Descenso de Cristo a los infiernos

Descenso de Cristo a los infiernos o al limbo es un concepto cristiano, fundamentado en el discurso del apóstol Pedro en Hechos de los Apóstoles:

Viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.[1]
Mosaico bizantino de Osios Loukas (siglo XI).
Mantegna (ca. 1470), renacimiento italiano.
Alonso Cano (ca. 1640), barroco español.

La misma idea se encuentra en el Credo de los Apóstoles

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato. Fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos.

La expresión griega utilizada es κατελθόντα εἰς τὰ κατώτατα, (katelthonta eis ta katôtata), que se tradujo al latín como descendit ad inferos. Tanto el griego τὰ κατώτατα como el latín inferos pueden traducirse como "lo que está debajo". La creencia compartida por las culturas mediterráneas de la época antigua era que el inframundo era el lugar al que descendían las almas tras la muerte (el Tártaro griego, el Sheol hebreo -en el griego neotestamentario se utiliza la palabra ᾍδης Hades-) y al que es recurrente que algunas divinidades o héroes desciendan (descenso a los infiernos,[2] catábasis).

A pesar de que el descenso de Cristo a los infiernos es un episodio apenas sugerido en el Nuevo Testamento, despertó una gran curiosidad entre los primeros cristianos, y se convirtió en el foco de muchas leyendas cristianas.[3][4]

En la cristiandad oriental se relaciona el término con su posterior ascenso en la mención helena de Anastasis.

Santo Tomás de Aquino argumentó extensamente sobre el descenso de Cristo a los infiernos en Summa Theologiae, comentando las opiniones previas de San Agustín de Hipona y San Gregorio Magno, y distinguiendo los conceptos de "infierno de los condenados" y "seno de Abraham".[5]

Cristo descendió a cada uno de los infiernos, pero de diferente manera. Porque al descender al infierno de los condenados realizó este efecto, que al descender allí los avergonzó de su incredulidad y maldad; pero a los que estaban detenidos en el Purgatorio les dio esperanza de alcanzar la Gloria; mientras que sobre los Santos Padres prisioneros en el infierno únicamente a causa del pecado original, Él derramó la luz de la Gloria eterna. [...]

De esta manera el alma de Cristo descendió solamente a la parte del infierno donde los justos estaban prisioneros de modo que los visitó "en su lugar", según su alma, a quienes visitó "interiormente por gracia ", según su divinidad. [...] Él liberó al mundo entero por Su Pasión.

[6]

Iconografía

El descenso de Cristo a los infiernos es un tema relativamente frecuente en el arte cristiano.

Véase también

Referencias

  1. Hechos, 2:31. Versión Reina Valera
  2. David Leeming, The Oxford Companion to World Mythology (Oxford University Press, 2005). Fuente citada en en:Descent to the underworld
  3. Minois G. Historia de los infiernos 2006 p108
  4. El mundo espiritual de Gonzalo de Berceo
  5. Sobre el descenso de Cristo a los infiernos, Suma teológica, Parte III, cuestión 52.
  6. Ídem, artículo 2, ¿Cristo descendió también al infierno de los condenados?

Enlaces externos

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