Pedro II (El Romano)
Pedro II, también llamado Pedro Romano o Pedro el Romano, es el nombre dado al hipotético último papa, según algunas interpretaciones de la Profecía de los papas de san Malaquías. A lo largo de la historia muchos católicos consideraron auténtica dicha profecía,[1] de ahí su relevancia y popularidad. Según las mismas, el último papa sería conocido como Pedro Romano, tratándose del último pontífice de Roma (en referencia al nombre del primero de todos, que fue Simón Pedro, discípulo directo de Jesús de Nazaret).
El lema
A este papa le corresponde el último lema que, extrañamente, Malaquías no enumeró como a los otros 111 papas anteriores. Su lema es el más extenso, detallado y descriptivo, indicando que el supuesto último papado no sería igual a ninguno de los anteriores y que se enfrentaría a eventos extraordinarios no sucedidos desde los inicios de la Iglesia.
Para algunos, Malaquías indica en el lema que la iglesia volvería a ser perseguida como en los tiempos de los emperadores romanos. Para otros, en el texto hay una referencia a que este Papa de Roma será el último. El lema expresa:
In psecutione. extrema S.R.E. sedebit.Petrus Romanus,
& Iudex tremëdus iudicabit populum suum. Finis.
qui pascet oves in multis tribulationibus: quibus transactis civitas septicollis diruetur,
En Español, el lema expresa:
Seguidamente, el último de la Santa Iglesia de Roma se sentará.Pedro el Romano,
y el Juez terrible juzgará a su pueblo. Fin.
quien apacentará a las ovejas entre muchas tribulaciones:[2] conocidas estas cosas la ciudad de las siete colinas será abatida,
Historia
La fecha de origen atribuida a la Profecía de los papas resulta congruente con el afianzamiento del Reino de Jerusalén en Tierra Santa.
Ese hecho fue clave para que los sucesivos papas confirmaran en esa década (1140-1150) los privilegios de la orden de los Caballeros templarios y se convocara a una Segunda Cruzada para impedir el avance musulmán.
Es probable que la situación en Tierra Santa motivara una consulta del papa Inocencio II a Malaquías, durante su visita a Roma como arzobispo de Armagh.
Pocos años más tarde, la persistente inestabilidad política en Roma llevó a que el papa Eugenio III se refugiara en Francia entre 1146 y 1147, para impulsar la cruzada. San Bernardo y Malaquías (que falleció en 1148) tuvieron frecuente trato con él. Por lo que resulta probable, o al menos posible, que el manuscrito original de la profecía haya sido entregado personalmente a un papa.
Si tales fueron las circunstancias en las que se redactó la profecía, éstas anuncian un camino de varios siglos para el retorno del cristianismo a su punto de origen (en contra de los opiniones predominantes de la época, incluso las del propio San Bernardo, predicador de la cruzada y muy cercano a Malaquías).
Controversias
Aunque ya algunos miembros de la orden jesuita expresaron desde el siglo XVII sus dudas sobre la profecía de los papas atribuida a Malaquías de Armagh —la consideraban un fraude elaborado en 1595, cuando la profecía se divulgó por la imprenta, casi 450 años después de la muerte del santo—,[3] son varios los papas de la Iglesia católica que han dado crédito a las mismas.
Desde un punto de vista histórico no puede dudarse a esta altura de la antigüedad de la profecía, ya que resulta improbable que el monje católico Arnoldo Wion pudiera publicar en Venecia a fines del siglo XVI, en un libro dirigido a los católicos, un documento donde se anuncia el fin del papado (en pleno conflicto con el protestantismo y transcurridas dos décadas de la batalla de Lepanto contra los turcos).
La publicación solo resulta posible si las profecías ya eran un documento de importancia y antigüedad reconocida; y el editor gozaba del suficiente prestigio dentro de la iglesia para ser autorizado a publicarlas. La fecha de la publicación de la profecía se produce junto con la revisión y nueva edición que en esos mismos años se hizo de la Biblia Vulgata.
Distintas interpretaciones
Existen múltiples interpretaciones sobre este último papa.
- Sobre la destrucción de la ciudad de las siete colinas se ha pensando desde la destrucción de la ciudad de Roma hasta la destrucción física y doctrinal de la Santa Sede y con él, el «supuesto» fin mismo de la Iglesia católica.
- Una segunda interpretación afirma que Pedro Romano decidiría cambiar la sede del papado de Roma a Jerusalén, por ser esta ciudad cuna de la fe cristiana.[4]
Uno de los autores que más analiza las profecías, Jean-Charles de Fontbrune, en su libro: La profecía de los papas (Ediciones Martínez Roca, S.A. Barcelona, 1985, pág. 41), afirma: «Malaquías nos dice que "la ciudad de las siete colinas (Roma) será destruida". Dicho de otro modo, el último vestigio del poder temporal de la iglesia desaparecerá, pero eso no significa que la iglesia será aniquilada como poder espiritual».
Según el autor el sentido de la profecía va más allá de un mero listado de romanos pontífices y cada lema tendría relación con acontecimientos históricos: por ejemplo, la palabra «sol» hace referencia a la Iglesia católica y la palabra «luna» a los musulmanes.
En los tres últimos lemas: "De medietate lunae" (La media luna) encuentra una referencia directa a la expansión musulmana desde la revolución islámica en Irán;[5] en el lema "De Labore solis" (El trabajo del sol), una referencia al poder temporal de la iglesia;[6][7][8][9] y en el último lema, "Gloria olivae" (La gloria del olivo) una referencia al pueblo judío.[10][11][12]
Doctrina católica sobre la institución del papado
La doctrina católica sobre la "institución, permanencia y naturaleza del sagrado Primado Apostólico, sobre la cual se funda la fuerza y la solidez de toda la Iglesia" fue establecida en el Concilio Vaticano I, por la Constitución dogmática Pastor Aeternus del 18 de julio de 1870.
En dicho documento se establece:
1. El Beato Pedro Apóstol fue constituido por Cristo Señor, Príncipe de todos los Apóstoles y cabeza visible de toda la Iglesia militante. 2. Por derecho divino, el Beato Pedro debe tener para siempre sucesores en el Primado sobre la Iglesia universal. El Romano Pontífice es el sucesor del Beato Pedro en el mismo Primado. 3. El Romano Pontífice tiene el poder pleno y supremo de jurisdicción sobre toda la Iglesia, no solo con respecto a la fe y la moral, sino también con respecto a la disciplina y el gobierno de la Iglesia esparcidos por toda la tierra. 4. El Romano Pontífice, cuando habla ex cathedra, es decir, cuando ejerce su supremo oficio de Pastor y Doctor de todos los cristianos, y en virtud de su supremo poder apostólico define una doctrina sobre la fe y la moral; estas definiciones del Romano Pontífice son inmutables en sí mismas, y no por el consentimiento de la Iglesia.[13]
Desaparición de los Estados Pontificios
Los Estados Pontificios tuvieron vigencia entre el siglo VIII y el año 1929, en el que la Santa Sede reconoció formalmente su extinción, aceptando la soberanía sobre la Ciudad del Vaticano.
Los Estados Pontificios comprendían un amplio dominio en la región central de la península itálica y también otros territorios en Europa, que estaban gobernados por la monarquía papal.
Alcanzó su máxima extensión en el siglo XVII. A mediados del siglo XVIII comenzó a desmembrarse, primero como derivación de la Expulsión de los jesuitas y luego por la Revolución francesa y las campañas napoleónicas.
Su disolución última se produjo en el siglo XIX con el proceso de unificación italiana y la Toma de Roma el 20 de septiembre de 1870, que pasaría a convertirse en la capital del Reino de Italia. La consecuencia de este hecho la sintetiza el historiador Vicente Cárcel: "al perder su poder temporal, la reacción instintiva de la Iglesia fue cerrarse en sí misma lanzando anatemas contra todo lo que supiera a moderno."[14] El último Papa en ser coronado fue Paulo VI.
La "Cristiandad" en Europa
Se denomina "Cristiandad" al sistema de pensamiento y conducta -en todos los aspectos de la sociedad-, regulado por la iglesia católica. Su apogeo se dio en la Europa medieval del siglo XIII. Una de sus manifestaciones más acabadas es la obra de santo Tomás de Aquino, que elabora una exhaustiva síntesis de la filosofía clásica con los conocimientos de su época y con las Sagradas Escrituras.
De acuerdo a este sistema teológico y filosófico, lo superior (lo sobrenatural, o relativo al orden divino) no anula ni destruye lo inferior: de modo que la fe cristiana regenera la naturaleza del hombre y la eleva, estableciendo una armonía entre todas las manifestaciones humanas (en el arte, la cultura, la religión, la política, etc.).[15]
Se considera que este tipo de sociedad sufrió un primer golpe a partir de la reforma iniciada por Martín Lutero, para luego comenzar una lenta agonía -cuando el proceso se demuestra ya irreversible a partir del año 1572- hasta lo que se considera su crisis terminal, tras la Paz de Westfalia en 1648, al finalizar la guerra de los Treinta Años. Estos acuerdos dejaron atrás los conflictos religiosos e iniciaron un nuevo orden en Europa central basado en la soberanía nacional.[16]
Tierra Santa y el Estado de Israel
"Tierra Santa" define -en términos generales- las zonas geográficas donde ocurrieron gran parte de los sucesos narrados en la Biblia.[17][18] Para los cristianos cobra particular relieve las ciudades de Belén y Nazaret, donde Jesús de Nazaret nació y predicó.
La ciudad de Jerusalén se considera el lugar central, ya que es donde Jesucristo murió, crucificado por los romanos en el Monte Gólgota (donde según una antigua tradición hoy se encuentra la basílica del Santo Sepulcro), para luego resucitar según la fe cristiana.
Después de la conquista de Jerusalén por el sultán Saladino y la posterior caída del puerto de Acre, la aventura de las cruzadas emprendidas por los cristianos europeos se dio por finalizada, y el papa Clemente V suprimió la orden de los templarios en el año 1312. Desde el siglo XIV hasta la actualidad se han conservado en la zona minoritarias comunidades cristianas en un entorno mayoritariamente musulmán.
El papa (autoridad suprema de la Iglesia católica), nombra al arzobispo de Jerusalén, que es el responsable de los cristianos de rito latino católico en Palestina, Israel, Chipre y Jordania. Su particular jurisdicción constituye el Patriarcado latino de Jerusalén.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, con la división del Imperio otomano, la zona quedó administrada por el Reino Unido y por Francia. Culminada la Segunda Guerra Mundial, surgieron los modernos Estados de Jordania (1946) e Israel (1948).
Em 1964 el papa Pablo VI fue el primero en visitar Tierra Santa.[19]
El 6 de diciembre de 2017, Estados Unidos fue el primer país en reconocer a Jerusalén como capital del Estado de Israel.[20][21]
El 30/09/2023, el papa Francisco nombro cardenal a Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén. Es la primera vez en la historia que Jerusalén tiene un cardenal católico[22].
El Concilio Vaticano II
Entre 1962 y 1965 la Iglesia celebró un Concilio ecuménico en la ciudad del Vaticano. En dicho encuentro, al que asistieron más de 2 mil obispos católicos de todo el mundo y participaron como observadores miembros de otras religiones, se ratificó, desde las reflexiones y los textos, la decisión tomada en 1929.
La Iglesia aceptó para sus ritos y liturgia las lenguas vernáculas o de cada país, abandonando el latín como lengua única (la lengua única siempre estuvo asociada al Imperio). Aceptó ser una realidad en el mundo, entre otras; que merecían su legítimo ámbito de autonomía, como las ciencias y la política.
El Concilio, con un sentido pastoral, ratificó que su misión primordial debía ser la predicación y enseñanza de la religión católica y la promoción humana en todos los órdenes, renunciando a utilizar el poder político o estatal, y cualquier otra forma de coacción o manipulación, para imponer la religión.[23]
Confiando en la madurez y libertad del hombre (y por tanto de la propia Iglesia y de sus miembros), el Concilio valorizó las realizaciones modernas, en los ámbitos de la ciencia y de los medios de comunicación; también el creciente protagonismo de la mujer y de los partidos políticos, invitando a los católicos a participar en estas nuevas realidades.[24]
Sin embargo las decisiones del Concilio no fueron fácilmente comprendidas y aceptadas. Muchos sacerdotes y religiosos decidieron alejarse. En países como España y Latinoamérica (donde la religión católica continúa siendo la religión oficial del Estado) provocó incomprensión y rechazo. Por otra parte el Concilio ponía en discusión las excesivas diferencias sociales en estos países.[25]
Sumado a esto; los cuestionamientos a la nueva liturgia y al ecumenismo provocaron el cisma de Marcel Lefebvre.
La conversión del pueblo judío
Según expresaba Benedicto XVI en su libro Jesús de Nazareth; «el anuncio de un tiempo de los gentiles forma parte del núcleo del mensaje escatológico de Jesús, un tiempo durante el cual se debe llevar el Evangelio a todo el mundo y a todos los hombres: solo después la historia puede alcanzar su meta. (...) Israel conserva su propia misión. Está en las manos de Dios, que lo salvará "por entero" en el tiempo apropiado, una vez que el número de los paganos esté completo».[26]
En consonancia con esta postura, después de reconocer que: «La sombra oscura y terrible de la Shoah sobre la Europa del período Nazi causó la catástrofe que llevó a la Iglesia a reflexionar de nuevo sobre sus vínculos con el Pueblo Judío», un documento de la Comisión para las relaciones religiosas con el Judaísmo confirma «que la Iglesia Católica no actúa ni sostiene ninguna misión institucional específica dirigida a los Judíos».[27]
La Iglesia recordó a sus fieles: "Al mirar el futuro de las relaciones entre judíos y cristianos, en primer lugar pedimos a nuestros hermanos y hermanas católicos que renueven la conciencia de las raíces judías de su fe. (...) (L)a Iglesia se sustenta de las raíces de ese buen olivo al que están injertadas las ramas del olivo silvestre de los gentiles (Cf. Romanos 11, 17-24); que los judíos son nuestros queridos y amados hermanos, y que, en cierto sentido, son auténticamente «nuestros hermanos mayores».[28]
Desde la aparición de los documentos del Concilio Vaticano II, que condenan expresamente el antisemitismo (Nostra Aetate) y la imposición forzada de la religión («la autoridad pública no puede imponer a los ciudadanos, por la fuerza, o por miedo, o por otros recursos, la profesión o el abandono de cualquier religión» afirma el documento Dignitatis Humanae, punto Nro. 6); «una importante corriente dentro de los autores judíos se concentró en la tarea de estudiar la persona del hombre-Jesús, despojado de todo lo que la fe cristiana afirma sobre Él, para rescatarlo como una personalidad dentro del judaísmo, un maestro destacado dentro de la galería de los grandes maestros de Israel. Se trató de rehabilitar su figura, considerándolo no solo como judío, como uno de los suyos, sino sobre todo como parte del patrimonio cultural y religioso de Israel, como uno de los grandes maestros de Israel».[29] También, a partir de 1960 se comenzó a revitalizar el Judaísmo mesiánico.
Renuncia del papa Benedicto XVI
El 11 de febrero de 2013, en el día aniversario de los Pactos de Letrán, que crearon el estado de la Ciudad del Vaticano, el papa Bendicto XVI dio a conocer públicamente su Declaratio, fechada el día anterior, donde expresó: "renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales".[30]
De este modo cumplió con los requisitos establecidos en el Código de derecho canónico, que declara irrevocable la renuncia del pontífice una vez hecha pública (siempre que sea libre y voluntaria), sin que se requiera su aprobación por ningún organismo de la Santa Sede, ya que no hay autoridad por encima del sumo pontífice.[31]
De acuerdo a la Constitución de la Ciudad del Vaticano, vigente desde el 22 de febrero del año 2001, el régimen de gobierno del estado es una monarquía, por tanto vitalicia, de carácter absoluto y electivo, regida por el propio papa.[32]
Los historiadores de la Iglesia se refieren en general a las renuncias de los papas precedentes (la de Celestino V en particular y siguientes) con el término de abdicaciones[33] que es propio del poder monárquico civil, que desempeña el papado en sus territorios (la renuncia a ser rey o monarca debe ser previa a su aceptación. La abdicación es posterior, ya en ejercicio del cargo).
En esta excepcional oportunidad, la renuncia del papa no tuvo como factor principal su potestad como soberano de una jurisdicción civil de orden político. La renuncia se formalizó y estuvo referida de modo exclusivo a un oficio o ministerio de orden religioso o eclesiástico.[34]
El 13/03/2013 fue elegido como papa el Cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, que adoptó el nombre de Francisco, nunca antes utilizado por ningún papa. El Papa emérito falleció el 31/12/2022.
Profecías relacionadas
En 1870 san Juan Bosco tuvo un sueño profético: «¡Roma... yo vendré cuatro veces sobre ti! En la primera heriré tus tierras y sus habitantes. En la segunda llevaré el estrago y el exterminio hasta tus murallas. ¿No abrirás aún los ojos? Vendré por tercera vez, abatiré las defensas y a los defensores y al mandato del Padre comenzará el reinado del terror, del espanto y de la desolación. (...) Estas cosas tendrán que suceder inexorablemente una después de otra. Las cosas se proceden demasiado lentamente. Pero la Augusta Reina del Cielo está presente. El poder de Dios está en sus manos; disipa como la niebla a sus enemigos. Reviste al Venerando Anciano de todos sus antiguos hábitos. Se producirá además un violento huracán».[35]
Se han comparado las Profecías de san Malaquías con otras supuestas profecías. En 1914, al agonizar, el papa Pío X supuestamente expresó: «He visto a uno de mis sucesores de igual nombre, huyendo entre los cadáveres de sus hermanos. Se refugiará de incógnito en alguna parte, y después de un breve respiro, morirá de muerte cruel».[36]
Asimismo, en el tercer secreto de Fátima, los videntes Francisco, Lucía y Jacinta contaron: «(...) hemos visto (...) a un Obispo vestido de Blanco —hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre— (...) subir una montaña empinada (...); el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad en medio de ruinas y un poco tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones.»[37]
Cabe destacar que la interpretación oficial de la Iglesia católica dicta que San Juan Pablo II fue el sumo pontífice de la tercera profecía.
Existe otra profecía bastante divulgada (se publicó por primera vez en francés, en 1994), atribuida a Jean de Vézelay o Juan de Jerusalén (siglo XII), cuyo texto -en su primer parte-, parece contener referencias medievales ("infieles" por musulmanes, etc.). Por el contrario, la segunda parte parece de escritura contemporánea.[38]
Referencias en escritores católicos
Según Juan de Rocatallada (ca. 1300-1365), visionario, profeta y fraile franciscano francés; un «papa angélico», una vez renovada la Iglesia, transferiría su sede a Jerusalén y daría al mundo entero la regla de san Francisco.[39]
En el Libro de la Vida, Teresa de Jesús, escribe: «comencé a suplicar a su Majestad por la Iglesia, dióseme a entender el gran provecho, que había de hacer una Orden en los tiempos postreros, y con la fortaleza, que los de ella han de sustentar la Fé». Según un autor, en el manuscrito original en lugar de la palabra «Orden» se nombra expresamente a la Compañía.[40]
El Cardenal Newman en sus Cuatro sermones sobre el Anticristo afirma: «Roma y el Anticristo se relacionan mutuamente en la profecía: Roma caerá antes del surgimiento del Anticristo (puesto que los diez reyes destruirán Roma), y luego el Anticristo aparecerá y suplantará a los diez reyes».[41]
El jesuita chileno Manuel Lacunza, en su monumental obra sobre el fin de la Iglesia, publicada a comienzos del siglo XIX, escribe: «¿Pudo Dios, sin negarse á sí mismo, sacar de Jerusalén no solo la candela, sino también el candelero, y ponerlo en Roma; y ya no podrá, sin negarse á sí mismo, en ningun tiempo, en ningun caso y por ningun motivo sacarlo de Roma y volverlo á Jerusalén? ¿Pudo quitar á los Judios la administracion de la viña, ó lo que es lo mismo, el reino de Dios activo, y darlo á las gentes, por las razones que se apuntan en la parábola de la viña; y ya no podrá por las mismas razones,ó por otras semejantes ó mayores, quitarlo á las gentes y volverlo á dar á los Judios?».[42]
María Faustina Kowalska escribe en su diario una revelación del mismo Jesucristo: «He amado a Polonia de modo especial y si obedece Mi voluntad, la enalteceré en poder y en santidad. De ella saldrá una chispa que preparará el mundo para Mi última venida.».[43]
Referencias en escritos de la Iglesia
La declaración Dominus Iesus de la Congregación para la Doctrina de la Fe, del año 2000, dice en el nro.19: «Afirmar la relación indivisible que existe entre la Iglesia y el Reino no implica olvidar que el Reino de Dios —si bien considerado en su fase histórica— no se identifica con la Iglesia en su realidad visible y social. En efecto, no se debe excluir "la obra de Cristo y del Espíritu Santo fuera de los confines visibles de la Iglesia"».
En el actual Catecismo de la Iglesia Católica, Nro. 677 se expresa: «La Iglesia solo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (Cf. Ap 19, 1-9). El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia (Cf. Ap 13, 8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (Cf. Ap 20, 7-10) que hará descender desde el Cielo a su Esposa (Cf. Ap 21, 2-4). El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final (Cf. Ap 20, 12) después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa (Cf. 2 P 3, 12-13).».
La profecía y los papas
Tras la renuncia de Benedicto XVI en febrero del año 2013 —algo prácticamente inédito en la historia de la Iglesia—, fue elegido como papa el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio (primero del continente americano y primer jesuita) con el nombre de Francisco.
El nuevo papa pareció realizar una referencia directa al lema «Pedro romano» al presentar por primera vez las reliquias de san Pedro, el primer papa.[44][45][46]. Esa presentación pública cobra mayor trascendencia por ser aún un tema de controversia la identificación precisa de dichas reliquias.
Son varios los papas que en los siglos anteriores han hecho referencias explícitas a su lema correspondiente en las profecías de san Malaquías (Alejandro VIII, Pio VI, en fecha más reciente; Pio XII, «Pastor angelicus»[47]), lo que habla del valor que han otorgado los Sumos Pontífices a esta particular profecía.
Notas
- Texto original en idioma latín, edición año 1595
- Concretamente la palabra "tribulación" es utilizada como título de una publicación del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede ante la Pandemia de enfermedad por coronavirus de 2019-2020. El documento puede verse en https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2020-07/a-la-venta-espanol-libro-fuertes-en-la-tribulacion-papa-amazon.html
- La profecía de San Malaquías
- Se interpreta así: Parece ser que la destrucción de Roma simboliza que el sucesor de san Pedro volverá a la ciudad donde comenzó éste su andadura, a Jerusalén, asiento original de la Iglesia católica. Terminarían los papas romanos para dar paso a los papas de Jerusalén porque, según las profecías, el pueblo de Israel se convertiría al Señor Dios en el fin de los tiempos. más en
- Revolución iraní
- ¿Por voluntad de Dios?. El libro de David Yallop
- Intento de asesinato de Juan Pablo II
- El vaticano contra dios 1ªParte(audio by MLeón)
- El diagnóstico de Benedicto XVI sobre la Iglesia y los abusos sexuales
- A 30 años de la visita de Juan Pablo II a la sinagoga de Roma / Ricardo Salas
- Acuerdo Fundamental entre la Santa Sede y el Estado de Israel. Documento que estableció las bases para la regularización de la posición legal de la Iglesia en Israel
- Para hacer la voluntad de nuestro Padre en el Cielo: hacia una asociación entre judíos y cristianos
- CONSTITUCIÓN DOGMÁTICA PASTOR AETERNUS DEL SUMO PONTÍFICE PÍO IX
- Vicente Cárcel Ortí; Historia de la Iglesia. III. La Iglesia contemporánea, Ediciones Palabra, Madrid, 1999, pág. 16.
- CRISTIANDAD vs POST-MODERNIDAD
- La Reforma Protestante: La Muerte de la Cristiandad - Introduccón (E01)
- Qué es la Tierra Santa
- Recorrido de La Tierra Santa, Lugares Biblicos de Israel, Tour, Jerusalen, Sitios Santos de Israel
- Peregrinación a Tierra Santa, 1964
- Proclama presidencial a los efectos de reconocer a Jerusalén como capital del Estado de Israel
- ¿A quién pertenece Jerusalén? | DW Documental
- Por primera vez en la historia Jerusalén, ciudad santa de tres religiones, tiene un cardenal: quién es Pierbattista Pizzaballa
- DECLARACIÓN DIGNITATIS HUMANAE SOBRE LA LIBERTAD RELIGIOSA
- CONSTITUCIÓN PASTORAL GAUDIUM ET SPES SOBRE LA IGLESIA EN EL MUNDO ACTUAL
- El Concilio Vaticano II y su impacto en América Latina: a 40 años de un cambio en los paradigmas en el catolicismo* Gustavo Morello
- Joseph Ratzinger; Jesús de Nazareth, Planeta - Ediciones Encuentro, S.A. Madrid, 2011, Segunda parte, pág. 61.
- Comisión para las relaciones religiosas con el Judaísmo. "Los dones y la llamada de Dios son irrevocables" (Rm 11:29). Una reflexión sobre cuestiones teológicas en torno a las relaciones entre católicos y judíos en el 50° aniversario de "Nostra Aetate", Nro. 40, 10 de diciembre de 2015.
- Nosotros recordamos: una reflexión sobre el Holocausto
- Jesús según algunos autores judíos; Rivas, Luis Heriberto (2017), Revista Cuestiones Teológicas, Medellín-Colombia, Vol. 44, Nro. 102, Julio-diciembre 2017, pp. 243-282.
- http://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2013/february/documents/hf_ben-xvi_spe_20130211_declaratio.html
- https://www.unav.edu/documents/10174/503217/RENUNCIA+DEL+ROMANO+PONTIFICE.pdf
- "Art. 1.1. Il Sommo Pontefice, Sovrano dello Stato della Città del Vaticano, ha la pienezza deipoteri legislativo, esecutivo e giudiziario." en https://www.redalyc.org/pdf/825/82510702.pdf
- Javier Paredes (Director), Maximiliano Barrio, Domingo Ramos-Lissón y Luis Suárez; Diccionario de los Papas y Concilios, Editorial Ariel, S.A., Barcelona, 1998, Celestino V, san, pp. 233-235.
- https://repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/5904/1/renuncia-romano-pontifice-oficio-capello.pdf
- Los sueños de San Juan Bosco. Traducción del P. Francisco Villanueva, S.D.B., Parte II, pp. 174-176.
- Lista de los papas - San Malaquías
- «Texto original del Tercer Secreto de Fátima.». 13 de mayo de 2000. Consultado el 10 de septiembre de 2013.
- Profecías de Juan de Jerusalén - Prólogo.
- “No hay mal que por bien no venga”: Joaquín de Fiore y las esperanzas milenaristas a fines de la Edad Media; Adeline RUCQUOI, CNRS, París (Francia), Clio & Crimen: nº 1 (2004), pp. 217-240.
- Vida de S. Ignacio de Loyola fundador de la Compañia de Jesús; por el P. Francisco Xavier Fluviá, Tomo I, Barcelona, 1753, pág. 512.
- Cardenal Newman: Cuatro Sermones sobre el Anticristo III
- La Venida del Mesías en Gloria y Magestad. Tomo II. Nro. 264.
- SANTA FAUSTINA KOWALSKA Y EL RETORNO DE JESUCRISTO
- «Emocionado el papa Francisco exhibió por primera vez las reliquias de San Pedro.». 24 de noviembre de 2013. Consultado el 1 de agosto de 2015.
- Historia de las reliquias de san Pedro regaladas a Bartolomé
- En el corto plazo, Francisco recalcó su papel como “obispo de Roma” en contraste con la figura de papa y dijo que sus planes eran “continuar con ser obispo, obispo de Roma y en comunión con todos los obispos del mundo”. Indicó que quería eliminar el concepto del papado como una “corte”. (entrevista el martes 24/01/2023 con The Associated Press)
- Pastor Angelicus Piux XII - Full Movie
Bibliografía
Un análisis detallado de los autores cristianos y sus hipótesis sobre el fin de los tiempos puede verse en:
- Jean Flori: El Islam y el fin de los tiempos. La interpretación profética de las invasiones musulmanas en la Cristiandad medieval. Ediciones Akal, S.A., 2010. Madrid, España.