Caonabo
Caonabo (del idioma iñeri: Kaonabo ‘el que tiene tesoros’‘Ka(k)ona, de valor; -(a)bo, con o perteneciente a’)[1] o Kaonabo (?-1496) fue un cacique arawak-taíno de la isla La Española, en la región Cibao (actual República Dominicana), a la llegada de Cristóbal Colón. Caonabo era el jefe del cacicazgo arawak-taíno de Maguana, aunque según Hernando Colón, Caonabo era oriundo de las tribus caribes, lo que se ha comprobado que es falso, ya que los arawak-taínos de Borikén detuvieron a los kalinagos (caribes) en la isla de Cibukeira (isla de Guadalupe),[2] algo que contribuyó a que fuera especialmente temido por los otros caciques, fue por sus habilidades de combate y por su ferocidad. Estaba casado con Anacaona, que era hermana del cacique llamado Bohechío.[3]
Caonabo | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
Siglo XVjuliano La Española (República Dominicana) | |
Fallecimiento | 1496 | |
Familia | ||
Cónyuge | Anacaona | |
Información profesional | ||
Cargos ocupados | Cacique de Cacicato de Maguana | |
Biografía
El 13 de enero de 1493, tratando de desembarcar en la costa norte de La Española para abastecerse, Colón sufrió un ataque de flechas por parte de Caonabo y su tribu, en un lugar llamado Punta Flecha (en la península de Samaná).
Algo después del ataque de Punta Flecha, recibió la visita de algunos españoles del fuerte La Navidad. Incitados por su mujer Anacaona, Caonabo mató a Rodrigo de Escobedo, Pedro Gutiérrez y varios de sus hombres; poco después atacó por la noche La Navidad destruyéndolo y asesinando a los españoles que al mando de Diego de Arana, habían quedado para su guardia.
Cuando Colón regresó de España a finales de noviembre de 1493, no encontró superviviente alguno de los 39 hombres que había dejado y halló el fuerte La Navidad completamente destruido. Inmediatamente supo por el cacique Guacanagarix que el culpable había sido Caonabo.
En marzo de 1495, Caonabo también intentó atacar la fortaleza de Santo Tomás, pero fue derrotado por Alonso de Ojeda. Su hermano Manicatex trató de rescatarlo en un ataque frontal que los españoles convirtieron en una masacre. Caonabo maldijo a Ojeda y le dijo que, cuando muriera, sería pisoteado por su pueblo.
Según fray Bartolomé de Las Casas, el cacique Caonabo fue apresado por medio de un ardid urdido por Alonso de Ojeda. Cuenta Bartolomé de Las Casas en Historia general de las Indias, libro I, capítulo CII:
«El ardid fue aqueste: que como los indios llamasen al latón nuestro turey, e a los otros metales que habíamos traído de Castilla, por la grande estima que dello tenían como cosa venida del cielo, porque llamaban turey al cielo, y así hacían joyas dellos, en especial de latón; llevó el dicho Alonso de Ojeda unos grillos y unas esposas muy bien hechas, sutiles y delgadas, y muy bruñidas y acicaladas, en lugar de presente que le enviaba el Almirante, diciéndole que era turey de Vizcaya, como si dijera cosa muy preciosa venida del cielo, que se llamaba turey de Vizcaya. Llegado Ojeda a la tierra y pueblo del rey Caonabo, que se decía la Maguana [...] dijeron a Caonabo que eran venido allí cristianos que enviaba el Almirante y que le traían un presente de su parte, que llamaban turey de Vizcaya [...] y dícese que Ojeda se hincó de rodillas y le besó las manos, y dijo a los compañeros: "haced todos como yo". Hízole entender que le traía turey de Vizcaya, y mostrole los grillos y esposas muy lucidas y como plateadas y, por señas y algunas palabras que ya el Ojeda entendía, hízole entender que aquel turey venía del cielo y tenía gran virtud secreta, y que los guamiquinas o reyes de Castilla se ponían aquello por gran joya [...] y suplicole que fuese al río a holgarse y a lavarse, que era cosa que mucho usaban, y que allí se los pondría donde los había de traer, y que después vendría caballero en el caballo, y parecería ante sus vasallos como los reyes o guamiquinas de Castilla. [...] Después de haberse lavado y refrescado, quiso, de muy codicioso, ver su presente de turey de Vizcaya, y probar su virtud, y así Ojeda hace que se aparten, los que con él habían venido, un poco, y sube sobre su caballo, y al rey pónenle sobre las ancas, y allí échanle los grillos y las esposas, los cristianos, con gran placer y alegría, y da una o dos vueltas cerca de donde estaban por disimular, y da la vuelta, los nueve cristianos junto con él, al camino de la Isabela, como que se paseaban para volver, y poco a poco, alejándose hasta que los indios que lo miraban de lejos, porque siempre huían de estar cerca del caballo, lo perdieron de vista.» |
Tras ser capturado y entregado a Cristóbal Colón, su cautiverio fue con grilletes en una sala de la casa de Colón en La Isabela. Fue presentado a Colón y se le dijo que él era el jefe de "los blancos", pero Caonabo se negó a reconocer como jefe a Colón por considerar que el jefe tenía que ser Alonso de Ojeda, que era el que le había capturado.[4]
Colón determinó que no podía condenarlo a muerte, siendo uno de los cinco caciques principales de la isla, y resolvió llevarlo a España para que se presentara ante los Reyes Católicos. Fray Bartolomé de las Casas explica que se mandó a Caonabo en una flota que partió del puerto de La Isabela en 1496, conjuntamente con un cargamento de indios esclavos, produciéndose entonces un huracán en el mismo puerto que hundió el barco donde viajaba, provocando que Caonabo muriese ahogado.[4][3] Hernando Colón afirma que la muerte se debió al propio indómito carácter de Caonabo, que le llevó a morir de tristeza en su cautiverio en el propio barco.[4]
Referencias
- «El caribe insular del siglo XVII. Tratado sobre la lengua y la cultura de los Callínago.».
- Oliver, José R. (10 de mayo de 2009). Caciques and Cemi Idols: The Web Spun by Taino Rulers Between Hispaniola and Puerto Rico (en inglés). University of Alabama Press. pp. 36-7. ISBN 978-0-8173-5515-9.
- MCN Biografías. MLS. «Canoabo, cacique (¿-1496).».
- Pedro L. Verges Vidal. BOLETÍN DEL ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN. República Dominicana. «Prisión y muerte de Caonabo». Archivado desde el original el 17 de octubre de 2013. Consultado el 31 de enero de 2013.
Bibliografía
- Vega i Pagán, Ernesto (1993). Presidencia de la República de Venezuela, ed. El Almirante: la extraordinaria saga de Cristóbal Colón (ilustrada edición). p. 564. ISBN 9789800107362.
- Alberto Vázquez-Figueroa (1990). Cienfuegos, Caribes (Cienfuegos II).
Los habitantes de las islas que ahora llaman Islas del Caribe eran y son la casta principesca de las tribus de todo el continente del centro y norte de América. Eran y son gente de mucha generosidad y bondad a quienes los bárbaros europeos llamaron salvajes. Ante la realidad de mayor y mejor tecnología, los perros salvajes y la mayor masa corporal de los bárbaros, estos habitantes llamados ahora indios Taínos, fueron masacrados y sometidos a toda clase de barbarie, razón por la cual muchos obtaron por el suicidio.
Todos los Caciques, del sánscrito "Kashika" o "el iluminado", pelearon hasta morir y nunca indio alguno se ha sometido. El habitante de las islas de Quisqueya, Jamaica, Cuba y Borinquen procedía mayormente de Yucatán, la costa este de los EU y del golfo de México en el área del Misisipi y de la Florida. La estatura de estos habitantes era y es de cinco pies promedio o menos. Lo que ahora se llama indio caribe no eran otros que los desterrados por mal comportamiento.
- Luis Llorens Torres. América. 1898. Autor Hispano puertorriqueño
- Colón, Hernando (1537) Historia del Almirante
- Bartolomé de Las Casas, Historia general de las Indias, libro I, capítulo CII.