y mantener tu respeto personal.
    • Habla con un consejero si te cuesta dejar ir a alguien que no respeta tus límites.

Acerca de este wikiHow

Trudi Griffin, LPC, MS
Coescrito por:
Consejera profesional
Este artículo fue coescrito por Trudi Griffin, LPC, MS. Trudi Griffin es un consejero profesional con licencia en Wisconsin especializado en adicciones y salud mental. Brinda terapia a las personas que luchan contra las adicciones, la salud mental y los traumas en entornos de salud comunitaria y práctica privada. Recibió su maestría en Consejería Clínica de Salud Mental en la Universidad Marquette en 2011. Este artículo ha sido visto 161 274 veces.