La República (Perú)

La primera edición del diario, en tamaño berlinés,[9] salió en blanco y negro un 16 de noviembre de 1981. Gustavo Mohme Llona, el director fundador[10] inicialmente pensó publicar una revista progresista, de tendencia de izquierda, pero poco tiempo después en reunión con amigos cambió de idea. Meses antes de ese día, le mostraron el diseño de un diario y los argumentos fueron convincentes. Por tanto, «hacía falta un diario que promoviera la democracia, la justicia social, los derechos humanos, el Estado de derecho», recordó años después.[11]

Apareció como vespertino, blanquinegro, con una denuncia impactante sobre el tráfico de niños en portada y un editorial con un recordable titular: «En busca de una República superior».[12] Con este tema acerca de la corrupción en uno de los poderes del Estado, se fue perfilando la personalidad del diario. En suma, nacía un diario político, de denuncia, de oposición política constructiva. Pero poco después -por el índice de ventas- incluyó las notas de policiales, sobre todo aquellas que revelaban la inseguridad que vivía el país.

Con grandes despliegues fotográficos en los que se trataban temas de interés nacional en profundidad, La República pasó de vender 11 mil ejemplares diarios a 200 mil tan solo tres meses después de su salida.

En 1982 hubo un crecimiento editorial en el que destacaron los suplementos de fin de semana: VSD, Domingo, y Estilo; además, los días sábados se incluyó un suplemento de divulgación científica en temas de ciencia de la salud e innovación en los campos de la computación, la informática y de las ingenierías.

También, en un número mayor de páginas se dejaba evidencia de cómo crecía la violencia política, desplazando a la violencia común. Se realizaba el análisis político, las entrevistas de fondo, el informe en profundidad -que significaba una gran cobertura, con falsas portadas en el interior del diario, en espacio merecido-. El terror de Sendero, la Lima urbana y marginal, la realidad cotidiana de los peruanos diariamente aparecieron en estas páginas.[13]

La República también tenía una importante plantilla de destacados periodistas y editores que provenían de antiguos periódicos, entre ellos, Guillermo Thorndike como director, junto a editores como Alejandro Sakuda, Luis Montero, Antonio Gálvez Ronceros, Ernesto Chávez, Mirko Lauer. Mario Campos fue el primer editor del suplemento VSD;[14] mientras que Víctor Caycho encabezó el primer equipo de periodistas especializados a cargo del suplemento Domingo.

A poco de haber iniciado el año se enlutó la redacción de La República. El 26 de enero de 1983, Jorge Sedano, reportero gráfico de La República y siete periodistas más fueron asesinados cuando cumplían su misión periodística en Uchuraccay.[15] El terror, la guerra interna, llegaba con toda su brutalidad a las portadas de los diarios y a los medios masivos. Luego, con un ánimo de descentralización periodística, permanentemente el diario tenía corresponsales que estaban muy atentos ante la violencia política que golpeó en las zonas de emergencia del país durante varios años[16].

En ese año el fenómeno de El Niño nuevamente puso a prueba a los periodistas de La República. Enviados especiales permitieron un gran despliegue noticioso en suplementos gráficos con crónicas acerca del desastre del cambio climático en el norte del Perú y en todo el interior del país.

En 1984, el Perú se desangraba y mostraba los frutos dolientes del terrorismo senderista. En agosto de ese año fue detenido y desaparecido por los militares el corresponsal de La República en Huanta, Jaime Ayala Sulca.[17] Y ese mismo mes ocurrió la masacre de Pucayacu, una comunidad ayacuchana donde 49 comuneros fueron asesinados.[18] La República estuvo a la altura de los hechos: señaló sin titubear a las fuerzas militares como responsables,[19] cuando pocos medios se atrevían. Nadando a contracorriente, hizo de la defensa de los derechos humanos una bandera ciudadana. A nadie le quedó duda entonces del peso político del diario. Y, como si fuera poco, el grupo lanzó El Popular, diario dirigido, como su nombre lo dice, a sectores populares,[20] y que prioriza temas policiales, de espectáculos y entretenimiento.

La República, desde los primeros años, se consagró a sus emblemáticos temas que le han ganado prestigio nacional e internacional:[21] la defensa del Estado de derecho, la consolidación de la democracia, los derechos humanos. En 1985, Alan García llegó al Gobierno y en poco tiempo defraudó la confianza de millones de peruanos. La República nunca calló nada en una época de violencia política, corrupción y crisis económica. Denunció las atrocidades de Sendero Luminoso y la represión militar; apoyó la defensa de los derechos de los trabajadores; se convirtió en el vocero de la sociedad organizada: partidos políticos, gremios, sindicatos, líderes de opinión

En 1989 se sustituye la máquina de escribir por la computadora. Llegan las Macintosh Plus de 128 kb de RAM, cuadradas y con diskete, para reemplazar a las Remington y Olimpus,[22] lo mismo que a las carillas de papel. Atrás también quedaron los talleres de preprensa: composición, arte final y fotomecánica. Con las computadoras de diagramación se obvió estos procesos en la industria periodística.

Luego, cuatro años después, del mensajero que llevaba las páginas de La República a la planta impresora se pasa al satélite. Las páginas del diario se comenzaron a enviar digitalizadas y convertidas en un impulso electrónico mediante las nuevas pistas que ofrecía la informática. Una vez recibida la página electrónica, los técnicos la decodifican, convierten a imágenes, filman y revelan, para seguir en el proceso de fotomontaje y de ahí, mediante la fotosensibilización, se obtienen las planchas de metal que son colocadas en los tambores de las rotativas para la impresión del diario en papel.

Esta innovación tecnológica permitió reducir considerablemente los tiempos de edición periodística.

En 1990 se crea la Unidad de Investigación con un equipo de periodistas especializados, a cargo de Ángel Páez. Su trabajo es uno de los sellos del prestigio de La República, pues ha realizado una serie de destapes periodísticos.

Páez y su equipo siempre han estado presentes en denuncias y campañas contra la corrupción. Ellos han tenido grandes logros en su trabajo de investigación, pero basta con mencionar algunos de ellos: la labor que culminó con la liberación de los 11 campesinos de San Ignacio acusados por terrorismo, las denuncias de corrupción en la compra de los aviones MIG 29,[23] las labores clandestinas del grupo “Colina”, el desvío de dinero del erario nacional a la campaña de reelección de Fujimori, entre otros.[24]

Creada para enfocar el ojo en la violencia subversiva, la violación de derechos humanos, el narcotráfico y la corrupción gubernamental de los años 1990, la Unidad ha cumplido su papel con creces y ha demostrado que no es un membrete en la puerta de una oficina o el crédito bajo un nombre.

Es una unidad que publica información propia, de primera mano, de manera permanente y sistemática en el diario.[24]

Las páginas del diario en blanco, desde la portada, sorprendieron a los lectores en los kioscos la mañana del 6 de abril.[25] Fue una significativa posición del diario ante el autogolpe de la noche del 5 de abril,[26] pues un contingente de militares irrumpió en la redacción del diario con el fin de censurar contenidos contrarios al gobierno golpista.[27]

Salieron con páginas en blanco porque intentaron censurarlas. Otra vez empezó la batalla por el Estado de derecho, por el retorno a la democracia, por los derechos de todos. Fue una lucha que duró toda la década. Por esa batalla ciudadana, La República fue galardonada, en 1993, con el Premio Periodismo y Derechos Humanos.

Fueron pocos los medios que le hicieron frente a la dictadura fujimontesinista. Las campañas periodísticas por las libertades individuales y ciudadanas se llevaron a cabo en el referéndum contra la draconiana legislación antiterrorista, contra la privatización de PetroPerú, a favor de investigar dónde fue a dar el dinero de la privatización, entre otras.

En la década de los noventa llegó la descentralización del diario con el nacimiento de redacciones en distintos lugares del país.[28] El 23 de mayo de 1994, un equipo de profesionales liderado por Juan Carlos Huertas, gerente de Sistemas del diario de aquel entonces, llevó a la vanguardia tecnológica al diario, pues interconectó vía satélite la redacción de Lima con una novísima redacción e impresora en Chiclayo, conectada a su vez con redacciones de Trujillo y Piura. Ese día se imprimieron tres ediciones del diario, cada una con su propia información local y regional, además de la información recibida desde Lima. Luego, el proyecto tecnológico se amplió con una redacción en Arequipa (conectada con redacciones en Cusco y Tacna) operativa desde marzo de 1995; y otra más adelante en Iquitos, que empezó a operar el 27 de noviembre de 1998.

En septiembre de 1995 aparecieron las páginas de La República en Internet.[29] Según Roberto Ochoa, primer editor de La República Digital, contaba con el apoyo de la Red Científica Peruana.

El Grupo La República se consolidó en diversificar sus contenidos web aprovechando el crecimiento de las redes sociales.[30] También, junto con el diario El Comercio, participa en la nueva administración de América TV (Plural TV). En 2015 el diario realizó la investigación en el caso Sodalicio, luego de las investigaciones por Paola Ugaz.[31]

En octubre del 2019, el sitio web de La República superó la barrera de los 50 millones de usuarios únicos.[32] El pico más alto llegó en diciembre del mismo año, cuando se logró una cifra superior a los 55 millones de visitantes únicos. En ese momento cuenta con su propio portal afiliado a la Red Internacional de Verificación de Hechos, LR verifica.[33]

Según cifras reveladas en el 2023 por el portal ComScore, especializado en medición de audiencias, marcas y comportamiento de los consumidores, La República es el sitio web de noticias más leído del Perú.[34] En ese entonces La República cuenta con ediciones impresa y digital.[35]