Es un día de escuela, pero tienes ganas de quedarte en casa para descansar y relajarte un poco. Fingir una enfermedad es una técnica popular, pero correrás el riesgo de que te obliguen a ir al doctor si no lo haces bien. Hay un truco al fingir una enfermedad, el cual te dará exactamente lo que quieres si lo haces bien. Si puedes salirte con la tuya, ¡podrás descansar en cama sin tener que preocuparte por recibir una nota del doctor!

Parte 1
Parte 1 de 4:
Alistar la situación

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    Elige la enfermedad adecuada. Si quieres quedarte en casa, pero evitar un viaje al doctor, tendrás que elegir una enfermedad que no sea muy grave. Tendrás que fingir una que pueda curarse permaneciendo en casa y evitando el esfuerzo (como ir a la escuela).[1]
    • Un virus estomacal es una buena opción, ya que no podrás ir a clase, pero no será tan grave como para requerir atención médica.
    • Los peores síntomas de un virus estomacal comprenden a la diarrea, los vómitos y los cólicos.[2]
    • La fiebre también funcionará, ya que es una buena excusa para quedarte en casa y solo requerirá un poco de descanso y relajación.
    • Los signos y los síntomas de la fiebre podrían incluir a la sudoración, los escalofríos, los dolores de cabeza y musculares, la pérdida del apetito, la deshidratación y el debilitamiento general.[3]
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    Quéjate sobre la enfermedad. Las personas no suelen enfermarse de un momento a otro, por lo que tendrás que empezar a sentirte mal y decírselo a tus padres el día antes del que te quieras quedar en casa.
    • Diles a tus padres que no te sientes muy bien. Puedes decir algunas frases como las siguientes:
      • “Me duele la cabeza”.
      • “Comí algo raro en el almuerzo de hoy”.
      • “Muchos de mis compañeros han estado enfermos últimamente, ¡espero que no me hayan contagiado algo!”.
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    ¡No exageres cuando finjas! Si quieres quedarte en casa sin ir al doctor, tienes que transmitir que estás enfermo, pero no tanto como para necesitar atención médica.
    • No muestres todos tus síntomas de una sola vez.
    • Fingir que vomitas podría hacer que tus padres se preocupen lo suficiente como para llevarte al doctor, por lo que es mejor que solo finjas los otros dos síntomas. [4]
    • No muestres solo los síntomas que sepas que tus padres por lo general tratan con medicamentos, como un dolor de cabeza.

Parte 2
Parte 2 de 4:
Fingir bien

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    Plantea la idea de que podrías tener que quedarte en casa al día siguiente, pero sin ser muy dramático. En este punto, tan solo estarás empezando a sentirte mal, por lo que tendrás que ser sutil; de lo contrario, correrás el riesgo de que te descubran.
    • El “truco” de tu actuación consiste en revelar tus malestares de manera sutil.
    • Para encontrar el equilibrio adecuado, recuerda lo que haya ocurrido la última vez que hayas empezado a sentirte mal.
    • No uses frases como las siguientes:
      • “Creo que no podré ir a la escuela mañana”.
      • “No me siento lo suficientemente bien como para ir a clases”.
      • “Estoy muy enfermo como para ir a la escuela”.
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    Modifica tu rutina de la tarde. No realices las actividades normales que harías si te sintieras bien, así demostrarás que te sientes un poco mal.
    • Niégate a participar en una de tus actividades favoritas, como mirar una película o jugar un juego de mesa.
    • Luce desinteresado en realizar las cosas que tus padres sepan que por lo general disfrutas.
    • Contribuye poco con las conversaciones, de modo que luzcas muy cansado como para participar.
    • Si tus padres te preguntan si te has estado sintiendo mal, diles que has estado algo raro todo el día.
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    No comas mucho en la mesa. Si tu estómago te duele mucho, lo último que debes hacer es consumir una comida abundante. Si tuvieras fiebre, podrías experimentar la pérdida del apetito, lo que haría que no quieras comer mucho.
    • Pide permiso para ir al baño y no salgas durante 10 minutos, así darás la impresión de que te sientes mal, pero que puedes seguir desempeñándote, y no harás que se preocupen demasiado.
    • Cuando regreses a la mesa, indícales a tus padres que el estómago te duele diciendo algo como lo siguiente:
      • “Lo siento, me tomé mucho tiempo, mi estómago se siente muy raro”.
      • “No sé si pueda terminar la cena, mi estómago no se siente muy bien”.
      • “¿Puedo retirarme? Me duele el estómago y creo que debo recostarme por un momento”.
    • Si es posible, lleva algunos bocadillos a tu dormitorio para comer más tarde, ¡de modo que no sientas mucha hambre por la noche!

Parte 3
Parte 3 de 4:
Dar la impresión de que estás enfermo

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    Finge que estás cansado. En general, ¡las enfermedades agotan mucho al cuerpo! Tu organismo se esfuerza mucho para combatir los virus estomacales y otras afecciones que causan fiebre, así que tendrás que mostrarles a tus padres que tu cuerpo se está esforzando mucho porque estás “muy” enfermo.
    • Algunos síntomas conocidos de la fiebre son los dolores corporales, la fatiga y el debilitamiento muscular. [5]
    • Puedes mostrar que estás cansado al moverte más lento de lo normal, recostarte en el sofá o apoyar tu cabeza en la mesa.
    • Cuando estás cansado, la temperatura de tu cuerpo puede descender un poco y hacer que sientas más frío de lo habitual. Consigue una manta más gruesa que la que usas normalmente y cúbrete cuando estés en el sofá.[6]
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    Finge que tu temperatura aumenta. Si sabes que tus padres querrán tocarte el rostro o usar un termómetro para revisar si tienes fiebre, primero tendrás que elevar la temperatura de tu cuerpo.
    • La fiebre consiste en una temperatura corporal elevada. Tendrás fiebre si tu temperatura aumenta por encima de su rango normal, el cual es 37 °C (98,6 °F). [7]
    • Según la causa de la fiebre, podrían surgir signos adicionales de la misma, como los siguientes:
      • sudoración
      • escalofríos
      • dolor de cabeza
      • dolores musculares
      • pérdida del apetito
      • deshidratación
      • debilitamiento general [8]
    • Si vas a fingir que tu temperatura corporal ha aumentado, tendrás que demostrar que tienes los síntomas de la fiebre y una temperatura corporal superior al promedio.
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    Aumenta tu temperatura corporal. Tu rostro deberá lucir enrojecido y estar caliente al tacto.
    • Colócate un suéter o prendas gruesas para hacer que tu cuerpo empiece a calentarse.
    • Procura que nadie te vea y haz saltos de tijera, elevaciones de rodilla o ejercicios de escalador por un minuto.
    • Si no estás caliente luego de un minuto, repite tu técnica hasta que empieces a sentir calor y sudes.
    • ¡No exageres! No tienes que esforzarte demasiado y correr el riesgo de lesionarte. Ten cuidado y solo haz el ejercicio hasta que te sientas caliente.
    • Quítate la capa adicional de ropa y ve inmediatamente a tus padres para decirles que no te sientes bien. Ellos notarán que estás sudando y, si te tocan la mejilla, sentirán que estás caliente.
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    Haz que tu rostro se enrojezca y que tu cuello esté caliente siempre que sea posible. Si muestras que estás caliente de forma constante, será más probable que tus padres crean que estás enfermo.
    • Pasa un paño por agua caliente y colócatelo en el rostro y el cuello cuando nadie te esté viendo. Asegúrate de que el agua no esté muy caliente, ya que correrás el riesgo de quemarte.
    • Seca el exceso de agua dándote toques suaves con una toalla seca. Deberás lucir caliente y quedar con un poco de agua. Esto te hará lucir como si hubieras sudado.
    • Si no tienes un paño cerca, frótate el rostro con las manos. Esto creará fricción y te calentará el rostro con rapidez, y lo dejará enrojecido.
    • Pide a tus padres que te toquen la cabeza o las mejillas. Luego de calentarte, vuelve a decirles a tus padres que no te sientes bien y deja que te toquen la frente caliente.
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    Burla al termómetro. Si sabes que tus padres querrán medirte la temperatura, tendrás que planear de antemano para hacer que el termómetro se caliente a fin de mostrar que tu temperatura se ha elevado.
    • Frota la punta del termómetro con los dedos. Mientras más rápido muevas los dedos, mayor será la rapidez con la que el termómetro se caliente a la temperatura que deseas.
    • Si tienes una fuente de calor cerca (como una bombilla de luz), coloca el termómetro cerca de ella por unos momentos.
    • Si se trata de un termómetro con mercurio en su interior, también puedes elevar la temperatura remojándolo en agua caliente. Asegúrate de que el agua no esté hirviendo, ya que esto podría hacer que el termómetro de mercurio se reviente. La temperatura del agua deberá ser un poco mayor a la de tu cuerpo, alrededor de 37,5 °C (99,5 °F). [9]

Parte 4
Parte 4 de 4:
Hacer que todo cuente

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    Reúne los implementos. Al igual que los actores, necesitarás accesorios para demostrarles a tus padres que tus síntomas son persistentes y no desaparecen.[10]
    • Oculta una taza con agua cerca de tu cama. La usarás por la noche para convencer a tus padres de que estás sudando.
    • Si tienes un hervidor eléctrico cuya ausencia nadie notará, esto será incluso mejor que una taza con agua. De este modo, podrás mostrar que estás caliente y sudando.
    • Consigue una toalla para el rostro y ocúltala cerca de la cama, junto al agua. Usarás la toalla para aplicarte el agua y para hacer que tu rostro se enrojezca.
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    Programa tu alarma. Despierta durante la noche para mostrar a tus padres que todavía tienes los síntomas.
    • Aproximadamente a las 2:00 a.m. o 3:00 a.m. será un buen momento para despertar.
    • Usa la toalla y el agua que hayas ocultado cerca de tu cama para frotarte el rostro hasta que esté enrojecido.
    • No te lo seques por completo, de modo que todavía esté un poco húmedo y luzca como sudado.
    • Ve a la habitación de tus padres y pídeles que te toquen la cabeza, ya que crees que podrías estar enfermo.
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    ¡No finjas demasiado! Si te quejas de que te sientes muy mal, tus padres podrían considerar seriamente llevarte al doctor.
    • Si se sientan contigo por la noche, espera unos minutos antes de fingir que te duermes.
    • Diles que tienes sed y pide agua.
    • Cúbrete bien con las sábanas para demostrarles que tienes frío.
    • No hables ni te quejes demasiado, ¡deja que tu actuación hable por ti!
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    Quédate en cama hasta tarde por la mañana. Si te quedas en cama, tus padres serán más propensos a pensar que estás cansado y tan solo necesitas dormir. Si creen que necesitas reposo, podrás evitar la escuela y al doctor.
    • Si van a despertarte, frótate el rostro con las manos antes de que entren a tu habitación para que se enrojezca y se caliente.
    • Diles que no has podido dormir mucho.
    • Di que ahora estás incluso más cansado de lo que estabas ayer.
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    No dejes de fingir. Sigue “mostrando” tus síntomas durante el desayuno; de lo contrario, tus padres notarán que no quieres ir a la escuela.
    • Come poco en el desayuno para demostrar que no te sientes bien.
    • Usa un suéter grueso y pide mantas adicionales porque “sientes” mucho frío.
    • Apoya tu cabeza en la mesa para mostrar que estás muy cansado y no tienes interés en nada en este momento.
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    Si has seguido estos pasos de forma minuciosa y tus padres parecen haberte creído, ¡pregúntales si puedes quedarte en casa el resto del día!

Consejos

  • ¡No exageres! Si finges demasiado, tus padres notarán que estás mintiendo para no ir a la escuela.
  • Haz que tu rostro se enrojezca y que tu frente se caliente siempre que sea posible para dar la impresión de que tienes fiebre. Para hacerlo, usa tus manos o un paño caliente.
  • Mantén la calma. Si las cosas no salen tal como querías, ¡no muestres que estás decepcionado!
  • No lo hagas con mucha frecuencia (quizás solo 4 o 5 veces al año) ni en los días en los que tengas exámenes; de lo contrario, te perderás información importante en la escuela.

Advertencias

  • No lo hagas con demasiada frecuencia. Hazlo como máximo 4 veces al año. Si empleas este método demasiadas veces, tus padres notarán que mientes y tendrás que ir a la escuela.
  • ¡Rechaza toda medicina que te ofrezcan! Diles que solo necesitas dormir. Tomar medicamentos cuando no los necesitas es peligroso. Si te obligan a tomarlos, llévalos al baño y arrójalos. Abre el grifo y bebe un poco de agua para simular que estas tomando los medicamentos.
  • Si finges que estás muy enfermo, correrás el riesgo de que tus padres te lleven al doctor. ¡No exageres!
  • Compara los pros y los contras de que te atrapen. Si no has podido seguir estos pasos con cuidado o tu historia no parece creíble, determina si faltar a la escuela es peor que meterte en problemas por fingir estar enfermo.

Cosas que necesitarás

  • suéter
  • manta
  • agua caliente o tibia
  • paño
  • caja de pañuelos

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