Conquista de Tenerife
La conquista de Tenerife se refiere a la conquista de la isla homónima por tropas de la Corona de Castilla y aliados al mando del capitán castellano Alonso Fernández de Lugo. Esta empresa se desarrolló desde el 3 de mayo de 1494, fecha del desembarco de las tropas castellanas en la costa de Añazo y la fundación del real de Santa Cruz, hasta el 29 de septiembre de 1496 cuando se dan por finalizada las operaciones militares.
Conquista de Tenerife | ||||
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Parte de conquista de las islas Canarias | ||||
Fecha | 3 de mayo de 1494 - 29 de septiembre de 1496 | |||
Lugar | Isla de Tenerife | |||
Resultado | Victoria decisiva castellana | |||
Consecuencias | Conquista de la isla e incorporación definitiva de las islas Canarias a la Corona de Castilla | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Antecedentes
Primeros contactos misioneros
A mediados del siglo XV comenzó la actividad franciscana en la isla de Tenerife (conocida como Achinech por sus habitantes). Estos tuvieron que lidiar con varios obstáculos, como las razias en la isla protagonizadas por esclavistas europeos, práctica existente a pesar de la mediación de figuras de tan alta importancia como el propio Papa Eugenio IV, quien mediante las bulas Regimini gregis y Creator Omnium de 1434 amenazaba con la excomunión a los piratas cristianos que atacaban las islas en busca de esclavos.
Desarrollo
Desembarco de Fernández de Lugo en Añazo
El 3 de mayo de 1494 las tropas conquistadoras al mando del capitán Alonso Fernández de Lugo desembarcaron en las playas de un lugar que los guanches conocían como Añazo, situado en el extremo suroeste del menceyato de Anaga. Las fuerzas estimadas de las tropas desembarcadas giran en torno a las 1200 peones y 150 jinetes. El ejército conquistador estaba compuesto en su mayoría por efectivos castellanos reclutados en Sevilla, así como una compañía de al menos sesenta canarios liderados por Fernando Guanarteme, antiguo guanarteme o rey de Gáldar, quien una vez bautizado se puso al servicio de la Corona en 1482, y un contingente de aborígenes gomeros exiliados que habían sido alistados por Lugo en Andalucía y Gran Canaria. Además, a la llegada a la isla se les incorporaron guerreros guanches de los bandos de paces, en especial de Güímar y Adeje, quienes hacía décadas ya no eran ajenos a la influencia castellana debido la extensión de la devoción a la Virgen de Candelaria, esfuerzo liderado por el converso Antón Guanche y misioneros castellanos como el franciscano Alonso de Bolaños.
El mismo día, Fernández de Lugo procedió con la fundación del centro de operaciones para la conquista de la isla, el Real de Santa Cruz, base sobre la que posteriormente se construyó la moderna ciudad capitalina de Tenerife, a semejanza de otros puestos de avanzadilla anteriores como el de Las Palmas (Gran Canaria).