Puedes hacer un truco de “magia” simple haciendo aparecer, como si fueera de la nada, cristales en un vaso de agua, los cuales se forman a partir de sustancias disueltas en la misma. Haz tu propio experimento con cristales de sal y aprende al mismo tiempo cómo funciona.

Método 1
Método 1 de 3:
Hacer cristales de sal simples

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    Calienta una cacerola con agua. Solo se necesita un poco de agua; una ½ taza (120 ml) servirá. Caliéntala hasta que empiecen a formarse burbujas.
    • Los niños deben estar bajo la supervisión de un adulto al manejar agua caliente.
    • Tendrás mejores resultados con agua destilada, pero puedes utilizar agua potable sin problemas.[1]
    • A medida que calientas el agua, sus moléculas se acelerarán.
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    Escoge la sal. Existen muchas variedades de sal y cada una formará un tipo diferente de cristal. Haz la prueba con las sales a continuación:
    • La sal común tardará unos días en formar cristales. La sal yodada no formará cristales tan fácilmente, pero igual servirá.[2]
    • La sal de Epsom (sulfato de magnesio) forma cristales más pequeños, los cuales tienen forma de aguja. Sin embargo, estos se forman de manera más rápida que los de la sal. Puedes comprar sal de Epsom en una farmacia.
    • El alumbre forma cristales rápidamente, a veces hasta en solo unas horas. Puedes encontrar alumbre en la sección de especias en el supermercado.
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    Incorpora la mayor cantidad de sal que puedas en la cacerola con agua. Primero retira la cacerola del fuego y luego echa aproximadamente ¼ a ½ taza (60 a 120 ml) de sal en el agua, mezclándolo todo muy bien, hasta que la sal se disuelva por completo. Si el agua está completamente transparente y no ves granos de sal por ningún lado, entonces incorpora otra cucharada más de sal. Sigue haciendo esto hasta que no puedas disolver más sal en el agua.
    • Acabas de crear una solución sobresaturada. Esto significa que la solución (el líquido) contiene una mayor cantidad de sal de la que puede aguantar. Al calentar la solución (el agua), las moléculas se aceleraron, creando un espacio entre ellas que permitió que se absorbiera más soluto (la sal) de lo normal.
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    Echa el agua en un frasco limpio. Echa el agua caliente, con mucho cuidado, en un frasco u otro recipiente resistente al calor que sea transparente. Dicho recipiente debe estar completamente limpio, para evitar que los residuos interfieran con la formación de los cristales.
    • Echa el agua lentamente y para antes de que los granos de sal no disueltos caigan al frasco. Si estos granos de sal caen al frasco, los cristales crecerán alrededor de estos en vez del cordel que colocarás luego.
    • Dado que las soluciones sobresaturadas son muy inestables, la sal saldrá de la solución cuando la muevas. Esto significa que comenzará a formar cristales, lo que le quita calor a la solución.[3]
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    Agrega colorante alimentario (opcional). Puedes agregar un par de gotas de colorante alimentario para cambiar el color de tus cristales. Aunque los volverá ligeramente más pequeños y tendrán una textura algo diferente, no cambiarán demasiado.
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    Ata un trozo de cordel a un lápiz. El lápiz debe ser lo suficientemente largo como para apoyarlo cómodamente encima del frasco. También puedes usar un palo de helado o algún otro palo delgado.
    • El trozo de cordel tiene canales muy pequeños y bordes ásperos que le permitirán a la sal prenderse al mismo y así empiecen a formarse los cristales.[4] Un hilo de pesca no te servirá, porque es demasiado liso.
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    Corta el cordel hasta tener un trozo del tamaño adecuado para que cuelgue dentro del frasco con agua. Los cristales solo se formarán en la parte sumergida del cordel. Asegúrate de que el cordel sea lo suficientemente corto como para que no toque el fondo del frasco. De otra manera, tus cristales terminarán siendo demasiado pequeños.
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    Apoya el lápiz en el frasco de vidrio. El cordel debe colgar dentro del frasco, hasta sumergirse en el agua. Si el lápiz se mueve demasiado, pégalo al frasco con cinta adhesiva.
    • Evita que el cordel toque las partes laterales del frasco. Tus cristales terminarán siendo más pequeños de lo normal.
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    Coloca el frasco en un lugar seguro. Mantén el frasco en un lugar donde no haya animales o niños pequeños cerca. A continuación, verás algunos consejos que te ayudarán a escoger un lugar adecuado:
    • Para formar un montón de cristales rápidamente, coloca el frasco en el sol y mantén un ventilador cerca en la velocidad más baja. Estos cristales no crecerán demasiado, manteniéndose bastante pequeños.
    • Para formar un cristal grande en vez de cristales más pequeños amontonados, coloca el frasco en un lugar frío y oscuro.[5] Coloca el frasco sobre una almohadilla de poliestireno u otro material similar para absorber las vibraciones.[6] Aunque existe una gran posibilidad de que termines con cristales amontonados en vez de un cristal más grande, dichos cristales serán más grandes de lo usual.
    • Los cristales hechos con sal de Epsom (y otras sales poco comunes) crecerán más rápidamente en el refrigerador en vez de bajo el sol.
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    Espera a que empiecen a formarse los cristales. Revisa el frasco regularmente para ver si se formaron cristales de sal en el cordel. Los cristales de sal de Epsom y alumbre suelen formarse en solo unas horas, pero es posible que tarden unos días en hacerlo. La sal común tardará algunos días y a veces hasta una semana. Cuando empieces a ver cristales en el cordel, estos generalmente empezarán a crecer y crecer en las siguientes semanas.
    • Cuando el agua se enfríe, contendrá más sal de la que normalmente puede aguantar. Como esto la hace demasiado inestable, la sal disuelta dejará el agua y se prenderá al cordel con tan solo un empujoncito.[7] Además, mientras el agua se evapora, la sal se queda concentrada atrás, haciéndola aún más inestable y ayudando a que el cristal crezca con mayor facilidad. Esto se debe a que el cristal se encuentra en un estado de menor energía, lo que lo hace más estable que la sal en la solución.
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Método 2
Método 2 de 3:
Hacer un solo cristal de sal grande

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    Forma una taza de cristales de sal. Sigue las mismas instrucciones de antes, pero usa agua destilada, y olvida el lápiz y el cordel. Solo deja el agua salada en el recipiente. Una capa de cristales de sal se formará en los próximos días al fondo del recipiente.
    • Utiliza un recipiente ancho y poco profundo en vez de un frasco. Así será más fácil formar un solo cristal grande que no se ha unido a otros.[8]
    • La sal de Epsom no funcionará en este método. Es preferible usar alumbre o sal común, aunque podrás ver algunas variaciones a continuación si quieres otras ideas.
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    Escoge un cristal que te servirá de “semilla”. Cuando los cristales estén listos, bota el líquido del recipiente y observa los cristales que se han formado. Levántalos con unas pinzas y examínalos muy bien. Luego, escoge un “cristal semilla” que formará el núcleo de tu cristal grande. Busca cristales que correspondan a la siguiente descripción (desde lo más a lo menos importante):[9]
    • Un cristal solitario que no esté en contacto con otros
    • Un cristal con superficies planas y uniformes, cuyos bordes sean rectos
    • Un cristal grande (que tenga al menos el tamaño de un guisante)[10]
    • Idealmente, es mejor escoger varios cristales y colocar cada uno en un frasco separado como describe más adelante. Muchos cristales no crecen o se disuelven con facilidad, así que es bueno tener un respaldo.
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    Coloca un hilo de pesca o un alambre liso en el frasco. Pégalo a un lado del cristal con pegamento o átalo alrededor del mismo.
    • No utilices cordel o un alambre áspero. Los cristales necesitan una superficie lisa para crecer en el cristal más grande en vez del cordel.
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    Prepara otra solución. Utiliza agua destilada y el mismo tipo de sal. Esta vez, calienta el agua solo un poco, porque debe estar ligeramente sobre la temperatura ambiente. El propósito de este proceso es crear una solución perfectamente saturada. Una solución poco saturada disolverá tu cristal, mientras que una solución sobresaturada cubrirá tu cristal con una masa amorfa de cristales más pequeños.[11]
    • Existen maneras más rápidas de resolver este problema, aunque son más complicadas y necesitarás algunos conocimientos sobre química.[12]
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    Coloca el cristal y la solución en un recipiente limpio. Limpia un frasco y enjuágalo muy bien con agua destilada. Echa la solución en este frasco y luego cuelga el cristal en el centro. Guárdalo como se describe a continuación:
    • Coloca el frasco en un lugar frío y oscuro, como en un aparador relativamente escondido.
    • Coloca el recipiente en una almohadilla de poliestireno u otro material que absorba las vibraciones.
    • Coloca un filtro para café, un trozo de papel o una tela delgada sobre el frasco para evitar que el polvo entre al mismo. No lo cierres herméticamente.
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    Revisa el frasco regularmente. El cristal crecerá más despacio, debido a que el agua deberá evaporarse antes de que los granos de sal puedan prenderse al cristal. Si todo funciona como es debido, el cristal mantendrá su forma mientras crece. Puedes sacarlo del recipiente cuando quieras, pero seguramente seguirá creciendo durante varias semanas.
    • Cada dos semanas, filtra la solución (con el filtro para café) para retirar las impurezas.[13]
    • Hacer un cristal grande es un proceso difícil. Incluso a las personas experimentadas se les disuelve un cristal o este se vuelve una masa amorfa. Si tienes un cristal semilla que sea perfecto, es recomendable que pruebes este proceso con un cristal de menor calidad para confirmar que la solución funciona de manera adecuada.
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    Protege el cristal terminado con barniz para uñas. Cuando el cristal sea lo suficientemente grande, retíralo de la solución y déjalo secar. Luego cúbrelo con barniz transparente para uñas para evitar que se desgaste con el tiempo.[14]
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Método 3
Método 3 de 3:
Probar diferentes variaciones

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    Intenta hacer cristales con diferentes sustancias. Existen muchas sustancias que formarán cristales con las técnicas listadas arriba. Puedes comprar estos químicos en una tienda que venda suministros químicos. Estas son algunas de tus opciones:
  • Borax para cristales blancos o teñidos
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    • Sulfato de cobre para formar cristales azules[15]
    • Alumbre de cromo para formar cristales morados[16]
    • Acetato cúprico para formar cristales oscuros de color azul verdoso[17]
    • Advertencia: estos químicos son nocivos para la salud cuando son inhalados, ingeridos o manejados sin guantes. Lee la información de seguridad en la etiqueta y no permitas que los niños entren en contacto con estas sustancias sin la supervisión de un adulto.
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    Haz un copo de nieve. Forma una estrella con limpiapipas o alambres. Luego coloca esta estrella en la solución con sal y observa cómo se forman los cristales en toda su superficie, para terminar con un brillante copo de nieve hecho con sal.[18]
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    Haz un jardín de cristales. En vez de hacer un solo cristal, ¿por qué no haces varios? Prepara la solución con sal y échala sobre unas esponjas cortadas o briquetas de carbón al fondo del recipiente. Luego agrega algo de vinagre y observa cómo se forman los cristales durante la noche.
    • Echa bastante solución sobre las esponjas, lo suficiente como para saturarlas, pero sin sumergirlas en el agua salada.
    • Si quieres hacer cristales de otros colores, agrega un chorrito de colorante alimentario a cada esponja.
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Consejos

  • El polvo en el agua causará que se formen masas amorfas o más pequeñas de cristales. Coloca una toalla de papel o una estopilla en el frasco para evitar que el polvo entre. Estos materiales permitirán que el agua se evapore tranquilamente, lo que acelerará el proceso de formación de cristales.
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Advertencias

  • Lávate las manos muy bien después de manejar sal de Epsom o alumbre. Aunque estos compuestos son relativamente seguros, pueden irritar la piel. No los ingieras.[19]
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Cosas que necesitarás

  • frasco
  • agua (es recomendable usar agua destilada o desionizada)
  • sal común, sal de Epsom o alumbre
  • cordel
  • lápiz
  • colorante alimentario (opcional)
  • cacerola
  • cuchara

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Categorías: Pasatiempos | Ciencias
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