Este artículo fue coescrito por Michael R. Lewis. Michael R. Lewis es un ejecutivo corporativo jubilado, empresario y asesor de inversiones en Texas. Tiene más de 40 años de experiencia en negocios y finanzas, incluso como vicepresidente de Blue Cross Blue Shield de Texas. Tiene una licenciatura en Administración de Empresas en Gestión Industrial de la Universidad de Texas en Austin.
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La frase "págate a ti mismo primero" se ha vuelto cada vez más popular en el mundo de las finanzas y las inversiones. En vez de pagar todas tus facturas y gastos en primer lugar, y ahorrar el monto restante, haz exactamente lo opuesto. Guarda algo de dinero para inversiones, jubilación, estudios, pagos iniciales o lo que sea que requiera un esfuerzo a largo plazo, y encárgate del resto luego.
Pasos
Parte 1
Parte 1 de 3:Determinar tus gastos actuales
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1Determina tu ingreso actual. Antes que nada, es importante que descubras cuánto puedes pagarte a ti primero. El primer paso es evaluar detalladamente tus ingresos actuales. Para ello, suma todas tus fuentes de ingreso por mes.
- Ten en cuenta que esta es una remuneración o ingreso netos tras efectuar las deducciones del sueldo o cualquier impuesto correspondiente.
- Si tus ingresos varían todos los meses, haz un promedio de los últimos seis meses o utiliza una cifra un poco por debajo del promedio para representar tus ingresos mensuales. Siempre es preferible utilizar un monto más bajo para terminar con un mayor ingreso del planeado (y no al revés).
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2Determina tus gastos actuales. La manera más sencilla de hacerlo es revisar tus extractos bancarios del mes anterior. Suma todos los pagos de las facturas, las extracciones de dinero y las transferencias. Asegúrate de incluir todos los pagos en efectivo recibidos que hayas efectuado.
- Existen dos tipos básicos de gastos a tener en cuenta: fijos y variables. Los gastos fijos no varían de mes a mes y generalmente incluyen a la renta, los servicios, el teléfono, internet, los reembolsos de deudas o el seguro. Los gastos variables cambian todos los meses e incluyen a los alimentos, el entretenimiento, el combustible y compras diversas.
- Si llevar un registro manual de los gastos te resulta demasiado abrumador, puedes usar un programa disponible en internet como Mint. Lo único que tendrás que hacer es sincronizar tus cuentas bancarias con el programa para que comience a registrar tus gastos por categoría. De esta forma, tendrás una perspectiva clara, organizada y actualizada de tus gastos.[1]
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3Resta tus ingresos mensuales de los gastos mensuales. Esto te permitirá saber cuál es el dinero restante a fin de cada mes. Conocer esta información es muy importante, dado que te permitirá determinar cuánto puedes pagarte a ti mismo primero. No querrás pagarte primero y luego descubrir que no cuentas con el dinero necesario para los gastos fijos importantes.
- Por ejemplo, si tu ingreso mensual es de $2000 y tus gastos mensuales, $1600, técnicamente tendrás $400 para pagarte a ti primero. Esto te proporcionará una buena base de referencia para saber cuánto puedes ahorrar por mes.
- Ten en cuenta que este monto puede ser mucho mayor. Una vez que conozcas el dinero restante actual que tienes, podrás tomar las medidas necesarias para reducir tus gastos e incrementar dicha cifra.
- Si tienes un saldo negativo a fin de mes, reducir tus gastos será incluso más importante.
Parte 2
Parte 2 de 3:Crear un presupuesto para reducir tus gastos
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1Analiza cómo reducir tus gastos fijos. Si bien son fijos, esto no significa que no puedas reemplazarlos por montos más bajos. Evalúa cada uno de los gastos fijos para determinar si es posible reducirlos.
- Por ejemplo, si la factura de tu celular es fija, considera la posibilidad de contratar un plan con menos datos para ahorrar dinero. De manera similar, la renta puede ser fija, pero si absorbe más de la mitad de tus ingresos, quizás puedas mudarte a una casa de dos habitaciones a una de una habitación, en caso de ser posible. También puedes mudarte a una zona más económica.[2]
- Si tienes un seguro automotriz, comunícate con el corredor todos los años para conocer posibles ofertas disponibles. También puedes estar siempre atento y buscar constantemente mejores ofertas.
- Si tienes una deuda considerable con tus tarjetas de crédito o débito, considera la posibilidad de solicitar un préstamo de consolidación de deudas para reducir los gastos fijos mensuales. Esto te permitirá pagar la deuda de las tarjetas de crédito con un préstamo de consolidación con tasas de interés más bajas.
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2Reduce tus gastos variables. Aquí es donde puedes ahorrar más dinero. Evalúa tus gastos mensuales y determina en qué gastas más dinero (que no sea un gasto fijo). Presta atención a los pequeños gastos que se suman con el tiempo, como comprar café o artículos de ocio, comer en un restaurante, ir al supermercado, cargar combustible, etc.
- A la hora de reducir tus gastos, piensa qué es lo que quieres en comparación con lo que necesitas. Recorta los gastos de las cosas que quieres tanto como sea posible. Por ejemplo, quizás tengas que almorzar todos los días en el trabajo, pero comprar el almuerzo en la cafetería es un deseo o gusto. En cambio, escoge la opción más asequible de todas, como preparar tu comida.
- La clave está en analizar las áreas de los gastos variables que conforman una gran parte de tu presupuesto. ¿La mayoría de tus gastos adicionales están relacionados con el combustible, la comida, el entretenimiento o las compras impulsivas? Apunta a estas áreas al utilizar el transporte público, preparar el almuerzo para llevar al trabajo, escoger opciones de entretenimiento más económicas o dejar la tarjeta de crédito en casa para evitar las compras impulsivas.
- Haz una búsqueda en internet para conocer ideas innovadoras para reducir los gastos variables en las áreas en las que más dificultades tienes.
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3Calcula cuánto dinero restante tienes después de las reducciones. Si has identificado algunas áreas en las que puedes reducir tus gastos, resta este monto de los gastos totales. Luego, resta el nuevo gasto de tus ingresos mensuales para determinar el dinero restante.
- Imagina que tu ingreso mensual es de $2000 y tus gastos, $1600. Después de evaluar las posibles reducciones, quizás hayas determinado que puedes ahorrar $200 por mes, por lo que tus gastos mensuales se reducirán a $1400. Ahora, tendrás $600 restantes por mes.
Parte 3
Parte 3 de 3:Pagarte a ti primero
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1Decide cuánto te pagarás. Ahora que sabes cuánto dinero restante tienes todos los meses, decide cuánto te pagarás a ti mismo. Los expertos recomiendan distintos montos. En el famoso libro de finanzas “El barbero rico”, David Chilton recomienda que las personas se paguen a sí mismas primero un 10 % del ingreso neto. Otros expertos recomiendan destinar entre el 1 y el 5 % de los ingresos netos.[3] .
- La mejor solución es pagarte a ti mismo primero tanto como sea posible según el monto restante mensual que tengas. Por ejemplo, si tienes $600 restantes a fin de mes y tu ingreso es de $2000, puedes ahorrar hasta el 30 % de tus ingresos. Si lo deseas, puedes pagarte el 20 % y dejar un monto restante para gastos o regalos inesperados.
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2Establece un objetivo de ahorro. Una vez que sepas cuánto podrías pagarte a ti mismo, establece un objetivo de ahorro. Por ejemplo, puede ser para la jubilación, los estudios o el pago inicial de una casa. Determina el valor de tu objetivo y divídelo entre el monto que puedas pagarte a ti mismo todos los meses para determinar cuánto tiempo demorarás en alcanzarlo.
- Por ejemplo, quizás quieras ahorrar $50 000 para el pago inicial de una casa. Si tienes $600 restantes por mes y decides ahorrar $300 de dicha suma, demorarás 13 años en ahorrar $50 000.
- En este caso, puedes incrementar el monto de tus ahorros a $600 para demorar la mitad del tiempo (dado que tendrás $600 restantes).
- Ten en cuenta que si inviertes tu dinero en una cuenta de ahorros con un interés elevado o en otro tipo de inversión, la rentabilidad acortará el tiempo. Para determinar qué tan rápido incrementará tu capital de ahorro a determinada tasa de rentabilidad (por ejemplo, un 2 % anual), busca en internet "calculadora de interés compuesto".
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3Crea una cuenta separada del resto. Esta cuenta estará destinada únicamente a un objetivo específico, como ahorros o inversiones. En caso de ser posible, escoge una con una tasa de interés más elevada. Por lo general, estos tipos de cuenta limitan la frecuencia de extracciones de dinero, lo cual es muy bueno, dado que no podrás retirarlo por más que quieras.
- Considera la posibilidad de abrir una cuenta de ahorro con intereses altos. Muchas instituciones ofrecen esta opción y, por lo general, pagan tasas muy superiores a las de las cuentas corrientes.
- También puedes abrir un plan de ahorros para la jubilación. Esta opción permite que tu capital aumente sin impuestos con el paso del tiempo, además de poder comprar acciones, fondos mutuos, bonos y fondos cotizados en bolsa. Todas estas alternativas permiten obtener una mayor rentabilidad que una cuenta de ahorros con intereses altos.
- También puedes abrir una cuenta de pensión con contribución definida.
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4Deposita el dinero en tu cuenta en cuanto esté disponible. Si tienes depósitos directos, configura un depósito automático de una parte de tus ingresos en una cuenta separada. También puedes configurar una transferencia automática mensual o semanal desde tu cuenta principal activa hacia tu cuenta separada, en el caso de que puedas llevar un seguimiento del saldo para evitar cargos por sobregiros. La clave es hacerlo antes de gastar el dinero en otras cosas, incluyendo a las facturas y la renta.
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5Deja el dinero donde está. No lo toques, ni hagas extracciones. Debes contar con un fondo de emergencias separado únicamente para tal fin. Por lo general, ese fondo será suficiente para cubrir tus gastos por tres a seis meses. No confundas el fondo de emergencia con el de inversiones o ahorros. Si no cuentas con el dinero restante suficiente para pagar tus facturas, busca otra forma de ganar dinero o reducir tus gastos. ¡No las pagues con tarjeta de crédito! (Ver la sección de Advertencias).
Consejos
- Incluso los pequeños ahorros harán una diferencia en el futuro.
- Comienza de a poco, en caso de ser necesario. Es mejor ahorrar $5 o incluso $1 en una semana que nada. A medida que reduzcas tus gastos o incrementes tus ingresos, podrás pagarte más a ti primero.
- Establece un objetivo como, por ejemplo: "Tendré $20 000 en cinco años". Esto te permitirá seguir pagándote a ti primero.
- El objetivo de pagarte a ti mismo primero es que, si no lo haces, encontrarás la forma de gastar el dinero hasta quedarte con muy poco. En otras palabras, pareciera que los gastos se "expanden" según tus ingresos. Si los reduces al pagarte a ti primero, seguirás teniendo los gastos bajo control. De lo contrario, sé ingenioso, en vez de usar tus ahorros.
Advertencias
- Si te vuelves cada vez más dependiente de las tarjetas de crédito y no puedes pagarte a ti mismo primero, estarás perdiendo el punto. ¿Por qué ahorrar $20 000 para un pago inicial mientras acumulas $20 000 en deudas (y los intereses que conllevan)?
- Puede ser difícil pagarte a ti mismo primero como se ha mencionado previamente si tus obligaciones financieras son urgentes (por ejemplo, si vence la renta o los recaudadores están tras de ti). Algunas personas creen que deben pagarse a sí mismas independientemente de las circunstancias, mientras que otras consideran que existe un momento en el que es importante pagarles primero a los demás. ¡La decisión es tuya!