San Juan Bautista Coixtlahuaca

San Juan Bautista Coixtlahuaca (chocho: Nguichee o Inguinche o Yuguinche; mixteco: Yodzocoo; en náhuatl: Cōāīxtlahuacān ) es uno de los 570 municipios que conforman al estado mexicano de Oaxaca. Pertenece al distrito de Coixtlahuaca, dentro de la región mixteca. Su cabecera es la localidad homónima.[4]

San Juan Bautista Coixtlahuaca
Municipio

Convento dominico en San Juan Bautista Coixtlahuaca.
Coordenadas 17°43′00″N 97°19′00″O
Cabecera municipal San Juan Bautista Coixtlahuaca
Entidad Municipio
 País Bandera de México México
 Estado Oaxaca
 Región mixteca
 Distrito Coixtlahuaca
Subdivisiones 6 agencias municipales y varias rancherías
Eventos históricos  
 • Fundación 1080
Superficie  
 • Total 282.53 km²[1]
Altitud  
 • Media 2294 m s. n. m.
 • Máxima 2900 m s. n. m.
 • Mínima 2000 m s. n. m.
Población (2020)  
 • Total 2725 hab.[1]
 Densidad 155,68 hab/km²
Huso horario UTC -6
Código postal 69300
Código INEGI 20176[2][3]
Código INEGI 20176
Fiestas mayores 24 de junio
Patrono(a) San Juan Bautista

Se ubica entre los paralelos 17°38’ y 17°49’ de latitud norte; los meridianos 97°09’ y 97° 25’ de longitud oeste; altitud entre 2 000 y 2 900 m. Colinda al norte con los municipios de San Miguel Tequixtepec y Santa María Ixcatlán; al este con los municipios de Santa María Ixcatlán, San Miguel Huautla, Santiago Apoala y San Miguel Chicahua; al sur con los municipios de San Miguel Chicahua, San Bartolo Soyaltepec, Santa María Nativitas y San Juan Teposcolula; al oeste con los municipios de Villa Tejúpam de la Unión, San Cristóbal Suchixtlahuaca y San Miguel Tequixtepec. Ocupa el 0.30% de la superficie del estado.

Toponimia

El nombre del municipio proviene del náhuatl Cōāīxtlahuacān: coatl-serpiente, víbora o culebra; ixtlahuatl- llanura; ca- en , lo que se traduce como ‘En el llano de las serpientes’. Este nombre le fue dado por los Aztecas al señorío de los runixa ngiigua incluso antes de su conquista en en 1458. Después de eso el nombre se oficializó dentro del imperio mexica y ese fue el nombre que adaptaron los españoles al pacificar la región en 1522.

Los runixa ngiigua llamaban a su capital Nguichee o Yuguinche (Actualmente Inguinche) cuyo significado es el mismo "llano de serpientes"; mismo significado que tiene la palabra Yodzocoo con la que los vecinos mixtecos nombraban al lugar.

El origen del nombre se debe a la abundancia de víboras de cascabel y culebras, principalmente al norte de la población en los matorrales y chaparrales de la zona, actualmente estos están restringidos a zonas montañosas y laderas, pero antaño cubrían extensas zonas del Valle de Coixtlahuaca, lo que proporcionaba un hábitat idóneo para estos reptiles.

Historia

Coixtlahuaca fue un pueblo multi-étnico, habitado por chochos y mixtecos. Además del chocho y otras lenguas mixtecas, el náhuatl fue utilizado como lengua franca. El Estado también ejercía poder sobre los cuicatecanos.

Durante la llamada época posclásica tardía (1250-1520 d. C.), la ciudad de Coixtlahuaca se desarrolló hacia uno de los centros económicos principales del suroeste de México. La ubicación de esta gran ciudad, de unos 15 mil habitantes, entre los llanos poblanos del centro de México y las serranías de la Mixteca, la convirtió en un puerto de comercio, en donde se reunieron y trocaron productos exóticos de regiones distantes. A mediados del siglo XV, este gran mercado fue controlado por el rey Atonaltzin, un descendiente de un prestigiado linaje de orígenes toltecas. Conscientes de la ubicación estratégica de Coixtlahuaca, los aztecas atacaron el reino en 1458 d. C. y, después de algunos años de asaltos, Motecuhzoma venció y mató a Atonaltzin, llevándose de regreso un buen número de cautivos para ser sacrificado en la capital azteca. Los aztecas dieron gran importancia a esta conquista y sus relatos históricos contienen extensas versiones de este evento (Duran 1984, tomo II, cap. XXII y XXIII; Torquemada 1986, libro II, cap. XLVIII; Anales de Cuauhtitlan 1975, pár. 189 y 238). Pocos años después, en 1520, la región sufrió la invasión europea. Mientras el siglo XVI aún puede considerarse, a pesar de los horrores de la colonización, un periodo de gran florecimiento cultural, la marginalización económica de la población indígena en los siglos posteriores marcó el destino de la región. Además, desde tiempos antiguos el árido valle sufrió y sufre de una severa erosión y desertificación, dando estos elementos como resultado en la actualidad un muy elevado índice de migración de la fuerza de trabajo hacia otros lados.

Anteriormente, el valle albergó distintos grupos étnicos: durante el siglo XVI había hablantes del tu’un savi o mixteco, del nahuatl y del ngiwa o chocho. Esta última lengua, que aún persiste en algunos pueblos de la región, aunque en riesgo de desaparecer, es un pariente muy cercano de la lengua popoloca que se habla en el sur de Puebla. A partir de las últimas décadas del siglo XVI, y tras el impulso dado por los domínicos del convento de Santa María Tamazulapan, el ngiwa tuvo gran éxito como lengua escrita, pero al iniciarse el siglo XIX, esta tradición llegó a su fin.

Antes de la introducción de esta escritura alfabética en ngiwa, los señores de Coixtlahuaca registraron sus orígenes, linajes y hazañas en la hermosa escritura pictográfica en uso en grandes partes del centro y suroeste de México durante la época posclásica. Por su carácter pictográfico, esta escritura resolvió de manera elegante la situación del polilingüismo. Hoy existen aún doce documentos pinta-dos en esta escritura, la mayoría elaborados en grandes telas de algodón a mediados del siglo XVI. Estas telas, llamadas « lienzos », contienen historias reales que a veces se remontan hasta el inicio de la época posclásica. Comúnmente, son vistos como « pruebas » o « defensas » elaboradas por los indígenas para ser presentadas ante la administración colonial. El contenido de este extraordinario grupo de documentos ha sido aclarado durante los últimos cincuenta años en varias publicaciones especializadas.

Los documentos pictográficos del valle de Coixtlahuaca son: los Lienzos de Tequixtepec I y II, el Lienzo de Tulancingo, el Lienzo de Nativitas, el Lienzo de Tlapiltepec, el Lienzo de Ihuitlán, el Lienzo de Coixtlahuaca, el Lienzo Seler II o de Coixtlahuaca II, el Lienzo A (una copia hecha alrededor de 1900 de un original perdido), el Códice Baranda, el Rollo Selden, el Fragmento Gómez de Orozco y el Lienzo de Aztatla.

El lienzo de Coixtlahuaca 1

El valle de Coixtlahuaca, situado al noroeste del actual estado de Oaxaca, es el origen de trece documentos pictográficos que nos permiten vislumbrar parte de la historia prehispánica y colonial temprana de los distintos pueblos asentados en esta región multiétnica en que se asentaron mixtecos, ngiwas o chochos y nahuas. Muchos de ellos son “lienzos”, grandes telas que plasman acontecimientos históricos, rememoran las genealógicas de los gobernantes y muestran el alcance territorial de los señoríos. Estos documentos pudieron ser elaborados para la legitimación de los derechos jurisdiccionales de los pueblos ante la administración española, lo cual representa una importante pieza en el engranaje que posibilitó la creación del orden colonial.

El valle fue pacificado en 1522 por el extremeño Andrés de Tapia, quien acudió a sofocar uno de los levantamientos acontecidos entre las provincias confederadas y sujetas a la Triple Alianza al calor de las noticias de la muerte de Moctezuma en junio de 1520 y de la huida de Hernán Cortés de Tenochtitlan. En este contexto, los señores del área de Coixtlahuaca habían acudido en un primer momento a Izúcar para presentarse como vasallos ante Cortés, pero luego se unieron a la sublevación que fue finalmente reprimida.

Uno de los importantes lienzos que nos permiten conocer la historia prehispánica y colonial temprana del valle es el de Coixtlahuaca I, el cual se resguarda en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. En un amplio rectángulo de algodón (425 x 300 cm) compuesto por dieciséis fragmentos de lienzo, se da cuenta del establecimiento de los linderos de este señorío entre 1527 y 1552, acontecimiento que se acompaña de otras informaciones históricas y genealógicas legitimadoras. Hoy día predomina el color negro utilizado en el delineado de las figuras, pero todavía se pueden apreciar algunos rastros de tonalidades rojas y verdes rellenando el dibujo. El espacio representado supone un modelo cuadrangular de la distribución del mundo en cuatro zonas relacionadas con los puntos cardinales más un centro, el cual da cabida al glifo que representa la importante ciudad de Coixtlahuaca, que se ubicó en los términos del actual San Juan Bautista Coixtlahuaca.  Este enclave, situado en el axis mundi de la composición, contaba como dios tutelar a 9-Viento Quetzalcóatl.

La lectura ideográfica del glifo, el cual contiene en su interior dos palacios frente a los que se despliegan representaciones de genealogías, nos remite a la “Serpiente emplumada”; y la lectura fonética indica los nombres mixteco –Yodzocoo– y nahua –Coixtlahuaca– que significan “Llanura de Serpientes” (en mixteco, el tapete de plumas alude a yodzo, que expresa tanto “pluma” como “valle”). Desde este lugar central salen, marcados con las habituales huellas humanas descalzas, los principales once caminos del valle y se conectan con lugares marcados por sus glifos toponímicos y distintos personajes, algunos de los cuales, se encuentran en actitud beligerante. Esta información histórica refiere batallas sostenidas por Coixtlahuaca con comunidades vecinas en los tiempos prehispánicos, pero los abundantes glifos que encuadran la composición, dentro o fuera de una banda pintada con manchas de jaguar, proporcionarían el marco referencial espacial del señorío, al tratarse de los linderos establecidos durante la primera mitad del siglo XVI a partir de sucesivas visitas de jueces españoles. Un amplio río discurre en uno de los lados estrechos del lienzo: se trata del río Calapa, hasta donde se extendía el señorío por el norte.

En uno de los lados largos se representaron a españoles, con barbas y sombreros, a caballo portando varas de justicia, frente a señores indígenas acompañados por glifos que dan cuenta de sus nombres calendáricos. La escena representa cuatro visitas de jueces españoles anónimos en sucesión cronológica. Según Alfonso Caso y Sebastián van Doesburg, las visitas se llevaron a cabo en los años Ocho-Caña (1527) –cinco años después de la conquista del valle–, Diez-Conejo (1542), Doce-Pedernal (1544) y Siete-Pedernal (1552).

En síntesis, el Lienzo de Coixtlahuaca registra, por un lado, la extensión territorial del señorío prehispánico a través de las conquistas representadas próximas a la línea de linderos extrema, y, por otro, la confirmación de este territorio por parte de las autoridades españolas y la delimitación de mojoneras precisas representadas con glifos toponímicos.

Geografía

El municipio abarca 282.53 km² y se encuentra a una altitud promedio de 2100 m s. n. m., oscilando entre 2000 y 2900 m s. n. m.[1][5] Las mayores elevaciones se encuentran al oriente del municipio, destacando los cerros de La Monjita (2900m), El Rocío (2680m), El Cerro Húmedo (2660m) y forman una sierra que corre de norte a sur como parte de los límites de la mixteca con la Cañada. Al centro del municipio el río la culebra ha dado lugar a los llanos de Coixtlahuaca, llanuras agrícolas interrumpidas por lomas y barrancas que se extienden desde el municipio de Nativitas hasta Tepelmeme.

Clima

El clima es muy variado a lo largo del municipio: Templado subhúmedo con lluvias en verano, menos húmedo (38.69%), templado subhúmedo con lluvias en verano, de humedad media (35.21%) y semiseco templado (26.10%). Los climas templados se encuentran principalmente en las montañas al oriente del municipio mientras que el clima árido esta presente sobre todo en el valle. La temporada de lluvias va de mayo a septiembre, con una presencia de canícula en el mes de agosto. Entre los meses de abril y mayo hay alta probabilidad de granizadas y lluvias ocasionales, la precipitación oscila entre 500 – 1 000 mm anuales y las temperaturas promedio entre 14 – 18 °C presentándose máximas de hasta 30° y mínimas de 0°.

Las temperaturas máximas se presentan en los meses de marzo, abril y mayo y las mínimas entre noviembre y enero. La heladas son frecuentes en esos meses.

Demografía

La población total de San Juan Bautista Coixtlahuaca en 2020 fue 2,725 habitantes, siendo 51.8% mujeres y 48.2% hombres.

Los rangos de edad que concentraron mayor población fueron 10 a 14 años (312 habitantes), 5 a 9 años (228 habitantes) y 15 a 19 años (222 habitantes). Entre ellos concentraron el 28% de la población total.[6]

Patrimonio cultural[7]

En tiempos prehispánicos Coixtlahuaca fue importante centro religioso, sitio del celebrado templo de Quetzalcóatl, la Serpiente emplumada, de la cual deriva el nombre de Xoixtlahuaca.

Cuando los dominicos llegaron aquí en 1540, se apropiaron del elevado templo para construir su monasterio. El fraile arquitecto Antonio de Serna elaboró los planos y la construcción estuvo en curso para el final de la década, aunque el convento fue terminado hasta 1570.

El monasterio se alza sobre la antigua plataforma, la cual estaba laboriosamente tallada en el lado este de la colina y construida en el oeste. El alargado atrio llena por completo el sitio, sin embargo las construcciones del monasterio están agrupadas hacia el sur. Siguiendo un arenoso camino rodeado de árboles que corta a través del atrio desde la discreta puerta del norte, la primera estructura a la que llegamos es la elegante capilla abierta.

El Convento

Desde la modesta portería hay esculpida una entrada que nos da acceso al convento de distribución irregular. A pesar de ser más modesto que las réplicas en Cuilapan o Yanhuitlán, el claustro tiene una satisfactoria simpleza. Únicamente el nivel de abajo está intacto, sus arcos acanalados recargados en pesados pilares sobre simples y cuadrados contrafuertes, ligados a medias columnas. Una larga espina dorsal moldurada corre a lo largo de las bóvedas de los pasillos del claustro, unida a intervalos por poderosas nervaduras brotando desde la enorme ménsula.

Tiene una variedad de puertas decorativas: algunas molduras enmarcas con alfiz y arcos ojivales isabelinos están dispersos en todo el convento. Una puerta del claustro está complejamente tallada con dibujos en relieve de volutas y follaje. Su portal acompañante, arriba subiendo la escalera para el coro, está coronada por un pronunciado candelabro alfiz, encerrando un sinuoso dibujo de cardo. Nótese el fino pliegue de hilo de la puerta.

Aunque las arcadas del nivel superior del claustro se han perdido, el visitante puede explorar todavía este nivel escalando la señorial escalera del lado sur. Mucho de lo que resta del monasterio se encuentra en ruinas. En el sur nada queda, pero las catacumbas parecen cámaras debajo de las desmoronadas arcadas.

De todos los monasterios de Oaxaca, Coixtlahuaca es el menos alterado a pesar de su descuidado interior.

La ornamentación del templo está estrictamente confinada a la fachada oeste y a la portada norte. Aunque ambas fachadas están clásicamente compuestas con largas puertas y rosetones, sus programas esculturales son diferentes y sus efectos globales totalmente distintos.

Portada principal

Mientras se encuentran motivos platerescos en la portada norte, la portada principal es más clásica. Basado en diseños renacentistas del arquitecto Sebastiano Serlio, las pronunciadas formas de su retablo tienen autoridad clásica, especialmente cuando la intensa luz del día se refleja en ellas.

Arcos y pilastras artesonados ricamente grabados en relieve con rosetones en lugar de diamantes enmarcan la imponente puerta. La inscripción en latín del friso data de 1576, probablemente para conmemorar la terminación de la fachada. El frontón triangular de arriba encierra un magnífico bajorrelieve del escudo imperial de armas español, enmarcado por el águila bicéfala de Habsburgo.

El rosetón de arriba es casi idéntico que el de la portada norte y está flanqueado por dos calles que alojan nichos dispuestos en forma ascendente en ambos lados de la fachada. Cada nicho está esculpido con alados querubines y cruces espinosas en algunas variaciones, enriqueciendo enormemente la textura de la fachada.

La grada de arriba fue tal vez añadida después. La estatua decapitada del centro representa a Santo Domingo cargando la iglesia. Arriba de él vuela la paloma del Espíritu Santo, ahora también sin cabeza, de quién las alas extendidas recuerdan las águilas del intradós en la capilla abierta.

Grandes medallones renacentistas, con estilizados bustos de eminentes dominicos, llenan los compartimientos exteriores.

La única torre del sur es típicamente oaxaqueña, ornamentada con una cúpula tejada y pilastras aplicadas en un estilo jónico.

Portada norte

Es la más antigua y original de las portadas: se trata de un tapiz plateresco en piedra, tejido por hábiles manos indígenas. La enorme puerta es convencionalmente dominica, y su arco biselado está perfilado por un revestimiento de cantera en punta de diamante. Cruces de flores de lis, idénticas a las de la capilla adyacente, sobresalen en altorrelieve desde los tímpanos.

Un trío de figuras, no muy comunes, en relieve ocupan el frontón arriba de la puerta. Juan el Bautista, con una inscripción identificándolo como el Santo Patrón de Coixtlahuaca, está en el centro; San Pedro y San Pablo se encuentran a ambos lados. La rígida postura, estilizada vestimenta y pies doblados hacia delante sobre las peanas de soporte dan a las figuras una apariencia medieval, semejando los relieves de la puerta norte de Huaquechula. Esto puede reflejar su origen común en la influencia flamenca.

El rosetón en la parte alta de la fachada es raro en las iglesias mexicanas. Aquí ha sido modificada la forma básica del gótico por detalles geométricos en motivos clásicos. Rosetones en bandas artesonadas rodean las aberturas y adornan los 12 pétalos exteriores del diseño.

Pero la característica más interesante de la portada norte son los relieves que flanquean el rosetón. Éstos representan los instrumentos de la pasión arreglados en una composición de códice.

El sol, la luna y las estrellas rodean el crucifijo central con complementos de objetos asociados con la crucifixión: la corona de espinas, el látigo, la escalera, el gallo, el velo de Verónica y detalles menos frecuentemente pintados, como las 30 piezas de plata extendidas en una banda en lo alto y conversaciones que salen de las bocas de dos soldados romanos.

Interior de la iglesia

El espacioso interior de Coixtlahuaca hace pareja a la grandeza de Yanhuitlán. Magníficas bóvedas en forma circular cubren los cuatro tramos. Sus radiantes nervaduras -moldeadas, grabadas y pintadas con diseños florales- crean colorido a lo largo de la nave. La crucería está delicadamente esculpida con cruces dominicas blancas y negras, santos y escenas diminutas de la crucifixión, detalles mejor observados desde el elevado coro.

La bóveda de sotocoro es más fácil de examinar. Aquí podemos admirar la festiva y barroca puerta a la capilla de la Virgen de Guadalupe (formalmente, el bautisterio), su intradós pintado se lanza contra un par de columnas en espiral.

En vez del angosto santuario artesonado que está en Yanhuitlán, Coixtlahuaca puede vanagloriarse de tener un extenso ábside techado por una gran bóveda acanalada, proporcionando una ideal colocación al magnífico altar principal.

Altar principal

El deslumbrante altar principal es el foco artístico y religioso de la iglesia. La ornamentación barroca de su estructura en blanco y oro elevan cinco niveles, con molduras de un exuberante follaje y roleos, está dividido en cinco calles por complejas columnas estípite.

Como en Yanhuitlán, el altar o retablo principal es un escaparate de varias pinturas y esculturas de un retablo más viejo del siglo XVI. Unas pocas columnas renacentistas sobrevivientes del armazón más antiguo pueden ser identificadas por su estampado, acanalados fustes y capiteles jónicos.

De los 14 entrepaños pintados, 11 son atribuidos al maestro del siglo XVI, Andrés de la Concha.

Ocupando los compartimientos exteriores de los tres entrepaños más bajos, están ilustrados muchos de los mismos episodios de la vida de Cristo que vimos en Yanhuitlán: La anunciación, La adoración de los pastores, La adoración de los Reyes Magos, La presentación en el templo y La resurrección.

Las composiciones son sorprendentes, con figuras animadas en el estilo de Tintoretto, realzadas por frescos azules, verdes y violetas. La anunciación está en el entrepaño inferior a la derecha y es particularmente conmovedor: el arcángel Gabriel se inclina y se aproxima a la graciosa Virgen, quien modestamente baja la mirada. En el lienzo de la ascensión, la imponente angular y el fondo morado.

Simón Pereyns, el maestro flamenco quien colaboró con De la Concha en Yanhitlán y creó el altar de Huejotzingo, pudo haber esculpido varias figuras en Coixtlahuaca. Varios santos, apóstoles y doctores de la iglesia están representados en poses autoritarias con elocuentes caras y exuberantes vestimentas. Juan el Bautista, al centro, es un santo con porte heroico y expresivas facciones.

Algunos otros detalles de interés se ubican a los lados de la nave y a lo largo de ésta. Cerca de la sacristía, al lado sur, hay un altar de un estilo de transición entre el renacentista y el barroco.

La Virgen del Rosario está junto a escenas de la pasión en un enmarcamiento clásico de columnas acanaladas.

Nótese también el pronunciado revestimiento de madera de los paneles en rojo y oro de las paredes del púlpito, montado en un molde de base mensulada.

Una amplia arcada encuadra la capilla delantera como una embocadura, creando un dramático escenario para ceremonias religiosas y misas al aire libre.

Como en Teposcolula, la capilla está reforzada en el frente por ensanchados arbotantes. Desafortunadamente, las elegantes columnas acanaladas que sostenían el arqueado contrafuerte han sido llenadas con burda mampostería, tanto, que el altísimo efecto de la capilla original ha sido enormemente disminuido.

La majestuosa bóveda poligonal, que una vez coronó al santuario, ha caído; sus rotas nervaduras melladas contra el cielo abierto.

En una escala menor, el recientemente renovado techo de la sacristía adyacente nos da una idea de la grandeza de la bóveda del santuario.

En contraste a su arquitectura clásica, la escultura en relieve de la capilla tiene un fuerte sabor indígena. Aquí en Coixtlahuaca encontramos símbolos usados en temas prehispánicos por artistas indígenas en Oaxaca.

Los nativos escultores de piedra -tequitqui- tallaron un relieve plano en donde predomina el escultórico detalle. El curveado friso de águila con las alas extendidas entrelaza con bordes de serpientes emplumadas todos en el intradós. Imágenes que traen a la mente el culto a Quetzalcóatl, cuyo santuario estuvo de pie en este sitio. Ángeles primitivos, usando coronas y togas medievales, encabezan los capiteles de soporte, mientras medallones blasonados con la cruz de Alcántara decoran los tímpanos.

Referencias

  1. INEGI (2010). «México en cifras. Oaxaca». Archivado desde el original el 29 de octubre de 2013. Consultado el septiembre de 2015.
  2. Catálogo de Claves de Entidades Federativas y Municipios.
  3. Catálogo de claves de localidades (formato XLS comprimido).
  4. INAFED (2012). «Oaxaca. San Juan Bautista Coixtlahuaca». Consultado el 8 de octubre de 2015.
  5. INEGI (2010). «Pontuario de información municipal. San Juan Bautista Coixtlahuaca». Archivado desde el original el 4 de marzo de 2016. Consultado el 8 de octubre de 2015.
  6. «San Juan Bautista Coixtlahuaca: Economía, empleo, equidad, calidad de vida, educación, salud y seguridad pública». Data México. Consultado el 9 de junio de 2023.
  7. «Sistema de Información Cultural del Estado de Oaxaca | San Juan Bautista Coixtlahuaca | Patrimonio (Monumentos Históricos Federales - INAH)». oaxaca.sic.gob.mx. Consultado el 9 de junio de 2023.
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