Asedio de La Paz (1811)
El asedio de La Paz fue un enfrentamiento militar librado en 1811 entre los revolucionarios de la ciudad de La Paz y las tropas regulares e irregulares leales al Virreinato del Perú tras la derrota militar de la primera expedición auxiliadora al Alto Perú.
Asedio de La Paz | ||||
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Parte de Guerra de Independencia de la Argentina Guerra de la Independencia de Bolivia | ||||
Fecha | 11 de agosto[1] -11 de noviembre[2] de 1811 | |||
Lugar | La Paz, actual Bolivia | |||
Coordenadas | 16°29′39″S 68°08′51″O | |||
Resultado | Victoria realista | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Antecedentes
La derrota de las juntas de La Paz y Chuquisaca marcó el final de la primera etapa de la independencia de Bolivia (1809-1810), donde los americanos y peninsulares revolucionarios intentan formar juntas propias siguiendo el ejemplo de lo sucedido en la península.[8] La segunda etapa comenzaría con la intervención militar de Buenos Aires, deseosa de reclamar el territorio y contener a los ejércitos del Virreinato del Perú.[9] El conflicto se da entre Buenos Aires (apoyada por Santa Cruz de la Sierra, Cochabamba y republiquetas) y Lima (aliada con Oruro y Tupiza).[10]
La irrupción del Ejército del Norte en la Real Audiencia de Charcas a finales de 1810 provocó un gran alzamiento indígena.[11] Pronto, el comandante porteño Juan José Castelli reclutó 14.000 indios después de Suipacha y 23.000 lo acompañaban al entrar en La Paz.[12] Otras fuentes reducen la cifra a 5.000 infantes y 2.000 jinetes altoperuanos uniéndose a los 1.200 expedicionarios rioplatenses, siempre carentes de armas y municiones pero con 20 cañones.[13]
El 20 de junio de 1811 vencía en Huaqui el general del Ejército Real del Perú José Manuel de Goyeneche a Castelli.[14] La mayor parte de sus fuerzas se componía de indígenas reclutados en Cuzco y en menor medida Arequipa y Lima, con levas del Alto Perú para reemplazar las bajas producto de las deserciones.[15] El 29 de junio, estallaba una insurrección indígena pro-española en La Paz al mando del caudillo Casimiro Irusta, quien asesinó al gobernador interino, don Diego Quint Marques de San Felipe el Real, a Fernández Dávila (1746-1811) y otros peninsulares revolucionarios.[14] En consecuencia, el cabildo local se somete con facilidad a la entrada en la ciudad del ejército del Perú, y el antiguo caudillo rebelde de Cochabamba, Francisco del Rivero pasado a las fuerzas de Goyeneche, decidió atacar a los indios que rodeaban la ciudad y hacerlos retroceder temporalmente.[16] Domingo Tristán y Moscoso fue nombrado como nuevo gobernador.[17]
La victoria dio a Goyeneche el control del altiplano, quien entró a La Paz el 10 de julio para restaurar el gobierno monárquico de Cádiz y continuar hacia Oruro, donde establece su cuartel general, a Potosí y Cochabamba, entrando a esta última victorioso el 15 de agosto.[18] Dejaba 2.000 soldados a cargo de Juan Ramírez Orozco a cargo de la retaguardia y 500 soldados guarneciendo La Paz a las órdenes del coronel Pío Tristán (hermano del gobernador).[3] Empezaba a prepararse para reconquistar el Río de la Plata con la esperanza que los portugueses y el virrey Francisco Javier de Elio, atrincherado en Montevideo, lo ayudaran.[18]
Sitio
Mientras Goyeneche avanzaba hacia Potosí estalló en la intendencia de La Paz un movimiento indígena.[19] El escribano mestizo que apoyo la Junta Tuitiva,[20] Juan Manuel de Cáceres, había sido liberado de su prisión en La Plata y estaba reclutando aimaras y quechuas para apoyar a Castelli,[21] A Cáceres lo siguieron las comunidades indígenas de Ayo Ayo, Calamarca, Larecaja, Omasuyos, Sica Sica y Pacajes,[1][18][21] con apoyo de Cochabamba.[6] Pasaron a degüello a la pequeña guarnición de Tiquina y capturaron algunas culebrinas y fusiles.[1] También se le unieron Casimiro Irusta, Manuel Victoriano Titichoca, Manuel Asencio Padilla y Esteban Arze como lugartenientes.[16] La «sublevación indígena de 1810-1811» fue encabezada por caudillos indios y mestizos.[22] Padilla operaba en Chayanta y Arze en Cochabamba contra Goyaneche.[23]
El movimiento se radicalizo rápidamente y los indios empezaron a combatir tanto a peruanos como porteños, estos últimos evacuaron Charcas con 400 mulas cargando el tesoro de Potosí con rumbo a Buenos Aires.[16] También atacaron a las primeras montoneras patriotas por estar dirigidas por criollos. Pronto, los chiriguanos asaltaban los pueblos de Potosí y Chuquisaca, los tobas invadieron sin éxito Jujuy y los matacos asolaron Salta y Tucumán.[5]
El 11 de agosto Cáceres imponía su cerco a la ciudad y el cabildo pedía auxilio al virrey peruano.[1] En las alturas de Pampajasi instalaron su cuartel y desde allí atacaron las haciendas aledañas, como la de José de Santa Cruz y Villavicencio, padre de Andrés de Santa Cruz, en Chuquiaguillo. Los bienes son robados y las casas, sembrados y sementeras destruidos.[24][25] Pronto todos los accesos a la ciudad son bloqueados, se impiden las comunicaciones con las zonas productoras de alimento y se establecen avanzadas en los pueblos de Zongo y Coroico.[17] Los rebeldes eran 5.000 «indios y cochabambinos»[7] pero otras fuentes hablan de 15.000 a 19.000 indios inicialmente, pronto reforzados 5.000 indios de Arque al mando de Arze,[26] y un contingente de 900 cochabambinos.[27]
Los paceños no sufrieron el hambre que vivieron en el asedio de 1781, cuando debieron comer mulas, perros y gatos. En esta ocasión tenía chuño, maíz y cecina en abundancia y muchos vecinos huyeron a Cochabamba después de Huaqui o se unieron al ejército de Goyeneche. Por esto último, a diferencia también de la ocasión anterior, los defensores eran muchos menos, contaban con pocos patricios locales entre sus filas, no construyeron muros o trincheras y no tenían artillería, «esa arma que tanto atemoriza a los indios».[17] Sin embargo, padecieron hambre y sed, viviendo entre trincheras y las ruinas de edificios, evitando las balas que continuamente disparaban los rebeldes.[28] Siguiendo el río Desaguadero, una avanzadilla al mando de Pedro Benavente y José de Santa Cruz y Villavicencio de 300 fusileros y 400 o 500 lanceros más cuatro cañones que entraron en la ciudad y dispersaron a los atacantes el 28 de septiembre. Pero quizás hasta 12.000 indios siguieron en las cercanías, robando ganado y atacando por la noche. El 18 de octubre llegaba una tropa virreinal mayor a las órdenes del coronel Jerónimo Marrón de Lombera, que logró romper el cerco.[4]
Como esta rebelión amenazaba con cortar las comunicaciones entre Goyeneche y el Perú,[19][29] el virrey José Fernando de Abascal ordenó al gobernador de Puno, Manuel Quimper, organizar a los reclutas de Arequipa, Lampa, Azángaro, Tacna, Cuzco, Pucara y Guancané para sofocarla.[16] Finalmente, se envió con el grado de coroneles a los caciques Mateo Pumacahua de Chincheros y José Manuel Choquehuanca de Azángaro, quienes combatieron contra la rebelión de Túpac Amaru II,[30] con 3.500[5] a 5.000[6] (algunos hablan de 20.000)[31] quechuas por el río Desaguadero.[6] Estos devastaron las aldeas aimaras a su paso[16] por Omasuyos, Larecajas, Carangas y Sicasica.[32] Aquella turba entró en La Paz el 11 de noviembre, saqueando la ciudad y cometiendo brutales excesos hasta salir el 13.[2]
Consecuencias
El Alto Perú quedaba incorporado al virreinato del Perú pero habían sido necesarios 20.000 hombres para lograrlo.[33] Para inicios de 1812 la rebelión estaba totalmente vencida.[34] El destino de Cáceres se desconoce, la última mención de él es en 1814, cuando ayudaba a organizar la republiqueta de Sicasica.[20] Pumacahua fue premiado por su «"auxilio"» con el rango de brigadier y en 1813 se hace presidente interino de la Real Audiencia de Cuzco, participando en la famosa rebelión un año después.[2]
La tercera etapa de la independencia boliviana continuaría con la formación de un movimiento insurgente que formaría varias guerrillas rurales llamadas "Republiquetas" en todo el territorio «temporalmente "pacificado"»: «las seis republiquetas fueron incrustadas entre Charcas y las tierras vecinas, y entre las seis más importantes ciudades» (Potosí, La Plata, Oruro, La Paz, Cochabamba y Santa Cruz).[35] Por otra parte las fuerzas rioplatenses abandonaron el frente altoperuano debido a las continuas derrotas militares y pusieron su atención en la Capitanía General de Chile. Después de la retirada porteña el territorio todavía no estaba pacificado y precisaria de continuas campañas militares contrainsurgentes para acabar con las guerrillas hasta que sólo sobreviva la republiqueta de Ayopaya; el gobierno queda en manos de la Audiencia de Charcas.[36] Esta «república guerrillera» estaba formada principalmente por aimaras y mestizos y operaba en la región montañosa entre La Paz, Oruro y Cochabamba cuyo «núcleo» eran los pueblos de Palca, Machaca e Inquisivi.[37] La cuarta comenzó en 1823, el gobierno y control militar queda en manos del Ejército del Sur de Pedro Antonio Olañeta, mientras el mando realista se deshace hasta llegar a una guerra civil entre absolutistas y liberales.[38] El epílogo se da en 1825, con la arrolladora campaña de Antonio José de Sucre sin casi oposición.[39]
Referencias
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Bibliografía
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