Ganadería ecológica
La ganadería ecológica, orgánica o biológica es un sistema de producción multifuncional, con unas bases técnicas y una normativa propia que la diferencian de los procesos intensivos y extensivos, cuyo objetivo principal es la obtención de alimentos de origen animal de máxima calidad sanitaria y bromatológica, con amplias garantías dietéticas y de seguridad alimentaria.[1]
Se trata de un modelo de desarrollo sostenible en el medio rural, socialmente justo, basado en técnicas que respetan el medio ambiente, el bienestar animal y la salud de personas, animales y plantas; reducen al máximo las posibles pérdidas o emisiones atmosféricas; conservan la fertilidad de la tierra, mediante la utilización óptima de los recursos naturales (pastos); disminuyen los costes de producción, permitiendo obtener una renta suficiente a los ganaderos; y evitan el uso de sustancias químicas de síntesis y de organismos modificados genéticamente (transgénicos).
La ganadería ecológica, como forma de ganadería extensiva que es, debe estar ligada al suelo, o lo que es lo mismo, disponer de tierras de pasto o cultivo para obtener en la propia unidad de producción la mayor parte de los alimentos para los animales, contribuyendo así al equilibrio de los sistemas agrícolas y utilizando recursos naturales renovables.[2]
Entre los productos derivados de este tipo de ganadería cabe destacar la carne ecológica (pollo, ternera, cerdo, cordero...), la leche ecológica y los huevos ecológicos.
Principios básicos
La ganadería ecológica se fundamenta en tres pilares básicos:
- Conservación del medio ambiente y de nuestro entorno natural. Garantiza la preservación del medio natural, asegura la biodiversidad y mantiene los ecosistemas. Utiliza animales de razas autóctonas que realizan un mejor aprovechamiento de los recursos naturales, buscando siempre el equilibrio de la carga ganadera con la oferta de recursos alimenticios existentes en la explotación. El alimento que recibe el animal procede de agricultura ecológica, que evita el uso de fertilizantes químicos, herbicidas y pesticidas reduciendo al mínimo la contaminación del suelo y el agua..
- Respeto al bienestar y protección de los animales. Promueve unas condiciones adecuadas para el desarrollo natural de los animales, en libertad y con espacios suficientes, y evita cualquier tipo de daño, maltrato o molestias innecesarias a lo largo de su vida.
- Protección de la calidad y seguridad alimentaria. Elimina el uso de sustancias químicas en la gestión de la explotación (fertilizantes para el terreno) y en el manejo de los animales (medicamentos), para evitar que aparezcan como residuos en los alimentos.[3] El animal es alimentado solo con productos orgánicos, lo que influye luego en las propiedades organolépticas de su carne.
Certificación
En la Unión Europea existe una certificación oficial para los productos procedentes de ganadería y agricultura ecológicas, que cumplen unos requisitos concretos basados en los principios antes mencionados.[4]
Para facilitar su identificación por parte de los consumidores existe también un sello o logotipo oficial que figura en el envasado de dichos productos, acompañado o no de otros sellos de carácter nacional o regional. Paralelamente, existe una regulación (Reglamentos Comunitarios 834/2007 y 889/2008) sobre las denominaciones ecológico, biológico y orgánico, así como los prefijos eco- y bio-, que solo pueden utilizarse en dichos productos.
Véase también
Referencias
- Labrador Moreno, Juana.; Porcuna, José Luis.; Bello, Antonio Bello Pérez.; Sociedad Española de Agricultura Ecológica. ([2006]). Manual de agricultura y ganadería ecológica. Eumedia. ISBN 9788493073862. OCLC 434167571. Consultado el 28 de abril de 2019.
- Centro de Formación de la Asociación CAAE. “El ganado bovino en producción ecológica”
- ^GARCÍA TRUJILLO, Roberto; BANDA GARCÍA, Iluminada. “Manual básico para la producción ganadera andaluza”
- «Producción y productos ecológicos». Comisión Europea - European Commission. Consultado el 15 de febrero de 2021.