Los ladrillos rústicos pueden agregar una sensación de carácter atemporal a cualquier habitación de la casa. Si tus paredes de yeso opaco están reforzadas con hileras de ladrillos cálidos y colocados a mano (como es común en las casas más antiguas), puedes descubrirlas para restaurar su antigua belleza. Todo lo que necesitas son algunas herramientas básicas, un poco de preparación y mucha paciencia. Antes de comenzar, debes tener en cuenta que exponer ladrillos podría acarrear consecuencias indeseables, incluido un daño estructural grave. Por esta razón, primero debes probar el ladrillo en una sección desapercibida de la pared y llamar a un profesional si dudas de tu capacidad para realizar bien este trabajo.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Proteger tu cuerpo y la casa

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    Examina el estado del ladrillo que deseas exponer antes de comenzar. Utiliza la punta de un cincel o un cuchillo para raspar un pequeño pedazo de yeso en un área alejada de la pared. Si el ladrillo en la parte inferior está intacto y aún presenta su color original, puedes proceder con confianza. Si se desmorona o se rompe después de tocarlo, o luce agrietado o poroso, es probable que lo mejor sea dejarlo tal y como está.[1]
    • Si tratas de exponer el ladrillo deteriorado, solo lo dañarás aún más. Si no tienes cuidado, podrías arruinar el aspecto del ladrillo o incluso poner en riesgo la estabilidad de la pared.
    • Es necesario exponer una parte del ladrillo para verificar si vale la pena proceder con el resto. El ladrillo no siempre se conserva en buen estado mientras envejece, incluso si está sellado debajo de otro material de acabado.[2]
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    Cubre el piso debajo de la pared con láminas de plástico. Al preparar la superficie para la restauración, comienza por retirar los muebles, accesorios o pertenencias personales cerca del área en la que vas a trabajar. Luego, extiende una o más láminas de plástico sobre el piso para cubrir el mayor espacio posible. Utiliza cinta de enmascarar para asegurar los bordes del plástico al piso en la base de la pared.[3]
    • El uso de un cincel en una pared de yeso puede generar una cantidad considerable de polvo y escombros. Debes tomarte unos minutos para crear un amortiguador de protección para ahorrar mucho tiempo y energía que de otro modo podrías aprovechar para realizar una limpieza profunda más adelante.
    • También puede ser una buena idea que cierres los conductos de ventilación y las puertas cerca del área de trabajo para limitar la cantidad de polvo que ingresa a otras partes de la casa.[4]

    Consejo: mantén las ventanas descubiertas y abiertas para proporcionar la ventilación necesaria. Si lo deseas, incluso puedes colocar un ventilador de caja sobre el alféizar para succionar el exceso de polvo que queda en el aire.

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    Equípate con un respirador, unas gafas y un par de guantes de trabajo. Es importante que utilices un respirador que realmente filtre el aire para evitar que el polvo ingrese en tus pulmones. Una mascarilla ordinaria no será suficiente para este proyecto. Dado que es probable que este proyecto te tome varias horas, debes utilizar unos guantes gruesos y duraderos para mantener las manos cómodas mientras trabajas sobre el yeso.[5]
    • Planea usar una muda de ropa vieja que no te importe echar a perder. Es probable que nunca logres eliminar todo el polvo una vez que hayas terminado.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Eliminar el yeso de forma segura y eficiente

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    Utiliza un martillo y un cincel de mampostería para romper la mayor parte del yeso. Comienza en el lugar que probaste anteriormente y coloca la punta del cincel contra la pared en ángulo descendente. Golpea el extremo posterior con el martillo para clavar la cuchilla en el yeso y separarlo del ladrillo. Continúa cincelando una sección a la vez, avanzando hacia adentro desde los bordes.[6]
    • Otra alternativa puede ser ocuparte de la fase de demolición con solo una palanca si no cuentas con un cincel de mampostería adecuado. Utiliza el extremo redondeado para romper y el extremo puntiagudo para palanquear.
    • No hay necesidad de que seas delicado en este punto, pero tampoco te entusiasmes en exceso. La idea es utilizar la fuerza suficiente para aflojar el yeso sin dañar el ladrillo subyacente.[7]

    Consejo: la exposición del ladrillo constituye un trabajo lento y difícil, sin importar las herramientas que utilices. Ten paciencia y tratar de mantener el ritmo lo mejor que puedas. Es probable que sea mejor abordar este tipo de proyectos en el transcurso de un fin de semana en lugar de intentar hacerlo todo de una vez.

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    Separa las secciones aferradas con una palanca o una espátula. Si tienes suerte, saldrán pedazos grandes de yeso con cada golpe del cincel. De lo contrario, tendrás que esforzarte un poco más. Coloca la punta de la palanca o la espátula debajo del borde exterior de las secciones difíciles y jala con fuerza para separarlas de la pared.[8]
    • Es más probable que extraigas el yeso en láminas anchas con trazos lentos y controlados que con rápidos y entrecortados.
    • Coloca algunos baldes o tinas de plástico grandes para atrapar el yeso cuando se separe de la pared.[9]
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    Pasa un cepillo de alambre sobre la pared descubierta. Una vez que hayas separado con éxito el yeso, debes restregar toda la superficie, aplicando una presión moderada con el cepillo. De esta manera, aflojarás cualquier resto que sea demasiado pequeño como para alcanzarlo con la palanca o la espátula. Debes trabajar de arriba abajo para evitar esparcir más polvo sobre las secciones que acabas de cepillar.[10]
    • Si notas que el cepillo de alambre deja rayones sobre el ladrillo, una solución es pulirlos con un taladro eléctrico equipado con una broca de cepillo de alambre. A diferencia del cepillo manual, la broca gira de forma circular, borrando las líneas y los rayones visibles.[11]
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Limpiar y sellar el ladrillo

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    Aplica una solución jabonosa suave a la pared y deja que se asiente durante 10 minutos. Combina agua, detergente lavavajillas y sal en partes iguales en un recipiente espacioso y revuelve hasta formar una pasta delgada. Utiliza un paño limpio o una esponja para distribuir esta pasta en cada parte expuesta de la pared por secciones. Luego, deja que penetre en el ladrillo durante al menos 10 minutos.[12]
    • La cantidad exacta que debes mezclar dependerá del tamaño de la pared que vas a limpiar. Es probable que sea necesario preparar varias tandas de solución si vas a limpiar una pared completa.
    • A medida que la solución se asienta sobre el ladrillo, la sal desgastará de forma gradual las pequeñas partículas de yeso restantes, mientras que el detergente lavará la suciedad incrustada y el aceite.
    • Esta solución también es perfecta para realizar limpiezas regulares una vez que el ladrillo quede totalmente expuesto y sellado.
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    Limpia toda la pared con un paño húmedo o una esponja. Sumerge el paño o la esponja en un recipiente con agua limpia y tibia y utilízalo para eliminar la solución de jabón, junto con el polvo y los desechos que se acumulen. Pasa el paño a lo largo con movimientos suaves de ida y vuelta o circulares, comenzando con la sección superior de la pared. Continúa enjuagando hasta que el ladrillo quede completamente libre de residuos jabonosos.[13]
    • Exprime el paño o la esponja con frecuencia, y cambiar el agua en el recipiente en cuanto se vuelva tan turbio que ya no logres ver el fondo.
    • Otras opciones para limpiar ladrillos expuestos incluyen el arenado y la aplicación de ácido muriático. Sin embargo, debes tener en cuenta que estos métodos son mucho menos suaves que una solución de jabón casero y, por lo tanto, tienes más probabilidades de dañar el ladrillo que se vuelve frágil con el paso del tiempo.[14]
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    Aplica de 1 a 2 capas de sellador para proteger el ladrillo expuesto. Debes aplicar sellador para ladrillo de la forma en que lo harías con pintura ordinaria, con el objetivo de lograr una cobertura completa y uniforme. Deja que la primera capa se seque durante 2 a 3 horas o hasta que ya no se sienta pegajosa al tacto. Luego, aplica una capa complementaria. Deja que esta capa final se cure durante al menos 1 semana antes de decorar, pintar o interferir con el ladrillo expuesto.[15]
    • Escoge un sellador 100 % acrílico que sea resistente a la suciedad, el agua y los rayones. Asegúrate de que el sellador que consigas ofrezca un acabado mate. No deseas cubrir el ladrillo por accidente con un brillo excesivo.
    • Un buen sellador protegerá los ladrillos del deterioro como resultado de la exposición al aire y la humedad. Este detalle es especialmente importante si el ladrillo tiene más de unos cuantos años de antigüedad.[16]

    Consejo: una brocha de cerdas suaves o un rodillo con una mecha de al menos 2 a 3,2 cm (¾ a 1,24 pulgadas) facilitará el paso del sellador por las grietas, las hendiduras y los poros del ladrillo rugoso.

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Consejos

  • Si descubres algún cableado oculto o artefactos eléctricos detrás del yeso de la pared, debes detenerte y ponerte en contacto con un contratista calificado. Este especialista logrará limpiar estas áreas sin dañar ningún componente eléctrico importante.
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Advertencias

  • Mantente alejado de cinceles eléctricos y herramientas de demolición similares. Es probable que parezcan más eficientes, pero en realidad te ofrecerán menos control y aumentarán las probabilidades de dañar el ladrillo que estás tratando de restaurar.
  • Ten en cuenta que la decisión de exponer ladrillos en una de las paredes interiores de la casa constituye proceso un poco arriesgado. Podrías darle a la casa un aire de confort y estilo clásico, o exponer una capa de ladrillo muy deteriorado que necesita ser reemplazado de inmediato. De cualquier manera, no tendrás más remedio que conformarte con los resultados.
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Cosas que necesitarás

  • un respirador
  • gafas de seguridad
  • guantes
  • láminas de plástico
  • cinta de enmascarar
  • un cincel de albañilería
  • una espátula o una palanca
  • un cepillo de alambre
  • agua
  • un detergente lavavajillas suave
  • sal
  • un paño o una esponja
  • sellador para ladrillos con acabado mate 100 % acrílico
  • una brocha de cerdas suaves o un rodillo de felpa
  • tinas o baldes de plástico grandes
  • un recipiente pequeño para mezclar
  • un ventilador de caja (opcional)
  • un taladro eléctrico con una broca con cepillo de alambre (opcional)
  • una lijadora de chorro de arena o ácido muriático (opcional)

Acerca de este wikiHow

Personal de wikiHow
Coescrito por:
wikiHow Staff Writer
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