Juicios de Núremberg

Los Juicios de Núremberg o Procesos de Núremberg (en alemán: Nürnberger Prozesse) fueron un conjunto de procesos judiciales emprendidos por iniciativa de las naciones aliadas vencedoras al final de la Segunda Guerra Mundial, en los que se determinaron y sancionaron las responsabilidades de dirigentes, funcionarios y colaboradores del régimen nacionalsocialista de Adolf Hitler en los diferentes crímenes y abusos contra la humanidad cometidos en nombre del Tercer Reich Alemán a partir del 1 de septiembre de 1939 hasta la caída del régimen en mayo de 1945.[2] Curiosamente, los juicios se desarrollaron donde 10 años antes se habían promulgado las leyes del mismo nombre por Hitler.

Juicios de Núremberg

Acusados en el proceso principal de Núremberg. De delante atrás y de izquierda a derecha: Göring, Hess, Ribbentrop, Keitel, Dönitz, Raeder, Schirach y Sauckel.
Tribunal Tribunal Militar Internacional y otros
Fecha 18 de octubre de 1945 o 20 de noviembre de 1945[nota 1]-1 de octubre de 1946[1]
Sentencia Véase Acusados y sus penas

Desarrollados en la ciudad alemana de Núremberg —su palacio de justicia conectado a una prisión seguía en pie pese a la guerra[3]— entre el 20 de noviembre de 1945 al 1 de octubre de 1946,[4] fue el proceso que obtuvo mayor repercusión en la opinión pública mundial, dirigido a partir del 20 de noviembre de 1945 por el Tribunal Militar Internacional (TMI) establecido por la Carta de Londres, en contra de 24 de los principales dirigentes supervivientes del gobierno nazi capturados y de varias de sus principales organizaciones. Otros doce procesos posteriores fueron conducidos por el Tribunal Militar de los Estados Unidos, entre los cuales se encuentran los llamados Juicio de los doctores y Juicio de los jueces.

El primer y más destacado juicio de Núremberg escuchó a 240 testigos en un proceso en el que se leyeron aproximadamente 300 000 declaraciones. Entre los 24 acusados, el tribunal dictó doce condenas a muerte, siete de prisión y tres absoluciones.[5] Al menos cuatro procesados se suicidaron antes o después de haber sido condenados en los juicios.[6]

La tipificación de los crímenes y abusos realizada por los tribunales y los fundamentos de su constitución representaron un avance jurídico que sería aprovechado posteriormente por las Naciones Unidas para el desarrollo de una jurisprudencia específica internacional en materia de guerra de agresión, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, así como para la constitución, a partir de 1998, del Tribunal Penal Internacional permanente. De esta forma, el proceso Núremberg marcó el inicio de una “Justicia internacional”,[7] aunque sin embargo es en ocasiones considerado como una “Justicia del vencedor” y no está exento de “zonas de sombras”.[8][9]

La Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) estaba siendo redactada justo después de finalizar los juicios de Núremberg y mientras aún estaba en funciones el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente. Aunque el acuerdo sobre el respeto al principio de presunción de inocencia fue alcanzado rápidamente, los redactores estaban preocupados por el hecho de que una prohibición de la retroactividad pudiera utilizarse para argumentar que en Núremberg los juicios habían sido ilegales, ya que habían juzgado “crímenes contra la paz” y “crímenes contra la humanidad”, que no existían previamente en las leyes nacionales. Por ello, el segundo párrafo del artículo 11 de la DUDH constituye una prohibición a las leyes retroactivas.[10]

Una exposición permanente en el Memorial de los Juicios de Núremberg informa sobre la historia previa, el desarrollo y los efectos de los procesos.[11]

La legitimidad

Aunque la legitimidad del tribunal estuvo en entredicho desde el primer momento —al no existir precedentes similares en toda la historia del enjuiciamiento universal—, los trabajos realizados para la tipificación de los delitos (también hasta entonces insólitos en su magnitud) y los procedimientos para el desarrollo de la causa servirían en adelante para la constitución de la justicia internacional. El espíritu del tribunal que representaba a las fuerzas vencedoras era que los convictos tuvieran en todo momento un juicio imparcial que se considerara justo ante el mundo y apegado al derecho internacional.

Los enjuiciados tuvieron desde su ingreso a la cárcel de Núremberg, aledaña al tribunal, un trato de prisioneros de guerra, se les permitía visitas muy restringidas, podían hacer ejercicios durante 20 minutos todos los días y asistir al tribunal en traje y corbata, elementos que les eran retirados a la salida del tribunal en prevención del suicidio por ahorcamiento usando la corbata como soga.

De este modo, se concretaron conceptos sobre delitos anteriormente ausentes o vagamente definidos, como el de crimen de lesa humanidad, evocado en la Convención de La Haya de 1907. También resultó modificado el enfoque tradicional de las reglas del derecho internacional que se centraban en las relaciones entre Estados, pero no en los derechos y deberes de las personas. Desde entonces, los delitos cometidos por individuos de una nación a lo largo y ancho de varios países podrían ser juzgados internacionalmente por el conjunto de los países afectados, como fue precisamente en la formación del Tribunal de Núremberg.

Los crímenes

El pliego de cargos detalla las imputaciones contra los jerarcas nazis y fueron reunidas en tres grupos definidos sintéticamente de la siguiente manera:[12]

  1. Crímenes contra la paz: la dirección, preparación, desencadenamiento y desarrollo de una guerra de agresión o de una guerra en violación de los acuerdos internacionales.
  2. Crímenes de guerra: violación de las leyes y usos de guerra. En estas violaciones se incluyen «el asesinato, los malos tratos o la deportación para trabajos forzados, o cualquier otro fin, de poblaciones civiles de los territorios ocupados, el asesinato o malos tratos a prisioneros de guerra o náufragos, la ejecución de rehenes, el saqueo de bienes públicos o privados, la destrucción innecesaria de ciudades, o la devastación no justificada por exigencias militares».
  3. Crímenes contra la humanidad: el asesinato, el exterminio, la reducción a la esclavitud, la deportación y todos los demás actos inhumanos cometidos contra poblaciones civiles, antes o durante la guerra, o las persecuciones por motivos políticos, raciales o religiosos.

Además, a la hora de dictar las sentencias, se incluyó un cuarto delito, conspiración contra la paz.[13]

Los acusados

De 4850 peticiones de procesamientos individuales, fueron acusadas 611 personas. A los grupos se les catalogó entre organizaciones no criminales, donde se encontraba la estructura del Estado (Gobierno y Ejército) y las criminales, que fueron todas aquellas estructuras paralelas del poder nazi como la Gestapo, las Schutzstaffel (SS) y el Partido Nazi. Los más destacados fueron Hermann Göring, comandante en jefe de la Luftwaffe y presidente del Parlamento alemán o Reichstag, Karl Dönitz, gran almirante de la Flota alemana y sucesor de Adolf Hitler tras su suicidio; Rudolf Hess, secretario particular de Hitler, que, en misión secreta voló a Gran Bretaña y fue capturado en 1941 por los británicos; Alfred Jodl, jefe del Estado Mayor de la Wehrmacht; Wilhelm Keitel, jefe del Alto Mando de la Wehrmacht; Alfred Rosenberg, autor del libro de su particular ideología nacionalsocialista racista El mito del siglo XX, ministro de Educación del Reich, después ministro de Territorios Ocupados; Joachim von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exteriores; Albert Speer, arquitecto y ministro de Armamentos; Franz von Papen, antiguo jefe del Partido Conservador y sus "Cascos de Acero", después embajador nazi en Austria y Turquía.

Entre quienes habían muerto antes de ser juzgados se consideraba probado que estaban el Führer Adolf Hitler, Joseph Goebbels, ministro de Propaganda, que se suicidó, y Heinrich Himmler, Reichsführer o capitán general de las SS (incluidas las SD, Sicherheitsdienst, encargada de los campos de concentración), inspirador y jefe general de todos los departamentos dependientes de las SS, como la Ahnenerbe, se suicidó, cuando fue capturado por una patrulla fronteriza inglesa.[cita requerida] Los huidos previamente al procesamiento fueron Adolf Eichmann, Martin Bormann y Josef Mengele. El primero era oficial mediano de las SS, interviniente en el plan de concentración y deportación de los judíos capturados por el Estado (fue secuestrado posteriormente por los servicios secretos israelíes, juzgado en Jerusalén por un tribunal israelí, condenado a muerte y ejecutado en 1962); Bormann era el secretario personal de Hitler desde 1942, y Mengele era oficial de las SS y médico en el campo de concentración de Auschwitz, al que se acusaba de experimentos inhumanos de extrema crueldad sobre los cuerpos de adultos y niños judíos internados en dicho lugar.

Los juicios

Propiamente, existe un juicio llevado a cabo por el Tribunal Penal Militar Internacional, instituido por medio de la Carta de Londres, en 1945. Existieron además una serie de juicios llevados a cabo con posterioridad al principal, donde se juzgaron a los funcionarios menores del Estado, Ejército, doctores e industriales alemanes.

La lista de los juicios es la siguiente:

  1. El «juicio de los doctores», seguido contra 23 médicos acusados de conspiración, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, incluyendo casos de esterilización forzosa y masiva de enfermos, el asesinato de &&&&&&&&&0300000.&&&&&0300 000 enfermos, especialmente en hospitales psiquiátricos durante el programa de eutanasia Aktion T-4, colaboración o participación directa en el confinamiento, tortura y exterminio de miles de personas en los campos de concentración así como la realización de investigaciones médicas coercitivas, nocivas y letales contra prisioneros de guerra y civiles y contra pacientes en hospitales y otras instituciones médicas.[14]
  2. El juicio contra Erhard Milch, oficial alemán, acusado de graves crímenes en campos de concentración.
  3. El «juicio de los jueces», seguidos contra 16 abogados y jueces que establecieron el aparato jurídico nacionalsocialista. Fueron acusados y encontrados culpables de conspiración criminal, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, entre los que se destaca la aplicación de las leyes de higiene racial y las leyes y decretos contra la población judía, por ejemplo someter por orden judicial a los enfermos a esterilización médica o condenar a prisión y a pena de muerte a judíos que tuvieron relaciones sexuales -probadas o no- con alemanes y condenar mediante orden judicial a miles de personas a confinamiento en los campos de concentración.
  4. El juicio Pohl, seguido contra la oficina Endlösung, encargada administrativa de los campos de concentración y exterminio. Su jefe era Oswald Pohl.
  5. El juicio Flick, seguido contra el industrial alemán Friedrich Flick, por la utilización de trabajo esclavo y crímenes contra la humanidad.
  6. El juicio a IG Farben, empresa química industrial alemana, que al igual que Flick y Krupp, usufructuó del trabajo esclavo.
  7. El «caso austral» o «juicio de los rehenes», en el cual se persiguió la responsabilidad del alto mando alemán por las masacres y graves violaciones a las leyes de la guerra durante la campaña de los Balcanes.
  8. El juicio RuSHA, seguido contra los promotores de la idea de pureza racial y del programa Lebensborn.
  9. El juicio a los Einsatzgruppen, seguida contra las brigadas de la muerte de las SS que practicaban el exterminio local de los judíos por medio de los Einsatzgruppen.
  10. El juicio Krupp, seguido contra los dirigentes del famoso grupo industrial, por su participación en la preparación de la guerra y la utilización de trabajo esclavo durante la guerra.
  11. El «Juicio de los Ministerios», seguido contra los dirigentes del Estado nazi por su participación en atrocidades cometidas tanto dentro de Alemania como en los territorios ocupados.
  12. El juicio del alto mando, seguido contra los generales del Ejército, Armada y de la Fuerza Aérea alemana, por la comisión de crímenes de guerra.

El juicio principal

Tribunal en sesión del 30 de septiembre de 1946.

El juicio principal contra las principales figuras del Estado y Ejército nazi se llevó a cabo en el Palacio de Justicia de Núremberg.

Jueces y fiscal

El tribunal estuvo compuesto por un juez titular de cada uno de los países vencedores y su respectivo suplente. Estos fueron:

El fiscal jefe de la Corte fue el juez estadounidense Robert H. Jackson, con la ayuda de los fiscales Hartley Shawcross, del Reino Unido; el general Román Rudenko, por la URSS; y François de Menthon junto a Auguste Champetier, de Francia.

Acusados y sus penas

Durante el juicio principal la fiscalía del Tribunal presentó acusación en contra de 24 líderes nazis. De todo ellos solo Albert Speer, Hans Frank y Baldur von Schirach expresaron su remordimiento por los crímenes cometidos. En resumen, el tribunal dictó once condenas a muerte, tres condenas a presidio perpetuo, dos a veinte años, y una a quince y otra a diez años. El dueño de las fábricas Krupp fue declarado incapaz de soportar un juicio. Hans Fritzsche, Franz von Papen y Hjalmar Schacht fueron absueltos de sus cargos.

Acusado Sentencia Pena
Martin Bormann Culpable Condenado a muerte en rebeldía.
Declarado «legalmente muerto» en 1998.
Karl Dönitz Culpable 10 años de prisión
Hans Frank Culpable Condenado a muerte
Wilhelm Frick Culpable Condenado a muerte
Hans Fritzsche Absuelto
Walther Funk Culpable Cadena perpetua (Liberado en 1957 por motivos de salud)
Hermann Göring Culpable Condenado a muerte (Se suicidó antes de la ejecución)
Rudolf Hess Culpable Cadena perpetua (Murió en prisión en 1987)
Alfred Jodl Culpable Condenado a muerte
Ernst Kaltenbrunner Culpable Condenado a muerte
Wilhelm Keitel Culpable Condenado a muerte
Gustav Krupp von Bohlen und Halbach Declarado «no apto para ser sometido a juicio»
Robert Ley No Condenado (Se suicidó antes del juicio)
Franz von Papen Absuelto
Erich Raeder Culpable Cadena perpetua (Liberado en 1955 por motivos de salud)
Joachim von Ribbentrop Culpable Condenado a muerte
Alfred Rosenberg Culpable Condenado a muerte
Fritz Sauckel Culpable Condenado a muerte
Hjalmar Schacht Absuelto
Baldur von Schirach Culpable 20 años de prisión
Albert Speer Culpable 20 años de prisión
Julius Streicher Culpable Condenado a muerte
Arthur Seyß-Inquart Culpable Condenado a muerte

Cumplimiento de las penas

Los condenados a muerte fueron ejecutados por John C. Woods y Joseph Malta en el gimnasio de la prisión de Núremberg, el 16 de octubre de 1946, por vía de ahorcamiento.[15] Hermann Göring se suicidó en la víspera con una cápsula de cianuro, y Robert Ley el 25 de octubre de 1945, antes del veredicto. Después de su ahorcamiento, los restos fueron incinerados y las cenizas desperdigadas en el río Isar.

Martin Bormann fue juzgado y condenado en ausencia, pese a que con posterioridad se supo que murió durante la Batalla de Berlín, el 2 de mayo de 1945.

Los condenados a cadena perpetua cumplieron su pena en la prisión de Spandau, hasta la muerte del último de ellos, Rudolf Hess, en 1987. De todos los condenados a penas de cárcel, solo cuatro las cumplieron a cabalidad, ya que Neurath (en 1954), Raeder (en 1955) y Funk (en 1957) fueron liberados. Durante más de 20 años el único ocupante fue Hess, después de la liberación de Speer en 1966.

Controversia

Ya lo veréis. Dentro de unos años los abogados de todo el mundo condenarán este juicio. No se puede hacer un juicio sin ley.[16] ---Joachim von Ribbentrop, 20 de noviembre de 1945

Los críticos de los juicios de Núremberg argumentan que los cargos contra los acusados solo fueron acusados como “crímenes” después de ser cometidos, y que por lo tanto el juicio fue nulo, considerado como una especie de “justicia del vencedor”.[17][18] Como observó Bidiss, “el Juicio de Núremberg continúa hechizándonos… es una cuestión, también, de las debilidades y los puntos fuertes de los actos en sí mismos. Los indudables fallos continúan inquietando al pensador." [19][20][21] Muchas de las críticas a los Juicios de Núremberg se basan en una escuela de pensamiento legal llamada positivismo legal. Quincy Wright anotó, 18 meses después de la conclusión:

Las suposiciones subyacentes en la Cámara de las Naciones Unidas, el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, y la Cámara del Tribunal de Núremberg están lejos de eliminar del positivismo suposiciones que están muy influenciadas por el pensamiento de los juristas internacionales del siglo XIX. En consecuencia, las actividades de estas instituciones han sido frecuentemente criticadas por los juristas positivistas… han preguntado: ¿Cómo pueden los principios enunciados por el Tribunal de Núremberg, por tomarlos de ejemplo, tener valor legal sin que hasta entonces la mayoría de los Estados haya estado de acuerdo en admitir a un tribunal con jurisdicción [internacional y mundial] para hacer cumplir estos principios? ¿Cómo pudo el Tribunal de Núremberg obtener jurisdicción para encontrar a Alemania culpable de agresión, cuando Alemania no había prestado su consentimiento a que existiese tal Tribunal? ¿Cómo puede la ley, por primera vez promulgada explícitamente en la Carta de Núremberg de 1945, haber sometido a los imputados en el juicio cuando años antes [de que existiera esa ley] cometieron los actos por los que fueron acusados? [22]

El Jefe de Justicia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, Harlan Fiske Stone, llamó a los Juicios de Núremberg un fraude. “[El fiscal en jefe de los Estados Unidos] Jackson está conduciendo su fiesta de alto grado de linchamiento en Nuremberg” escribió “No me importa lo que le haga a los nazis, pero odio ver la farsa de que está dirigiendo un tribunal y procediendo según la ley común. Esto es algo demasiado moralista, un fraude para satisfacer ideas anticuadas."[23] Jackson, en una carta analizando las debilidades del juicio, en octubre de 1945 contó al presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman, que los Aliados

“Han hecho o están haciendo algunas de las mismas cosas por las que están procesando a los alemanes. Los franceses están violando de tal modo la Convención de Ginebra en el trato de los prisioneros de guerra que nuestro mando está tomando de nuevo los prisioneros que les envió. Estamos procesando saqueos, y nuestros Aliados los están practicando.”

El asociado al Tribunal Superior de Justicia William O. Douglas declaró que los Aliados eran culpables de “sustitución de poder por principio” en Núremberg. “Pensé en su momento y sigo pensando que los Juicios de Núremberg no tenían principio”, escribió. “La ley fue creada ex post facto para adaptarse a las pasión y al clamor de la época.”[24] El jefe adjunto estadounidense del Consejo, Abraham Pomerantz, dimitió en protesta al bajo calibre de los jueces asignados a para juzgar a los criminales de guerra industriales como los IG Farben.[25] Muchos alemanes que estaban de acuerdo con la idea de castigar los crímenes de guerra, admitieron su inquietud acerca de los juicios. Un jurista contemporáneo alemán dijo:

Que los acusados en Núremberg fueran hechos responsables, condenados y castigados, parecerá a la mayoría de nosotros, en principio, una especie de justicia histórica. Sin embargo, nadie que se tome la cuestión de la culpabilidad en serio, sobre todo los juristas serios y responsables, estará satisfecho con esta forma de ver las cosas. No se hace Justicia cuando las partes culpables son castigadas de cualquier vieja manera, incluso si parece apropiado a su grado de culpabilidad. Solo se hace Justicia cuando el culpable es castigado de manera cuidadosa y concienzuda considerando los errores penales de acuerdo con lo dispuesto en la legislación vigente y bajo la jurisdicción de un juez legalmente designado.[26]

La validez del tribunal ha sido cuestionada por una variedad de razones, a saber:

  • A los acusados no les estaba permitido apelar o intervenir en la selección de jueces. A. L. Goodhart, profesor en la Universidad de Oxford, se opuso a la opinión de que, como los jueces eran nombrados por los vencedores, el Tribunal podía no ser imparcial y no ser reconocido como tribunal en el verdadero sentido. Escribió:
Atractivo como puede sonar este argumento en teoría, ignora el hecho de que va en contra de la administración de la justicia en cada país. Si fuera verdad, entonces a ningún espía se le podría dar un juicio legal, porque en ese caso es siempre escuchado por jueces representando al país enemigo. Nadie ha argumentado todavía que en esos casos fuera necesario llamar a jueces neutrales. El prisionero tiene el derecho de pedir que esos jueces sean justos, pero no que sean neutrales. Como apuntó Lord Writ, el mismo principio es aplicable a la ley de criminales comunes porque “un ladrón no se queja de estar siendo juzgado por un jurado de ciudadanos honestos”.[27]
  • Uno de los cargos contra Wilhelm Keitel, Alfred Jodl y von Ribbentrop incluía conspiración por cometer agresión contra Polonia en 1939. Los Protocolos Secretos del Pacto Nazi-Soviético (conocido también como Pacto Mólotov-Ribentropp) del 23 de agosto de 1939, proponía el reparto de Polonia entre alemanes y soviéticos (el cual se llevó a cabo en septiembre de 1939); no obstante, los líderes soviéticos no fueron juzgados por formar parte de la misma conspiración.[28] En cambio, el Tribunal proclamó que los Protocolos Secretos del Pacto eran una falsificación. Además, las fuerzas Aliadas británicas y la URSS no fueron juzgadas por preparar y dirigir la invasión anglo-soviética de Irán y la Guerra de Invierno, respectivamente.
  • En 1915, Reino Unido, Francia y Rusia emitieron conjuntamente una declaración explícita, por primera vez, acusando a otro gobierno, el de la Sublime Puerta, de cometer un crimen de lesa humanidad. Sin embargo, estos crímenes no obtuvieron un significado específico hasta su mayor desarrollo en la “Carta de Londres”. Como la definición de lo que constituía un crimen contra la humanidad era desconocido cuando la mayoría de los crímenes se cometieron, se puede argumentar que es una ley retrospectiva, en violación de los principios de ex post facto y del principio general de la ley penal nullum crimen, nulla poena sine praevia lege poenali.[avalon 1]
  • El Tribunal estuvo de acuerdo en eximir al mando soviético de acudir a los juicios como criminales de guerra, con objeto de ocultar los crímenes de guerra contra civiles cometidos por su ejército, y que incluían el reparto de Polonia en 1939 y el ataque a Finlandia tres meses después. Esta “petición de exclusión” fue iniciada por los soviéticos y posteriormente aprobada por la administración del jurado.[29]
  • Los juicios se llevaron a cabo bajo sus propias "reglas de evidencia"; la defensa del “tu quoque” fue eliminada, y muchos reclamaron que el espíritu de la asamblea era únicamente “justicia del vencedor”. La Carta del Tribunal Militar Internacional permitió el uso de “evidencias” normalmente inadmisibles. El artículo 19 especificaba que:
“El Tribunal no estará sometido a las reglas técnicas sobre pruebas… y admitirá cualquier evidencia que estime que tiene un valor probatorio”.

El artículo 21 de la Carta del Tribunal Internacional de Núremberg (IMT) estipulaba:

“El Tribunal no exigirá pruebas o hechos de dominio público, pero las incluirá en el sumario. Incluirá también en el sumario los documentos oficiales y los informes de los gobiernos de las Naciones [Aliadas] Unidas, incluyendo actas y documentos de los comités establecidos en varios de los países aliados para la investigación de crímenes de guerra, así como las grabaciones y hallazgos de militares y otros Tribunales de cualesquiera de las Naciones [Aliadas] Unidas.”
  • El fiscal en jefe soviético presentó documentación falsa en un intento de acusar a los imputados del asesinato de miles de oficiales polacos en el bosque de Katyn, cerca de Smolensk. Sin embargo, los otros fiscales Aliados se negaron a apoyar la acusación y los abogados alemanes prometieron montar una defensa embarazosa. Ninguno fue acusado o encontrado culpable de la masacre de Katyn.[30] En 1990, el gobierno soviético reconoció que la masacre había sido llevada a cabo, pero no por alemanes, sino por la policía secreta soviética.[31]
  • Freda Utley, en su libro de 1949 titulado “El alto coste de la venganza” (en inglés, The High Cost of Vengeance ) acusaba al tribunal de, entre otras cosas, medir con doble rasero. Desveló el uso de mano de obra esclava y la privación intencionada de víveres a civiles por parte de los Aliados.[32][33] El personal militar estadounidense y sus esposas estaban bajo órdenes estrictas de destruir, o si no, de hacer incomestibles sus excedentes sobrantes de comida para asegurarse de que no pudieran ser aprovechadas por civiles alemanes en los territorios ocupados.
  • También destacó que el general Rudenko, el fiscal en jefe soviético, después de los juicios se convirtió en comandante del campo de concentración de Sachsenhausen. Tras la caída de RDA, los cuerpos de &&&&&&&&&&012500.&&&&&012 500 víctimas de la era soviética serían descubiertos en el campo, en su mayoría “niños, adolescentes y personas mayores”.[34]
  • Luise, la mujer de Alfred Jodl, se unió ella misma al equipo de defensa de su marido. Posteriormente entrevistada por Gitta Sereny, mientras investigaba para su biografía de Albert Speer, Luise alegó que en muchas ocasiones la fiscalía de los Aliados había lanzado acusaciones contra Jodl basadas en documentos que se negaban a compartir con la defensa. Jodl, sin embargo, demostró que algunas de las acusaciones hechas contra él eran falsas, como la de que ayudó a Hitler a ganar control sobre Alemania en 1933. En una ocasión fue ayudado por un oficinista del ejército estadounidense, que decidió dar a Luise un documento mostrando que la ejecución de un grupo de comandos británicos en Noruega había sido legítima. El militar advirtió a Luise que si no lo copiaba inmediatamente no volvería a verlo.[35]
  • El principal juez soviético, Iona Nikítchenko, presidió algunas de las más notorias farsas judiciales de Iósif Stalin durante la Gran Purga de 1936 a 1938, donde entre otras cosas condenó a Kámenev y a Zinóviev.[36] De acuerdo con los archivos soviéticos desclasificados, de 681.692 personas arrestadas por "contrarrevolucionalismo y crímenes de Estado" fueron disparadas en 1937 y 1938 en una media de 900 ejecuciones diarias.[37]
  • El mismo Tribunal discutió fuertemente que la Carta de Londres fuera una ley “ex post facto”, señalando la existencia de acuerdos internacionales firmados por Alemania que hacían ilegales las guerras de agresión y ciertas acciones de guerra, citando el Pacto Briand-Kellogg, el Pacto de la Sociedad de Naciones (parte IX del Tratado de Versalles), y las Conferencias de la Haya.[avalon 2]

En una editorial del periódico semanal británico The Economist, se criticó la hipocresía de Gran Bretaña y Francia por apoyar la expulsión de la URSS de la Sociedad de Naciones en 1939 por su ataque no provocado a Finlandia y seis años después cooperar con la URSS con respeto de igualdad en Núremberg. También criticaba a los Aliados por su doble rasero en los Juicios de Núremberg:

“…ni debería el mundo occidental consolarse con que los rusos son los únicos condenables en el propio Tribunal de justicia de los Aliados… entre los crímenes de lesa humanidad se encuentra la infracción de bombardeo indiscriminado sobre la población civil. ¿Pueden los estadounidenses, que lanzaron la bomba atómica, y los británicos, que destruyeron las ciudades del oeste de Alemania, declararse inocentes de este cargo? Los crímenes contra la humanidad también incluyen la expulsión masiva de poblaciones. ¿Pueden los líderes anglosajones, que en Potsdam provocaron la expulsión de millones de alemanes de sus hogares, sostener que ellos mismos son completamente inocentes…? Las naciones sentadas en el jurado se proclaman claramente exentas de la ley que han administrado.”[38]

Efectos posteriores

El conjunto de procedimientos llevados a cabo tanto en Núremberg como en Tokio, significaron el establecimiento de reglas básicas de persecución de criminales de guerra y la determinación de tales delitos.

Dentro de estos efectos, sirve destacar que el Tribunal fijó las bases de lo que sería llamado erróneamente los Principios de Núremberg, hoy recogido en varios aspectos en los Tribunales Internacionales para la ex Yugoslavia y Ruanda.

El principal legado de estos Tribunales Internacionales (Tokio y Núremberg) es la Corte Penal Internacional, establecida en Roma en 1998 y que cuenta como base fundante de sus reglas de procedimiento los Estatutos de los Tribunales de Núremberg, Tokio, ex Yugoslavia y Ruanda.

Fue de vital importancia, también, al redactarse:

Para el escritor italiano Primo Levi, judío superviviente de Auschwitz, los Juicios de Nuremberg constituyeron una «simbólica, incompleta, parcial y sagrada representación». A pesar de ello, él mismo afirma que se sintió «íntimamente satisfecho» con el proceso.[39]

Véase también

Notas

  1. La primera sesión de los juicios tuvo lugar el 18 de octubre de 1945 en Berlín. El 20 de noviembre de 1945 tuvo lugar la primera sesión en Núremberg.[1]

Referencias

  1. «Nürnberg trials. World War II trials». Enciclopedia Británica en línea (en inglés). Consultado el 27 de febrero de 2023.
  2. Padinger, Germán. «La luz al final del túnel: a 75 años de los Juicios de Núremberg contra la cúpula del nazismo». Infobae. Consultado el 13 de enero de 2021.
  3. «Alemania conmemora el aniversario número 75 de los juicios Núremberg». El Tiempo. Consultado el 13 de enero de 2021.
  4. Gavaldà, Josep. «El final de los Juicios de Núremberg contra los dirigentes nazis». National Geographic. Consultado el 13 de enero de 2021.
  5. Knight, Ben. «Juicios de Nuremberg: un paso importante para que Alemania enfrentara su pasado nazi». Deutsche Welle. Consultado el 13 de enero de 2021.
  6. Muela, Daniel. «El suicidio, el último recurso de varios dirigentes nazis juzgados en Núremberg». El País. Consultado el 13 de enero de 2021.
  7. «75 años de los Juicios de Núremberg: término al crimen nazi, inicio de la Justicia global». France 24. Consultado el 13 de enero de 2021.
  8. «75 años de los Juicios de Núremberg, donde el mundo fue testigo de los horrores de los nazis y sus condenas a muerte». La Nación. Consultado el 13 de enero de 2021.
  9. Álvarez, Ramón. «Núremberg, el atropellado inicio de la justicia penal internacional». La Vanguardia. Consultado el 13 de enero de 2021.
  10. «70 años después de la Declaración Universal de Derechos Humanos: 30 artículos sobre los 30 artículos - Artículo 11». Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Consultado el 13 de enero de 2021.
  11. «Memorial de los Juicios de Núremberg». Museen Nuernberg. Consultado el 13 de enero de 2021.
  12. VV.AA., 1978, p. 42.
  13. VV.AA., 1978, p. 149.
  14. United States Holocaust Memorial Museum, The Doctors Trial: Apartes de la acusación de los juicios por crímenes de guerra ante el Tribunal Militar de Nuremberg, octubre de 1946–abril de 1949 (en inglés)
  15. Nuremberg Executioner Says, 'It Was a Pleasure', en articles.latimes.com (en inglés)
  16. Gilbert, 1995, p. 36.
  17. Zolo, 2009.
  18. See, e.g., statement of Professor Nicholls of St. Antony's College, Oxford, that "[t]he Nuremberg trials have not had a very good press. They are often depicted as a form of victors' justice in which people were tried for crimes which did not exist in law when they committed them, such as conspiring to start a war."Prof. Anthony Nicholls, University of Oxford
  19. Biddiss, 1995.
  20. See, e.g., BBC Article for BBC by Prof. Richard Overy ("[T]hat the war crimes trials... were expressions of a legally dubious 'victors' justice' was [a point raised by]... senior [Allied] legal experts who doubted the legality of the whole process... There was no precedent. No other civilian government had ever been put on trial by the authorities of other states... What the Allied powers had in mind was a tribunal that would make the waging of aggressive war, the violation of sovereignty and the perpetration of what came to be known in 1945 as 'crimes against humanity' internationally recognized offences. Unfortunately, these had not previously been defined as crimes in international law, which left the Allies in the legally dubious position of having to execute retrospective justice – to punish actions that were not regarded as crimes at the time they were committed.")
  21. See Paper of Jonathan Graubart, San Diego State University, Political Science Department, published online
  22. Wright, 1948, pp. 405–7.
  23. Mason, 1968, p. 716.
  24. 'Dönitz at Nuremberg: A Reappraisal', H. K. Thompson, Jr. and Henry Strutz, (Torrance, Calif.: 1983)
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Avalon Project

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Bibliografía

Enlaces externos

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