Inteligencia artificial fuerte

La Inteligencia artificial fuerte o IAF, también conocida como Inteligencia artificial general o IAG, es la inteligencia artificial que iguala o excede la inteligencia humana promedio, es decir, la inteligencia de una máquina que puede realizar con éxito cualquier tarea intelectual de cualquier ser humano. Es un objetivo importante para la investigación sobre inteligencia artificial y un tema interesante para la ciencia ficción.

La IAF es la habilidad de ejecutar acciones generales inteligentes. La ciencia ficción asocia a la IAF con cualidades humanas como la conciencia, la sensibilidad, la sabiduría y el autoconocimiento.

Hasta el momento, la inteligencia artificial fuerte se mantiene como una aspiración o, mejor dicho, es hipotética a pesar de los grandes avances en el campo y la mejora de complejos algoritmos matemáticos.

Problemas éticos y filosóficos

Algo importante a destacar es que el surgimiento y aplicación de este tipo de inteligencia artificial supondría nuevos problemas como las incógnitas morales sobre la posición que deberíamos tomar como seres humanos ante un ser que por su nueva inteligencia podría no considerarse solamente como una máquina más.

Otra incógnita es si esta podría alcanzar un grado tal donde llegue a tener consciencia, es decir una conciencia emergente a partir de las interacciones que se produzcan dentro de su sistema complejo que da origen a su inteligencia. Sin embargo, actualmente la consciencia solo se la puede demostrar empíricamente uno a sí mismo, las demás conciencias solo se infieren lógicamente a partir de existencia de un cerebro biológico (no electrónico), cuyo sustrato es igual al cerebro de quien infiere la presencia de una conciencia externa a la de él.

Diferencia entre IAG e IA

La intención básica del sector de la IAG consiste en implementar la inteligencia general (término acuñado por el psicólogo Charles Spearman) en un sistema computacional. Pei Wang y Ben Goertzel consideran que la diferencia clave entre los conceptos IAG e IA se halla en la “finalidad y alcance de la investigación.”[1] Esto quiere decir que la inteligencia artificial trata propiedades específicas en sus proyectos, como por ejemplo la capacidad de aprendizaje lingüístico o reconocimiento de imágenes, sin pretender integrarlas en un sistema más amplio. IAG, en cambio, se refiere a emprendimientos cuya ambición cubre la complejidad completa de la inteligencia humana.

Es una fuente común de confusiones el hecho de que el significado original de IA se asemeja más a la actual IAG que a aquello que hoy en día se entiende, científicamente, como IA. Las habituales equivocaciones producidas entre ambos términos se deben a que, originariamente, IA designó el sueño de moda de la época (mediados del siglo XX): la conciencia artificial. En aquel momento parecía un campo de investigación prometedor pero, al devenir aparente la desproporción de las expectativas situadas sobre el sector —y la realidad de que, aunque fuera posible alcanzar la conciencia artificial, esta meta sería mucho más lejana de lo anticipado— la decadencia en el estudio de aquello que se conocía con el nombre de IA fue notable.

Posteriormente al fracaso de esa generación pionera de investigadores, aquellos que permanecieron en general trasladaron su trabajo a otras materias más asumibles (sobre todo aspectos particulares de la inteligencia), y no volvieron a acercarse al reto de la conciencia artificial. Así pues, la expresión IA cobró un nuevo significado y un extenso ámbito de investigación científica fue desprestigiado durante décadas.[2]

Diferencia entre IAG y conciencia artificial

Nada garantiza que el desarrollo de una IAG implique el surgimiento de la conciencia artificial o que se genere una conciencia emergente, pero esta tiende a ser considerada como la posibilidad más plausible. La razón porque se cree que la existencia de uno de estos conceptos probablemente lleve al otro deriva de como de intrínsecamente entrelazadas se encuentran la conciencia y la inteligencia general en los seres vivos. Peter Voss, profesional del campo de la IAG, justifica la coincidencia fundamental de las cualidades necesarias para el desarrollo tanto de un sistema de IAG como de una conciencia artificial afirmando que las personas poseen "autoconciencia conceptual" (conceptos abstractos del "yo" físico y mental), característica que resultaría imprescindible en la IAG, ya que esta tendría que "poder conceptualizar qué acciones ha tomado, [...] de qué acciones es [...] capaz, y cuáles son sus efectos más probables."[3]

Véase también

Referencias

  1. Goertzel, Ben; Wang, Pei (2007). Advances in Artificial General Intelligence: Concepts, Architectures and Algorithms Proceedings of the AGI Workshop 2006 (en inglés). Amsterdam: IOS Press.
  2. Russell, Stuart; Norvig, Peter (2010). Artificial Intelligence: A Modern Approach (en inglés). Upper Saddle River: Pearson.
  3. Voss, Peter (2017). «Does an AGI Need to Be Conscious?». Medium.

Enlaces externos

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