Segunda Guerra Cristera
La Segunda Guerra Cristera fue un conflicto bélico que se desarrolló en México entre 1932 y 1941, surgiendo como una continuación de la Guerra Cristera anterior. Este conflicto tuvo lugar como una reacción de los remanentes de la primera guerra contra la "educación socialista" y como respuesta al asesinato de ex-líderes cristeros.
Segunda Guerra Cristera | ||||
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Fecha | 1932 - 1941 | |||
Lugar | México | |||
Resultado | Victoria federal | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Unidades militares | ||||
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Antecedentes
El 21 de julio de 1934, Plutarco Elías Calles hizo un llamado para que la Revolución, que ya había triunfado en lo militar, se extendiera al ámbito de la conciencia y la educación, con un enfoque particular en la educación de los niños. Este llamado se conoció como el "Grito de Guadalajara" y marcó el inicio de una serie de reformas al sistema educativo mexicano.[1][2]
Estas reformas se centraron en la creación de una educación más laica, científica y nacionalista, con la intención de romper con la influencia de la Iglesia Católica en la educación y promover valores patrióticos y progresistas. La educación socialista, que fue implementada durante el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, fue el resultado de estas reformas y se caracterizó por una mayor participación del estado en la educación y una mayor orientación hacia los principios socialistas.
En octubre de 1934, el Congreso de México realizó modificaciones al artículo 3 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las cuales incluyeron el siguiente texto introductorio:[3][4][5]
"La educación será socialista y además de excluir toda doctrina religiosa combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permita crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social."
La promoción de la llamada educación socialista encontró una fuerte oposición entre algunos sectores de la sociedad, incluyendo la academia. En respuesta a estas políticas educativas, el Papa Pío XI publicó la encíclica Firmissimam constantiam el 28 de marzo de 1937, expresando su oposición a la "escuela impía y corrupta" (párrafo 22) y su apoyo a la Acción Católica. Esta fue la tercera y última encíclica publicada por Pío XI que se refería a la situación religiosa en México.
La promoción de la llamada educación socialista encontró una fuerte oposición entre algunas partes de la academia.[6] El Papa Pío XI también publicó la encíclica Firmissimam constantiam el 28 de marzo de 1937, expresando su oposición a la "escuela impía y corrupta" (párrafo 22) y su apoyo a la Acción Católica. Esa fue la tercera y última encíclica publicada por Pío XI que se refería a la situación religiosa en México.[7]
Las tensiones creadas fueron de tales dimensiones que, una vez más, se organizaron una serie de movilizaciones que, por su magnitud son conocidas como La Segunda, es decir, la segunda Cristiada, aunque en esta ocasión no hubo fracturas en el seno del episcopado, quienes incluso condenaron la guerra. Otra cuestión que aceleró el conflicto fue el asesinato de ex líderes cristeros que después de amnistiarse fueron perseguidos o ejecutados por el gobierno, entre los más importantes se encuentran: Gabino Flores ejecutado en 1930, Aristeo Pedroza que fue torturado y fusilado en 1929[8], Pedro Quintanar asesinado en Ojinaga, Primitivo Jiménez y José Padrón.
La Guerra
En 1932 se levantaron en armas Ramón Aguilar, Rubén Guízar y Nabor Orozco en Michoacán. El 10 de julio de 1932 muere el coronel cristero Leocadio Llerenas a manos de los soldados federales cuando intentaba cruzar un río para escapar en Campo Cuatro, cerca de Comala, lugar donde fue llevado el cadáver para ser expuesto en el jardín del pueblo como escarmiento a los rebeldes cristeros. En febrero de 1934 Enrique Rodríguez Mora "El Tallarin" intercambia disparos con el gobernador de Morelos, José Refugio Bustamante. Después del atentado, El Tallarín se remonta al cerro y no bajará hasta septiembre de ese mismo año, pero al mando de un numeroso grupo armado que sin resistencia toma las plazas de Tepalcingo y Axochiapan, posesionándose de la frontera con Puebla. En respuesta, el presidente Lázaro Cárdenas pone a cargo al Constitucionalista Miguel Henríquez Guzmán para capturarlo.[9]
La rebelión más destacada estuvo al mando de Lauro Rocha (un cristero que estuvo a cargo del regimiento de Ayotlán) que el 1 de abril de 1935 publicó en Los Altos de Jalisco su primera proclama, convirtiéndose en la cara más visible del movimiento, de tal manera que en algunas fuentes se le conoce al movimiento como: "Revolución de Rocha" o "Revolución Rochista".[10] En ese mismo año la rebelión tuvo su punto más destacado, en algunos estados como en Nayarit, la situación fue tan grave que el Secretario de Guerra y Marina tuvo que viajar para hacerse cargo de la situación.
Gracias a estos levantamientos armados en estados como; Sonora, Jalisco, Oaxaca y Colima. Se logró mediar y reducir restricciones gubernamentales, viendo los buenos resultados el gobierno cambió de estrategia, volviéndose más conciliador; lo que hizo disminuir el descontento social y permitió a los federales concentrarse en los líderes cristeros.
Durante el 21 y 22 de octubre de 1935 se suscita la batalla de la Mesa Redonda, cristeros liderados por Martin Díaz, Pánfilo Limón y Armando Villalobos son atacados por los federales, el resultado del enfrentamiento fue la ejecución de los líderes junto a otros 23 cristeros, mientras los federales apenas sufrieron 3 bajas y 8 heridos.[11][12] El 27 de noviembre de 1935 el jefe del destacamento federal en San Juan de los Lagos emboscó a los 40 hombres al mando del comandante cristero José María Ramírez Casillas (destacado por mantener una guerrilla en Jalisco bajo las órdenes directas de Lauro Rocha) en la Barranca de San Antonio, culminando con la muerte del comandante y la mayoría de sus hombres un día después.[13][14] El 23 de julio de 1936 los hermanos Matías Villa Michel e Isaías Villa Michel asaltan la hacienda de El Jardín, dentro del municipio de San Gabriel, siendo de los comandantes más activos en Jalisco, sin embargo; poco después se amnistiaron ante el jefe de la zona militar general, en ese entonces Genovevo Rivas Guillén, salvándoles la vida su relación de amistad con un comandante federal. En 1936, en represalia por la amnistía obtenida por los hermanos Villa, Bernabé Reyes embosca y asesina a Jehová Villa Michel en Tonila.
Poco a poco los líderes cristeros restantes fueron ejecutados, entre ellos; Ramón Aguilar que controlaba Michoacán; José Velasco fue emboscado el 30 de agosto de 1935 en Aguascalientes, Aguascalientes; Florencio Estrada fue asesinado el 7 de junio de 1936 en el Arroyo del Junco, Zacatecas; David Rodríguez en Oaxaca; Trinidad Mora sería emboscado el 27 de noviembre de 1936 en Durango; y el principal líder cristero Lauro Rocha fue ejecutado en un operativo de inteligencia el 31 de diciembre de 1936 en la Ciudad de México.[15][16][17][18][19][20] Así mismo fue martirizado el sacerdote Pedro de Jesús Maldonado en Chihuahua el 11 de febrero de 1937 (posteriormente canonizado).
Estrategia gubernamental
La conciliación; reducción de persecución; el diálogo (y en algunos casos Amnistía) con líderes cristeros, dirigentes católicos y el clero; lograron apaciguar la rebelión. Fue en este entonces donde los primeros operativos de inteligencia en el México moderno fueron realizados, un ejemplo fue la ejecución de Lauro Rocha que a pesar de en un principio moverse por todo el país evitando al gobierno, fue encontrado en la Ciudad de México y rápidamente ejecutado. Rocha, reconoce el éxito en la estrategia gubernamental en un escrito recogido por el historiador francés Jean Meyer:
“Yo creo que no duro mucho tiempo... a mi vuelta a esta región, encontré cambiada por completo la gente pacífica, así que estamos viviendo en un medio por completo hostil. Esto obedece a diversas causas: la gran pobreza que reina debido a la pérdida de las cosechas del año pasado... la conducta de conciliación que vienen observando desde hace tiempo los jefes y oficiales del gobierno con el clero... la labor abiertamente contraria a nuestros ideales que hacen los señores curas... La primera pastoral del señor Garibi... nos ha perjudicado más que el mismo gobierno. ¿Qué hacer en este caso? ¿Nos enfrentamos a las autoridades eclesiásticas? Escandalizaríamos al pueblo... Dilema: ¿sigo empujando a un sacrificio estéril... o me convierto en jefe de bandoleros...? ¿Qué hago con los que lancé a las armas en Los Altos...? Todo el mundo nos denuncia, y el que no se anima a hacerlo nos niega hasta una tortilla..."Lauro Rocha (Junio de 1936)
La importancia de las operaciones de inteligencia realizadas durante la guerra fueron uno de los motivos por los que en 1938 el presidente Lázaro Cárdenas renombrará el departamento confidencial de la Secretaría de Gobernación como Oficina de Información Política, cuya tarea era recabar toda la información posible sobre las actividades de los personajes de oposición en el país, así como las reacciones por la expropiación petrolera que fue decretada ese mismo año. La Oficina de Información Política es el primer antecedente del actual Centro Nacional de Inteligencia.
El cambio de política gubernamental de la primavera de 1936 logró lo que las armas no habían podido: en julio, el movimiento se derrumbó en Los Altos, en otoño desapareció en Oaxaca y Veracruz, y los federales pudieron concentrar entonces todas sus fuerzas contra los últimos reductos: al norte, el de Vázquez, Mora y Estrada, al este, la sierra de Puebla y la Sierra Gorda, y al sur, Morelos. El cambio de estrategia fue tan radical que el presidente Lázaro Cárdenas llegó a felicitar al pueblo de Tepatitlán "por el empeño que ponen en la educación de sus hijos".[21]
Últimos bastiones cristeros
Para 1937 Federico Vázquez continúa en el norte y Enrique Rodríguez en Morelos, quienes realizan ocasionales ofensivas, quemando archivos municipales u otras instituciones gubernamentales. El 14 de julio de 1937 Bernabé Reyes emboscó a las fuerzas del general Genovevo Rivas Guillén, mismo que fue herido en una celada en el rancho El Durazno, Tonila, donde iba a rendirse junto a sus 80 soldados; el contraataque fue dirigido por el coronel Marcelino García Barragán matando a 13 rebeldes. En 1938 se amnistía El Tallarín Rodríguez, consiguiendo garantías y beneficios para él y sus hombres.[22][9][23]
El 5 de octubre de 1938 la gavilla de Bernabé Reyes reapareció pese a haberse amnistiado pero sus fuerzas fueron de derrota en derrota: Primero fueron dispersadas en Ciudad Guzmán el 17 de octubre del mismo año; el 29 de octubre fueron batidos en el cerro de La Aurora de San Juan Espanatica. Finalmente Reyes murió asesinado el 4 de noviembre de 1939 en San Marcos (Jalisco).[24]
Para 1938 los cristeros restantes en Durango pierden su último apoyo financiero, rindiéndose a finales de ese año.
Resisten desde 1937 pequeños y poco destacados focos cristeros en la Sierra de los Agustinos que realizan matanzas sistemáticas de comités agrarios, de maestros y de “confederados”, miembros de la Confederación Michoacana del Trabajo. Estos núcleos resisten hasta 1940, fecha en la cual se declara a Jalisco oficialmente pacificado, así como Zacatecas y Nayarit. El último líder Federico Vázquez se rinde en 1941 para ser ejecutado poco tiempo después por órdenes del gobernador Elpidio G. Velázquez.[20]
Ataques de los cristeros en contra de los maestros rurales
Los maestros rurales no participaron en el conflicto armado, pero algunos no aceptaron dejar sus escuelas y comunidades, a muchos se les cortaron las orejas como resultado.[25][26][27][28] A dichos maestros se les conoce como "maestros desorejados".[29][30] Hay casos de líderes cristeros que ordenaron directamente la ejecución y persecución de maestros; entre los que se encuentran Enrique Rodríguez Mora[9] y Trinidad Mora.[31] En los peores casos, los maestros fueron torturados y asesinados. Se ha calculado que al menos 300 maestros fueron asesinados entre los años 1935 y 1939, incluyendo el asesinato de Carlos Sayago, Carlos Pastraña, y Librado Labastida en Teziutlán, Puebla; la ejecución del maestro Carlos Toledano, quien fue quemado vivo en Tlapacoyan, Veracruz[32][33]; y el linchamiento de al menos 42 maestros en el estado de Michoacán[34]. Asimismo puede citarse el caso de la maestra María Rodríguez Murillo, quien fuera ultrajada y muerta por un grupo de cristeros.[35][36][37][38][39]
Algunos párrocos decían a los líderes cristeros que en vez de una educación socialista se trataba de una educación sexual donde se indicaba que:
“[…] los maestros desnudábamos a las niñas delante de los niños y que les decíamos cómo funcionaban sus órganos sexuales. Nada más falso”Del Palacio[40]
Un rumor falso que no estuvo en el plan educativo que por el contrario tenía como objetivo: "Organizar la enseñanza y el aprendizaje de acuerdo al nivel intelectual o de madurez de los alumnos".[41] Esta sería la razón de los diversos casos de ensañamiento contra los maestros rurales.[31]
Los obispos mexicanos, temiendo que pudieran ser culpados por los ataques y arrestados, formaron un grupo laico llamado Las Legiones, que se infiltraría en estos grupos rebeldes independientes y eliminaría de sus filas a las personas responsables de la violencia contra civiles. Se rumorea que este estilo de infiltración influyó en las tácticas de los Legionarios de Cristo.[42]
Los ataques a los maestros rurales por parte de cristeros provocaron más apoyo gubernamental a las Escuelas Normales de México donde consiguieron conservar influencia de la educación socialista aún a día de hoy.
Distribución del Ejército Cristero (1935)
- 400 hombres en Sonora
- 2500 en Nayarit, Sinaloa, Durango, Jalisco y Zacatecas. Formaban el gran reducto septentrional que habría de ser el último que dejará de resistir
- 350 hombres en Aguascalientes
- 1300 en el norte de Guanajuato y de Querétaro
- 500 en Michoacán
- 600 en Morelos
- 300 en Oaxaca
- 1200 en la sierra de Puebla, Hidalgo y Veracruz.
Batallas importantes
- Batalla de la Mesa Redonda
- Emboscada a Jehová Villa Michel
- Asalto a Ciudad Guzmán
- Batalla de Tepalcingo
- Toma de Axochiapan
- Batalla de Sierra Gorda
- Toma de Tepalcingo
- Batalla de Ciudad Guzmán
- Asalto a "El Jardin"
- Asalto al "El Mezquital"
- Asalto a San Marcos
- Emboscada de la Barranca de San Antonio
Consecuencias
Relaciones del Gobierno de México con la Iglesia
Cárdenas logró mejorar las relaciones con el Papa Pío XI y se hizo amigo del arzobispo mexicano Luis María Martínez y Rodríguez,[43][43] una figura importante en la Iglesia Católica de México que persuadió con éxito a los católicos mexicanos a obedecer pacíficamente las leyes del gobierno. La Iglesia se negó a respaldar la fallida revuelta del revolucionario Saturnino Cedillo contra Cárdenas.[44] La Ley Calles que fue ignorada por el presidente Cárdenas, fue oficialmente derogada de la Constitución en 1938. Las prohibiciones constitucionales contra la Iglesia no se aplicarían en ninguna parte de México durante la presidencia de Manuel Ávila Camacho.[45][46]
Durante mucho tiempo, tanto la Iglesia como el Estado, mantuvieron un profundo silencio con respecto al conflicto. A pesar de esto, los boletines parroquiales condenaron la educación que impartía el Estado, intentando los curas excomulgar a quienes mandaran a sus hijos a estudiar a escuelas del gobierno. El gobierno por su parte, amenazó a los padres con la prisión si mandaban a sus hijos a escuelas católicas. Ambas partes del conflicto no documentaron del todo, debido a los acuerdos previos de 1929 y el rechazo de los obispos al movimiento.
Las relaciones iglesia-estado fueron mejorando con las Visitas de Juan Pablo II a México.[47] Fue hasta 1992 cuando el presidente Carlos Salinas de Gortari que se reanudan las relaciones diplomáticas con la Santa Sede, se reformó de nuevo el artículo 130 de la Constitución, y se le otorgó personalidad jurídica a la Iglesia, lo que marcó el inicio de una nueva etapa en las relaciones Iglesia-Estado.
Ultraderecha en México
Otra consecuencia fue la creación de la Unión Nacional Sinarquista, organización política reaccionaria de extrema derecha que se encontraba en contraposición de los modelos de izquierda cardenistas[48], que fue poco a poco moderándose en facciones del Partido Demócrata Mexicano y finalmente terminando en el recién fundado Partido Acción Nacional. Algunos autores relacionan la derrota cristera con el surgimiento de organizaciones paramilitares como El Yunque.
Derogación de la Educación Socialista
En 1946, durante el gobierno de Manuel Ávila Camacho (quien se declaró creyente y que durante la guerra cristera se mostró más conciliador)[49], reformó el artículo 3 constitucional para eliminar la orientación socialista de la educación. Los nuevos preceptos de la educación se plasmaron gracias a el Secretario de Educación Pública Jaime Torres Bodet.[5]
En la cultura popular
En el año 1959, Antonio Estrada hijo del coronel cristero Florencio Estrada escribió RESCOLDO: LOS ULTIMOS CRISTEROS. Libro inspirado en la historia de su padre durante La Segunda Cristiada.[50][51]
En 2011 se estrenó Los últimos cristeros película méxico-neerlandesa dirigida por Matías Meyer.[52]
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