En teoría, los padres deben ser una fuente de seguridad, sabiduría y felicidad para los hijos. Sin embargo, a veces esta relación puede verse contaminada por el enojo y las discordias. Quizás alguno de tus padres te ha lastimado en cierto punto y no sepas cómo expresárselo. De todas formas, es importante que sepas que puedes manifestar tus emociones de manera tranquila y saludable. Para ello, comprende tus sentimientos, conversa con ellos y sigue adelante. Lo importante es que conserves la calma y crees buenas expectativas hacia el futuro.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Comprender tus sentimientos

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    Conserva la calma. Al sentir que alguno de tus padres te ha perjudicado de alguna forma, quizás te sientas tentado a reaccionar con ira. Por ejemplo, si tu progenitor te ha prohibido usar el celular o el coche, quizás te enojes mucho con él. Al estar frustrado o muy irritado, quizás digas cosas que podrías lamentar. Aléjate de la situación o conversación que te esté afectando para respirar profundo y lograr calmarte.
    • Respira profundamente; inhala por la nariz y exhala por la boca.
    • Dile: “¿Te molestaría que me tome 5 minutos para organizar mis ideas?”.
    • Los momentos de tranquilidad suelen proporcionar una mayor claridad.
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    Escribe tus pensamientos en un diario. Es posible que tus sentimientos sean caóticos mientras estés enojado. Escribir tus emociones en un diario es una excelente herramienta para procesar tus pensamientos, conservar la calma y comenzar a reflexionar acerca de lo que quieres decirles. Toma un cuaderno y escribe exactamente lo que estés pensando y sintiendo.
    • Si te sientes creativo, puede ser útil escribir un poema o una canción.
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    Determina el origen de tus sentimientos. En ocasiones, es posible que te enojes con la persona incorrecta debido a otras circunstancias estresantes que estén fuera de tu control. Por ejemplo, quizás te han hostigado en la escuela todo el día y, cuando por fin llegas a tu casa, tu madre te pide que ordenes tu habitación. Por más odio que sientas por lo que te ha sucedido en la escuela, no debes descargar tu ira con una persona inocente.[1]
    • Reflexiona también acerca de las actitudes y los comentarios de tus padres que puedan haber generado estos sentimientos negativos en ti. Esas emociones no surgen de la noche a la mañana, sino que se construyen con el paso del tiempo.
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    Evalúa si el “odio” es la definición más apropiada. Después de reflexionar acerca de las circunstancias, quizás llegues a la conclusión de que el odio no es exactamente la palabra que define tus sentimientos y que lo que realmente sientes es apenas un enojo momentáneo. En otros casos, el odio puede ser comprensible y justificado, como en aquellos casos en los que una persona ha sufrido abusos o negligencia por parte de sus progenitores durante años. En estos casos, sentir odio es totalmente comprensible.[2]
    • Sin embargo, si te han castigado por haberte metido en problemas en la escuela, su actitud no justifica que sientas odio.
    • Ten en cuenta que no podrás deshacer lo dicho. Pregúntate: ¿decirles que los odias te hará sentir mejor o realmente describe lo que sientes por ellos?
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    Considera su perspectiva. Evalúa las circunstancias que te han llevado a odiarlos y considera por qué han actuado de esa forma. Quizás tengan algún problema psicológico o hayan sido víctimas de abuso. Si bien esto no justifica sus comportamientos, la situación será mucho más comprensible.
    • Rompe los patrones familiares negativos a través de una comunicación abierta y sincera.
    • En ocasiones, la empatía puede ayudar a disipar el odio que puedas sentir.
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    Habla con tus amigos o hermanos. Antes de decirles que los odias, conversa con familiares o personas de confianza. Quizás un amigo haya atravesado alguna situación similar. En este caso, desahógate con él. Tus hermanos también podrían estar pasando por algo similar o podrían brindarte buenos consejos para seguir adelante.[3]
    • Puedes decir: “¿Recuerdas cuando tú y papá solían pelearse todo el tiempo? ¿Qué ha hecho que la situación cambie?”.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Hablar con tu progenitor

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    Habla en privado. Cuando decidas conversar con tu progenitor, asegúrate de hacerlo de manera discreta. No hables en un lugar muy concurrido o en la presencia de otras personas que no estén al tanto de la situación. En cambio, reserva un momento para hablar con él en un lugar tranquilo y privado.
    • Puedes decir: “Oye, mamá, ¿podemos hablar esta noche acerca de algo? Quizás podemos salir a caminar por el parque”.
    • Si sientes que puedes sufrir alguna agresión física durante la conversación, habla por teléfono o en presencia de otro adulto de confianza.
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    No hables cuando estés enojado. El odio generalmente proviene de un profundo dolor o enojo. Sin embargo, es importante que controles tus sentimientos durante la conversación. Antes de comenzar a hablar, medita, reza o respira profundo hasta estar lo más tranquilo posible. Conversa con tu progenitor con honestidad y no con ira o rencor.
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    Exprésale tus sentimientos. Cuando llegue el momento, comienza la conversación de la manera más tranquila y calma posible. No grites ni lo ofendas. Sé sincero y abierto. Intenta exponerle todo lo que piensas y sientes acerca de él.[4]
    • Por ejemplo, puedes decirle: “He estado pensando mucho en esto últimamente. Por la relación que nos une, creo que las cosas no deberían ser así. Por todo lo que ha sucedido y las cosas que me has hecho, te odio”.
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    Evita ponerte a la defensiva. Resiste la tentación de defenderte cuando tu progenitor comience a expresar su perspectiva. Recuerda que esta es una conversación, no un juicio. Evita repetir lo mismo una y otra vez. Esto solo desacreditará y desvalorizará tus palabras.[5]
    • Por ejemplo, si tu progenitor te dice: “Bueno, eres muy desagradecido”, no intentes razonar con él. En cambio, puedes decirle: “Entiendo lo que dices y pensaré al respecto. Sin embargo, eso no cambia mis sentimientos”.
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    Escucha. Si bien no debes ponerte a la defensiva, es importante que escuches a tu progenitor. Este es un momento para que ambos puedan expresar sus sentimientos. Conocer las situaciones o circunstancias que lo han llevado a tomar ciertas actitudes podría ayudarte a minimizar tu odio. Permite que hable sin interrumpirlo. Evita preparar una respuesta en tu cabeza mientras esté hablando.
    • Su explicación podría proporcionarte la claridad que necesitas para seguir adelante.
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    Busca la ayuda de los demás. Si te sientes amenazado por tu progenitor o simplemente necesitas apoyo durante la conversación, pídele a alguna persona de tu confianza que esté presente durante la charla. Asegúrate de que esta persona no esté completamente en contra de tu progenitor, dado que podría sentirse atacado. Dile que permanezca callada y que opine solo cuando sea necesario.[6]
    • La presencia de un adulto puede evitar que la conversación se torne violenta.
    • Esta persona también podría proporcionarles consejos y guiar la conversación de manera positiva.
    • Pídeles ayuda a tu padre, madre, abuelo, tío o tía.
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    Escribe una carta. Si sientes que puedes expresarte mejor a través de una carta o no crees que tu progenitor te escuche en persona, escríbele una carta para decirle cómo te sientes. Déjala en un lugar donde pueda encontrarla y que no esté al alcance de terceros.
    • Para comenzar, puedes escribir: “He querido hablar acerca de este tema contigo durante un tiempo, pero realmente me cuesta hacerlo en persona. Por lo tanto, preferí escribirte una carta”.
    • Escribe la carta en una computadora para poder editarla fácilmente.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Seguir adelante

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    Intenta estar solo. Después de expresar tu odio, ambos necesitarán un poco de espacio para procesar la situación. Cuando la conversación llegue a su fin, puedes sugerirle evitar las interacciones durante algunos días u horas. Sal a caminar, mira un programa de televisión o lee un buen libro para distraerte y aliviar el cansancio mental.
    • Puedes decirle: “Ambos hemos podido expresar nuestros sentimientos. Ha sido una conversación muy difícil y creo que lo mejor para los dos sería mantener un poco de distancia durante un tiempo”.
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    Evita las peleas. Durante esta etapa de distancia e incluso después, evita pelear con tu progenitor. No lo molestes ni lo atormentes. Tampoco lo critiques ni lo ofendas. Recuerda que lo importante ahora es mantener la paz en la casa y en la relación. Si uno de los dos atenta contra esta paz, puedes restablecerla al controlar y moderar tus respuestas. Haz todo lo que esté a tu alcance para evitar las peleas y las discusiones.
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    Cumple con tus responsabilidades. Una manera de evitar las discusiones futuras es al conservar tus promesas y responsabilidades. Si se supone que debes hacer la tarea todos los días antes de la cena, entonces asegúrate de hacerlo. Si tienes que cuidar a tu hermano o lavar el piso de la cocina, hazlo sin que tenga que pedírtelo. Al cumplir con tus responsabilidades, podrás mantener la armonía en la casa.
    • Recuerda que no puedes controlar a los demás; solo puedes controlarte a ti mismo.
    • No intentes vengarte de tus padres al no cumplir con los quehaceres.
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    Saca una cita con un terapeuta. Si la relación tiene arreglo (¡la mayoría lo tiene!), considera la posibilidad de hacer terapia familiar. Los profesionales están capacitados para recuperar la armonía en la relación y para proporcionar mejores técnicas de comunicación. Si quieres hacer terapia individual, esta también es una excelente opción. El terapeuta te guiará para comprender el problema y para mejorar la situación.
    • Por ejemplo, puedes decirle: “Oye, papá. Realmente me gustaría que pudiéramos hacer terapia juntos para resolver nuestros problemas. Ya no quiero odiarte”.
    • Si estás en edad escolar, también puedes hablar con un orientador o consejero académicos.
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    Perdona a tu progenitor. Quizás tu padre te ha dicho algo horrible, algo que no puedas olvidar. Recuerda que perdonar no implica tener una relación con él. El perdón es un regalo para ti, y es una elección. Aferrarte al odio solo te impedirá ser feliz.[7]
    • No es necesario que olvides lo que ha hecho, sino que intentes dejar atrás las heridas.
    • Reza y medita para perdonar a tu progenitor. Habla con un amigo para poder liberar tus emociones.
    • También puedes escribir lo que tu progenitor te haya hecho y después quemar la hoja o tirarla como una forma simbólica de dejar el dolor atrás.
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Consejos

  • “Odiar” es una palabra muy fuerte. No la utilices a menos que estés seguro de que puedes lidiar con las consecuencias. Recuerda que estar enojado o molesto con tus padres no es lo mismo que odiarlos. El odio implica una ausencia total de amor y de esperanzas de progreso en la relación.
  • Si tu progenitor comienza a gritarte, conserva la calma y escucha lo que quiera decirte.
  • Antes de tomar cualquier decisión, conversa con un familiar o un amigo de confianza. Quizás ellos puedan proporcionarte un consejo más maduro.
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Advertencias

  • Si ocurriera algún tipo de violencia o situación incómoda, busca la ayuda de un familiar o un amigo cercano.
  • Ten en cuenta que esta situación tampoco es fácil para tus padres. Intenta mantener la calma y lidiar con la situación de la manera más considerada posible.
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Acerca de este wikiHow

Seth Hall
Coescrito por:
Coach de vida
Este artículo fue coescrito por Seth Hall. Seth Hall es coach de vida y el fundador de Transformational Solutions, una empresa de coaching de vida en Los Ángeles. Seth se especializa en trabajar con grupos y personas para ayudarles a desarrollar hábitos y conductas saludables que los lleven a tener un estilo de vida próspero. También es coautor de The Mountain Method: Children’s Edition. Además, es profesional certificado en programación neurolingüística a través del iNLP Center. Este artículo ha sido visto 11 332 veces.
Categorías: Tú y tus padres
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