Las manchas de sangre en la ropa suelen surgir de forma inesperada y pueden frustrarte al tratar de eliminarlas. Estas deberán limpiarse con cuidado para no dañar la ropa. Tendrás que evitar el agua caliente y los químicos que no sean adecuados para las telas frágiles. Podrás regresar la prenda a su estado original si limpias la mancha lo más pronto posible y usas ingredientes como el jabón, la sal, el peróxido de hidrógeno o el amoníaco.

Método 1
Método 1 de 4:
Usar agua y jabón

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    Humedece la tela con agua fría. Humedece una mancha pequeña con agua fría para garantizar que no se corra. También podrás colocarla bajo el agua fría del grifo. Si la mancha es grande, tendrás que sumergirla en un tazón o una tina.[1]
    • No uses agua tibia ni caliente, ya que esto solo empeorará la mancha.
    • Si esta se corre, deberás tratar las áreas afectadas como si fueran parte de ella.
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    Cubre la mancha de sangre con jabón. Podrás usar un jabón de mano o en barra común para este fin. Forma espuma en la mancha con cuidado frotándola con una esponja y luego enjuaga el jabón con agua fría. Vuelve a aplicarlo y repite el proceso si es necesario.[2]
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    Lava la prenda como de costumbre. Si notas que la mancha se ha reducido, podrás lavarla con normalidad, pero sin ninguna otra prenda. Usa el mismo detergente que usarías normalmente, pero no emplees agua tibia en el ciclo de la lavadora.[3]
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    Deja que seque al aire libre. El calor de una secadora puede evitar que la mancha desaparezca en su totalidad, por lo que no deberás usarla. En lugar de ello, cuelga la prenda para que pueda secar con el aire. Una vez que esté seca, podrás guardarla o usarla. Repite el proceso o prueba otro método si la mancha no desaparece por completo.[4]
    • Si esta aún es visible, no deberás planchar la prenda.
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Método 2
Método 2 de 4:
Limpiar usando una solución con sal

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    Enjuaga la mancha con agua fría. Trata de eliminar una parte de ella enjuagándola con agua fría. Humedécela con agua y una toalla o colócala bajo el agua del grifo.[5]
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    Elabora una pasta de agua con sal. Mezcla una parte de agua fría y dos de sal para así crear una pasta. La cantidad de agua y sal que necesites dependerá del tamaño de la mancha. No uses tanta agua como para darle una consistencia líquida a la mezcla; deberás ser capaz de untar la pasta.[6]
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    Aplícale la pasta a la mancha. Podrás hacerlo con la mano o un paño limpio frotando con cuidado sobre ella. Deberás empezar a notar que esta va desapareciendo.[7]
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    Enjuaga la prenda con agua fría. Deberás colocarla bajo el agua fría una vez que hayas retirado la mayor parte de la mancha o su totalidad, para así enjuagarla hasta retirar la pasta. Sin embargo, tendrás que volver a aplicarla si no has podido eliminar la mayor parte de la sangre.[8]
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    Lávala como de costumbre. Emplea el detergente que uses normalmente para dicha prenda. Sin embargo, no deberás usar agua fría. Cuélgala para que seque al aire una vez que termines de lavarla.[9]
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Método 3
Método 3 de 4:
Usar peróxido de hidrógeno

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    Prueba el peróxido de hidrógeno en un área pequeña de la prenda. Este elemento puede blanquear algunas telas, por lo que será importante que lo pruebes en un área pequeña poco visible de la prenda. Usa un hisopo o vierte una cantidad muy pequeña, y opta por otro método si percibes que este causa una decoloración.[10]
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    Diluye el peróxido de hidrógeno si vas a usarlo en telas delicadas. Vierte 50 % de peróxido de hidrógeno y 50 % de agua en un recipiente. Podrás probar esta solución en otra prenda si no sabes con certeza si la has diluido lo suficiente.[11]
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    Viértelo directamente en la mancha. Solo deberás verterlo en la mancha y evitar el resto de la tela. Notarás que este empieza a formar espuma al entrar en acción. Frótalo con las manos para cerciorarte de que empape la mancha.[12] .
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    Repite el proceso si es necesario. Quizás una sola aplicación no baste, en especial si la mancha es grande. Vierte más peróxido de hidrógeno si la primera aplicación no la reduce o la elimina, y restriégala entre cada uso.[13]
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    Enjuaga con agua fría. Enjuaga la tela con agua fría una vez que hayas eliminado la mancha. Podrás lavarla en la lavadora o dejarla tal como está; en cualquier caso, deberás dejar que la prenda se seque al aire libre.[14]
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Método 4
Método 4 de 4:
Eliminar las manchas con amoníaco

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    Diluye una cucharada de amoníaco en media taza (120 ml) de agua. El amoníaco es un químico fuerte y solo deberá emplearse para quitar las manchas difíciles. No uses este método en las telas delicadas como la seda, el lino o la lana.[15]
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    Déjalo reposar en la mancha por unos minutos. Vierte el amoníaco diluido solo en el área de la mancha, evitando el resto de la prenda. Tendrás que dejarlo reposar por unos minutos.[16]
    • Si el amoníaco alcanza una parte de la tela sin manchas, tendrás que enjuagarlo y volver a iniciar el proceso.
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    Enjuaga con agua fría. Deberás notar que la mancha empieza a reducirse luego de unos minutos. En este punto, tendrás que enjuagarla con agua fría. Esta deberá desaparecer, pero si esto no ocurre, podrás repetir el proceso.[17]
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    Lava como de costumbre. Lava la prenda en la lavadora como de costumbre, pero usa agua fría. Si la mancha no ha desaparecido por completo, en lugar de usar un detergente común, podrás usar uno enzimático diseñado para descomponer las manchas difíciles.[18]
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    Seca la prenda. El calor fija las manchas, por lo que no deberás colocar la prenda en la secadora luego de lavarla. Tan solo déjala secar al aire libre y guárdala de forma habitual. Si la sangre sigue presente, tendrás que repetir el proceso u optar por otro método.
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Consejos

  • En la actualidad, muchos detergentes convencionales contienen enzimas que ayudan a disolver las manchas de sangre.
  • Si la mancha está seca, podrás aplicarle pasta dental. Aplícala por unos minutos y luego enjuágala con agua fría.[19]
  • Las enzimas de la saliva pueden descomponer la sangre. Aplícale saliva a la mancha, déjala reposar y luego frótala.[20]
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Advertencias

  • Ten en cuenta que, si se aplican ciertos químicos, la sangre seguirá siendo visible con una luz negra.
  • No uses agua caliente por ningún motivo. El calor ejercido en la prenda hará que la sangre se fije de forma permanente.
  • No uses suavizantes o cualquier otra enzima en las telas como la lana o la seda, ya que estos productos podrían descomponer sus fibras.
  • Siempre usa guantes protectores para tratar las áreas manchadas con sangre. Las medidas de prevención descartarán toda posibilidad de sufrir una infección o contraer enfermedades transmitidas por la sangre.
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Cosas que necesitarás

Agua y jabón

  • paño (para humedecer)
  • barra de jabón
  • agua fría
  • detergente para ropa

Solución de sal

  • sal
  • agua fría
  • toalla
  • detergente para ropa

Peróxido de hidrógeno

  • peróxido de hidrógeno
  • agua fría
  • detergente para ropa

Amoníaco

  • amoníaco
  • agua fría
  • detergente para ropa

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Categorías: Manchas en la ropa
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