Masacre de Monroyo

La masacre de Monroyo, conocida también como la saca de Monroyo, consistió en la ejecución extrajudicial de un grupo de personas sospechosas de colaborar con la guerrilla antifranquista por parte de agentes de la Guardia Civil, el 11 de noviembre de 1947. Las víctimas fueron entre seis y ocho habitantes de varias localidades turolenses, que fueron sacados de la cárcel de Alcañiz y asesinados en un punto de carretera cercano a una explotación agrícola de Monroyo.

Masacre de Monroyo

Vista de la localidad de Monroyo.
Lugar Monroyo, Aragón
(EspañaBandera de España España)
Blanco(s) Sospechosos de colaboración con la guerrilla antifranquista
Fecha 11 de noviembre de 1947
Tipo de ataque Saca de presos
Arma(s) Armas de fuego
Muertos 6-8
Perpetrador(es) Guardia Civil
Motivación Represión política

Antecedentes

Áreas de actuación del maquis.

Durante la guerra civil y sobre todo tras la victoria franquista en 1939, los «huidos» constituyeron en diversos puntos de España movimientos guerrilleros con el ánimo de obstruir la consolidación de la dictadura de Francisco Franco y, en última instancia, derrocarla. A la vez, el exilio republicano en Francia se vio sorprendido por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, y al producirse la ocupación del país galo por las fuerzas del Eje, muchos excombatientes pasaron a engrosar las filas de la resistencia francesa, considerando aquella lucha un preludio de la batalla por la liberación de España.[1]

En el transcurso de la conflagración global y cada vez más cercana la desaparición de los estados del Eje, los republicanos españoles vieron crecer sus expectativas de una intervención aliada contra Franco. Así, se incrementaron las actividades del maquis y se lanzó en 1944 la invasión del Valle de Arán, que pese a su fracaso no hizo decaer la moral de las partidas que organizaban los anarquistas, el Partido Comunista de España y el Partido Socialista Obrero Español. La dictadura replicó con un recrudecimiento de la represión en las zonas afectadas por aquellas y la promulgación de la Ley de Bandidaje y Terrorismo.

En la provincia de Teruel, la insurgencia republicana era desempeñada por la comunista Agrupación guerrillera de Levante y Aragón (AGLA), organización que alcanzó su cenit en 1947, cuando sus operaciones de asalto y sabotaje en las vías férreas dieron paso al ataque directo contra las fuerzas de seguridad franquistas. Así, el 28 de septiembre de aquel mismo año decidieron vengar el asesinato de una esposa y madre de partisanos con una incursión nocturna sobre la localidad de Gúdar, en la que se detonaron varias cargas explosivas en la casa cuartel de la Guardia Civil, que causaron la muerte tanto de seis agentes como de la esposa y la hija de un cabo, y resultaron asesinados otros ocho civiles.[2][3]

La represalia gubernamental llegó el 2 de octubre en forma de saca de presos, con el fusilamiento de 12 personas en Alcalá de la Selva y 11 en Mora de Rubielos, reos de la prisión de Aliaga en el primer caso y vecinos de Gúdar en el segundo.[4] El responsable de esta matanza fue el general Manuel Pizarro Cenjor, quien había recibido en julio el Gobierno civil y la Comandancia de la Guardia Civil en Teruel e inmediatamente proclamado en el territorio el estado de excepción mediante la declaración de «zona de guerra», con el objetivo de contrarrestar el auge de la guerrilla. Pizarro había desempeñado con éxito en aquella misma labor en Granada y León, y su nombramiento llegó paralelo a una dotación de mejores medios y mayores efectivos para las fuerzas militares y policiales.[2][3]

La masacre

A la hora de reconstruir los hechos del 11 de noviembre de 1947, las familias de las víctimas se han encontrado en muchas ocasiones con dificultades de acceso a documentación relativa al caso e incluso la inexistencia de la misma, de forma que el relato que ha podido ser expuesto finalmente acerca de las ejecuciones y el paradero de los asesinados depende en gran medida de declaraciones recogidas de las propias familias y de testigos presenciales –historia oral–.[3]

En octubre de 1947 se produjeron varias detenciones en el marco de las operaciones auspiciadas por el general Pizarro contra el entorno de apoyo del maquis. El 18 del mencionado mes, fueron arrestados en La Cañada de Verich el maestro de obras José Mir Pastor y el agricultor Aurelio Boj Guasch, ambos originarios de La Ginebrosa, aunque solo seguía residiendo allí en el momento de la detención el primero, al que le era asimismo conocida su ideología republicana liberal. Dos días después, la Guardia Civil irrumpía en el domicilio de Josefa Bayod –o Bayot– Ribas ante la sospecha de que su esposo e hijo, guerrilleros ambos, solían pernoctar en la casa. Al no conseguir localizarlos, los agentes decidieron llevarse consigo a Bayod Ribas, a la que confinaron en Mas de las Matas para conducirla a la cárcel de Alcañiz junto a los capturados en La Cañada de Verich después de dos días de interrogatorio.[3][5][6]

En fechas similares fueron también apresadas e internadas en Alcañiz otras personas intervinientes en los acontecimientos de Monroyo: natural de Aguaviva y esposa del maquis José Mir Ciprés, Aurora Piñana Clemente; de Mas del Labrador, Genaro Fuster; de Valdeltormo, Rogelio Cuartilla; y de La Fresneda, Eleuterio Simó y Bárbara García Lapardina.[lower-alpha 1] La madrugada del 11 de noviembre, guardias civiles extrajeron al grupo de la prisión y, tomando la carretera de Morella, lo condujeron hasta un punto próximo a los terrenos de explotación agraria conocidos como Mas de la Serra, en el término municipal de Monroyo y a 5 km del núcleo de población. Allí, hicieron descender del vehículo a los prisioneros y los fusilaron en una cuneta de la vía.[6][7][8] Estas fueron las víctimas de aquella acción, según edad y origen conocidos:

VíctimaEdadLocalidad de origen
Josefa Bayod Ribas50La Ginebrosa
Aurelio Boj Guasch31La Ginebrosa
Rogelio CuartilladesconocidaValdeltormo
Genaro FusterdesconocidaMas del Labrador
Bárbara García Lapardina[lower-alpha 2]63La Fresneda
José Mir Pastor39La Ginebrosa
Aurora Piñana ClementedesconocidaAguaviva
Eleuterio SimódesconocidaLa Fresneda
Fuente: varias.[5][6]

Los cuerpos sin vida de los asesinados fueron abandonados en el mismo lugar donde cayeron fulminados, y sus victimarios se marcharon de la escena. Un camionero que transitaba por la zona descubrió los cadáveres y lo denunció en el puesto de la Guardia Civil de Monroyo. Personados allí los guardias, ordenaron a un jornalero que llevase en su carro los cuerpos hasta el cementerio parroquial de la localidad, donde al día siguiente fueron depositados en una fosa común ya excavada por parte de unos vecinos.[8]

Repercusiones

A preguntas de los familiares de las víctimas el 12 de noviembre de 1947, los responsables de la cárcel de Alcañiz manifestaron haber liberado a los arrestados la noche anterior, y que por entonces debían estar «con los maquis en el monte o en Francia».[3][5] Sánchez Cervelló y Llauradó (2003) describen que la noticia de la matanza no tardó en llegar a las guerrillas y en concreto al marido de Aurora Piñana, José Mir Ciprés «Cona», que habrían planeado un contragolpe que materializaron en el curso de otra incursión en el área de Monroyo.[lower-alpha 3] Con todo, la situación en el conflicto pasó a favorecer a las autoridades, y la campaña represiva del general Pizarro consiguió disminuir la actividad de los grupos guerrilleros, haciendo de 1947 «el año duro de la represión al maquis y a su entorno de apoyo rural».[8][12]

Las familias de las víctimas no lograron obtener avances en cuanto a la localización de sus parientes desaparecidos hasta 2003, cuando coordinaron sus esfuerzos junto a la asociación La Gavilla Verde para intentar proceder a la exhumación de la fosa en el cementerio de Monroyo, donde testigos apuntaban que habrían sido sepultados. Sin embargo, la oposición del alcalde de dicho municipio impidió durante cuatro años la pretensión de familias y voluntarios de iniciar los trabajos, aun cuando el justicia de Aragón emitió dos resoluciones conminando al regidor a conceder el permiso y la Delegación del Gobierno en Aragón trató de mediar en el mismo sentido. Finalmente, en noviembre de 2007 comenzó una excavación desarrollada por el Grupo Arqueolab en virtud de una moción aprobada por el pleno del Ayuntamiento, si bien la búsqueda resultó infructuosa al no hallar resto alguno en los dos lugares señalados por testimonios directos.[3][5][6][8]

Aunque los arqueólogos no encontraron los cuerpos de los desaparecidos, sí documentaron la presencia de cal en una fosa de grandes dimensiones, indicativo de que pudo haber sido utilizada para albergar un enterramiento colectivo en el pasado. Se barajó entonces la posibilidad de que los restos humanos pudieran haber sido encontrados en el proceso de remoción de tierra para una fosa posterior, y que se hubieran depositado en un osario. No obstante, meses después de la exhumación fallida, La Gavilla Verde descubrió un documento de 1958 en el archivo del Gobierno civil de Teruel, en respuesta a una circular del Ministerio de la Gobernación en la que se daban instrucciones para el traslado al Valle de los Caídos de los restos de personas que hubieran fallecido combatiendo por los sublevados en la guerra civil y cuyas familias no los hubiesen reclamado. El Gobierno civil había respondido haciendo referencia a una fosa común con 14 individuos en el cementerio de Monroyo, observando la imposibilidad de identificarlos o siquiera individualizarlos. El hallazgo simultáneo de una carta del mismo período al carpintero de Monroyo encargando cajas para el traslado de cadáveres vino a confirmar las sospechas de la asociación de que los desaparecidos pudieran haber sido llevados clandestinamente al Valle de los Caídos, pero la falta de identificaciones en la mencionada fosa impidió cualquier constancia documental de su presencia en el monumento madrileño.[3][6][8]

En agosto de 2008 fue inaugurado un monolito en el cementerio de Monroyo, en conmemoración a los represaliados el 11 de noviembre de 1947.[6][7]

Notas

  1. En las fuentes existe consenso casi total al registrar entre los ejecutados el 11 de noviembre de 1947 a Josefa Bayod, Aurelio Boj, Rogelio Cuartilla, José Mir, Aurora Piñana y Eleuterio Simó, pero aparecen desavenencias en cuanto a la inclusión de Genaro Fuster y Bárbara García. Bennasar (2011) no los cuenta, mientras que diferente es el caso de los reportes de la periodista Maribel S. Timoneda, que en 2007 enumera cuatro víctimas –Josefa Bayod, Aurelio Boj, José Mir y Aurora Piñana– y, en 2017, ocho –las anteriores más Cuartilla, García, Fuster y Simó–. En cuanto a Polo Cerdá et al. (2010), menciona el hecho de que inicialmente se partió desde la cifra de cuatro represaliados y que investigaciones ulteriores han abierto la posibilidad de elevar dicha cifra, si bien no ofrece cantidad ni nombres.[5][6][7][8]
  2. En el caso de esta mujer también existen divergencias en las fuentes. Así, el artículo de Timoneda de 2017 la lista entre las víctimas de los fusilamientos del 11 de noviembre de 1947 en el Mas de la Serra, mientras que la asociación La Gavilla Verde, en base a diversos testimonios, cita su muerte en el mismo lugar pero entre el día 13 de noviembre –cuando fue vista por última vez– y el 14 –cuando su cadáver habría sido avistado por un testigo–.[6][9]
  3. Según estos historiadores, una partida de ocho hombres se adentró en varias masías de esta villa con intención de recuperar material de producción de propaganda de manos de varios operarios que los habían sustraído al maquis, que fueron arrestados por los insurgentes. Uno de los señalados, Emilio Andreu Ferrer, fue condenado a muerte en consejo de guerra, y una vez aplicada la sentencia se quiso sacar partido de su cadáver adosándole una bomba y arrojándolo entre Mas de las Matas y Castellote a sabiendas de que aquel sector era responsabilidad del cabo Sebastián Rodríguez Hernández, acusado por «Cona» de la muerte de su mujer. Cuando el cabo acudió junto a otras autoridades al levantamiento de los restos, la carga explosiva causó la muerte de su objetivo y del médico forense y falangista Salvador Zaera Mallén, así como heridas de consideración en sus acompañantes.
    Sin embargo, se produce una contradicción temporal al transmitir Sánchez Cervelló y Llauradó (2003) como fecha de este atentado el 17 de junio de 1947, una alegación que se ve reafirmada por la propia lápida del médico Zaera Mallén. En consecuencia, o bien Aurora Piñana fue asesinada antes de los sucesos del 11 de noviembre, o el atentado contra el cabo Rodríguez Hernández se produjo sin la intencionalidad de vengar una ejecución todavía no acaecida.[10][11]

Referencias

  1. Heine, Hartmut (1983). La oposición política al franquismo. De 1939 a 1952. Barcelona: Editorial Crítica. pp. 209-211. ISBN 84-7423-198-1.
  2. Rújula López, Pedro (2004). «La historia susurrada: el maquis en la Sierra de Gúdar» (pdf). En Lozano Tena, María Victoria, ed. II. De la Historia. Comarca de Gúdar-Javalambre. Zaragoza: Centro del Libro de Aragón. pp. 122-4. ISBN 84-96223-54-X. Archivado desde el original el 10 de noviembre de 2018. Consultado el 18 de noviembre de 2018.
  3. Esteve, Lican (2014). m¡AQUÍ!s (documental) (YouTube). Escena en 18:30-34:30. Consultado el 18 de noviembre de 2018.
  4. Varea, Ramiro (31 de mayo de 2009). «Entregados los cuerpos de 12 fusilados en Teruel» (html). Público. Consultado el 18 de noviembre de 2018.
  5. Timoneda, Maribel S. (24 de septiembre de 2007). «Monroyo autoriza la exhumación de los restos de la fosa del cementerio» (pdf). Diario de Teruel. Consultado el 18 de noviembre de 2018.
  6. Timoneda, Maribel S. (10 de noviembre de 2017). «Una década de silencio tras la infructuosa búsqueda de los 'liberados' en Monroyo». Diario de Teruel. Consultado el 18 de noviembre de 2018.
  7. Bennasar i Llobera, Sebastià (2011). «El mas de la mort. De la presó al fossar: Mont-roig de Tastavins, 1947». 501 crims que has de conèixer abans de morir (en catalán). Barcelona: Ara llibres. pp. 9-10. ISBN 978-84-92907-14-4.
  8. Polo Cerdá, Manuel; Cruz Rico, Eva; García Prósper, Elisa (2010). «Arqueología y antropología forense de la represión franquista en el territorio de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (1947-1948)» (pdf). Ebre 38: revista internacional de la Guerra Civil, 1936-1939 (Barcelona: Grup de Recerca de Didàctica del Patrimoni) (4): 215-7. ISSN 1696-2672.
  9. Pinós Pons, Mariano. «Bárbara García Lapardina» (html). La Gavilla Verde. Consultado el 18 de noviembre de 2018.
  10. Sánchez Cervelló, Josep; Llauradó, Carles (2003). Maquis: el puño que golpeó al franquismo. La Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA). Barcelona: Flor de Viento Ediciones. pp. 166-7. ISBN 84-89644-83-7.
  11. Mena, Miguel (2018). Un viaje aragonés. Prensas de la Universidad de Zaragoza. p. 224. ISBN 978-84-17358-27-3.
  12. Jáuregui, Fernando; Vega, Pedro (2007). Crónica del antifranquismo. Barcelona: Editorial Planeta. p. 145. ISBN 978-84-08-07456-4.
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