Una chimenea es una manera eficaz y agradable de calentar tu hogar durante el invierno. Podrás controlar con facilidad el calor y la intensidad aproximados del fuego, y no tendrás que usar gas ni electricidad para mantenerte caliente. No obstante, las chimeneas también pueden ser una fuente de peligro, ya que tendrás un fuego abierto en casa. Siempre debes estar en casa cuando el fuego esté encendido, y debes seguir las prácticas seguras para el uso del fuego. Asimismo, tendrás que revisar la chimenea y el conducto para el humo con frecuencia, y deberás estar preparado por si surge una emergencia.

Método 1
Método 1 de 3:
Hacer fuego de forma segura

  1. 1
    Quema materiales seguros. Solo quema materiales naturales en tu chimenea; nunca coloques substancias externas, como el cartón, los periódicos o los desperdicios de papel. Estas substancias se queman de forma inapropiada, generan mucho humo y liberan químicos en el aire. Solo quema yesca (como agujas o ramas pequeñas de pino), material para hacer fuego (ramas pequeñas o piñas) y leña (troncos largos con una longitud máxima de 35 cm o 14 pulgadas).[1]
    • Si quemas madera sólida (como la de arce y roble), esto disminuirá la cantidad de hollín y ceniza que se acumule en el conducto para el humo. Asimismo, evita quemar madera húmeda o que aún esté verde, ya que esta producirá una gran cantidad de humo y no se encenderá bien.[2]
  2. 2
    No inicies el fuego con líquidos inflamables. Nunca debes echar gasolina en una chimenea. La gasolina es volátil y podría hacer que el fuego se salga de control con facilidad. Si tienes dificultades para encender el fuego, usa una pequeña cantidad de líquido para encendedores. Sin embargo, lo mejor es solo usar fósforos y yesca. Los líquidos inflamables son peligrosos y aumentan la probabilidad de que la casa se incendie.[3]
    • Si el fuego no enciende de forma constante, en las ferreterías podrás conseguir pedazos de madera pequeños para hacer fuego (de aproximadamente 5 x 5 cm o 2 x 2 pulgadas). Estos estarán encendidos por alrededor de 15 a 20 minutos.
  3. 3
    Enciende el fuego de forma correcta. Si creas el fuego de forma eficiente la primera vez, este se mantendrá encendido por más tiempo, calentará tu hogar con eficacia, y hará que salga poco humo de tu casa. Primero coloca la yesca en la base del fuego, luego coloca el material para hacer fuego. Coloca pedazos de madera dejando un espacio para que el aire fluya debajo del fuego. Si no hay un flujo de aire, el fuego se apagará de inmediato. Por último, coloca 2 o 3 troncos encima; puedes colocar más troncos cuando los primeros ya estén encendidos.[4]
    • Al agregar los troncos al fuego, deberás colocarlos con cuidado sobre los troncos o las brasas ya encendidos. Si colocas nuevos troncos, esto hará que salten las chispas y las brasas ardientes. Coloca los troncos uno por uno, ya que no debes convertir el fuego manso en una fogata al agregar demasiados troncos al mismo tiempo.
    • Antes de colocar alguna madera en la chimenea, no olvides abrir el regulador de tiro. Las personas suelen olvidar este paso; por ello, al dejar el regulador cerrado, este hace que el fuego llene la casa con humo.
  4. 4
    Limpia las cenizas luego de cada uso. Antes de encender un nuevo fuego en la noche, tendrás que limpiar las cenizas del fuego anterior. Esto será de utilidad para mantener la chimenea limpia y atractiva, y evitará las brasas vivas en tu chimenea mientras estés lejos de casa.[5]
    • Puedes comprar una pala para cenizas en la ferretería. También puedes comprar otras herramientas comunes para las chimeneas, como cepillos y pinzas o pinchos para chimeneas. Estos últimos permitirán mover los troncos encendidos en el fuego, si corres el riesgo de que se caigan.
  5. 5
    Mantén la pantalla de la chimenea frente a ella cuando la uses. Las pantallas para chimeneas deben medir como mínimo 90 cm (3 pies) de alto; y la mayoría de los modelos comunes están hechos con un metal delgado cruzado, sobre un marco flexible de 3 partes. Esta pantalla atrapará toda chispa viva que salga del fuego, y también evitará que los troncos grandes se caigan.[6]
    • Las pantallas son necesarias si hay niños o animales pequeños en la casa, ya que podrían correr o tropezarse con facilidad en el fuego abierto. Si la ferretería de tu localidad tiene modelos de parrillas para chimeneas más duraderos, podría ser una buena idea comprar una gruesa además de la pantalla más ligera o en lugar de ella.
    Anuncio

Método 2
Método 2 de 3:
Darle mantenimiento a tu chimenea

  1. 1
    Revisa la chimenea cada 2 años. Las partes de la chimenea pueden romperse o desgastarse, y será importante que lo identifiques antes de que empiece a funcionar mal o provoque una emergencia de incendio. Espera a que la chimenea esté fría, luego abre el regulador de tiro (sello en la parte superior de la chimenea) y revisa el escape (abertura que conecta la chimenea con el conducto para el humo). El escape debe estar abierto y sin obstrucciones. Revisa el hogar de la chimenea para cerciorarte de que no falten ladrillos o no estén dañados, y que la cámara de combustión (el interior de la chimenea) no esté agrietada o dañada.[7]
    • Si prefieres que los profesionales revisen la chimenea y el conducto para el humo, comunícate con un limpiachimeneas de tu localidad. Él revisará el interior y el exterior de tu casa, y te indicará si se requiere alguna limpieza o reparación.[8]
  2. 2
    Mantén limpia la tapa del conducto para el humo. Esta se encuentra en la parte más alta del conducto para el humo. La tapa es igual de pequeña que un plato y está unida a la parte superior del conducto. Su función es garantizar que ningún animal pequeño o residuo caiga por el conducto. Si esta se obstruye o se rompe, el humo no podrá salir del conducto y regresará a tu hogar. Cerciórate de que la tapa esté en buenas condiciones y sin grietas, cenizas acumuladas o nidos de aves.[9]
    • Para ello, tendrás que subirte al techo, por lo que deberás adoptar precauciones de seguridad. Antes de empezar a subir, coloca firmemente la escalera en el suelo.
  3. 3
    Limpia el conducto para el humo una vez al año. Incluso si la tapa está despejada, las cenizas pueden acumularse en el interior del conducto. Esto posará un riesgo, ya que el exceso de acumulación puede encenderse y provocar un incendio peligroso en el conducto. Si el conducto tiene demasiada ceniza acumulada en su interior, el aire con olor a humo puede ingresar a la casa desde el conducto durante los meses de verano.[10]
    • Para limpiar el conducto para el humo, necesitarás una serie de tubos y cepillos específicos que podrás comprar en la ferretería de tu localidad.
    • Si prefieres no limpiarlo por tu cuenta, podrás acudir a un servicio de limpieza o mantenimiento local para que se encargue del trabajo.
    • También revisa el tapajuntas (el sello entre el conducto y el techo). Este debe estar ajustado y no debe mostrar signo alguno de daño o desgaste.[11]
  4. 4
    Ten en cuenta los signos de los posibles problemas en tu chimenea. Tendrás que conocer las señales de alerta de una chimenea, incluso si la tuya parece estar en buen estado y la han revisado con frecuencia. Podrías oler humo en la habitación mientras el fuego está encendido, identificar daños en el papel tapiz de la pared que está junto a la chimenea (o puntos en los que la pared adyacente está muy caliente), o empezar a notar óxido cerca del regulador de tiro o la cámara de combustión. Si identificas alguno de estos signos, comunícate con un servicio local de limpieza o revisión de chimeneas antes de volver a usarla.[12]
    • Podrías sentir ráfagas descendentes al usar la chimenea. Estas ocurren cuando el aire desciende por el conducto y expulsa el humo y las cenizas de la chimenea hacia tu casa. La tapa del conducto debe evitar las ráfagas descendentes; no obstante, si estas ocurren con frecuencia, revisa la tapa y cerciórate de que ninguna rama cuelgue de la parte superior del conducto, ya que estas pueden obstaculizar el flujo de aire adecuado.[13]
    Anuncio

Método 3
Método 3 de 3:
Prevenir las emergencias

  1. 1
    Ten un extinguidor cerca de la chimenea. Esta será tu primera línea de defensa si un tronco encendido se sale de la chimenea, o si el fuego llega a un mueble.[14] Aprende a usar el extinguidor cuando lo compres. También revisa la fecha de expiración y compra uno nuevo en la ferretería local tan pronto como expire.
    • Si quieres apagar el fuego sin un extinguidor (p. ej., si necesitas salir de casa o quieres irte a dormir), puedes “colapsar” el fuego. Para ello, presiona los troncos para eliminar el flujo de aire debajo del fuego, así lo extinguirás.
    • Este no es un proceso inmediato, y podría tomar alrededor de 30 minutos para que el fuego se reduzca a brasas. Luego podrás retirar con una pala las cenizas extinguidas que estén encima, así lo apagarás.
  2. 2
    Instala detectores de humo y monóxido de carbono. Siempre ten una alarma de humo en cada habitación de la casa, por si ocurre un incendio. Cerciórate de que todos los detectores funcionen; para ello, revísalos una vez al mes y cámbiales las baterías una vez al año.[15] Asimismo, instala detectores de monóxido de carbono en tu casa. Tal vez no necesites un detector de monóxido de carbono en cada habitación, pero deberás tener uno en cada piso de tu casa.
    • Si tienes hijos, Cerciórate de que sepan que estas alarmas son dispositivos importantes y que no deben manipularlas ni jugar con ellas.
  3. 3
    Mantén el área despejada. Para disminuir el riesgo de que ocurra un incendio en casa, deberás mantener despejada un área de 1,5 m (5 pies) alrededor de la chimenea; de lo contrario, correrás el riesgo de que los objetos que estén allí se incendien. No coloques ningún mueble, cama de animales o almohadas en esta área. Si tienes una alfombra cerca de la chimenea, cerciórate de que no sea inflamable.[16]
    • Si guardas leña y material para hacer fuego en el interior de tu casa, cerciórate de que estos u otros suministros inflamables estén alejados de la chimenea. Si una chispa de fuego encendiera todo el suministro de leña dentro de tu casa, esto posaría un peligro inmediato.
    Anuncio

Consejos

  • Revisa la parte superior de la chimenea como mínimo una vez al año para cerciorarte de que ninguna rama cuelgue de ella, ya que estas podrían incendiarse. Si hay ramas colgando, córtalas de su respectivo árbol.[17]
  • Si el fuego en tu chimenea aumenta tanto como para no poder controlarlo o extinguirlo, no dudes en llamar al departamento de bomberos de tu localidad. Es mejor que ellos apaguen el fuego de tu chimenea en lugar de correr el riesgo de que tu casa se incendie.
Anuncio

Acerca de este wikiHow

Personal de wikiHow
Coescrito por:
wikiHow Staff Writer
Nuestro equipo de editores e investigadores capacitados han sido autores de este artículo y lo han validado por su precisión y amplitud.

wikiHow's Content Management Team revisa cuidadosamente el trabajo de nuestro personal editorial para asegurar que cada artículo cumpla con nuestros altos estándares de calidad. Este artículo ha sido visto 4091 veces.
Anuncio