Pedro Pascual Farfán

Fue hijo de Máximo Farfán de los Godos y de Antonia Pascual. Ingresó al Seminario de San Antonio Abad de su ciudad natal, en 1886.

Fue ordenado sacerdote el 29 de diciembre de 1894. Celebró su primera misa el 6 de enero de 1895 y fue párroco de Belén. Llegó también a ser profesor y vicerrector del Seminario (1896) y asumió una canonjía en el Cabildo Diocesano del Cuzco.

Fue nombrado Obispo de Huaraz en 1907, siendo consagrado en la Basílica de Nuestra Señora del Lima, el 15 de diciembre de ese año, tomando posesión de sus sede el 23 de enero de 1908. Con ánimo de cumplir cabalmente su labor misional, visitó dos veces el accidentado territorio de su diócesis, hasta las márgenes del río Marañón. Convocó al primer Sínodo diocesano (1913). Creó el Seminario de San Pedro Pascual de Carhuaz.

En abril de 1918 el papa Benedicto XV lo promovió al Obispado del Cuzco. Ingresó en su nueva sede el 8 de diciembre del mismo año. En 1919 realizó el IV Sínodo Diocesano. En 1921 conmemoró el centenario de la Independencia con la entrada de la Cruz de la Conquista y la celebración del Congreso de Acción Social, con el fin de adecuarse a la nueva conciencia social de la Iglesia, inspirada en la Rerum Novarum, y en el que participaron alrededor de 60 delegados de las diócesis del Sur Andino: Cuzco, Puno, Arequipa y Ayacucho. En 1922 reunió el V Sínodo Diocesano exclusivamente “para remediar los múltiples necesidades de los habitantes autóctonos”. Fue promotor del indigenismo, siendo importante su labor como Presidente de la Junta Departamental del Patronato Indígena, durante ocho años. En 1925, el Municipio del Cuzco le otorgó el reconocimiento de “Hijo Ilustre”.

En 1926 solicitó a los Padres Mercedarios la ayuda de Misioneras Mercedarias para que se encargasen del trabajo en el orfanato de su diócesis, conocido actualmente como Casa Hogar San Pedro. En 1927 hizo la Visita Ad Limina Apostolorum, siendo recibido por el papa Pío XI con muestras de particular deferencia. En 1928 realizó el primer Congreso Eucarístico Diocesano del Cuzco, que fue el primero realizado en todo el país.

Ejerció el episcopado cuzqueño hasta 1933, año en que disputó en el Congreso, con Monseñor Mariano Holguín (Obispo de Arequipa y Administrador Apostólico de Lima) la dirección de la Iglesia de Lima, asumiendo el cargo de Arzobispo de Lima.

Durante su gestión como Arzobispo de Lima, recuperó paulatinamente el prestigio e imagen de la Iglesia Católica y su jerarquía luego de la campaña difamatoria que los grupos anticlericales habían arreciado tras la caída del presidente Leguía en 1930.

Fomentó la participación de los laicos a través de la Acción Católica siguiendo el modelo italiano con una Junta Nacional y cuatro secciones: Caballeros, Señoras, juventud masculina y juventud femenina. Con gran dedicación preparó el Congreso Eucarístico Nacional en 1935, que tuvo una participación masiva (alrededor de 100,000 hombres al igual que mujeres), contándose entre sus oradores laicos a Víctor Andrés Belaúnde y José de la Riva Agüero. También ese año organizó el XVII sínodo arquidiocesano.

Invitó a las religiosas ursulinas a abrir un colegio alemán en Lima, el cual se concretó en abril de 1936. En vista del crecimiento del área urbana de Lima erigió parroquias en distintas zonas y fomentó la construcción de numerosas iglesias. Mediante sus reiteradas gestiones logró el aumento de la jerarquía en el país. Vio elevadas a la categoría de arquidiócesis las antiguas jurisdicciones eclesiásticas de Arequipa, Cuzco y Trujillo (1943) y recibió los títulos de Primado del Perú y Vicario General Castrense (1943).

Logró la restauración de la Basílica Catedral de Lima y de otros templos de la ciudad tras el terremoto de 1940.

Falleció en Lima el 17 de septiembre de 1945, siendo sucedido por monseñor Juan Gualberto Guevara.