Grumete (colonización)

Un grumete, en el contexto de la colonización portuguesa de África Occidental, era un nativo africano que, atraído por una factoría portuguesa, por necesidad, interés o curiosidad, establecía contacto con los portugueses, terminando por asimilar sus hábitos y comportamientos, y aprendiendo a utilizar el criollo guineano.

Grupo de grumetes en la Guinea Portuguesa en 1892.

Los grumetes eran cristianos, y adquirían un estatus intermedio entre los 'indígenas' y los 'civilizados'.[1] En su mayoría eran de las etnias de los papeles y los manjacos, siendo reclutados tanto para servicios auxiliares a bordo de barcos, por lo que se les conocía como 'grumetes', o para trabajar en tierra como criados y sirvientes.[1]

Los grumetes ejercían sus oficios o prestaban servicios a los colonos portugueses, ya fuese como criados, mozos de fletes o sirvientes, realizando diversas tareas y trabajos sueltos, que les eran distribuidos según sus habilidades y destrezas. Ganándose la vida, recibían su retribución en dinero, en especie, o en bienes de uso personal que les pudiesen interesar. Trabajaban durante el día en el interior de la ciudadela colonial, y solo pasaban la noche allí si el servicio que realizaban lo requería. Una vez terminado su trabajo, solían regresar, por la noche, a su vivienda 'chão', conviviendo en su aldea. Las mujeres trabajaban como vendedoras, sirvientas, lavanderas o planchadoras, entre otras funciones.[1]

Iban a misa, se bautizaban y asumían su cristiandad.[1]

Las localidades guineanas con mayor número de grumetes fueron, sobre todo, Bisáu, la capital, y Cacheu, aunque también había en Bolama.

Véase también

Referencias

  1. Ribeiro, 2018, p. 65

Bibliografía

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