Si has llevado tu mochila contigo a varias excursiones por terrenos accidentados, es probable que apeste a almuerzos mohosos o muestre las manchas cotidianas que se originan debido a los viajes diarios al trabajo. No importa si la lavas a mano o la colocas en la lavadora. Puedes devolverle a tu mochila su esplendor original siguiendo las instrucciones del fabricante y unos cuantos consejos de cuidado sencillos.

Parte 1
Parte 1 de 4:
Preparar la mochila

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    Elimina toda la suciedad suelta del exterior. Puedes utilizar un paño húmedo o un cepillo para eliminar la suciedad suelta. El objetivo es que los residuos no se mezclen con el agua mientras lavas la mochila. No frotes la suciedad ni la grasa sobre la tela.[1]
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    Corta todos los hilos sueltos. Es probable que encuentres estos elementos alrededor de las cremalleras y las correas, ya que estas tienden a engancharse ocasionando más daños. Debes cortar todos los hilos sueltos para garantizar que estas áreas no sufran más daños.[2]
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    Reúne tus materiales de limpieza. En función de cuán sucia se encuentre la mochila, es probable que tengas que buscar productos de limpieza específicos para brindar un tratamiento previo a las manchas. Por ejemplo, es probable que necesites un removedor de grasa o un producto específico para eliminar cualquier sustancia pegajosa. Además, puedes utilizar un cepillo de dientes para limpiar los detalles de la mochila.[3]
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    Verifica el tamaño de la mochila. Las mochilas vienen en diversas formas y tamaños. Debes determinar si la tuya puede caber en una lavadora o si necesitas limpiarla a mano. Si la etiqueta lo indica, es probable que tengas que acudir a un profesional para que te la limpie.[4]
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    Vacía la mochila. Asegúrate de revisar todos los bolsillos en caso de que hayas olvidado monedas o artículos pequeños. Podrías echar a perder una memoria USB importante o perder tus joyas si no revisas minuciosamente cada compartimento. Los residuos tienden a quedarse atascados entre los pliegues, por lo que puedes utilizar la manguera de una aspiradora para extraerlos.[5]
    • Debes dejar las cremalleras de los bolsillos abiertas y voltear la mochila de adentro hacia afuera mientras aspiras cada milímetro de esta.[6]
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Parte 2
Parte 2 de 4:
Utilizar una lavadora

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    Retira todos los accesorios. Algunas mochilas cuentan con un marco de metal y correas o compartimentos adicionales. Debes retirar este marco para que no dañe la lavadora. Si tu mochila cuenta con correas extraíbles y otros accesorios, debes asegurarte de revisar la etiqueta para determinar el mejor método para limpiar estos elementos.[7]
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    Brinda un tratamiento previo a todas las manchas utilizando un quitamanchas. No importa si tu limpiador es totalmente natural o tiene un nombre comercial, no debes utilizar ningún limpiador que pueda decolorar o afectar los colores del material de tu mochila. En función de la gravedad de la mancha, es probable que tengas que remojar la mochila durante varias horas antes de lavarla.[8]
    • Puedes consultar en la página web o los foros del fabricante para determinar lo que funciona mejor para cada tipo de mancha.
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    Sigue las instrucciones de lavado. La mayoría de las mochilas indican que se pueden lavar a máquina, en un ciclo de lavado delicado y con agua fría. En función del diseño, es probable que tengas que lavarla a mano si cuenta con joyas o calcomanías que pueden dañarse dentro de una lavadora.[9]
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    Coloca la mochila en una bolsa de lavandería. Si tu mochila es demasiado grande, puedes utilizar una funda de almohada para evitar que las correas o las cremalleras queden atrapadas dentro de la máquina y dañen la mochila (o peor aún, la lavadora).[10]
    • Puedes voltear la mochila de adentro hacia afuera si es demasiado grande como para colocarla en una funda de almohada o una bolsa de lavandería. Si es posible, debes quitarle las correas y lavarlas en una bolsa separada.[11]
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    Asegúrate de que la lavadora se encuentre limpia y despejada. No debes lavar la mochila junto con otro material para evitar que los colores se desprendan y calen en la mochila. Además, puedes operar la lavadora en un ciclo de lavado y enjuague en vacío para eliminar todos los residuos de detergente.[12]
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    Aplica el detergente para lavar. Debes utilizar la cantidad recomendada de detergente o limpiador suave. A menos que se te indique lo contrario, debes colocar la lavadora en un ciclo de lavado delicado con agua fría para lavar la mochila.[13]
    • El detergente o el suavizante para telas regular pueden dañar ciertos materiales, por lo que debes asegurarte de leer y seguir todas las instrucciones de limpieza del fabricante.
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    Seca la mochila de manera natural. En cuanto termines, debes retirar la mochila de la lavadora y de la bolsa de lavandería. Déjala a un lado para que se seque. Debes mantenerla alejada de cualquier fuente de calor directo y colgarla al revés para permitir que el agua se escurra de los bolsillos y los pliegues. Evita utilizar una secadora, ya que este dispositivo puede dañar ciertas telas.[14]
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Parte 3
Parte 3 de 4:
Lavarla a mano

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    Utiliza una bañera o un fregadero. En función del tamaño y el material de tu mochila, es probable que no puedas utilizar una lavadora para lavarla. Si tu mochila es muy grande, debes llenar una bañera con agua tibia y, si es pequeña, puedes utilizar un fregadero.[15]
    • El agua caliente puede hacer que los colores de ciertos materiales se desprendan. A menos que la etiqueta indique lo contrario, siempre debes utilizar agua tibia o fría.
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    Sigue las instrucciones de lavado si tienes que sumergir la mochila. Algunas mochilas indican que no se las debe sumergir por completo, ya que los colores pueden desprenderse o el material puede dañarse. Si no puedes sumergir la mochila por completo, debes utilizar un paño húmedo o una esponja junto con un limpiador.[16]
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    Agrégale jabón al agua. Debes utilizar una cantidad prudente de jabón sin detergente ni suavizante, ya que estos elementos pueden dañar ciertos materiales (por ejemplo, la tela impermeable). Puedes consultar en la página web o los foros del fabricante para determinar los jabones que funcionan mejor para el material de tu mochila.[17]
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    Frota la mochila. En función del material, puedes utilizar una escobilla (para telas más resistentes con manchas más difíciles) o una esponja (para telas más delicadas).[18] Además, puedes utilizar otras herramientas como un cepillo blando o un paño suave para limpiar la mochila.
    • Debes concentrarte en las áreas que tienen manchas grandes y visibles. Puedes utilizar un cepillo de dientes para tratar las manchas más resistentes y llegar a las áreas de difícil acceso. La suciedad puede ingresar con mayor facilidad en las áreas bordadas y las que cuentan con detalles finos, por lo que estas requieren mayor atención.[19]
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    Seca la mochila. Para llevar a cabo este procedimiento, debes colocar la mochila al revés y lejos de cualquier fuente de calor directa. No la coloques dentro de la secadora, ya que este dispositivo puede dañar el material. Debes asegurarte de que la mochila se encuentre completamente seca antes de guardarla, ya que puede formase moho sobre el material húmedo.[20]
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Parte 4
Parte 4 de 4:
Cuidar de tu mochila

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    Limpia la mochila con regularidad. Si bien no debes lavarla todos los días (o incluso todos los meses), debes limpiarla con un paño húmedo para evitar que la suciedad se acumule por el uso diario.[21]
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    No dejes ingresar agua en la mochila. Incluso si es resistente al agua, es probable que se forme moho si el material no se seca de manera adecuada. Puedes utilizar una cubierta para la lluvia o incluso una bolsa de plástico para asegurarte de que la mochila no se moje y que todo lo que contenga se conserve seco y protegido.[22]
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    Almacena cualquier alimento o líquido de manera adecuada dentro de la mochila. A menudo ocurre que derramas tu bebida o el sándwich se te hace puré mientras empacas la mochila de manera apresurada. Debes asegurarte de utilizar recipientes adecuados y de sellar las tapas por completo para evitar que el interior de la mochila se ensucie o huela mal.[23]
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    Empaca la mochila de acuerdo con sus especificaciones. Revisa la etiqueta para que sepas cuánto peso puede aguantar la mochila. Debes ser prudente y no empacar elementos que puedan perforarla, rasgarla o dañarla (por ejemplo, cuchillos u objetos pesados que cuenten con bordes afilados). Puedes envolver los objetos filosos y empacarlos firmemente para limitar su movimiento.[24]
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    Sigue las instrucciones del fabricante. Todas las mochilas están diseñadas y probadas para consumidores específicos. No debes exceder los límites con los que ha sido probada la tuya. Sin embargo, recuerda que, si realizas una buena inversión puedes obtener un producto de mejor calidad. Si cuentas con el presupuesto adecuado, es probable que logres obtener una mochila resistente hecha de un material muy duradero y que requiera cuidados mínimos. Sin importar la cantidad de presupuesto con el que cuentes, siempre debes tratar tu mochila con cuidado.[25]
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Consejos

  • Si no deseas colocarla en la lavadora, puedes utilizar la manguera de una aspiradora para extraer los restos sueltos del fondo de la mochila.
  • Si tu mochila se encuentra demasiado deteriorada y no puedes repararla en lo absoluto, debes considerar la posibilidad de conseguir una nueva.
  • Debes revisar la etiqueta para asegurarte de que la mochila sea lavable antes de colocarla en la lavadora.
  • Para evitar que las cremalleras se oxiden, puedes rociarlas con silicona en aerosol (que no manche ni sea grasosa) en cuanto la mochila se seque.[26]
  • Puedes rociar la mochila con un impermeabilizante para volverla resistente al agua y minimizar las manchas. Puedes rociar esta sustancia después de lavar la mochila y dejarla secar.[27]
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Advertencias

  • No debes lavar la mochila más de una o dos veces al año. Cada vez que lavas la mochila, puedes dañar el material y reducir su resistencia al agua.[28]
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Cosas que necesitarás

  • una mochila
  • una esponja, un paño o una escobilla
  • un cepillo de dientes
  • jabón
  • una lavadora

Acerca de este wikiHow

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Categorías: Bolsos y carteras
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