Céfiro

En la mitología griega, Céfiro (en griego Ζέφυρος, Zéphyros) era el dios del viento del oeste,[1] hijo de Astreo y de Eos,[2] o bien de Gea, según un autor.[3] Céfiro, «de aliento dulce», era el más suave de todos[4] y se le conocía como el viento fructificador, mensajero de la primavera.[5] Se creía que vivía en una cueva de Tracia.[6] En los textos homéricos se lo considera el más rápido de todos los vientos.[7] También se dice que tras la caída y muerte de Faetonte Céfiro se unió a varios cisnes para entonar un lamento fúnebre.[8]

Céfiro y Flora, por William-Adolphe Bouguereau (1875).

En diferentes historias se narraba que Céfiro tenía varias esposas. En una ocasión se representa como el marido de Iris, la diosa del arcoíris con quien tuvieron a Poto[9] o incluso a Eros.[10] Raptó a otra de sus hermanas, la diosa Cloris, a la que dio el dominio de las flores; de esta unión alegórica nació Carpo (‘fruta’).[11] Se decía que había competido por el amor de Cloris con su hermano Bóreas, a quien terminó ganando. También se cuenta de él que con otra de sus hermanas y amantes, la arpía Podarge, fue padre de Balio y Janto, los caballos de Aquiles.[12] Si bien otro autor, en cambio, nos dice que Céfiro fue el padre del caballo Arión, en su unión con otra de las Harpías.[13] Incluso se dice que engendró a los tigres.[14]

Uno de los mitos conservados en los que Céfiro aparece más prominentemente es el de Jacinto, un hermoso y atlético príncipe espartano. Céfiro se enamoró de él y lo cortejó, al igual que Apolo. Ambos compitieron por el amor del muchacho, este eligió a Apolo, y Céfiro enloqueció de celos. Más tarde, al sorprenderlos practicando el lanzamiento de disco, Céfiro les mandó una ráfaga de viento, y el disco, al caer, golpeó en la cabeza a Jacinto que murió. Con la sangre del muchacho muerto, Apolo haría la flor homónima.[15]

En la historia de Cupido y Psique, fue Céfiro quien sirvió a Eros transportando a Psique hasta su cueva.[16]

Se le representa como un hombre joven, con alas de mariposa o hada, sin barba, semidesnudo y descalzo, cubierto en parte por un manto sostenido entre sus manos, del cual lleva y va esparciendo una gran cantidad de flores.

Su equivalente en la mitología romana era Favonio[17] (Favonius, ‘favorable’), quien ostentaba el dominio sobre las plantas y flores. Su nombre era muy común en la Antigua Roma.

Varios autores dejaron atestiguados al menos dos templos en donde se le rendía culto, uno en Rodas[18] y otro en el Ática.[19]

Véase también

Referencias

    Enlaces externos

    1. Himno órfico 81, a Céfiro
    2. Hesíodo: Teogonía 378; Higino: Fábulas, prefacio 15; Nono: Dionisíacas VI, 18 y 47, 340.
    3. Esquilo: Agamenón 690
    4. Píndaro: Nemeas VII 29; Filóxeno de Citera: fragmento 835.
    5. Calímaco: Himno 2, a Apolo 81 ss.; Séneca: Fedra 11; Nono: Las dionisíacas II 133
    6. Homero: Ilíada IX 5
    7. Homero: Ilíada XIX 415, 416
    8. Filóstrato el viejo: Imágenes I 9 y 11
    9. Nono: Las dionisíacas 47.340; Alceo: fragmento 327
    10. Alceo: fragmento 327
    11. Ovidio: Fastos V 223; Servio: sobre las Églogas de Virgilio 48
    12. Homero: Ilíada XVI 149, XIX 415; Quinto de Esmirna III 743
    13. Quinto de Esmirna IV 569
    14. Apiano: Sobre la caza III 350
    15. Pausanias: Descripción de Grecia III 19. 3 - 5; Filóstrato el viejo: Imágenes I 24; Filóstrato el joven: Imágenes XIV; Ovidio: Fastos V 223; Coluto: El rapto de Helena 240 ss.; Nono: Las dionisíacas III 153, X 253, XI 362, XXIX 95.
    16. Apuleyo: El asno de oro IV 35, V 4.
    17. Higino: Fábulas, proemio 15. El autor por error menciona a Céfiro y Favonio como seres separados.
    18. Baquílides: Epigramas I
    19. Pausanias: Descripción de Grecia I 37, 2
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