Jorge de Benavente y Macoaga

Jorge de Benavente y Macoaga (*Ayata, La Paz, 21 de abril de 1784 - † Lima, 10 de marzo de 1839) fue un sacerdote católico que llegó a ser el XVIII Arzobispo de Lima (1835-1839).

Jorge de Benavente y Macoaga

18.º Arzobispo de Lima
1835 - 1839
Predecesor Bartolomé María de las Heras
Sucesor Francisco de Sales Arrieta
Información religiosa
Ordenación sacerdotal 1806
Ordenación episcopal 20 de agosto de 1835
Información personal
Nombre Jorge de Benavente y Macoaga
Nacimiento 21 de abril de 1784, Ayata, La Paz, Virreinato del Río de la Plata
Fallecimiento 10 de marzo de 1839, Lima, Perú
Profesión Abogado, teólogo
Alma máter Universidad de San Antonio Abad

Biografía

Formación

Fue hijo del coronel Pedro Benavente y de María Isabel Macoaga. Estudió en el Colegio Carolino de La Paz y en el Colegio de la Purísima Concepción de Arequipa. Posteriormente estudió Leyes y Cánones en la Universidad de San Antonio Abad del Cuzco.

Se graduó de bachiller en Cánones en la Universidad Mayor de San Marcos de Lima en 1807. En 1811 se recibió de abogado ante la Real Audiencia de Lima y en 1812 se doctoró en Teología en San Marcos

Carrera

Siguió la carrera religiosa y fue secretario del obispo Bartolomé María de las Heras. Cuando este pasó a ser arzobispo de Lima, lo acompañó como familiar (1806) y recibió las órdenes sagradas. Sucesivamente fue párroco de la iglesia de Santa Ana de Lima, la de Bellavista y la de San Jerónimo de Tunán en Jauja.

En la Universidad Mayor de San Marcos, regentó la cátedra de Prima de Leyes entre 1812 y 1830. Como diputado formó parte de la junta directiva del Colegio de Abogados de Lima (1817)

Fue prosecretario del arzobispado desde 1813, y en 1815 se incorporó al Cabildo Metropolitano como Medio Racionero.

Formó parte del grupo de ilustres vecinos de la ciudad convocado por el Cabildo de Lima, a petición de José de San Martín, firmando el Acta de la Independencia del Perú el 15 de julio de 1821. Cuando el arzobispo Las Heras se vio obligado a dejar el país acosado por el partido antiespañol encabezado por el ministro Bernardo de Monteagudo, lo acompañó hasta el puerto de Chancay, donde Las Heras se embarcó rumbo a España.

En 1825 obtuvo la Canonjía Penitenciaria y fue nombrado administrador apostólico de la arquidiócesis de Lima en sede vacante.

Episcopado

Arzobispo de Lima

El encargado del Poder Ejecutivo, José Braulio del Campo Redondo, lo propuso como arzobispo de Lima el 16 de noviembre de 1833, y el papa Gregorio XVI lo preconizó como tal el 23 de junio de 1834. Se dio curso a las bulas el 20 de julio de 1835 y Benavente fue consagrado en la Catedral de Lima el 20 de agosto por el obispo del Cuzco José Calixto Orihuela. Fue un día de regocijo para la ciudad, pues después de catorce años de estar vacante la arquidiócesis limeña, nuevamente un prelado se sentaba en el solio de Santo Toribio de Mogrovejo.

Labor

Benavente comenzó promulgando el breve pontificio de concesión de un jubileo. Hizo la visita pastoral de su arquidiócesis. Emprendió la restauración del colegio de misioneros de Ocopa y del Seminario de Santo Toribio, desarticulados durante la guerra de la Independencia y por las arbitrariedades políticas. Promovió las llamadas “misiones de octubre” bajo la hábil dirección del sacerdote José Mateo Aguilar. En general, atendió el restablecimiento de la jerarquía eclesiástica y fomentó la formación sacerdotal.

En su tiempo llegó a Lima la noticia de que el papa Gregorio XVI ordenaba proceder a las beatificaciones de Fray Juan Masías y Fray Martín de Porres, figuras venerables que vivieron entre los siglos XVI y XVII en el Perú; el primero había nacido en España y el segundo fue un mulato criollo natural del Lima. Tal noticia fue celebrada en Lima con un repique de campanas y un Te deum en la Iglesia de Santo Domingo. Se llevó a cabo el reconocimiento de los restos de Juan Masías, enterrado en la Recoleta de Santa María Magdalena, y de los de Martín de Porres, en la capilla del Santo Cristo, o de la enfermería, en el convento de Santo Domingo; algunos huesos de uno y de otro fueron extraídos para enviarlos a Roma; por fin el 8 de agosto de 1837 se publicaba en Roma la bula de su beatificación y el 29 de octubre, bajo la cúpula de la Basílica de San Pedro se descubrían las imágenes de los dos nuevos beatos. En el Perú el júbilo fue general. Gobernaba entonces el protector Andrés de Santa Cruz. Tras una guerra fratricida y encarnizada la nación pudo disfrutar, al menos, de un instante de reposo. Ambos beatos serían canonizados en el siglo XX.

Bibliografía

  • Fernández García, Enrique S.J: Perú Cristiano, PUCP, Fondo Editorial 2000.
  • Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo 3, BEI/CAN. Lima, PEISA, 2001. ISBN 9972-40-152-5
  • Vargas Ugarte, Rubén: Historia General del Perú. La República (1833-1843). Octavo Tomo. Primera Edición. Editor Carlos Milla Batres. Lima, Perú, 1971. Depósito legal B. 36.345-1970.
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