Katechon
El Katejón (del Griego: τὸ κατέχον, "lo que contiene", o ὁ κατέχων, "el que tiene") es un concepto bíblico que más tarde se convirtió en una noción de filosofía política.
Descripción
El término se encuentra en 2 Tesalonicenses 2, 6-7 en un contexto escatológico. El pasaje se ha interpretado en el sentido de que el cristiano no debe comportarse como si el Día del Señor fuera a suceder mañana, ya que el Hijo de perdición (Anticristo de 1 y 2 Juan) debe ser revelado antes. El autor del texto[1] —la crítica actual mayoritaria no considera a san Pablo su autor— añade posteriormente que la revelación del Anticristo está sujeta a la supresión de «algo» o «alguien que lo retiene» y evita que se manifieste por completo.
Es importante destacar que mientras el versículo 6 utiliza el género neutro (τὸ κατέχον), el 7 usa el masculino (ὁ κατέχων).
Diversas interpretaciones teológicas
Como el autor no menciona explícitamente la identidad del katejón, la interpretación del pasaje ha sido objeto de diálogo y debate entre los eruditos cristianos.
Los comentaristas de la Biblia de Jerusalén[2] indican que se «atribuye el retraso de la Parusía a algo (v. 6) o alguien (v. 7) que "retiene": una fuerza o persona que impide la manifestación del Anticristo (y que debe preceder a la Parusía). Los destinatarios de la carta captaban, al parecer, la alusión, pero para nosotros es un enigma, a pesar de las abundantes explicaciones que se han propuesto. Hasta el momento de su "manifestación" final, la impiedad trabaja en el misterio, y de esta actividad secreta resultará la apostasía. Una vez apartado el obstáculo, el Impío trabajará a la luz del día».
Juan Mateos et al. (en la notas al Nuevo Testamento, traducido por él mismo y Luis Alonso Schökel S.J.[3]), comentan que: «El pasaje es oscuro, por referirse a creencias que se dice haber sido comunicadas antes de palabra; en 1 Tes no se expone nada semejante. Tiene resonancias de los libros apocalípticos judíos, donde se habla de la confrontación, poco antes del fin, de las fuerzas del bien y del mal, representado este por cierto personaje, encarnación de toda maldad. [...]. No puede determinarse con quién identifica el autor a el que lo frena; algunos lo interpretan del orden legal del Imperio romano».
Por su parte, Josep Montserrat Torrents, en los comentarios a esta carta en Los libros del Nuevo Testamento[4], explica sobre estos versículos que: «Es difícil de discernir a qué o a quién se refiere el autor. En Za 5, 7-8 aparece una mujer que personifica a la maldad; Is 24, 22 alude a una dilación del fin. Quizás haya que entender que en esta carta se trata de una "retención" y no de alguien que retiene, a saber, el intervalo necesario para que la predicación alcance a todos los seres humanos es lo que retiene (Rm 10, 14.21)».
En filosofía política
Carl Schmitt
En "Nomos de la Tierra",[5] el pensador político alemán Carl Schmitt sugiere la importancia histórica en el cristianismo tradicional de la idea de la "restricción" katechontica que permite un cristianismo centrado en Roma, y que "significaba el poder histórico para restringir la aparición del Anticristo y el final de este eón". El katechon representa, para Schmitt, la intelectualización del antiguo" Christianum Imperium ", con todos sus poderes policiales y militares para hacer cumplir la ética Ortodoxa.
Referencias
- Antonio Piñero (ed.). Los libros del Nuevo Testamento, Trotta, Madrid, 2021, p. 1199.
- Biblia de Jerusalén, Desclee de Brouwer, Bilbao, 1975/(1984), p. 1698.
- Juan Mateos y Luis Alonso Schökel. Nuevo Testamento, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1987 (2.ª ed.), p. 1006.
- Antonio Piñero (ed.). Los libros del Nuevo Testamento, Trotta, Madrid, 2021, p. 1203.
- Carl Schmitt, Der Nomos der Erde im Völkerrecht des Jus Publicum Europaeum, Colonia, 1950.