El primer paso para limpiar las llantas de cara blanca es comprar un buen limpiador natural de llantas y dedicar el tiempo necesario a restregarlas. Lo más recomendable es utilizar una esponja de lana de acero con jabón (esponja pulidora). También puedes usar bicarbonato de sodio o una esponja limpiadora para blanquear las llantas, o hasta lijarlas si tienen manchas muy difíciles de quitar. Límpialas cada dos semanas como mínimo, aplícales un protector UV y asegúrate de guardarlas correctamente para que se mantengan en buen estado.

Método 1
Método 1 de 3:
Hacer una limpieza básica

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    Utiliza un producto especializado. Busca un limpiador diseñado para llantas de cara blanca en la sección automovilística de una tienda por departamento o una ferretería. Los productos regulares en polvo podrían ayudar a quitar la tierra y las manchas, pero pueden resecar el material de las llantas, lo que podría hacer que se desgasten más rápido de lo normal. Por la misma razón, será mejor que evites emplear productos que contengan alcohol o blanqueador (lejía).[1]
    • Para obtener el mejor resultado, elige un limpiador natural para llantas de cara blanca, como el de la marca “Simple Green”.
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    Moja las llantas y la esponja. Puedes usar una esponja de lana de acero con jabón, como la de la marca “Clorox”, para limpiar las llantas regularmente. Con una manguera, moja las llantas y aprovecha para mojar la esponja también.[2]
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    Aplica el producto. Si elegiste un limpiador de llantas en aerosol, rocíalo directamente en las llantas mojadas. Si es un líquido, mézclalo con agua en una cubeta (según se indique en las instrucciones). Luego, remoja la esponja en la solución.
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    Restriega bien las llantas. Limpia las llantas con bastante fuerza. La efectividad de la limpieza depende tanto de la intensidad y duración del proceso de restregado como de los productos que emplees. Si te parece que es un trabajo muy intenso para una sola persona, pídele ayuda a un amigo o un familiar.[3]
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    Enjuaga las llantas. Hazlo cada cierto tiempo mientras las lavas para ver el progreso. Vuelve a aplicar el producto y continúa restregando hasta que estés satisfecho con el nivel de limpieza. Una vez que estén listas, usa la manguera para terminar de enjuagarlas bien.[4]

Método 2
Método 2 de 3:
Blanquear las llantas

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    Utiliza bicarbonato de sodio. Rocía el polvo en una esponja o paño húmedo. Limpia la superficie de las llantas de cara blanca haciendo movimientos circulares pequeños. Luego, enjuaga.[5]
    • Enjuaga el paño y vuelve a aplicar el bicarbonato de sodio cada par de minutos hasta que estés satisfecho con el resultado.
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    Intenta usar esponjas limpiadoras. Puedes emplear, por ejemplo, las esponjas tipo borrador de la marca “Don Limpio”. Moja tanto la esponja como las llantas y haz movimientos circulares pequeños para limpiar. Para obtener el mejor resultado, enjuaga o cambia la esponja cuando empieces a trabajar con una llanta diferente.[6]
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    Utiliza una lija para quitar las manchas amarillas. Si notas que las llantas están amarillentas incluso luego de lavarlas, lija la capa superior de la cara blanca con una lija de grano fino. Trabaja lentamente y con cuidado hasta que veas aparecer una capa blanca brillante. Luego, enjuaga las llantas con la manguera.[7]

Método 3
Método 3 de 3:
Mantener las llantas blancas

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    Limpia las llantas cada dos semanas. Para mantener las caras blancas de las llantas limpias y no tener que hacer una limpieza profunda, procura lavarlas por lo menos cada dos semanas. Utiliza agua, un limpiador especial para llantas de cara blanca y un paño o una esponja. Si lo haces con mayor frecuencia (por ejemplo, una vez a la semana), bastará con un jabón o detergente suave.[8]
    • Si las llantas suelen tener tierra o manchas, lo cual puede evitarse si las limpias regularmente, utiliza un producto más fuerte y una esponja más abrasiva para restregar.
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    Utiliza un protector. Luego de limpiar las llantas de cara blanca, utiliza un protector a base de agua para darles brillo y protegerlas del daño causado por los rayos UV. Puedes conseguir tanto el protector como un aplicador de espuma en la sección automovilística de una tienda por departamentos o por Internet. Coloca el producto en el aplicador y espárcelo de manera uniforme en las llantas hasta obtener el resultado deseado.[9]
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    Dales el espacio necesario para almacenarlas. Si vas a mantenerlas guardadas, proporciónales suficiente espacio como para que no tengan contacto unas con otras. De lo contrario, la parte de jebe podría frotarse contra la parte blanca y mancharla. Si no puedes evitar el contacto, sepáralas con láminas de plástico o colócalas en bolsas individuales.[10]

Cosas que necesitarás

  • limpiador natural para llantas de cara blanca
  • esponja de lana de acero con jabón
  • bicarbonato de sodio
  • esponjas limpiadoras
  • cubeta
  • lija
  • paño suave
  • protector de llantas a base de agua
  • aplicador de espuma

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