Reyes Católicos
Reyes Católicos fue la denominación que recibieron los esposos Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, soberanos de la Corona de Castilla (1474-1504) y de la Corona de Aragón (1479-1516), cuya unión dinástica marcó el inicio de la formación territorial del Reino de España. Asimismo, Isabel y Fernando fueron los primeros monarcas de Castilla y Aragón en ser llamados «Reyes de España».[1][2]
Isabel accedió al trono de Castilla al autoproclamarse reina tras la muerte del rey Enrique IV de Castilla y con ello provocar la guerra de sucesión castellana (1475-1479) contra los partidarios de la princesa Juana, apodada «la Beltraneja», hija del rey Enrique. En 1479 Fernando heredó el trono de Aragón al morir su padre, el rey Juan II de Aragón. Isabel y Fernando reinaron juntos hasta la muerte de ella en 1504. Entonces Fernando quedó únicamente como rey de Aragón, pasando Castilla a su hija Juana, apodada «la Loca», y a su marido Felipe de Austria, apodado «el Hermoso», archiduque de Austria, duque de Borgoña y conde de Flandes. Sin embargo Fernando no renunció a controlar Castilla y, tras morir Felipe en 1506 y ser declarada Juana incapaz, consiguió ser nombrado regente del reino hasta su muerte en 1516.
La historiografía española considera el reinado de los Reyes Católicos como la transición de la Edad Media a la Edad Moderna. Con su enlace matrimonial se unieron provisionalmente, en la dinastía de los Trastámara, dos coronas: la Corona de Castilla y la Corona de Aragón originando la Monarquía Hispánica y, apoyados por las ciudades y la pequeña nobleza, establecieron una monarquía fuerte frente a las apetencias de poder de eclesiásticos y nobles. Con la conquista del Reino nazarí de Granada, del Reino de Navarra, de Canarias, de Melilla y de otras plazas africanas consiguieron la unión territorial bajo una sola corona de la totalidad de los territorios que hoy forman España —exceptuando Ceuta y Olivenza que entonces pertenecían a Portugal—, que se caracterizó por ser personal, ya que se mantuvieron las soberanías, normas e instituciones propias de cada reino y corona.
Los reyes establecieron una política exterior común marcada por los enlaces matrimoniales con varias familias reales de Europa que resultaron en la hegemonía de los Habsburgo durante los siglos XVI y XVII.
Por otra parte, la Conquista de América, a partir de 1492, dio inicio al Imperio español y modificó profundamente la historia mundial.
Matrimonio
La pareja contrajo matrimonio en el palacio de los Vivero de Valladolid el 19 de octubre de 1469, ella con 18 años y él con 17, pasando su luna de miel en el castillo de Fuensaldaña ubicado en la actual provincia de Valladolid.[3] Como eran primos segundos, para que su matrimonio fuera reconocido por la Iglesia necesitaban una dispensa del papa, que sus partidarios solicitaron de manera insistente a Paulo II.[4] Como este se negó a otorgarla, utilizaron una bula falsa. Para algunos, el autor de la falsificación fue Alfonso Carrillo de Acuña, arzobispo de Toledo,[5] mientras que otros sostienen que la debió redactar el legado pontificio Antonio Veneris.[6]
Política interior
Lucha por el trono
La guerra de sucesión castellana fue el conflicto bélico que se extendió entre 1475 a 1479 en la que se disputaron la sucesión de la Corona de Castilla la hija del fallecido rey Enrique IV de Castilla, llamada Juana la Beltraneja o Juana de Trastámara y la hermanastra del monarca, Isabel.
La guerra fue un conflicto internacional ya que Isabel estaba casada con Fernando, heredero de la Corona de Aragón, mientras que Juana se había casado con su tío el rey Alfonso V de Portugal. Por su parte Francia también intervino en el enfrentamiento, apoyando a Portugal para evitar que Aragón, su rival en Italia, se uniera a Castilla.
La batalla de Toro librada el 1 de marzo de 1476 fue, más que una victoria militar, un triunfo para el matrimonio de Isabel y Fernando que fue reconocido en las Cortes de Castilla de Madrigal de las Altas Torres llevadas a cabo entre abril y octubre de 1476 y su hija, la infanta Isabel de Aragón jurada heredera de la corona de Castilla.[8]
Sin embargo, fue decisiva para los portugueses la batalla naval de Guinea de 1478, librada en el Océano Atlántico, y donde los lusitanos se impusieron a la flota castellana en la lucha por el acceso a las riquezas de Guinea que significaban los mercados de oro y de esclavos.
La guerra concluyó en 1479 con la firma del Tratado de Alcáçovas, por la que Isabel y Fernando fueron reconocidos como reyes de Castilla, perdiendo Juana todo derecho al trono y Portugal obtenía la hegemonía en el Atlántico, con la excepción de las islas Canarias.
Equilibrio de poder
El 15 de enero de 1475 los príncipes Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla acordaron que tendrían los mismos poderes en el futuro gobierno de sus reinos, en un documento denominado la Concordia de Segovia. Este sistema estuvo en vigor durante largo tiempo, pero a medida que la reina Isabel envejecía fue dejando cada vez más competencias de gobierno en manos de Fernando. Para 1500, la práctica totalidad del poder estaba en manos de Fernando y sus consejeros aragoneses.[9]
Instituciones políticas de Castilla y de Aragón
Dado que la unión de la Corona de Castilla y la Corona de Aragón era solo dinástica, las instituciones de los reinos que las formaban, más el Reino de Navarra desde su anexión, mantuvieron sus instituciones y leyes propias.[10]
Corona de Castilla (Reinos de Castilla y de León)
En los reinos de Castilla y de León, desde el siglo XIII, con Alfonso X, se había comenzado un proceso de concentración de poder en la Corona, en detrimento de la nobleza, con la creación de instituciones que otorgaban un mayor control sobre el territorio y un aumento de los ingresos fiscales. Esta transformación culminó con el reinado de Isabel y Fernando y la creación del Estado Moderno.
La principal institución de gobierno fue el Consejo Real, que se remodeló en las Cortes de Toledo de 1480, haciéndolo más estructurado y dividiéndolo en partes. Los reyes delegaron algunas decisiones en él y pronto se creó un Consejo de Aragón y un Consejo de Órdenes. Además, se les empezó a dar preferencia de entrada a los letrados frente a la nobleza.
Tras la conquista del reino nazarí de Granada se formó la Audiencia de Granada y se produjo un aumento en la hacienda castellana debido a los impuestos y a los señoríos procedentes del reparto del territorio conquistado.
Para controlar el bandolerismo en los caminos, y en general el hurto, se reinstauró en 1476 la Santa Hermandad (precursora de la actual Guardia civil), que sería la primera policía estatal de Europa. Gracias a los impuestos que recaudaba esta institución, la Corona aumentó significativamente sus ingresos, con los que pudo gobernar más holgadamente y así prescindir de las Cortes.
Corona de Aragón
La Corona de Aragón, en cambio, apenas se modificó. Tenía un sistema de gobierno muy rígido en cada uno de los territorios que la componían (reino de Aragón, reino de Valencia, reino de Mallorca, reino de Cerdeña, reino de Sicilia, principado de Cataluña, condado de Rosellón y condado de Cerdaña), con una serie de privilegios de la nobleza que limitaban mucho el poder del rey. Los ingresos se obtenían por aprobación de las Cortes de cada territorio, que eran prácticamente controladas por la nobleza y el clero. Con la asociación de la Corona al reino de Castilla, Fernando pudo contar con los ingresos fiscales castellanos (que eran mucho más abundantes) para no convocar las Cortes.
Mayor poder se dio a los lugartenientes de la zona y el establecimiento del sorteo electoral, que consistía en sacar de una bolsa un papel con el candidato propuesto. Esta innovación permaneció por 30 años más, quedando en el olvido cuando el rey murió.
En los municipios de señorío se instauraron los corregidores, la autoridad en el ámbito municipal, que existía en Castilla desde 1393.
Política religiosa
Junto al afán de los Reyes Católicos de extender su dominio a todos los reinos de la península ibérica, su reinado se caracterizó por la unificación religiosa en torno al catolicismo.
El papa Inocencio VIII concedió a los Reyes Católicos el derecho de Patronato sobre Granada y Canarias, lo que suponía el control del estado en los asuntos religiosos.
Una bula del papa Sixto IV, en 1478, creó la Inquisición en Castilla para un control de la pureza de la fe. Ya que en Aragón existía desde 1248, de este modo la Inquisición española fue la única institución común para los dos reinos. Fue muy dura la etapa de fray Tomás de Torquemada como Inquisidor General.
En 1492 los Reyes decretaron la conversión forzosa al cristianismo de los judíos de sus reinos -llamándoselos «marranos»- y la expulsión o ejecución de los que se negasen. Diez años más tarde también obligaron a los musulmanes a convertirse al cristianismo —pasándose a denominarlos «moriscos»— o a abandonar España.
Instituyeron también una embajada permanente ante la Santa Sede.
Economía y sociedad
La base económica durante el reinado de los Reyes Católicos estaba basada en la agricultura, la ganadería lanar y la exportación de materias primas en Castilla. Para defender la riqueza que suponía la lana, los Reyes concedieron privilegios a la Mesta con la Ley de Defensa de las Cañadas de 1489, amenazadas por los agricultores. Se protegió a los artesanos por medio del comercio interno.
Social y económicamente favorecieron medianamente a la alta nobleza, en recompensa a la lealtad y que aportaron hombres y recursos económicos para hacer frente a los conflictos bélicos, y que aumentó su poder económico con los señoríos granadinos. Las Leyes de Toro, de 1505, fortalecieron la institución del Mayorazgo.
En Cataluña se solucionó el problema de los payeses de remensa con la Sentencia Arbitral de Guadalupe de 1486, que suprimió los malos usos y obligó a los campesinos a pagar nuevos impuestos.
Política exterior
La exitosa política exterior expansionista llevada a cabo por Fernando e Isabel fue posible gracias a una serie de factores:
- La iniciativa diplomática del rey Fernando continuó la política tradicional de la Corona de Aragón, con sus intereses puestos en el mar Mediterráneo y en rivalidad con Francia, que sin embargo nunca había sido enemiga de Castilla.
- La diplomacia del reino de Castilla estuvo orientada principalmente hacia el océano Atlántico y su expansión ultramarina hacia el Nuevo Mundo.[10]
- La eficiencia del ejército de la Corona al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido como el Gran Capitán. Fernández de Córdoba reorganizó a las tropas militares sobre una nueva unidad de combate, el tercio, o tercios reales, que supuso la creación del primer ejército moderno dependiente de la corona, prescindiendo de las mesnadas de los nobles.[11]
- El gran aporte de recursos económicos procedentes de la industria y del comercio de la lana y del trigo.[cita requerida]
- La política matrimonial de los reyes.
Política matrimonial
La política matrimonial de los Reyes Católicos, consistente en casar a sus hijos con los de otros monarcas europeos, fue la que aplicaban comúnmente los gobernantes de finales de la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna. En su caso se orientaron principalmente a la alianza con Portugal y a la creación de una coalición contra Francia.
Los casamientos de los hijos de los Reyes Católicos fueron los siguientes:
- Isabel de Aragón, casada con el infante Alfonso de Portugal, y después con Manuel I de Portugal, tío de su primer esposo. Este matrimonio los vinculó con el Reino de Portugal.
- Juan de Aragón, casado con Margarita de Austria, hija del archiduque Maximiliano de Austria (luego Maximiliano I de Habsburgo), del Sacro Imperio Romano Germánico y de María de Borgoña, duquesa de Borgoña. Juan murió prematuramente en 1497. Este matrimonio los emparentó al Sacro Imperio Romano Germánico y al Ducado de Borgoña.
- Juana, apodada la Loca, se casó con Felipe de Austria, apodado Felipe el Hermoso, hijo del emperador Maximiliano I de Habsburgo de Austria. Este enlace los emparentó nuevamente con el Sacro Imperio Romano Germánico.
- María de Aragón, casada con Manuel I de Portugal, su cuñado, al morir su hermana Isabel.
- Catalina de Aragón, se casó con el príncipe heredero de la Corona de Inglaterra, Arturo Tudor, quien fue el hijo mayor de Enrique VII de Inglaterra, y tras la prematura muerte de este, con su hermano menor, el nuevo rey Enrique VIII de Inglaterra. Estos matrimonios los entroncaron con el Reino de Inglaterra.
La conquista de Granada
Una vez que Isabel y Fernando se afirmaron en el trono de Castilla, reanudaron la conquista del Reino nazarí de Granada, el último reducto musulmán de la península ibérica, aprovechando que dicho reino se encontraba en una crisis dinástica entre el sultán Abu-l-Hasan «Alí Mulei Hacén», su hijo Abu Abd-Alah, Mohámed XII «Boabdil» también llamado el Chico y Mohámed XIII «el Zagal», hermano del primero y tío del segundo.
La guerra de Granada tuvo varias fases:
- 1484 a 1487: La parte occidental del reino de Granada es conquistada por los castellano-aragoneses. Boabdil firmó un tratado con los Reyes, según el cual la entrega de Granada se canjearía a cambio que los Reyes le dieran un señorío en la zona oriental del reino.
- 1488 a 1490: Empezó la conquista del oriente del reino nazarí. Se trasladó la base de operaciones a Murcia. Durante esta etapa se rindió "el Zagal".
- 1490 a 1492: Se exigió a Boabdil la entrega de Granada. Al enterarse el pueblo granadino de lo pactado, opuso resistencia, que fue respondida por los ejércitos de los Reyes. Al final Boabdil entregó Granada tras unas negociaciones secretas.
La victoria de esta guerra significó:
- La caída del último reino musulmán de la península ibérica en poder de los cristianos, con lo cual culminó la Reconquista y aumentó el prestigio de los Reyes Católicos en la Europa cristiana.
- La aparición de un ejército estructurado y profesional, independiente de la nobleza, formado por los tercios reales.
- La aportación a la Corona de grandes recursos económicos.
- El premio y apaciguamiento de ciertos sectores de la nobleza mediante el reparto de los territorios granadinos entre ellos.
La conquista de las islas Canarias
En 1402, el rey Enrique III de Castilla concedió a Jean de Bethencourt el privilegio feudal sobre el archipiélago, dando inicio a la conquista de las islas Canarias, hasta entonces habitadas por los aborígenes canarios, pueblos de raíz berebery que vivían de forma independiente. Posteriormente la Corona de Castilla recuperó para sí el derecho de conquista sobre las islas que los señores feudales no habían podido ocupar: Gran Canaria, Tenerife y La Palma.
En 1478, en el marco de la guerra de sucesión de Castilla, los castellanos iniciaron la conquista de Gran Canaria. La soberanía del archipiélago canario le fue reconocida a Castilla por el Tratado de Alcáçovas de 1479, que limitó los territorios castellanos y portugueses así como sus respectivas áreas de influencia. Tras cinco años de conflicto bélico, la última resistencia indígena acabó por rendirse y aceptar la derrota en abril de 1483.
En 1491 los Reyes Católicos prosiguieron su empresa expansiva y colonizadora en las islas con la conquista de La Palma. Esta quedó definitivamente sometida al año siguiente. El proceso de incorporación de las islas Canarias a la Corona de Castilla se completó con el término de la conquista de Tenerife en 1496, en la llamada Paz de Los Realejos.
La conquista de Navarra
El Reino de Navarra estaba dividido a principios del siglo XVI en dos bandos: agramonteses y beamonteses, cada uno partidario de un rey distinto. En este enfrentamiento, los reyes de Navarra firmaron un tratado con el rey de Francia que puso en peligro a España. Debido a que los reyes de Navarra se aliaron con el rey de Francia, quien había sido declarado cismático y contra quien se iba a reunir el Concilio de Letrán, se dictó una bula de excomunión contra ellos.
En 1512 Fernando el Católico pidió permiso a Navarra —aliada natural de Francia (en el ambiente de continua rivalidad entre Aragón y Francia)— para que las tropas españolas pasaran por Navarra para atacar a Francia. La respuesta negativa por parte del rey navarro fue motivo suficiente para que Fernando el Católico ordenara a Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, II duque de Alba de Tormes, la ocupación de Navarra, mandando así ayuda a sus partidarios —los beamonteses— y, en menos de un año, la parte del Reino de Navarra situada al sur de los Pirineos fue anexionada a la Corona de Aragón. Solo se produjo cierta resistencia armada en algunos puntos del sur; Pamplona, la capital, cayó en tres días.
La expansión por el Mediterráneo: Italia
Una vez finalizada la conquista de Granada, el rey Carlos VIII de Francia firmó con el rey Fernando, en 1493, el tratado de Barcelona, mediante el cual la Corona de Aragón recuperó el Rosellón y la Cerdaña a cambio de su postura neutral ante un inminente ataque francés al reino de Nápoles, ubicado en el sur de Italia.
El ejército de Carlos VIII se desplazó al sur de la península italiana, destronando a Alfonso II, rey de Nápoles y pariente de Fernando el Católico. La situación de Francia en la península Itálica no gustó al papa —el valenciano Alejandro VI— puesto que ponía en peligro los Estados Pontificios, por lo cual pidió ayuda al Rey Católico. Fernando no dudó en intervenir y, en poco tiempo, el ejército de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, expulsó a los franceses, recuperando su trono el rey napolitano.
En 1500 el nuevo rey de Francia Luis XII firmó con Fernando el Católico el tratado de Granada para ocupar conjuntamente el reino de Nápoles. Fernando accedió y el rey de Nápoles, a la sazón Federico I, fue destronado. Ambos ejércitos ocuparon la zona, pero las discrepancias empezaron a surgir y comenzó una lucha de guerrillas. Pese a la inferioridad numérica de su ejército, el Gran Capitán derrotó a los franceses y los expulsó de Italia. El Reino de Nápoles fue conquistado de nuevo e incluido en la Corona de Aragón.
Durante los últimos años del reinado de Fernando el Católico, se reanudó la intervención de la Corona de Aragón en asuntos italianos. Fernando participó en la Liga de Cambrai de 1508, convocada por el papa Julio II contra Venecia. Después de esta liga comenzaron a producirse roces entre el Pontífice y Francia. Por el auxilio que pide el papa, Fernando rodeó Roma con sus tropas ante un posible ataque francés para destituir al papa.
La expansión por el norte de África
Tras la conquista de Granada, los Reyes Católicos decidieron iniciar la conquista del norte de África, con el argumento de la continuación de la Reconquista cristiana por la antigua provincia Mauritania Tingitana de la Hispania romana, y con los objetivos estratégicos de evitar que los reinos del norte de África emprendieran una reconquista de Granada y eliminar los focos de la piratería berberisca de la zona.
La conquista comenzó con la toma de Melilla por Pedro de Estopiñán en 1497 y siguió en 1505 con la toma de Mazalquivir. Posteriormente las tropas españolas ocuparon el Peñón de Vélez, Orán, Bugía, Argel, Túnez, La Goleta y Trípoli; con destacada participación militar del cardenal Cisneros, confesor de la reina Isabel y Arzobispo de Toledo, probablemente la tercera persona más poderosa en la España de su época. La conquista del norte de África se interrumpió en 1510 debido a la reanudación de las guerras en Italia y a que empezaba a revelarse más rentable dirigir los esfuerzos a la colonización de las Indias.
La expansión por América
En 1486, el marino Cristóbal Colón ofreció a los Reyes Católicos un proyecto: viajar a las Indias hacia el oeste, en una nueva ruta por el Atlántico. Los informes de los consejeros de los monarcas al respecto fueron muy poco favorables para Colón, y para la corona era cuestión prioritaria en esos momentos la conquista de Granada. Terminada esta, los Reyes Católicos aceptaron su proyecto. Mediante las Capitulaciones de Santa Fe, del 17 de abril de 1492, nombraron a Colón almirante, virrey y gobernador de los territorios por descubrir y le otorgaron la décima parte de todos los beneficios obtenidos. El costo de la expedición fue estimado en 2.000.000 de maravedís, más el sueldo de Colón. Es falsa la idea popular de que fue sufragado por «las joyas de Isabel la Católica».
El 3 de agosto de 1492 partió Colón del Puerto de Palos. El 12 de octubre llegaron a la isla de Guanahaní, en las Bahamas, y desde allí pasaron a Cuba y la Española, dando comienzo al Descubrimiento de América. El retorno de Martín Alonso Pinzón a Galicia y de Colón a Portugal desató una crisis diplomática entre el rey de Portugal y los Reyes Católicos que concluyó con la firma en 1494 del Tratado de Tordesillas para redistribuir la esfera de influencia territorial de cada país que se había fijado en el Tratado de Alcáçovas. Entretanto los Reyes enviaron una segunda expedición mucho mayor a las tierras descubiertas, también capitaneada por Colón. En los años siguientes, los navegantes castellanos exploraron el resto de las Antillas así como las costa continental del mar Caribe. No alcanzaron sin embargo el continente asiático, como Colón había prometido inicialmente. Esto, unido a que la colonia fundada en la Española se vio azotada por hambrunas y revueltas, terminó por llevar a los Reyes en 1499 a relevar a Colón de sus cargos, nombrar un nuevo gobernador y conceder licencias de descubrimiento a otros empresarios.
En las Indias, anexionadas al reino de Castilla, se instauraron los sistemas administrativos tradicionales del reino castellano. Se instituyó en Sevilla, en 1503, la Casa de Contratación, para monopolizar y controlar el comercio con América, Canarias y Berbería, impidiendo que cualquier otro puerto de España pudiese hacerlo. Se creó la Audiencia de Santo Domingo, en 1510 y, para la administración de los nuevos territorios, se creó un antecedente del Consejo de Indias que más tarde instituiría formalmente Carlos I, en 1523, organizándolo a semejanza del Consejo de Castilla.
Los reyes consiguieron del papa el Patronato de Indias, que les permitió controlar la Iglesia americana. Se instauraron además las encomiendas para evangelizar a los indios.
Sucesión
Regencia de Fernando el Católico (1508 a 1516)
La reina Isabel murió el 26 de noviembre de 1504, con lo que Fernando quedó viudo y sin derechos claros al trono castellano. Firmada la Concordia de Salamanca, en 1505, el gobierno fue conjunto entre su hija Juana, su esposo Felipe y el propio Fernando. Pero ante discordancias entre Felipe con Fernando y por la Concordia de Villafáfila, de 1506, este último se retiró del poder de Castilla y regresó a Aragón. Así quedó reinando el matrimonio en Castilla. Sin embargo, esta situación no duró mucho, pues Felipe murió en 1506.[12][13]
Tras la muerte de su marido, se declaró a la reina Juana incapacitada mental y se nombró regente al cardenal Cisneros, que junto a las Cortes pidió a Fernando que regresara para gobernar Castilla. Fernando regresó y ocupó en 1507 su segunda regencia formando dúo con Cisneros y gobernando ambos hasta que Carlos, hijo de Juana, alcanzase la mayoría de edad.
Durante la regencia de Fernando y Cisneros se incorporó Navarra al reino de Castilla y se produjo el nuevo matrimonio de Fernando con Germana de Foix, antes de cumplirse un año de la muerte de su anterior esposa, Isabel.
Fernando el Católico murió en 1516 en Madrigalejo, Cáceres, antes de que Carlos I llegara al trono español. Así quedó como único regente en Castilla, Cisneros, que murió en el trayecto hacia Asturias para dar la bienvenida al nuevo rey, Carlos I de España. Paralelamente, en Aragón quedó como regente el arzobispo de Zaragoza, Alonso de Aragón, hasta la llegada de Carlos I de España.
Enterramiento
Los restos de los Reyes Católicos reposan en la Capilla Real de Granada, lugar escogido por ellos mismos y creado mediante Real Cédula de fecha 13 de septiembre de 1504.
Símbolos
Título de «Reyes Católicos»
La tumba del papa Inocencio VIII (muerto en 1492), ubicada en la basílica de San Pedro y realizada por el escultor Antonio Pollaiuolo, tiene una inscripción en latín, en mármol, en donde aparece, junto a otras sentencias, la siguiente:[cita requerida]
REGI HISPANIARUM CATHOLICI NOMINE IMPOSITO
La iniciativa para conceder a Fernando e Isabel el título de «Reyes Católicos» partió de la corte española y en concreto de Enrique Enríquez, que era tío de Fernando y también consuegro del papa Alejandro VI (Rodrigo Borgia) (1431-1503), sucesor en el papado de Inocencio VIII.[14] En la bula Inter caetera, fechada a 4 de mayo de 1493, una de las Bulas Alejandrinas, el papa Alejandro se dirigió a los reyes en los siguientes términos:
Entre todas las obras agradables a la Divina Magestad y deseables a nuestro corazón, esto es ciertamente lo principal; que la Fe Católica y la Religión Cristiana sea exaltada sobre todo en nuestros tiempos (...). De donde (...); reconociéndoos como verdaderos reyes y príncipes católicos, según sabemos que siempre fuisteis, y lo demuestran vuestros preclaros hechos, conocidísimos ya en casi todo el orbe, y que no solamente lo deseáis, sino que lo practicáis con todo empeño, reflexión y diligencia, sin perdonar ningún trabajo, ningún peligro, ni ningún gasto, hasta verter la propia sangre; y que a esto ha ya tiempo que habéis dedicado todo vuestro ánimo y todos los cuidados, como lo prueba la reconquista del Reino de Granada de la tiranía de los sarracenos, realizada por vosotros en estos días con tanta gloria del nombre de Dios (...) Por donde, habiendo considerado diligentemente todas las cosas y capitalmente la exaltación y propagación de la fe católica como corresponde a Reyes y Príncipes Católicos, decidisteis según costumbre de nuestros progenitores (...)
En una carta de mayo de 1494, el nuncio Francisco Desprats le aconsejaba al papa que aceptase la petición de Enrique Enríquez de dar a los reyes el título de «Muy Católicos» (molt catolichs en el original).[14] Finalmente, el título de «Reyes Católicos de las Españas» fue concedido oficialmente por Alejandro VI a favor de Fernando e Isabel en la bula Si convenit, expedida el 19 de diciembre de 1496.[15]
Dicha bula fue redactada tras un debate en el Colegio cardenalicio, realizado el 2 de diciembre de 1496, con el consejo directo de los tres cardenales quienes enumeraron los méritos de los dos reyes para que se les concediera un título que nadie había poseído: Oliverio Caraffa -de Nápoles-, Francisco Piccolomini -de Siena-, y Jorge de Costa -de Lisboa- y en el que se barajaron y descartaron otros posibles títulos.
El papado fundamentó su concesión del título en seis causas fundamentales:[14]
- Las virtudes personales que poseían ambos Reyes manifestadas en la unificación, pacificación y robustecimiento de sus reinos.
- La reconquista de Granada de manos del islam.
- La expulsión de los judíos en 1492.
- La liberación de los Estados Pontificios y del feudo papal del reino de Nápoles invadidos por el rey Carlos VIII de Francia.
- Los esfuerzos realizados y los proyectos para llevar la guerra a los infieles en África.
La concesión del título generó protestas del embajador francés, que veía incompatible el nuevo título con el de Cristianísimo que ostentaba el rey de Francia desde 1464; y del embajador de Portugal, que se quejaba de que el término «las Españas» incluía a su país, que había formado parte de la Hispania romana.[14]
El papa León X, en la bula Pacificus et aeternum, de 1 de abril de 1517, concedió el mismo título de Rey Católico al rey Carlos, quedando incorporado al uso diplomático y de las cancillerías.
El título fue después heredado y conservado por sus sucesores, teóricamente hasta el actual rey Felipe VI de España. La actual Constitución Española reconoce al rey de España el uso de los títulos «que correspondan a la Corona»,[16] por lo que según algunos también podría ser llamado Rey Católico o Su Católica Majestad o Catholicus Rex[cita requerida]. Sin embargo Felipe VI nunca ha utilizado dicho título.
Título de «Reyes de las Españas»
El prólogo del Diario de Cristóbal Colón, conservado en una copia manuscrita de fray Bartolomé de las Casas, se dirigió a los monarcas Fernando e Isabel como «Rey y Reina de las Españas»:
Porque cristianísimos y muy altos y muy excelentes y muy poderosos Príncipes, Rey y Reina de las Españas y de las islas de la mar, Nuestros Señores, este presente año de 1492, después de Vuestras Altezas aver dado fin a la guerra de los moros ...
La bula papal Si convenit, de 1496, también nombró a los reyes, “rey y reina de las Españas”.
Heráldica
Fernando tuvo como emblema personal un yugo, con una cuerda suelta y el mote heráldico «tanto monta», en referencia al nudo gordiano que estaba en una cuerda atada a un yugo. Según la leyenda, quien deshiciera el nudo gordiano podría conquistar Oriente. Alejandro Magno cortó el nudo con la espada y dijo: «Tanto monta cortar como desatar», frase que tomó Fernando como divisa, abreviada en el mote heráldico «tanto monta».
Isabel tomó como emblema el haz de flechas, que se representaba a veces atado, a veces suelto o con unas flechas paralelas en número variable. Cada una de estas divisas homenajeaba con su inicial al consorte: «F» de Fernando en las flechas de Isabel, e «Y» de la reina —Ysabel, con la grafía de la época— en el yugo fernandino.[18]
Por lo que respecta al soporte del águila de San Juan, fue utilizado primeramente por Isabel siendo aún princesa en 1473. En un escudo de ese año el águila que simboliza a Juan el Evangelista aparece nimbada y no coronada, sin duda debido a que aún no había sido coronada como reina de Castilla, suceso que tendría lugar en Segovia a fines de 1474. Posteriormente fue incorporada a las armas combinadas de ambos.[19][20]
Filmografía
Cine
Año | Película | Director |
---|---|---|
1945 | La carabela de la ilusión | Benito Perojo |
1948 | Locura de amor | Juan de Orduña |
1951 | Alba de América | Juan de Orduña |
1949 | Christophe Colomb | David MacDonald |
1976 | La espada negra | Francisco Rovira Beleta |
1982 | Cristóbal Colón, de oficio... descubridor | Mariano Ozores |
1983 | Juana la loca... de vez en cuando | José Ramón Larraz |
1992 | 1492: La conquista del paraíso | Ridley Scott |
1992 | Cristóbal Colón: el descubrimiento | John Glen |
2000 | Isabel of Castille: The Royal Diaries | William Freud |
2001 | Juana la Loca | Vicente Aranda |
2006 | La reina Isabel en persona | Rafael Gordon |
2016 | La corona partida | Jordi Frades |
Series TV
Año | Serie | Productora |
---|---|---|
2012-2014 | Isabel | Diagonal TV para RTVE |
2017 | Conquistadores: Adventum | Movistar+ |
2015 | El Ministerio del Tiempo | La 1 |
Véase también
Referencias
- Así lo dicen algunos cronistas de la época como mosen Diego de Valera que en su Doctrinal de príncipes de 1476 presagiaba a Fernando el Católico: «Habréis la monarquía de todas las Españas». Y Pedro Mártir de Anglería, en carta al arzobispo de Braga, escribe: Reyes de España llamamos a Fernando y a Isabel, porque poseen el cuerpo de España. Colección de las crónicas y memorias de los reyes de Castilla, Madrid, Imprenta de Antonio Sancha, 1783, vol. IV, p. XXV.
- La consideración política de Fernando II de Aragón como “ Rey de España ” durante su matrimonio con Isabel I de Castilla...Jurídicamente , el primogénito de Juan II de Aragón ha reunido la doble condición de rey de Castilla y rey de Aragón , aunque compartiendo esa condición con Isabel de Castilla en formas diferentes
- https://www.rah.es/reyes-catolicos/
- Luis Suárez Fernández. Los Reyes Católicos: La Conquista del trono, T1, 1989.
- Suárez Fernández, Luis (1985). Los Trastámara y los reyes Católicos. Gredos. ISBN 8424910141., p.207
- Edwards, John (2001). La España de Los Reyes Católicos, 1474-1520. Editorial Critica. ISBN 8484322661., p.25
- Faustino Menéndez Pidal de Navascués, «Tanto monta. El escudo de los Reyes Católicos», en Luis Suárez Fernández, Isabel la Católica vista desde la Academia, Real Academia de la Historia de España, (Estudios, 16), 2005, pág. 109. ISBN 978-84-95983-65-7
- Colmeiro, Manuel (1883). «22». Cortes de los antiguos reinos de León y de Castilla. Madrid: Impresores de la Real Casa. Archivado desde el original el 18 de mayo de 2014. Consultado el 29 de mayo de 2012.
- Mena García, María del Carmen (2017). «Fernando el Católico y las Indias. Santo Domingo: La nueva frontera atlantica de los reinos castellanos». Estudis. Revista de Historia Moderna 43: 97-126.
- Tau Anzoátegui, Víctor - Martiré, Eduardo. Manual de historia de las instituciones argentinas. Buenos Aires. Macchi, 1996.
- Crónicas del Gran Capitán (1908), por Antonio Rodríguez Villa.
- Jerónimo Zurita: Historia del rey Don Fernando el Católico. De las empresas, y ligas de Italia, libro VII, cap. VII.
- Luis Suárez Fernández, Análisis del testamento de Isabel la Católica. Testamento de la Señora Reyna Católica Doña Isabel, hecho en la villa de Medina del Campo, a doce de octubre del año 1504, texto en Wikisource.
- Fernández de Córdova Miralles, Álvaro (13 de octubre de 2005). «Imagen de los Reyes Católicos en la Roma pontificia». En la España Medieval 28: 259 - 354. ISSN 1988-2971. doi:10.5209/rev_ELEM.2005.v28.23018. Consultado el 18 de agosto de 2018.
- La bula curiosamente no aparece en los bularios impresos. Fue publicada recién en 1952 cf. E. REY, La Bula de Alejandro VI otorgando el título de «católicos» a Fernando e Isabel en: «Razón y Fe» 146 (1952) 59-75, 324-347; ibid. Reyes Católicos, en: DHEE III, 2083-84.
- Artículo 56.2: «Su título es el de Rey de España y podrá utilizar los demás que correspondan a la Corona».
- Faustino Menéndez Pidal, "<<Tanto Monta>>, El escudo de los Reyes Católicos." en Isabel la Católica vista desde la Academia. Luis Suárez Fernández
- Menéndez Pidal de Navascués, Faustino, «Los Reyes Católicos», El escudo de España, Madrid, Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía; Ediciones Hidalguía, 2004, pág. 207 y ss.; véase pág. 212. ISBN 978-84-88833-02-0
- VV. AA., Isabel la Católica en la Real Academia de la Historia, Real Academia de la Historia, 2004. ISBN 9788495983541. Cfr. para el lema o mote pág. 73.
- Faustino Menéndez Pidal de Navascués, «"Tanto monta". El escudo de los Reyes Católicos», en Luis Suárez Fernández, Isabel la Católica vista desde la Academia, Real Academia de la Historia de España, (Estudios, 16), 2005, págs. 99-138. ISBN 9788495983657
Bibliografía
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- Edwards, John. Isabel la Católica, edad y fama. Madrid: Marcial Pons, 2004. ISBN 978-84-95379-92-4
- Fernández Álvarez, Manuel. Isabel la Católica. Madrid: Espasa-Calpe, 2003. ISBN 978-84-670-1260-6
- Hernández, José A., Ayuso, Flora, Requero, Marina. Historia de España. Madrid: Akal, 2009. ISBN 978-84-460-3076-8
- Martínez Shaw, Carlos. «Cataluña y el comercio con América: el fin de un debate». Localización: Boletín americanista, N.º. 30, 1980, págs. 223–236. ISSN 0520-4100
- Pérez, Joseph. La España de los Reyes Católicos. Madrid: Nerea, 2002. ISBN 978-84-89569-12-6
- Suárez Fernández, Luis, serie de libros de dedicados a distintos aspectos del reinado de los Reyes Católicos, como:
- Los Reyes Católicos: la conquista del trono. Madrid: Rialp, 1989. ISBN 84-321-2476-1. «La llegada al trono»
- Los Reyes Católicos: el tiempo de la Guerra de Granada. Madrid: Rialp, 1989. ISBN 84-321-2560-1. «La conquista de Granada»
- Los Reyes Católicos: la expansión de la fe. Madrid: Rialp, 1990. ISBN 84-321-2585-7. «Los Reyes Católicos y la fe»
- Los Reyes Católicos. El camino hacia Europa. Madrid: Rialp, 1990. ISBN 978-84-321-2589-8. «Los Reyes Católicos y la política exterior».
Enlaces externos
- Diccionario Biográfico. Real Academia de la Historia. Isabel I de Castilla
- Diccionario Biográfico. Real Academia de la Historia. Fernando II de Aragón y V de Castilla
- Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Reyes Católicos.
- López Poza, Sagrario, «Empresas o divisas de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón (los Reyes Católicos)», Janus, 1, 2012, págs. 1-38.
- Rivero, Pilar. «Aragón bajo los Trastámara y la unión con Castilla»
- Los Reyes Católicos en Cervantes Virtual
- Más sobre los Reyes Católicos — HistoriasigloXX.org
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