Español costeño peruano

El español costeño es el dialecto del idioma español que se habla a lo largo del costa central y septentrional del Perú, desde la región Piura hasta la localidad de Chala.[cita requerida]

La ciudad de Lima fue entre 1535 y 1739 la ciudad más importante del virreinato del Perú (que por esos años comprendió la mayor parte de América del Sur) y su habla se convirtió en una de las más prestigiosas de la región.[1][2][3] Esto debido a su importancia política y cultural, prestigio obtenido por la existencia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la primera universidad fundada en el continente,[4] y al hecho de que contó con mayor proporción de españoles de origen castellano que la mayoría de ciudades del continente americano, inclusive se radicaron muchos nobles de Castilla, siendo la ciudad con más títulos nobiliarios castellanos fuera de la metrópoli.[5]

Según algunos especialistas en dialectología hispana[6] se trata de un dialecto a medio camino entre los llamados conservadores y radicales.[7][8] Es aún hoy la variedad estándar del país,[9][nota 1] que habla alrededor del 30% del total de la población peruana.

Fonología y morfosintaxis

Entre las características fonológicas principales y tradicionales están:

  • La ausencia de aspiración de /s/ en posición final de sílaba ante pausa o vocal (que se da en toda la América costeña —excepto Yucatán— y sur de España),[nota 2] salvo ante consonante.[10] La articulación es predorsal suave.[11][12]
  • La emisión clara[13] de la vibrante múltiple /r/ y de la vibrante simple /ɾ/ sin la asibilación característica de la sierra y otras regiones de América.[11][nota 3]
  • El yeísmo y lleísmo (se alterna indistintamente los sonidos de <ll> y <y> sin importar la letra con la que se escriba). En las generaciones más jóvenes, el lleísmo está decayendo en favor del yeísmo.
    • La <y> y la <ll> con yeísmo son tanto aproximantes ([j]) como fricativas ([ʝ]).
  • El seseo, característico de todos los dialectos en América Latina.
  • La pronunciación entre pospalatal y velar de /x/ <j> y <g> ante <e>, <i> (nunca aspirada ni glotal como en todas las costas americanas al norte desde Ecuador, ni como la del español bogotano o la del dialecto andaluz).[14][nota 4]
  • En ocasiones la elidida /d/ final de palabra se hace sorda /t/ por ultracorrección. Por ejemplo, tengo sed > tengo sé o tengo set.
  • La /n/ final de sílaba, del mismo modo que el español caribeño, es velar, no alveolar, salvo en el discurso formal.[13] En las clases populares y resto de la costa la velar final se puede trasladar hacia la otra nasal, ej. también [taŋbjéŋ]
  • No existe la confusión de líquidas (<l> por <r>) andaluza ni el sonido nasal de las vocales caribeño.

En lo gramatical el habla limeña propia se ajusta mucho a la norma general americana,[15] debido al escaso contacto histórico que tuvo la población de la ciudad con el español andino, y a las lenguas autóctonas (quechua, aimara) por cuatro siglos (el quechua fue desplazado de la costa peruana rápidamente en el s. XVI).[16]

Conserva la distinción tradicional entre lo, la y le para el acusativo y dativo de la tercera persona, masculina singular, excepto en frases aisladas, particularmente en la construcción con se, como en ¡Qué bien se le ve! o en (El libro) se los di en vez de Se lo di o Les di.

Dado que Lima, al igual que Ciudad de México, fue centro receptor y difusor del estándar peninsular, desde temprano se dio preferencia al uso del tuteo para el tratamiento de confianza y el usted en lo formal. El empleo de vos con la modificación, de estigma popular, de su antiguo paradigma verbal, para el tratamiento familiar no arraigó (mientras era eliminado de la península y se hizo corriente en las zonas alejadas del poder español).[17][18] No obstante, esto sí como toda América, se prefirió, en el uso oral, el ustedes plural de respeto antes que vosotros.

Los fenómenos de queísmo y dequeísmo son bastante frecuentes en esta variedad.

La utilización de las formas verbales perifrásticas para el futuro (voy a ir en vez de iré), la personalización del verbo haber (hubieron muchos) y las formas verbales en segunda persona con el sonido /s/ final (cantastes, dijistes, que vienen del español andino), son comunes también en otras partes de América.[12]

Subdialectos

Español peruano norteño ribereño

El habla de la costa del Perú posée una variante norteña comprendida desde la costa del departamento de La Libertad hasta el departamento de Tumbes, la cual es más parecida al Español ecuatorial. Tiene influencias de la extinta lengua muchik o mochica, hablada hasta finales del siglo XIX.

Las dos principales características que definen a esta variedad son el rasgo propio en su estructura tonal y la eliminación de la fricativa palatal sonora /ʝ/ (o la 'y' intervocálica) sobre todo en el acento de Sechura, Lambayeque y la ciudad de Trujillo. Siendo Lima el principal foco de irradiación del idioma español en el Perú, las variantes locales tienden a ser desplazadas o recibir notoria influencia de las variedades presentes de la capital

Español peruano ribereño de influencia afroperuana

De otro lado, en el habla particular de los antiguos asentamientos afroperuanos de la costa peruana, tales como Chincha, el Callao y barrios limeños como La Victoria, Rímac, Barrios Altos, Puente Piedra, etc., el español peruano ribereño tiene una fonética muy peculiar, caracterizada por compartir algunos elementos fonológicos con los demás asentamientos afrocoloniales españoles en América (como los del Caribe o del Río de la Plata).

Según la investigadora María del Carmen Cuba: "El habla de los negros tomaba como modelo las variedades más desprestigiadas del español..." (esto es, las hablas meridionales o atlánticas y las de la clase popular). "En muchos lugares de las Antillas y América Central se desarrollaron lenguas criollas, pero en el Perú al parecer sólo ingresaron pidgins o dialectos castellanos como una segunda lengua. Estos dialectos se han quedado algo congelados entre los usuarios, quienes por su situación social, económica y política, por mucho tiempo han permanecido y en algunos casos siguen permaneciendo en una especie de aislamiento.

La diferencia dialectal actualmente está marcada sobre todo por el ritmo en el habla, eliminando sílabas y alterando estructuras silábicas. Es más acelerado que en los demás dialectos del Perú y es posible que en los siglos de la colonia esta celeridad haya sido mayor.[19]

El habla particular de los afroperuanos de la costa norte, en lo que hoy son los departamentos de Lambayeque, Piura y Tumbes, difieren de sus pares de las regiones mencionadas. Las comunidades afroperuanas de la provincia de Morropón, por ejemplo, verifican con el hablar del español ecuatorial y con el citado español peruano norteño ribereño.

Español peruano ribereño de influencia andina

La otra variedad principal del español de la costa del Perú viene a ser la aparecida luego de la penetración de los hábitos lingüísticos de la sierra y del ámbito rural a las ciudades de la costa y la propia Lima, tras el gran trasvase de población que ocurrió desde la década de 1940.

Tradicionalmente ha sido catalogada esta de subculta[20][21] por los hablantes originales de la costa mas es hoy en día lo que habla la juventud y la gran mayoría de provincianos y sus descendientes residentes en la capital.[22][23][24][25] Sobre este tema se ha referido el eminente lingüista Rodolfo Cerrón Palomino de la siguiente manera:

“...En efecto a raíz de los procesos migratorios del campo a la ciudad y de la sierra a la costa (...) la sociedad peruana atraviesa por una profunda transformación social. Particularmente notoria en la andinización de la costa y especialmente de la capital (...) dentro de tal atmósfera, en la que la población local se ve asediada por la de procedencia serrana , se advierte cómo los rasgos más persistentes del castellano andino van contaminando la norma capitalina, alguna vez tenida por uno de los exponentes más castizos del castellano de América. Tales rasgos (...), si bien estigmatizados aún por quienes alcanzan a tener conciencia de su sabor andino, se filtran subrepticiamente en el habla de los limeños para instalarse en los registros de comunicación no sólo oral sino también escrita...”
(Rodolfo Cerrón-Palomino: 2003, 118)[26]

La profesora Rocío Caravedo, añade

“La penetración ocurre normalmente a través de las clases populares costeñas que, probablemente por razones sociales, mantienen un circuito más fluido de relaciones comunicativas con los andinos”
(Caravedo 1992).[12]

Entre los rasgos principales están:

  • El timbre cerrado y débil vocalización,[14] extendido en gran número de limeños.
  • El uso de las muletillas pues > pe, pue, puis, pi o pui (de origen andino[14]), nomás y ya al final de cada frase.
  • La /f/ se articula como fricativa bilabial sorda [ɸ], la misma que por agregársele una /w/ epeténtica se suele confundir con /x/.
  • La pronunciación más cerrada de las vocales /e/ y /o/ y más abierta de la /i/ y /u/ en algunos hablantes.
  • Empleo de jergas derivadas de voces quechua, como jato y jatear por casa y dormir.
  • En algunos hablantes se da el ensordecimiento vocálico, dándole énfasis a las consonantes con debilitamiento de vocales, sobre todo en las sílabas átonas como en algunos hablantes en México.

Los fenómenos que son más perceptibles como de la modalidad andina y que desencadenan valoraciones negativas se dan hoy por hoy más en lo gramatical que en lo fonológico.[12]

Según Cerro Palomino, el hablar motoso[27] (esto es, identificable y discriminado como de procedencia andina) aparece en las siguientes construcciones:[nota 5]

  • La ausencia del artículo definido: Está encasa, ¿Dónde está ∅ carro?.
  • El empleo del artículo definido siempre en masculino: El olla está lleno.
  • Empleo redundante del artículo definido; p. ej., ante nombres propios de personas allegadas: ¿Dónde fue la Jacqueline?, la Susana.
  • Quiebre de la concordancia gramatical de género: casa blanco, Bonito es la ciudad.
  • Quiebre de la concordancia de número: Los libros es de él.
  • Precedencia del objeto al verbo: Comida voy comprar.
  • La parte subordinada de la oración precede a la principal: En lo que estaba jugando, se cayó.
  • Neutralización de las formas pronominales en lo, indistintamente del tipo de objeto, así como del género y número en una sola: Anduvimos mirándolo los personas, Lo conozco a ellas.

Este habla corresponde, actualmente, a la de los sectores socioeconómicamente más deprimidos de la capital.

Por el contrario las formas del castellano andino, que para Cerrón Palomino o Caravedo han sido asimiladas por la clase media y en algunos casos ya son «perfectamente aceptables», son[28][12]

  • Construcción con un pluscuamperfecto, principalmente, lo más arraigado: Había tenido dos hijos 'no sabía que tenía dos hijos'.
  • Forma leve de loísmo: Lo conozco a él 'lo conozco'.
  • Predominio de posesivos: Fue en su casa de Luis 'fue en la casa de Luis'.
  • Uso excesivo del gerundio: ¿Qué haciendo te caíste? '¿cómo te caíste?'.
  • Posposición del verbo: No viene dice 'dice que no viene'.
  • Ciertas omisiones; p. ej. de adverbios: Vine comiendo 'vine después de comer'.
  • Abuso de diminutivos: Los farolitos de la esquina.

Cambios recientes

Algunos de los rasgos nuevos propios de las clases populares y/o de las generaciones más recientes en los que, según investigadores como Rocío Caravedo, no se puede rastrear origen andino son:[12]

  • Extensión, cada vez mayor, de la aspiración de /s/, como fue de preconsonante sonora [lah ˈβakas] a ante sorda con asimilación a una velar; p. ej., pertenezco [peɾteˈnexko], Pisco [ˈpixko]. Sin embargo se tiende a mantener ante la dental sorda /t/; p. ej., estado [esˈtado] y no [ehˈtado]. Esta aspiración se da en todas las clases sociales, pero es evitada en el habla cuidada.
  • En los últimos decenios[29] se registra la tendencia al relajamiento o la neutralización de las fricativas [β ð ɣ] en posición intervocálica; p. ej. [di.ˈa.mos] por digamos, [ˈsa.a.o] por sábado. Lo primero es más bien del ámbito culto y lo segundo del popular.[30] La más elidida, en ambos grupos, viene a ser la dental, especialmente en la terminación -ado.[nota 6]
  • Avance de las elisiones ej, de las implosivas y sonorización de las consonantes sordas; p. ej., pasague por pasaje, probesor por profesor, propias del habla muy coloquial y relajada o de grupos de poca lectura o baja escolaridad.[11][31][nota 7]
  • El relajamiento o neutralización, en Lima y la costa central, de los sonidos de <y> o <ll> (/j/) intervocálicos; p. ej., [ˈoe] por oye, [tʃi.ˈki.a] por chiquilla. (Muy posible por influencia del habla de la costa norte, o tal vez del resquicio del habla afroperuana.)
  • Reforzamiento de la pronunciación de la vibrante múltiple en los sectores más jóvenes (especialmente del sexo femenino) o casual pérdida de /r/ final de sílaba en contexto interno.[11]

En algunos casos, corresponde a las tendencias evolutivas del español, en otros, tal vez producto del relajamiento en el modo de hablar de una lengua que no fue la materna.

De otro lado, en el plano del léxico, el habla popular de la costa se nutre de influencias andinas y también, por supuesto, extranjeras: anglicismos, argentinismos así como de variados neologismos (Véase jeringa).

Como bien lo señala la lingüista Virginia Zavala, de Proeduca, en todo lugar "un grupo de jóvenes habla una variedad social específica",[32] los pertenecientes a los estratos socioeconómicos bajos como los altos de la ciudad de Lima y otras de la costa han desarrollado características peculiares en su modo de hablar, incluido el aspecto tonal, los no pudientes (y en muchos casos los de la clase media) han asimilado el lenguaje de la “replana” (que según algunos autores tiene su origen en el habla afrocolonial),[33] los de la clase alta por su lado han desarrollado un lenguaje especial lleno de anglicismos, o palabras foráneas en los últimos veinte a treinta años surgido por influencia de los medios y como reacción a la influencia del habla andina, muy subvalorada por este grupo,[34] o a la citada replana de la periferia. Más recientemente este último lenguaje se ha extendido a jóvenes de las capas medias, incluyendo a descendientes andinos.

Véase también

Notas

  1. “La norma nacional (...) en la América hispana generalmente coincide con el habla culta de la capital de cada país. Son motivos históricos, políticos o sociales, antes que lingüísticos, los que casi siempre respaldan esa preeminencia. En el caso del Perú, la norma lingüística nacional coincide con la del habla culta limeña, sin que ello implique una superioridad intrínseca del habla de Lima sobre la de cualquier otra ciudad o región del Perú” (M. Hildebrandt 2003: 8)
  2. La resistencia de la /s/ ante pausa y ante vocal se aprecia cuando la palabra se une con otras en el discurso (mi-sa-mi-gos), en el caso de la ciudad de Caracas p. ej sería (mi-ha-mi-goh). Así la costa del Perú exhibe un rasgo impropio, atípico dentro de lo que se ha denominado ‘Supradialecto B’, español costero o periférico-insular (Montes, 1984b). La variante aspirada /h/, en Lima, no obstante, “resulta significativa en contexto preconsonántico” (Caravedo, 1990) Canfield en 1958 había notado que se producía ante consonantes sonoras, Escobar (1978) y Caravedo remarcan que ocurre como una velar /x/ frente a /k/ [kúhko]> [kúxko]. La variante sonorizada /z/ preconsonántica que ocurre regularmente en México (Perissinotto, Canfield) sólo se realiza esporádicamente ante /d/ (Caravedo), ocasionalmente, la sibilante también se debilita ante /t/, aunque lo que más resalta Caravedo es que, en no pocos casos, sufra ésta una suerte de interdentalización “sin llegar a identificarse con la interdental plena castellana”. Las elisiones son también infrecuentes (salvo en el habla de Chincha, M. Cuba, 2002), aunque presentes: entónse, depué.
  3. Si bien Rocío Caravedo ha notado cierta tendencia a la fricatización y sobre todo un mayor relajamiento de la vibrante simple final en la costa sur y norte, concluye que “las frecuencias de las asibiladas en los grupos originariamente limeños resultan muy bajas” (Caravedo 1990: 178).La variante asibilada en México p. ej. está generalizada (Perissinotto, 1975) en la clase media y alta sin que se considere (como también en Ecuador o Bolivia) un fenómeno estigmatizable o negativo como sí ocurre en el Perú.
  4. Según Canfield (1960:14) “tiene un gran parecido al tipo mexicano es decir generalmente palatal en vez de uvular como en el centro y norte de España”. Para Escobar (1978: 44) es “una fricativa palatal que sólo en énfasis especial se hace estridente”. Lapesa (1959: 247-249) había referido que se realizaba más al centro del paladar ante /e/, /i/ como un rezago de la antigua pronunciación prepalatal medieval. De otro lado Canfield (1960. 81-82) señalaba que en el litoral norteño se presentaba el alófono faríngeo aunque Caravedo (1992: 719-749), sólo presenta este último, dentro del Perú como propio del español amazónico.
  5. La mayoría, calcos del patrón sintáctico quechua.
  6. En la combinación á-o, la /a/ con frecuencia es más corta en el grupo popular y la vocal terminal se cierra casi como /u/ en ’cansau’, esta modificación vocálica “traza una frontera sociolingüística” y “puede considerarse el hecho como representativo ” de la clase popular (Caravedo 1990, 99-110).
  7. Sobre la tendencia a neutralizar las consonantes finales de sílaba (no nasales) como velares, (ogservar, por observar; akto, por apto), “no es privativo de este espacio dialectal y se presentan con distinta intensidad en casi todos los dialectos de habla hispana”, en el caso limeño sucede por ser la /g/ fricativa la más preservada entre todas las implosivas, mayormente omitidas por el grupo popular. Contrariamente al Caribe, está marcado de modo negativo por el grupo culto (Caravedo 1990, 97, 114, 118).

Referencias

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  4. Sánchez Méndez, Juan. «”Hablar Indiano” Durante los Siglos de Oro». Université de Neuchâtel p.548-552. Consultado el 23 de mayo de 2011.“…Lo decisivo para la caracterización lingüística de la modalidad resultante fue que allí se desarrollara la vida urbana y aparecieran después colegios y universidades, que se convirtiese en una ciudad con sede virreinal o con sede de una audiencia, que hubiese conventos y monasterios donde se enseñasen las primeras letras a criollos, que hubiera inquietud intelectual o literaria, que apareciese la imprenta o no y que el tráfico de libros e ideas fuera importante. Los casos de Lima y México, sedes de cortes virreinales con impulso cultural, intelectual y económico, como ciudades donde se hablaba un castellano considerado modélico por algunos testigos contemporáneos, son un ejemplo de esto”
  5. Rizo Patrón, Paul (1990). «”La nobleza de Lima en tiempos de los Borbones». Bull. Inst. fr. Études andines,19, No 1 pp.129-163. Archivado desde el original el 7 de abril de 2014. Consultado el 25 de mayo de 2011.“ El Virreinato del Perú tuvo un mayor volumen de títulos nobiliarios que el tenido por cualquier otro virreinato de la América hispana. Principalmente concentrados en Lima, sus poseedores tuvieron más peso y representatividad dentro de la población general de esta capital, en relación a otras regiones del imperio español”
  6. Zamora y Guitart 1982: 157 y ss
  7. Malmberg, Bertil (1966). ”La América Hispanohablante. Unidad y diferenciación del castellano. Madrid p.140: Ed.Istmo.
  8. Sosa, Juan Manuel. «Sobre el consonantismo, el vocalismo y la entonación en la delimitación dialectal del español de América». Consultado el 23 de mayo de 2011. “…los hablantes «conservadores» tienden a hacer coincidir su pronunciación de las consonantes finales con el código ortográfico, mientras que los «radicales» manifiestan numerosas sustituciones y elisiones, difiriendo marcadamente con el código ortográfico observado en el español estándar...".
  9. Lipski 1996: 155
  10. Caravedo, Rocío (1983). ”Estudios sobre el español de Lima; variación contextual de la sibilante. Lima p.107: PUCP, Fondo Editorial.
  11. Caravedo Barrios, Rocío. (1990). Sociolingüística del español de Lima pp. 127-128, 139, 178-179, 184. Lima: Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú.
  12. Caravedo, Rocío (1992). «Espacio geográfico y modalidades lingüísticas en el español del Perú». En César Hernández Alonso (coord.), ed. Historia y presente del español de América. Madrid: Junta de Castilla y León. pp. 719-749. ISBN 84-86022-66-5.
  13. Canfield, D. L. (1978). El español pronunciado en Lima. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Depto de Lingüística. Traducido por Augusto Alcocer Martínez. pp. 8,11.
  14. Escobar, Alberto (1978). Variaciones sociolingüísticas del Castellano en el Perú. Lima: Instituto de Estudios Peruanos. pp. 34, 36, 44, 47.
  15. Hildebrandt, Martha (2003). Martha Hildebrandt Lima, ed. El habla culta (o lo que debiera serlo). Lima. pp. 7-8. ISBN 9972-9454-1-3.
  16. Rivarola, José Luis. (1990). «VI. Contactos y conflictos de lenguas en el mundo andino durante la colonia p. 136». La formación lingüística de Hispanoamérica. Lima: Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú.
  17. Alatorre, Antonio. (2002). «Apogeo del castellano Segunda Parte. Humanismo y Antihumanismo p. 332». Los 1001 años de la lengua española. México, D. F.: Fondo de Cultura Económica. ISBN 978968166678 |isbn= incorrecto (ayuda).
  18. Otras citas aquí a cerca del alejamiento del voseo en unas zonas de América y su conservación en otras. Wande, Bo (2002). «El habla nicaragüense raíces y creatividad». Universidad de Umeå Departamento de Lenguas Modernas p.7-8: “La difusión del fenómeno 'voseo' en diferentes partes de América, es ilustrativa (para la importancia que tenía el contacto con España): 'Vos' no existe en los centros virreinatos como México y el Perú, tampoco donde poseían universidades como Santo Domingo y, “desapareció 'vos' de Cuba y Puerto Rico por seguir dependiendo de España hasta 1898” (Carmen Saralegui 1997:45). Según Bertil Malmberg (1966: 145-146)... La no existencia del voseo en Chile (se refiere al ámbito culto), se explica por el trabajo del lingüista Andrés Bello, quien logró influir en los ideales lingüísticos del país después de la independencia de España y así hacer desaparecer el voseo, mientras en Argentina, donde además surgió un nacionalismo lingüístico, florece el voseo. Como el Virreinato del Río de la Plata se estableció muy tarde, unos treinta años antes de la independencia, no pudieron influir tanto los factores de la cohesión lingüística como en México y en el Perú. Malmberg hace comparaciones con la evolución de Andalucía. Una tendencia simplificadora (s-z, ll-y) fue reprimida en el centro (Castilla) y triunfó en la periferia, quiere decir en el sur reconquistado y en los territorios recién colonizados en América (1966: 150-151). “Tal es la razón de que Chile ofrezca un sistema fonético de tipo mucho más popular que el que se hizo normalizante alrededor de los núcleos culturales y administrativos de Lima y México” (151)”. Archivado desde el original el 26 de septiembre de 2011. Consultado el 23 de mayo de 2011.
  19. Análisis del habla afroperuana en la novela de Enrique López Albújar: Cuba, María del Carmen (2002). «Matalaché: Raza, poder y cultura». UNMSM Doctorado CCSS p. 20-25. Consultado el 23 de mayo de 2011.
  20. R. Caravedo explica que “...en el orden cualitativo, la inmigración capitalina tiene como principales, si bien no exclusivos, protagonistas a los pobladores andinos, a menudo bilingües (quechua-español o aimara-español) con distintos grados de conocimiento y de manejo del español, con muy baja escolaridad, con grados de alfabetización incipiente o muy exigua experiencia gráfica, provenientes de ambientes rurales y empobrecidos desde el punto de vista económico. Semejantes características, aun no siendo adscribibles a todos los migrantes, en la medida en que estos provienen de diferentes estamentos sociales en sus lugares de origen, y que entre ellos se encuentran grupos con escolaridad superior y con dominio mayor del español, han adquirido relevancia en la percepción de los habitantes de la ciudad receptora y han contribuido a una interpretación valorativa de los migrantes y de todo lo que se considere representativo de éstos por parte de los limeños. La valoración negativa asignada a los andinos en general y, en consecuencia, a sus modalidades lingüísticas proviene de una percepción deformada y selectiva de parte de los pobladores costeños...".Caravedo, Rocío (1996). «Variedades lingüísticas y relaciones interculturales. Reflexiones sobre el español en el Perú actual». Signo y Seña 6: 491-511. Consultado el 23 de mayo de 2011.
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Bibliografía

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