Autogolpe de Estado de Perú de 1992

El autogolpe de Estado de Perú de 1992 (conocido a veces como Fujimorazo)[1][2] fue un golpe de Estado propiciado el domingo 5 de abril del mismo año por el entonces presidente del Perú, Alberto Fujimori, con el respaldo de las Fuerzas Armadas. Fujimori disolvió el Congreso de la República, se intervino al Poder Judicial, al Consejo Nacional de la Magistratura (hoy Junta Nacional de Justicia), al Tribunal de Garantías Constitucionales (hoy Tribunal Constitucional), al Ministerio Público y a la Contraloría General de la República. El resultado fue el desmantelamiento del sistema judicial, cuatro días después,[3] donde hubo persecución de miembros de la oposición y secuestro de otras personalidades.

Autogolpe del 5 de abril de 1992
Parte de Gobierno de Alberto Fujimori

Contexto del acontecimiento
Fecha 5 de abril de 1992 (31 años)
Sitio Perú Perú
Impulsores Alberto Fujimori y las Fuerzas Armadas
Motivos Inestabilidad política, económica (hiperinflación), social (desgobierno por terrorismo) y cierre del Congreso
Influencias ideológicas de los impulsores Fujimorismo
Gobierno previo
Gobernante Alberto Fujimori
Forma de gobierno Democracia representativa
Gobierno resultante
Gobernante Alberto Fujimori
Forma de gobierno Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional (gobierno autocrático)

Antecedentes

Bajo el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada de Juan Velasco Alvarado, la deuda peruana aumentó significativamente debido al excesivo endeudamiento y a la crisis energética de los setenta.[4][5] La política económica del presidente Alan García distanció aún más a Perú de los mercados internacionales, lo que se tradujo en una menor inversión extranjera en el país.[6] Bajo García, Perú experimentó una hiperinflación y un aumento de los enfrentamientos con el grupo terrorista maoísta Sendero Luminoso, lo que llevó al país a altos niveles de inestabilidad.[7]

Plan Verde

En octubre de 1989, el Plan Verde, una operación militar clandestina, fue desarrollado por las Fuerzas Armadas del Perú durante la época del terrorismo en Perú; implicaba el genocidio de peruanos empobrecidos e indígenas, el control o censura de los medios de comunicación en la nación y el establecimiento de una economía neoliberal en Perú.[8][7][9] Inicialmente, el plan incluía un golpe de Estado. Sin embargo, Anthony C. E. Quainton, embajador de Estados Unidos en Perú, se opuso a ello.[10] Los planificadores militares también decidieron no dar el golpe porque esperaban que un candidato neoliberal saliese elegido en las elecciones generales de Perú de 1990.[10] Rendón escribe que Estados Unidos apoyó a Fujimori por su relación con Vladimiro Montesinos, un antiguo oficial de inteligencia peruano acusado de espiar a los militares peruanos para la Agencia Central de Inteligencia (CIA).[11][12] Rendón —resumiendo el supuesto apoyo de Estados Unidos a la candidatura de Fujimori— escribe: «Si Vargas Llosa con la democracia liberal era muy polarizador y un peligro para los intereses estadounidenses en la región, Fujimori con el autoritarismo era muy consensual y más acorde con los intereses estadounidenses en Perú y la región».[12]

Según el sociólogo y analista político peruano Fernando Rospigliosi, las élites empresariales de Perú mantenían relaciones con los planificadores militares, escribiendo Rospigliosi que las empresas «probablemente proporcionaron las ideas económicas y con los que [los militares] coincidían, tanto en la necesidad de un programa económico liberal, como en la implantación de un gobierno autoritario que impusiese orden».[10] Rospigliosi también afirma que «se produjo un entendimiento entre Fujimori, Montesinos y algunos de los militares» involucrados en el Plan Verde antes de la toma de posesión de Fujimori.[10] Tras asumir el poder, Fujimori abandonó la plataforma económica que promovió durante su campaña electoral, adoptando políticas neoliberales más agresivas que las propugnadas por su competidor en las elecciones. Fujimori adoptaría muchas de las políticas esbozadas en el Plan Verde.[10] Con el beneplácito de Fujimori, los militares prepararon planes para defender un autogolpe de Estado tal como estaba diseñado en el Plan Verde más de dos años antes de abril de 1992.

Propuestas económicas neoliberales

Hernando de Soto — quien, con la ayuda y financiación de la Red Atlas, creó el Instituto Libertad y Democracia (ILD), una de las primeras organizaciones neoliberales de América Latina — actuó informalmente como «representante personal» de Fujimori durante los tres primeros años de su gobierno y recomendó un «choque» en la economía peruana, afirmando: «Esta sociedad se está derrumbando, sin duda, [...] pero los problemas aquí están tan arraigados que es necesario que se produzca un colapso antes de poder aplicar cambios fundamentales en el sistema político. [trad. del inglés]». De Soto convenció a Fujimori para que viajase a Nueva York en una reunión organizada por el peruano Javier Pérez de Cuéllar, secretario general de las Naciones Unidas, donde se reunieron con los responsables del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, que convencieron a Fujimori para que siguiese las directrices de la política económica marcadas por las instituciones financieras internacionales. Las políticas incluían un aumento de impuestos del 300 %, precios no regulados y la privatización de doscientas cincuenta entidades estatales.

Disputas en el Congreso

Durante los dos primeros años de su mandato, el Congreso —formado principalmente por partidos de la oposición— le concedió poder legislativo en quince ocasiones, permitiéndole promulgar 158 leyes. Sin embargo, el Congreso se resistió a los esfuerzos de Fujimori por adoptar las políticas preconizadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, especialmente las medidas de una política de austeridad.

Después de las elecciones de 1990, Cambio 90, el partido oficialista, no obtuvo mayoría en el Congreso de la RepúblicaCámara de Diputados y Senado— frente a las mayorías relativas del Partido Aprista Peruano y el Fredemo;[13] sin embargo, ambas cámaras le habían delegado tres períodos sucesivos (180 días cada uno) de facultades legislativas con la finalidad de permitir las reformas económicas propuestas.

De acuerdo con el punto de vista oficial del Ejecutivo de Fujimori, el Congreso de la República no lograba ponerse de acuerdo sobre temas relacionados con la lucha contra Sendero Luminoso, con muchas de las sesiones claves sin llegar al cuórum suficiente para la aprobación de leyes. Fujimori consideró al parlamento, entonces, como un congreso obstruccionista.[14]

Al mismo tiempo, la oposición, que revisaba exhaustivamente el paquete de decretos legislativos expedidos por el Ejecutivo, se sintió ofendida porque el presidente había observado más de doce autógrafas de ley dados por el Legislativo.[15] Asimismo, una comisión del Senado investigaba los casos de violaciones a los derechos humanos, por los que, años después, fue juzgado y condenado Alberto Fujimori.[16]

Ante la negativa del Congreso para concederle poderes para legislar, Fujimori anunció mediante un mensaje a la Nación, el domingo 5 de abril de 1992, la disolución del Congreso de la República. La explicación sobre esta medida se desarrolló en una asamblea de la OEA en las Bahamas.[17][18]

En respuesta, Fujimori dio un autogolpe el domingo 5 de abril de 1992.

Autogolpe de Estado

La noche del domingo 5 de abril de 1992, Fujimori dio un mensaje a la Nación televisado. Anunció la «disolución temporal» del Congreso de la República y la «reorganización» del Poder Judicial. Tras el mensaje, ordenó al ejército peruano que condujese un tanque hasta la escalinata del Congreso para clausurarlo. Cuando un grupo de senadores intentó mantener la sesión, se desplegaron gases lacrimógenos contra ellos.

Esa misma noche, tropas militares fueron enviadas a detener a destacados miembros de la oposición política. Fujimori fue condenado en 2009 por el secuestro del periodista Gustavo Gorriti y del empresario Samuel Dyer, ambos detenidos por los militares la noche del autogolpe.

Una de las medidas más criticadas que tomó Fujimori fue el intento de detener al expresidente Alan García para someterlo a numerosos juicios. También contribuyó al autogolpe el deseo de Fujimori de eliminar a García, que se desempeñaba como senador, como rival político y potencial futuro candidato presidencial. Sin embargo, García logró escapar de la detención y pidió asilo político en Colombia.

Resultados

Fujimori promulgó el Decreto Ley N.º 25418, que disolvía el Congreso, otorgaba al Poder Ejecutivo todas las facultades legislativas, suspendía gran parte de la Constitución y facultaba al presidente a promulgar diversas reformas, como la «aplicación de penas drásticas» a los terroristas. Incluso, el entonces presidente de la cámara de diputados del Poder Legislativo, Roberto Ramírez, fue detenido en su hogar, además del parlamentario César Barrera Bazán y del periodista Gustavo Gorriti.[19] Fujimori convocó elecciones para un nuevo congreso, más tarde denominado Congreso Constituyente Democrático; Fujimori obtuvo más tarde la mayoría en este nuevo congreso, que más tarde redactó la Constitución de 1993. Fujimori también se dedicó a recortar la independencia del poder judicial y los derechos constitucionales con una declaración del estado de emergencia y toques de queda, además de promulgar polémicas «leyes de emergencia severa» para hacer frente al terrorismo. Esta reducción de derechos fue extendiéndose a funcionarios que no estaban de acuerdo con la medida del autogolpe.[20]

El primer ministro, Alfonso de los Heros, y el ministro de Agricultura dimitieron. Al mismo tiempo, el resto de los ministros apoyaron al gobierno de facto. Máximo San Román, entonces vicepresidente primero de la República, no apoyó el autogolpe. No se encontraba en el país en el momento de este y no fue informado de esta maniobra.

El poder legislativo respondió activando las cláusulas constitucionales que permiten al Congreso destituir al presidente. Fujimori fue destituido y Máximo San Román juró formalmente la presidencia. Destacados políticos apoyaron esta medida: el expresidente Fernando Belaúnde Terry y la mayor parte del Partido Acción Popular apoyaron a San Román. Por el contrario, el excandidato presidencial del FREDEMO Mario Vargas Llosa hizo un llamamiento a la insurgencia civil para derrocar a Fujimori. Sin embargo, ni los militares ni la mayoría de la población apoyaron a San Román, que nunca llegó a ser presidente de facto.

Cabe señalar que esto se asemeja al delito de rebelión, al tomar medidas contra tales autoridades, en que no fue sentenciado por el acuerdo de extradición en los años posteriores.[21] Algunos congresistas del Fujimorismo y otros partidos políticos discutieron el legado de aquel autogolpe y su impacto en la política peruana.[22][23]

En 2001, los comandantes generales de las Fuerzas Armadas y el director general de la Policía Nacional posteriormente mostraron un comunicado que «ya no representan ningún compromiso de honor con los acontecimientos» de 1992.[24]

Opinión pública

El 7 de abril de 1992 la encuestadora Apoyo publicó un sondeo realizado en Lima, en donde el 71% de los encuestados aprobaba la disolución del Congreso Nacional y el 89% la reestructuración del Poder Judicial. El 12 de abril, otra encuesta de Apoyo, esta vez realizada a empresarios, señalaba que el 79% definía al régimen como dictatorial y el 16% como democrático.[25] Posteriormente, Apoyo realizó en su encuesta El poder en el Perú, que en 1998 en una escala de 1 para indicar una dictadura a 7 para democracia, Fujimori tuvo la calificación de 3.53.[26]

Una encuesta realizada por Ipsos para el periódico El Comercio en marzo de 2012 reveló que el 47% de los encuestados considera que el autogolpe fue necesario, mientras que el 38% señaló que fue una medida innecesaria. Ante la situación hipotética de que se retornara a 1992, el 50% de los encuestados señaló que desaprobaría un autogolpe.[27]

Reacciones

En contra

Muchos políticos no reconocieron como legal y constitucional a Alberto Fujimori. Entre los más destacados se encontraban:

  • Alejandro Miró Quesada Cisneros: «Había que defender la democracia. Nosotros no nos dejamos llevar por el 80% de los limeños que estaba a favor de la disolución del Congreso».[28]
  • Mario Vargas Llosa, quien se encontraba en Berlín, señaló a la agencia EFE: «Pienso llamar a todas las puertas para lograr el respaldo internacional, que permita hacer una presión fuerte y decisiva sobre los golpistas con el fin de que tengan que dar marcha atrás».[29]
  • Alan García; quien tras enterarse del golpe y de escapar de su vivienda que fue rodeada por militares, pidió asilo político y se exilió en Colombia.[30]
  • Fernando Belaúnde Terry no consideró el acto como democrático y apoyó plenamente al presidente San Román. Fue suya la banda que utilizó este al juramentar ante el Senado en el Colegio de Abogados de Lima.[31][32]
  • Lourdes Flores Nano; quien decidió seguir con las reuniones de diputados y senadores en diversos lugares.

Los constitucionalistas Domingo García Belaúnde, Francisco Eguiguren Praeli, Enrique Bernales Ballesteros, Gastón Soto Vallenas, Jorge Power Manchego-Muñoz, José Palomino Manchego, Walter Olivari, Francisco Miró Quesada Rada, Alfredo Quispe Correa, Valentín Paniagua Corazao, César Valega García, Víctor García Toma, Francisco José del Solar Rojas y Luis Ramírez Daza condenaron el golpe de Estado y la instauración de un gobierno de facto y exigieron la liberación de los opositores privados de su libertad.

A favor

El constitucionalista Enrique Chirinos Soto afirmó que previo al 5 de abril de 1992, el Congreso había dado un golpe de Estado en contra de Alberto Fujimori, al aprobar la Ley N.º 25397, Ley de Control Parlamentario sobre los Actos Normativos del Presidente de la República, normativa que, según Chirinos, «recorta las funciones y atribuciones» del presidente. Por ello, Chirinos consideró que, el 5 de abril, Fujimori dio un «contragolpe».[33] En el mismo sentido, Carlos Torres y Torres Lara sostuvo que lo realizado el 5 de abril se trató de un «contragolpe» para desarticular el «golpe» dado por el Parlamento con la «inconstitucional» ley n.º 25397.[34]

En 2023, el Fondo Editorial del Congreso, dirigida por la fujimorista Martha Moyano, mostró a favor del autogolpe en el libro escolar sobre la Constitución de 1993;[35] el texto generó quejas de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos.[36] El autor del libro presentado en historieta, Dimas Arrieta, acusó a la editorial de involucrarse en el proceso creativo.[37]

Internacionales

Las reacciones internacionales al autogolpe fueron diversas: los organismos financieros internacionales retrasaron los préstamos previstos o proyectados, y el gobierno de Estados Unidos suspendió toda ayuda a Perú aparte de la humanitaria, al igual que Alemania y España. Venezuela rompió relaciones diplomáticas y Argentina retiró a su embajador. Chile se unió a Argentina para solicitar la suspensión de Perú de la Organización de los Estados Americanos. El golpe amenazó la estrategia de recuperación económica de la reinserción. Complicó el proceso de liquidación de atrasos con el Fondo Monetario Internacional.

Incluso antes del golpe, las relaciones con Estados Unidos habían sido tensas debido a la reticencia de Fujimori a firmar un acuerdo que incrementaría los esfuerzos militares de Estados Unidos y Perú en la erradicación de los campos de coca. Aunque Fujimori acabó firmando el acuerdo en mayo de 1991 para obtener una ayuda que necesitaba desesperadamente, los desacuerdos no contribuyeron a mejorar las relaciones bilaterales. Los peruanos consideraban que las drogas eran principalmente un problema de Estados Unidos y la menor de sus preocupaciones, dada la crisis económica, la guerrilla de Sendero Luminoso y un brote de cólera que aisló aún más a Perú debido a la consiguiente prohibición de importar alimentos.

Sin embargo, la administración Bush cambió de postura dos semanas después del autogolpe. Reconoció oficialmente a Fujimori como líder legítimo de Perú. La Organización de Estados Americanos y Estados Unidos estaban de acuerdo en que el golpe de Fujimori podía haber sido extremo. Sin embargo, no querían que Perú volviera al estado de deterioro en el que se encontraba antes. El golpe se produjo poco después de que el gobierno y los medios de comunicación estadounidenses lanzaran una ofensiva mediática contra el movimiento guerrillero rural Sendero Luminoso. El 12 de marzo de 1992, el subsecretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, Bernard Aronson, declaró ante el Congreso de los Estados Unidos: «La comunidad internacional y las respetadas organizaciones de derechos humanos deben centrar los focos de la atención mundial en la amenaza que supone Sendero... América Latina ha visto violencia y terror, pero ninguno como el de Sendero... y no se equivoquen, si Sendero tomara el poder, veríamos... genocidio». Dadas las preocupaciones de Washington, las repercusiones a largo plazo del autogolpe resultaron ser modestas.

Véase también

Referencias

  1. «El “fujimorazo” y otros casos en América Latina que se comparan con la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela». BBC. Consultado el 12 de diciembre de 2022.
  2. «"Fujimorazo" y el golpe de Bordaberry: cómo fueron los antecedentes del "Madurazo" en Sudamérica». Infobae. Consultado el 12 de diciembre de 2022.
  3. Comas, José (9 de abril de 1992). «Fujimori desmantela el poder judicial en Perú». El País. ISSN 1134-6582. Consultado el 20 de mayo de 2023.
  4. Brands, Hal (14 de septiembre de 2010). «The United States and the Peruvian challenge, 1968-1975». Diplomacy & statecraft (en inglés) 21 (3): 471-490. ISSN 0959-2296. doi:10.1080/09592296.2010.508418. Consultado el 10 de diciembre de 2022.
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  6. «Welcome, Mr. Peruvian president: Why Alan García is no hero to his people». COHA (en inglés estadounidense). 2 de junio de 2010. Consultado el 10 de diciembre de 2022.
  7. Burt, Jo-Marie (1998-09). «Unsettled accounts militarization and memory in postwar Peru». NACLA Report on the Americas (en inglés) 32 (2): 35-41. ISSN 1071-4839. doi:10.1080/10714839.1998.11725657. Consultado el 9 de diciembre de 2022. «[trad.] la creciente frustración de los militares por las limitaciones impuestas a sus operaciones de contrainsurgencia por las instituciones democráticas, unida a la creciente incapacidad de los políticos civiles para hacer frente a la espiral de crisis económica y a la expansión de Sendero Luminoso, llevó a un grupo de oficiales militares a idear un plan golpista a finales de la década de 1980. El plan preveía la disolución del gobierno civil de Perú, el control militar del Estado y la eliminación de los grupos armados de la oposición. El plan, desarrollado en una serie de documentos conocidos como el "Plan Verde", esbozaba una estrategia para llevar a cabo un golpe militar en el que las fuerzas armadas gobernarían de 15 a 20 años y reestructurarían radicalmente las relaciones entre el Estado y la sociedad siguiendo líneas neoliberales ».
  8. Gaussens, Pierre (1 de diciembre de 2020). «La stérilisation forcée de population autochtone dans le Mexique des années 1990». Canadian journal of bioethics (en francés) 3 (3): 180-191. ISSN 2561-4665. doi:10.7202/1073797ar. Consultado el 9 de diciembre de 2022. «[trad.] un plan gubernamental, elaborado por el ejército peruano entre 1989 y 1990 para hacer frente a la insurrección de Sendero Luminoso, conocido posteriormente como "Plan Verde", cuyo texto (no publicado) expresa en términos explícitos una intención genocida ».
  9. «28 de julio 90: se inició plan militar de 20 años» (PDF). Oiga (647) (Editora Eusko-Andina). 12 de julio de 1993. Archivado desde el original el 2022. Consultado el 10 de diciembre de 2022.
  10. Avilés, William (2009). «Despite insurgency: reducing military prerogatives in Colombia and Peru». Latin American politics and society (en inglés) (Cambridge University Press) 51 (1): 57-85. ISSN 1531-426X. doi:10.1111/j.1548-2456.2009.00040.x. Consultado el 10 de diciembre de 2022.
  11. Schulte-Bockholt, Alfredo (2006). «Chapter 5: elites, cocaine, and power in Colombia and Peru». The politics of organized crime and the organized crime of politics: a study in criminal power (en inglés). Lexington Books. pp. 114-118. ISBN 0-7391-0869-7. OCLC 61704781. Consultado el 10 de diciembre de 2022. «[trad.] ... importantes miembros de la oficialidad, en particular dentro del ejército, habían contemplado la posibilidad de un golpe militar y la instauración de un régimen autoritario o de la llamada democracia dirigida. El proyecto era conocido como "Plan Verde". [...] Fujimori adoptó esencialmente el "Plan Verde", y los militares se convirtieron en socios del régimen. [...] El autogolpe del 5 de abril de 1992 disolvió el Congreso y la Constitución del país y permitió implementar los componentes más importantes del Plan Verde ».
  12. Rendón-Schneir, Silvio R. (2013). Merino Aguirre, Iván Godofredo, ed. La intervención de los Estados Unidos en el Perú: desde el proyecto del protectorado hasta los Wikileaks (1.ª edición). pp. 145-150. ISBN 978-612-45741-3-9. OCLC 870011320. Consultado el 10 de diciembre de 2022.
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  15. Revista Gente, 15 de enero de 1992
  16. Reportaje del programa de televisión Prensa libre, de Rosa María Palacios. Julio de 2008
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  18. Comas, José (17 de mayo de 1992). «Alberto Fujimori presenta en la reunión de la OEA un nuevo plan de democratización de Perú». El País. ISSN 1134-6582. Consultado el 21 de noviembre de 2022.
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  20. Paz de la Barra, Vladimir (28 de diciembre de 2000). «Una diplomacia cercenada». El Comercio. Archivado desde el original el 23 de junio de 2007. Consultado el 31 de agosto de 2023.
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  31. Fuente: Agenciaperu.com, La Ventana Indiscreta. Reportaje emitido el 5 de abril de 2004 por Frecuencia Latina (canal 2 en Lima).
  32. «Lo que no viste del 5 de abril de 1992 - Vídeo Dailymotion». Dailymotion. Consultado el 5 de abril de 2019.
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  34. Torres y Torres Lara, Carlos (1995). La Constitución Política del Perú de 1993. Desarrollo y Paz Editores.
  35. Paucar, Luis. «Fondo Editorial del Congreso tergiversa historia y justifica autogolpe de Alberto Fujimori en texto escolar». infobae. Consultado el 24 de agosto de 2023.
  36. Salinas, Camila (23 de agosto de 2023). «CNDDHH sobre textos de Fujimori: "El Congreso atenta contra la institucionalidad democrática"». larepublica.pe. Consultado el 24 de agosto de 2023.
  37. Rojas Berríos, Manuel. «“Albertino”, la verdad sobre el polémico protagonista de los cómics del Congreso de la República». infobae. Consultado el 3 de septiembre de 2023. «En cuanto al cómic ‘La Constitución Política del Perú para escolares’, texto acusado de tergiversar la historia y enaltecer la figura de Fujimori Fujimori tras cometer un autogolpe en 1992, el escritor negó estar involucrado en su creación y marcó distancia de todo lo relacionado a ese proyecto ».

Bibliografía

Enlaces externos

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