Pintar con una brocha seca es una técnica de pintura que se utiliza normalmente para darles a los muebles de madera un look texturizado y desgastado. Las piezas terminadas que han sido pintadas con una brocha seca con frecuencia parecen que tardaron horas en completarse. En realidad, pintar con una brocha seca es una técnica relativamente simple y directa que casi cualquier persona puede aprender a hacer.

Parte 1
Parte 1 de 2:
Lijar e imprimar los muebles

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    Limpia y desempolva los muebles antes de pintarlos. Debes asegurarte de que no haya polvo ni residuos en los muebles que puedan evitar que la pintura se adhiera. Usa un plumero de plumas o de lana de cordero para quitar el polvo y los residuos de la superficie de los muebles. También puedes humedecer un paño limpio y suave con agua y usarlo para limpiar la pieza.[1]
    • Si eliges usar un paño húmedo, asegúrate de secar el mueble con otro paño limpio y seco antes de pintarlo.
    • Asegúrate de usar solo un plumero limpio para quitar el polvo y los residuos de los muebles. Saca el plumero y agítalo bien para asegurarte de que esté completamente limpio antes de usarlo.
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    Lija la pieza si no está barnizada ni pintada. La técnica de pintura con una brocha seca funciona mejor en superficies que se han lijado, aunque es mejor no lijar los muebles si ya están pintados. Si los muebles no están barnizados, lija ligeramente la superficie con una lija de grano 150 y luego usa un paño húmedo para quitar el polvo del lijado.[2]
    • Lijar los muebles crea una superficie rugosa que permite que la pintura se adhiera con mayor facilidad.
    • También puedes usar una lija que sea más fina que la de grano 150, aunque usar algo más áspero pueda dañar la pieza.
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    Quita las bisagras, las perillas o las demás piezas que no quieras pintar. Usa un destornillador para quitar cualquier cosa adherida a los muebles que no quieras manchar con pintura sin querer. Coloca los tornillos en un recipiente pequeño (por ejemplo, una bolsa de plástico) y ponlos en un lugar donde no los pierdas.[3]
    • Conserva juntos los tornillos y las piezas que quites para que te resulte más fácil volver a ponerlos más adelante.
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    Cubre las áreas que no quieras pintar con cinta para pintar. Podría haber algunas partes de los muebles que no quieras pintar por razones estéticas o que no quieras pintar, pero que tampoco puedas quitar fácilmente (por ejemplo, los paneles de vidrio de una puerta). Usa cinta para pintar para cubrir estas áreas y no pintarlas sin querer.[4]
    • Puedes comprar cinta para pintar en cualquier tienda de pintura o ferretería.
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    Aplica una capa base de pintura a los muebles si no están pintados. La técnica de la brocha seca funciona mejor en muebles que ya han sido pintados, por lo que debes darle a la pieza una capa base de pintura de un color sólido si no está barnizada. Asegúrate de dejar que la pieza se seque durante la noche después de pintarla.[5]
    • Puedes usar cualquier tono de pintura de látex mate para la capa base. Sin embargo, podrías usar un color más oscuro que haga contraste con el tono de pintura que usarás cuando pintes con una brocha seca.
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Parte 2
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Pintar con la técnica de la brocha seca

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    Vierte de 60 a 90 ml (2 a 3 onzas líquidas) de pintura mezclada en un plato de papel. Mezcla la pintura en la lata y luego vierte lentamente de 60 a 90 ml (2 a 3 onzas líquidas) en un plato de papel por separado a fin de usarlo para mojar la brocha. Puedes verter un poco más o un poco menos de pintura en el plato, aunque probablemente no sea necesaria una mayor cantidad para pintar los muebles con una brocha seca.[6]
    • También puedes utilizar la tapa de la lata de pintura en sí misma para colocar la pintura mientras pintas.
    • No existe un tipo de pintura que sea más eficaz para pintar con una brocha seca, ¡cualquier tipo servirá!
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    Sumerge la brocha en la pintura de modo que solo queden cubiertas las puntas. El éxito de la técnica de la brocha seca depende en parte de que utilices solo una pequeña cantidad de pintura. Sumerge la brocha muy ligeramente en la pintura que vertiste y procura cubrir solo las puntas.
    • Debes sumergir la brocha de tal manera que puedas ver que solo hay una pequeña cantidad de pintura en las cerdas.
    • Asegúrate de que las cerdas sigan luciendo separadas después de sumergirlas en la pintura y no se peguen. Si las cerdas se pegan, hay demasiada pintura en la brocha.
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    Frota la brocha sobre un paño o papel de cocina para eliminar el exceso de pintura. Recuerda que el éxito de la técnica de la brocha seca también depende de que la brocha esté lo más seca posible. Usa un paño, papel de cocina o algún otro artículo desechable para eliminar el exceso de pintura mientras conservas algo de color en la brocha.[7]
    • Algunos ejemplos de otros artículos desechables que podrías usar incluyen otro plato de papel o un pedazo de cartón.
    • No temas quitar demasiada pintura de la brocha. Cuando pintas con una brocha seca, es mejor tener muy poca pintura en lugar de demasiada.
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    Utiliza una ligera presión para aplicar rápidamente la pintura con pequeños trazos. Los trazos deben ser ligeros y debes hacerlos hacia adelante y hacia atrás. Asegúrate de que los trazos sean rápidos, ya que moverte demasiado lento dará como resultado manchas pesadas de pintura en la pieza.[8]
    • Procura hacer de 2 a 4 brochazos pequeños antes de repetir el proceso de sumergirla en la pintura y secarla en un paño o papel de cocina por separado.
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    Continúa dando brochazos pequeños y ligeros hasta cubrir la pieza. Trabaja desde la parte superior de la pieza hacia abajo hasta que hayas pintado todas las áreas que querías cubrir. Procura mantener la brocha en movimiento tanto como sea posible mientras pintas para minimizar el riesgo de dejar manchas de pintura pesadas.[9]
    • Es probable que solo debas repasar cada punto con 1 o 2 pasadas para conseguir un buen efecto de brocha seca. Sin embargo, si crees que debes aplicar un poco más de color en algún lugar, no dudes en darle una pasada más.
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    Quita o difumina las manchas pesadas con un trapo o una esponja. Una vez que la pieza esté completamente cubierta, revísala para ver si hay grumos de pintura que debes eliminar o mezclar con el resto de la pintura. Puedes usar un paño húmedo para quitar la pintura o usar una esponja lijadora para difuminarla con el área circundante.[10]
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    Deja que los muebles se sequen durante la noche. Una vez que estés satisfecho con la cantidad de pintura en el mueble, déjalo secar durante la noche antes de moverlo o aplicarle cualquier acabado. ¡No debes aplicar una segunda capa, por lo que una vez que se seque, estará listo para darle un uso normal![11]
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Consejos

  • Mantén un paño limpio y húmedo cerca mientras pintas en caso de que cometas un error y quieras limpiarlo.
  • Para preservar mejor el efecto de brocha seca, podrías rociar 2 capas de poliuretano transparente a base de agua en la pieza después de que se seque.
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Advertencias

  • Asegúrate de mantener a los niños y las mascotas alejados de cualquier mueble que pintes hasta que haya tenido la oportunidad de secarse por completo.
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Cosas que necesitarás

  • plumero o paño
  • lija
  • destornillador
  • cinta para pintar
  • brocha
  • plato de papel
  • papel de cocina
  • pintura

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Categorías: Pintura
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