Leopoldo Clemente de Sajonia-Coburgo y Gotha

El Príncipe Leopoldo Clemente era el mayor de los vástagos y único hijo varón del matrimonio problemático de la Princesa Luisa María de Bélgica y el Príncipe Felipe de Sajonia-Coburgo-Koháry, ambos miembros católicos de la Casa de Sajonia-Coburgo y Gotha. Compartía su nombre con su abuelo materno, el rey Leopoldo II de Bélgica, y con varios parientes de Coburgo. El Príncipe Leopoldo Clemente era el único heredero de la riqueza que la familia de su padre había heredado de su ancestro, la Princesa María Antonia Koháry.[2]

Capitán de los Husáres en el Ejército austrohúngaro, el Príncipe Leopoldo Clemente conoció a una chica vienesa llamada Camilla Rybicka[note 1] en un bazar caritativo en 1907.[2][3] Rybicka era una de las hijas del Consejero de la Corte Rybicki, un oficial en la Policía del Estado de Viena. Entonces en su tierna veintena, pertenecía a la alta sociedad, pero sin embargo era una plebeya. Los dos pronto empezaron una relación romántica. Rybicka abandonó el hogar familiar, y los dos viajaron alrededor del Imperio austrohúngaro antes de asentarse en un apartamento en Viena.[4]

Rybicka, sin embargo, no estaba satisfecha con ser solo la amante del Príncipe y le pidió que se casara con ella.[2][4] En París el 1 de julio de 1914, el Príncipe Leopoldo Clemente le escribió una carta, prometiéndole que se casaría con ella en el plazo de seis meses, nombrándola su única heredera, y pidiendo a su padre que le pagara 2 millones de coronas austrohúngaras en el caso de su muerte.[5] Después de que el Príncipe Leopoldo Clemente fuera llamado a luchar en la Primera Guerra Mundial, ella insistió en que se casara con ella antes de partir.[4] Leopoldo Clemente era consciente de que semejante hipergamia le privaría de su fortuna que esperaba heredar[2] porque su padre no tenía intención de permitir la unión,[4] y que casarse con Rybicka le obligaría a renunciar a su comisión de oficial.[2]

Cuando sus súplicas, intrigas y amenazas fracasaron para asegurar su matrimonio con Leopoldo Clemente, se le ofrecieron 4 millones de coronas austrohúngaras como compensación. El 17 de octubre de 1915, el Príncipe la llamó a su piso en la primera planta en Viena para decir adiós y firmar el cheque, pero Rybicka no tenía intención de coger el dinero.[2] En su lugar, ella le disparó cinco disparos a corta distancia y después le lanzó una botella de ácido sulfúrico en la cara,[2][6] antes de dispararse la sexta bala en su corazón.[7] Los vecinos testificaron que oyeron el grito de él de agonía.[6] La semidesnuda Rybicka estaba estirada muerta junto a la cama cuando llegó la policía, pero el Príncipe estaba vivo en el suelo y todavía se lamentaba.[6][7] Rybicka fue incinerada en Jena, Alemania, en diciembre de 1915.[5] Habiendo perdido un ojo y mucha de la carne de su rostro, el Príncipe Leopoldo Clemente murió después de seis meses de sufrimiento.[2] Su restos fueron enterrados en la cripta de la Iglesia de San Agustín en Coburgo.[8]

Tras la muerte de su único hijo, el Príncipe Felipe legó su fortuna a su sobrino nieto, el Príncipe Felipe Josías.[2] Las muertes de los Príncipes Leopoldo Clemente y Camilla Rybicka conmocionaron las cortes de Austria y Alemania. Eran una reminiscencia del incidente de Mayerling de 1889, un asesinato-suicidio que involucró al Príncipe de la Corona Rodolfo de Austria, el tío materno del Príncipe Leopoldo Clemente, y la amante adolescente de Rodolfo, la baronesa María Vetsera.[4]

• Ducados Ernestinos: Gran Cruz de la Orden de la Casa Ernestina de Sajonia, 1896[9]
•  Imperio del Japón: Gran Cordón de la Orden del Crisantemo, 9 de febrero de 1907[10]
•  Imperio Coreano: Gran Cordón de la Orden del Gobernante de Oro, 27 de febrero de 1907[11]