Tu nariz es tu propio sistema de tratamiento del aire, el cual está diseñado para proteger a tus pulmones contra las partículas pequeñas. Para ello, filtra el aire y le agrega humedad a las vías respiratorias, para que no se resequen. Para que este sistema de filtrado funcione, la mucosidad producida en tu nariz requiere un equilibrio entre viscosidad y fluidez.[1] Si presentas una alergia, un resfriado o una acumulación de suciedad y residuos, tu nariz puede congestionarse u obstruirse, lo que puede provocar dificultades para respirar por la nariz de manera apropiada. Puedes emplear un aerosol o un enjuague nasal para limpiar tus fosas nasales con eficacia, así garantizarás que tu nariz se mantenga despejada y se desempeñe tal como debe.

Método 1
Método 1 de 2:
Emplear un enjuague nasal

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    Adquiere un kit de enjuague nasal que contenga una solución salina, o prepara la tuya. Estos enjuagues son apropiados para aliviar los síntomas nasales si cuentas con problemas nasales crónicos o problemas sinusales. Si empleas una solución salina para lavar el interior de tu nariz, esto aliviará la hinchazón, mejorará el flujo de aire y abrirá tus conductos nasales. Asimismo, esto eliminará la mucosidad de tu nariz y será de utilidad para aliviar toda congestión. Busca kits de enjuague nasal en la farmacia de tu localidad o elabora tu propia solución salina con productos caseros.[2]
    • Puedes elaborar tu propia solución salina mezclando 940 ml (1 cuarto) de agua destilada, 1 cucharadita de sal kosher y ½ cucharadita de bicarbonato de sodio en una jarra de vidrio limpia. Bate la solución y guárdala a temperatura ambiente. Cambia la solución por agua fresca, sal y bicarbonato de sodio luego de una semana.
    • No emplees agua de grifo. Si no cuentas con agua destilada, puedes esterilizar el agua de grifo haciéndola hervir por un minuto como mínimo, y luego deja que se enfríe hasta alcanzar una temperatura ambiente. Esto eliminará a los contaminantes perjudiciales.[3]
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    Emplea una jeringa de pera o un rinocornio. Puedes enjuagarte la nariz con la solución salina con más eficacia si empleas una jeringa de pera o un rinocornio, el cual es una tetera que cuenta con una boca larga para tu nariz.[4] Puedes conseguir jeringas de pera y rinocornios en la farmacia de tu localidad.
    • Lávate bien las manos antes de realizar un enjuague nasal, así evitarás la propagación de las bacterias y los gérmenes. Luego llena la jeringa o el rinocornio con la solución salina.
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    Párate junto al lavabo o sobre la bañera. Si vas a usar un enjuague nasal, tendrás que pararte en un área en donde puedas recolectar toda agua o mucosidad que caiga de tu nariz o de la jeringa.[5]
    • Coloca la jeringa en tu fosa izquierda y aplica la mezcla con cuidado. Apunta el chorro hacia la parte posterior de tu cabeza, no la superior. Cuando apliques la mezcla, no inhales por la nariz. La jeringa de pera debe introducir la solución en tu nariz sin que inhales.
    • Si vas a usar un rinocornio, coloca la boca del mismo en tu fosa izquierda e inclínalo hacia arriba, para que la solución ingrese en tu nariz. Si la solución no sale del rinocornio, elévalo para que esté a una altura un poco mayor a la de tu cabeza, pero no voltees la cabeza sobre el hombro. Intenta mantener la frente por encima del mentón.[6]
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    Inclina la cabeza hacia adelante, con el mentón apuntando hacia tu pecho. Esto hará que el exceso de la solución salga de tu nariz y caiga en el lavabo o la bañera. Puedes sostener un paño por debajo de tu mentón, para recolectar el exceso de la solución. Si la solución entra en tu boca, no la ingieras. Debes escupirla en el lavabo o la bañera.[7]
    • Luego de limpiar tu fosa izquierda, debes girar la cabeza de modo que apunte en dirección al lavabo o la bañera. En esta posición, exhala con fuerza por ambas fosas. Esto será de utilidad para eliminar todo exceso de mucosidad o agua, pero también puedes limpiarlos con un pañuelo. No obstante, no aprietes una fosa mientras te suenas la otra, ya que esto puede ejercer presión en tu canal auditivo interno.
    • Vuelve a realizar el mismo proceso en la fosa derecha, empleando la jeringa de pera o el rinocornio con la solución salina.
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    Alterna las fosas varias veces, hasta usar toda la solución. Al usar el enjuague nasal las primeras veces, es probable que percibas una sensación leve de quemazón en la nariz. Esta es una reacción común a la sal que contiene la solución y se volverá menos perceptible cuando vuelvas a usar el enjuague nasal.[8]
    • Si la solución sigue causando irritación en tu nariz, es probable que no sea lo suficientemente salada o que cuente con demasiada sal. Saborea la solución salina para verificar si tiene mucha o poca sal; es decir, si la sientes demasiado o muy poco salada. Modifica la solución para poder sentir la sal, pero sin que sepa demasiado salada.[9]
    • Si sufres de dolor de cabeza luego de emplear un enjuague nasal, es probable que tu frente haya estado más abajo que tu mentón, lo que dirigiría parte del agua a tu seno frontal. Luego de un tiempo, el agua debe salir por sí sola.
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    Realiza el enjuague nasal una vez al día, en la mañana o en la noche. Eleva la dosis a dos veces al día si tus síntomas se agravan o si desarrollas una infección grave.[10]
    • Tu hijo podría tener dificultades para usar un enjuague nasal. Bríndale tu ayuda cuando use el enjuague nasal y cerciórate de que no se recueste cuando lo haga. El enjuague nasal cuenta con más eficacia si se usa sentado o parado.

Método 2
Método 2 de 2:
Emplear un aerosol nasal

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    Busca un aerosol nasal de venta sin receta en la farmacia de tu localidad. El aerosol nasal puede ayudar a aliviar tus síntomas si tienes dificultades con la congestión, la comezón o las secreciones en la nariz a causa de una rinitis alérgica o alergias al polen, el moho, el polvo o las mascotas. No debes tratar los síntomas de una gripe o un resfriado con un aerosol nasal, ya que este solo brindará un alivio temporal. Si sufres de problemas nasales a causa de una gripe o un resfriado, acude a un doctor para que te recomiende otros medicamentos más eficaces.[11]
    • El tipo más común de aerosol nasal de venta sin receta es el de fluticasona, el cual pertenece a una categoría de medicamentos llamados corticosteroides. Los corticosteroides alivian los problemas nasales; para lo cual, evitan la liberación de las substancias naturales que pueden generar los síntomas de la alergia. Solo deben consumirse para tratar las alergias crónicas.
    • Asimismo, puedes emplear un aerosol nasal que contenga xilitol, agua purificada, sal y extracto de semillas de toronja. Este tipo de aerosol nasal no cuenta con efectos secundarios y no contiene medicamentos. Asimismo, es seguro para las personas de cualquier edad.[12]
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    Emplea la dosis sugerida en la etiqueta del aerosol nasal. Si eres un adulto y vas a emplear el aerosol nasal, empezarás usando una dosis alta y luego la reducirás conforme alivies tus síntomas. Esto suele consistir en una rociada en cada fosa nasal una vez al día, o una rociada en cada fosa dos veces al día (una en la mañana y otra en la noche) si el doctor sugiere una mayor dosis para tus síntomas. Si vas a administrarle el aerosol nasal a un niño, inicia el tratamiento con una dosis baja y luego elévala si sus síntomas no mejoran.[13]
    • Siempre cumple las indicaciones para la dosis brindadas en la etiqueta del aerosol nasal y pídele al farmaceuta que te explique toda indicación que no entiendas. Nunca emplees una cantidad mayor o menor a la indicada en el envase o a la que el farmaceuta recomiende. Si omites una dosis, no consumas el doble de ella. En lugar de ello, espera al siguiente día y sigue consumiendo la dosis indicada para el día.
    • Los niños menores de cuatro años no deben emplear un aerosol nasal. Los niños menores de 12 años deben contar con la ayuda de un adulto para usar el aerosol nasal.
    • Solo usa el aerosol nasal en tu nariz. No te lo apliques en los ojos o la boca. Asimismo, nunca compartas un aerosol nasal con otra persona, ya que esto podría propagar los gérmenes y las bacterias.
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    Antes de usar el aerosol nasal, lávate bien las manos. Agita el aerosol antes de cada uso. Luego retira la tapa antipolvo del aerosol. Si es la primera vez que usas el aerosol, tendrás que preparar el atomizador, para usarlo de manera adecuada.[14] [15]
    • Sostén el atomizador de modo que tu índice y tu dedo medio sujeten el aplicador y tu pulgar repose en el fondo de la botella. Haz que el aplicador no apunte a tu rostro.
    • Presiona y libera el atomizador seis veces. Si has usado el atomizador anteriormente, pero no en la última semana, presiónalo y libéralo hasta que emita un rocío fino.
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    Suénate la nariz hasta sentir que tus fosas están despejadas. Podrías tener dificultades para hacerlo si tu nariz está muy congestionada. Haz todo lo posible para eliminar la mucosidad de tu nariz antes de emplear el aerosol, ya que esto garantizará que el rocío ingrese en ella de manera adecuada.[16]
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    Tapa una fosa con el dedo. Inclina la cabeza hacia adelante y coloca la punta del aplicador en tu otra fosa. Mantén la botella recta, para que el aerosol libere el rocío de manera apropiada. Debes seguir sosteniendo el aplicador entre tu dedo índice y tu dedo medio.[17]
    • Inhala por la nariz. Cuando inhales, presiona el aplicador con tu dedo índice y tu dedo medio, para liberar el rocío en tu nariz.
    • Luego de liberar el rocío, exhala por la boca.
    • Si el doctor te ha indicado que liberes dos rocíos en cada fosa nasal, vuelve a seguir estos pasos en la misma fosa. Si solo vas a liberar un rocío en cada fosa, vuelve a seguir estos pasos en la otra fosa.
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    Toma un pañuelo limpio y limpia el aplicador. Es esencial que el aplicador se mantenga limpio, así no propagarás los gérmenes y las bacterias en tu nariz al usar el aerosol. Asimismo, el aerosol nasal debe mantenerse cubierto con la tapa antipolvo, así evitarás que las partículas pequeñas ingresen en él.[18]
    • Guarda el aerosol nasal en un lugar seco a temperatura ambiente, no en el baño, ya que allí el aire puede estar húmedo. Si el aplicador se obstruye, puedes remojarlo en agua tibia y enjuagarlo con agua fría. Sécalo bien y guárdalo de manera apropiada. No emplees alfileres u objetos afilados para eliminar la obstrucción, ya que esto puede hacer que el aerosol nasal se contamine.
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    Ten en cuenta los posibles efectos secundarios de los aerosoles nasales. Siempre revisa la lista de ingredientes brindada en la etiqueta del aerosol nasal. Conversa con el doctor o el farmaceuta si crees que podrías ser alérgico a la fluticasona o a cualquier ingrediente del aerosol. Si estás consumiendo algún medicamento antimicótico o esteroide, debes indicárselo al doctor o al farmaceuta. Es probable que tengas que modificar tu dosis o que te supervisen para determinar si el aerosol genera efectos secundarios. Debes dejar de usar el aerosol nasal de inmediato y acudir al doctor si presentas alguno de los siguientes efectos secundarios:[19]
    • dolor de cabeza, mareos, náuseas, diarrea o vómitos;
    • sequedad, escozor, quemazón o irritación en la nariz;
    • mucosidad con sangre en la nariz, sangrados nasales o secreciones nasales espesas;
    • problemas de visión o dolor intenso en la cara;
    • fiebre, escalofríos, tos, dolor de garganta u otros signos de una infección;
    • urticaria, salpullido o comezón intensa;
    • un ruido silbante en tu nariz;
    • hinchazón en la cara, la garganta, los labios, los ojos, la lengua, las manos, los pies, los tobillos o la parte inferior de las piernas;
    • ronquera, sibilancias o dificultad para respirar o ingerir.
    • Debes acudir al doctor antes de usar un aerosol nasal si te has sometido a una cirugía en la nariz el mes pasado o si te has lesionado la nariz. Asimismo, si presentas heridas en la nariz o cualquier problema en los ojos, debes conversar con el doctor antes de consumir algún medicamento para la nariz.

Acerca de este wikiHow

Chris M. Matsko, MD
Coescrito por:
Médico de medicina familiar
Este artículo fue coescrito por Chris M. Matsko, MD. El Dr. Chris M. Matsko es un médico retirado con sede en Pittsburgh, Pennsylvania. Con más de 25 años de experiencia en investigación médica, el Dr. Matsko recibió el Premio a la Excelencia de la Universidad de Pittsburgh Cornell. Tiene una licenciatura en Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Cornell y un doctorado en medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Temple en 2007. El Dr. Matsko recibió una certificación de Escritura de Investigación en la Asociación Americana de Escritores Médicos (AMWA, por sus siglas en inglés) en 2016 y una Certificación de Escritura y Edición Médica en la Universidad de Chicago en 2017. Este artículo ha sido visto 134 079 veces.
Categorías: Gripe y resfriado