Sitio de Apamea

Antecedentes

En el 47 a. C., Cayo Julio César nombró a su primo[1] y legado Sexto Julio César gobernador de Siria.[2] Un año después, el équites pompeyano Quinto Cecilio Baso[3] propagó la falsa noticia de que César había sido vencido en África, animando a la aristocracia local y las legiones ahí estacionadas a sublevarse. Por entonces César enfrentaba otra rebelión en Hispania a cargo de los hijos del difunto Cneo Pompeyo Magno. Decidió ir personalmente a sofocarla mientras enviaba refuerzos a su primo.[4]

El general pompeyano consiguió tomar Tiro pero posteriormente es vencido y herido por Sexto en una batalla campal.[5] Baso consiguió escapar y se dedicó a animar a los soldados de Sexto para que se amotinaran, lo que logró, siendo asesinado Sexto en el proceso[6] a finales del 46 a. C..[7]

Campaña y sitio

Baso estaba refugiado en Cilicia, pero después de morir Sexto volvió a Siria con un ejército de esclavos, vasallos de los reyezuelos regionales (como el tetrarca gálata Deyótaro), partos y judíos enemigos de Antípatro de Idumea.[8] Se hizo dueño de la provincia, organizando su propio gobierno y milicias.[7]

Los refuerzos de César llegan[9] a Cilicia, donde los recibe el gobernador Quinto Cornificio.[4] Iban comandados por el nuevo gobernador para Siria, Cayo Antistio Veto, pero sufren una calamitosa derrota gracias a la intervención a favor de Baso del príncipe Pacoro I de Partia y el rey árabe Alcaudonio (aliado de los partos contra Marco Licinio Craso).[7][10]

César ordenó una nueva campaña con dos ejércitos de tres legiones cada uno bajo las órdenes de Lucio Estacio Murco y Quinto Marcio Crispo[11] más un contingente de judíos enviados por Antípatro.[12] Baso se refugió en su cuartel general, Apamea, urbe fortificada a orillas del Orontes.[13] No se podía asaltar, así que Murco y Crispo decidieron asediarla hasta rendirla por hambre.[14] Esto fue a finales del 45 a. C.[7] Baso tenía dos legiones según Estrabón y Apiano,[15] y sólo una según las cartas de Casio a Cicerón.[16]

Final

El sitio se prolongó hasta la llegada de las noticias del asesinato de César. El cesaricida Cayo Casio Longino llegó con órdenes de poner fin a la guerra. Baso y Crispo recibieron una amnistía, y Murco recibe el mando de una flota y conserva su mando.[17] Baso no vuelve a ser mencionado por las fuentes de la época y su destino es desconocido.

Referencias

  1. Canfora, 2006: 246
  2. Canfora, 2006: 248
  3. Dion Casio, Historia Romana, XLVII, 26, 3
  4. Marco Tulio Cicerón, Epistulae Ad Familiares, XII, 19 Archivado el 16 de febrero de 2017 en Wayback Machine.
  5. Dion Casio, Historia Romana, XLVII, 26, 6-7
  6. Dion Casio, Historia Romana, XLVII, 26, 7; Tito Livio & Lucio Aneo Floro, Períocas, CXIV, 1 Archivado el 3 de agosto de 2007 en Wayback Machine.; Apiano, Guerra civil, III, 77, 1
  7. Knoblet, 2005: 33
  8. Cicerón, Pro rege Deiotaro, 23; Flavio Josefo, Antigüedades judías, XIV, 11, 1.
  9. Canfora, 2006: 264-268
  10. Cicerón, Epistulae Ad Atticum, XIV, 9 Archivado el 16 de febrero de 2017 en Wayback Machine.; Dion Casio, Historia romana, XLVII, 27, 4
  11. Apiano, Guerra civil, IV, 58, 1; Casio, Historia Romana, XLVII, 27, 5
  12. Knoblet, 2005: 34
  13. Knoblet, 2005: 33-34
  14. Estrabón, Geografía, XVI, 2, 10
  15. Apiano, Guerra civil, III, 78, 1
  16. Ussher, 2002: 675
  17. Dion Casio, Historia romana, XLVII, 28, 4; Apiano, Guerra civil, IV, 59, 1; Josefo, Antigüedades judías, XIV, 11, 2.

Bibliografía

  • Canfora, Luciano (2006). Giulio Cesare. Il dittatore democratico. Roma: Laterza. ISBN 8842081566.
  • Knoblet, Jerry (2005). Herod the Great. University Press of America. ISBN 9780761830870.
  • Ussher, James (2003). The Annals of the World. New Leaf Publishing Group. ISBN 9781614582557.
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