No existe nada peor que unas sábanas ásperas y duras que arruinen tu noche de sueño. Esto sucede con frecuencia con las sábanas nuevas, cuando la rigidez es producto de los residuos de los químicos que quedan del proceso de la fabricación. Afortunadamente existen varias formas fáciles de suavizar las sábanas, de modo que puedas tener una noche cómoda y agradable. Sigue leyendo y descubre algunos trucos.

Método 1
Método 1 de 2:
Utiliza bicarbonato de sodio y vinagre

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    Coloca las sábanas en la lavadora. Inmediatamente después de retirar las sábanas de su empaque, colócalas en la lavadora.
    • Si son de tamaño queen o más grandes, es posible que prefieras lavar la superior e inferior por separado para darles suficiente espacio en la lavadora.
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    Añade una taza de bicarbonato de sodio. En lugar del detergente normal, vierte una taza de bicarbonato de sodio en la lavadora.
    • Es importante que omitas el detergente ya que este tiende a fijar los químicos en las sábanas. Estos químicos hacen que las sábanas estén tiesas, por lo que es mejor eliminarlos.
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    Lava las sábanas con el ciclo regular. Programa la lavadora en el ciclo regular utilizando agua tibia y enciende la lavadora.
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    Agrega una taza de vinagre durante el ciclo de enjuague. Cuando vaya a comenzar el ciclo de enjuague cambia la temperatura del agua a frío y añade una taza de vinagre blanco.
    • Esto ayudará a suavizar las sábanas, pero es completamente opcional. El bicarbonato de sodio actuará por sí solo.[1]
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    Deja secar las sábanas en un tendedero. Cuando el ciclo de enjuague termine, retira las sábanas de la lavadora y cuélgalas en un tendedero para que se sequen al sol.
    • Esto ayudará a que las sábanas se suavicen. Si no tienes espacio para que se sequen en el exterior, colócalas en la secadora y deja que se sequen a una temperatura baja, ya que si la temperatura es muy alta puede hacer que las sábanas se encojan.[2]
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    Vuelve a lavarlas. Una vez que las sábanas hayan secado, puedes lavarlas una segunda vez utilizando la cantidad adecuada de detergente.
    • Aunque lavarlas dos veces parece ser mucho trabajo, esto realmente ayudará a suavizar las sábanas.
    • Seca las sábanas en exteriores o en una secadora, luego plánchalas (si deseas) y colócalas en tu cama.
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    Recuerda que tus sábanas se volverán más suaves cada vez que las laves. Las sábanas de buena calidad se pondrán más suaves después de cada lavado, secado y planchado.
    • Para una máxima suavidad (y durabilidad) compra sábanas de algodón de buena calidad con una alta densidad de hilos.[3]

Método 2
Método 2 de 2:
Utiliza otras sustancias

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    Utiliza un suavizante de telas. Además de una taza de bicarbonato de sodio puedes añadir la cantidad adecuada del suavizante de telas que prefieras a la lavadora cuando laves las sábanas nuevas. Esto ayuda a tener sábanas muy suaves. De forma alternativa puedes utilizar únicamente el suavizante.[4]
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    Utiliza trementina. Añade una taza de trementina a la lavadora y lava las sábanas en un ciclo regular utilizando agua tibia.
    • Enjuaga bien las sábanas para eliminar toda la trementina. Cuelga las sábanas en el exterior en un tendedero para que se sequen.
    • Es muy importante que no coloques las sábanas en la secadora después de lavarlas con trementina ya que este líquido es combustible y podría generar un incendio.
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    Utiliza sulfato de magnesio. Llena la tina para lavar ropa con agua fría y añade 50 g de sulfato de magnesio. Revuelve las sábanas en la tina durante dos minutos (utiliza una cuchara de madera si no quieres que las manos se te enfríen).
    • Deja remojando las sábanas durante la noche en la mezcla de agua y sulfato de magnesio. A la mañana siguiente enjuágalas bien y luego cuélgalas en el exterior para que se sequen.[5]
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    Utiliza bórax. Llena la tina para lavar ropa con agua fría y añade seis cucharadas de bórax.
    • Sumerge las sábanas en el agua, revuélvelas y déjalas remojadas durante la noche.
    • A la mañana siguiente enjuágalas bien y cuélgalas en el exterior para que se sequen.
  5. 5
    Utiliza sal. Llena una tina para lavar ropa con agua fría y añade dos puñados de sal. Sumerge las sábanas y déjalas remojadas durante la noche. Lávalas y déjalas secar como lo haces siempre.
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    Listo.

Cosas que necesitarás

  • Bicarbonato de sodio
  • Vinagre blanco
  • Suavizante de tela
  • Trementina
  • Sulfato de magnesio
  • Bórax
  • Sal
  • Sábanas duras

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