Teoría del valor-trabajo
La teoría del valor-trabajo (TVT) es una teoría de economía heterodoxa que considera que el valor de un bien o servicio está determinado por la cantidad de «trabajo social necesario» para producir.
La teoría del valor-trabajo es usualmente asociada a la economía marxista, aunque esta también aparece en las primeras teorías formuladas por los economistas clásicos, como Adam Smith o David Ricardo, y posteriormente retomada en la economía anarquista. Smith describió el precio de una mercancía en términos de trabajo necesario para adquirirlo, que personifica el concepto de cuanto trabajo es requerido para la obtención de un bien y como una herramienta por ejemplo, puede facilitar su adquisición. La teoría del valor-trabajo es un elemento central de la teoría marxista, que sostiene que la clase trabajadora es explotada bajo el capitalismo y disocia valor y precio. Karl Marx sin embargo, no se refiere a su propia teoría como "teoría del valor-trabajo" sino como teoría del valor.[1][2]
El resurgimiento en la interpretación de Marx conocida como Neue Marx-Lektüre también rechaza la economía marxista y la teoría del valor-trabajo, llamándola "sustancialista". Esta revisión afirma que la teoría del valor-trabajo es una mala interpretación del concepto de fetichismo de la mercancía con relación al valor y que esta interpretación nunca aparece en la obra de Marx. Esta escuela enfatiza en que El Capital es explícitamente una crítica a la economía política, en lugar de una teoría "más correcta".[3]
Definiciones del valor y trabajo
Cuando se habla en términos de una teoría del valor del trabajo, "valor", sin ningún adjetivo calificativo, debería teóricamente referirse a la cantidad de trabajo necesaria para producir una mercancía comercializable, incluido el trabajo necesario para desarrollar cualquier capital real utilizado en la producción. Tanto David Ricardo como Karl Marx intentaron cuantificar y encarnar todos los componentes del trabajo para desarrollar una teoría del precio real o precio natural de una mercancía.[4] La teoría del valor trabajo, tal como la presentó Adam Smith, no requería la cuantificación del trabajo pasado, ni se ocupaba del trabajo necesario para crear las herramientas (capital) que podrían usarse para producir una mercancía. La teoría del valor de Smith era muy similar a las teorías de la utilidad posteriores en que Smith proclamó que una mercancía valía cualquier trabajo que exigiría en otros (valor en el comercio) o cualquier trabajo que "útil" a uno mismo (valor en uso), o ambas cosas. Sin embargo, este "valor" está sujeto a la oferta y la demanda en un momento determinado:
El precio real de todo, lo que realmente le cuesta al hombre que quiere adquirirlo, es el trabajo y la molestia de adquirirlo. El valor real de todo para el hombre que lo ha adquirido, y que quiere deshacerse de él o cambiarlo por otra cosa, es el trabajo y la molestia que puede ahorrarse a sí mismo y que puede imponer a otras personas. (La riqueza de las naciones, capítulo V)
La teoría del precio de Smith no tiene ninguna relación con el trabajo pasado gastado en producir una mercancía. Habla solamente del trabajo que puede ser "dado" o "rescatado" en el presente. Si un látigo de hule no sirve para nada, entonces el artículo no tiene valor económico en el comercio o en el uso, independientemente de todo el trabajo invertido en su creación.
Distinciones del trabajo económicamente pertinente
El valor "en uso" es la utilidad del bien en cuestión. A menudo surge una paradoja clásica al considerar este tipo de valor. En palabras de Adam Smith:
La palabra valor, siendo observada, tiene dos significados diferentes y, a veces, expresa la utilidad de algún objeto en particular y, a veces, el poder de comprar otros bienes que transmiten la posesión de ese objeto. El uno puede llamarse "valor en uso"; el otro, "valor a cambio". Las cosas que tienen el mayor valor en uso tienen con frecuencia poco o ningún valor a cambio; y, por el contrario, los que tienen el mayor valor a cambio tienen con frecuencia poco o ningún valor de uso. Nada es más útil que el agua: pero apenas se compra; apenas se puede tener nada a cambio. Un diamante, por el contrario, tiene escaso valor de uso; pero con frecuencia se puede obtener una gran cantidad de otros bienes a cambio de él (La riqueza de las naciones, capítulo IV).
El valor "en cambio" es la proporción relativa con la que esta mercancía se intercambia por otra (es decir, su precio en el caso del dinero). Es relativo al trabajo como lo explica Adam Smith:
El valor de cualquier mercancía, [...] para la persona que la posee, y que no quiere usarla ni consumirla él mismo, sino cambiarla por otras mercancías, es igual a la cantidad de trabajo que le permite comprar o adquirir. El trabajo, por tanto, es la medida real del valor de cambio de todas las mercancías (La riqueza de las naciones, capítulo V).
El valor (sin evaluación) es el trabajo incorporado en una mercancía bajo una estructura de producción dada. Marx definió el valor de la mercancía con esta tercera definición. En sus términos, el valor es el "trabajo abstracto socialmente necesario" encarnado en una mercancía. Para David Ricardo y otros economistas clásicos, esta definición sirve como una medida de "costo real", "valor absoluto" o una "medida de valor" invariable ante cambios en la distribución y la tecnología.[5]
Ricardo, otros economistas clásicos y Marx comenzaron sus exposiciones con el supuesto de que el valor de cambio era igual o proporcional a este valor del trabajo. Pensaron que esta era una buena suposición a partir de la cual explorar la dinámica del desarrollo en las sociedades capitalistas. Otros partidarios de la teoría del valor-trabajo utilizaron la palabra "valor" en el segundo sentido para representar el "valor de cambio".[6]
Relación entre valor y precio
Un problema al que se enfrenta el TvT es la relación entre las cantidades de valor, por un lado, y los precios, por otro. Si el valor de una mercancía no es el mismo que su precio y, por lo tanto, las magnitudes de cada una probablemente difieran, ¿Cuál es la relación entre las dos, si es que existe alguna? Varias escuelas de pensamiento de TvT brindan diferentes respuestas a esta pregunta. Por ejemplo, algunos argumentan que el valor en el sentido de la cantidad de trabajo incorporado en un bien actúa como centro de gravedad del precio.
Sin embargo, la mayoría de los economistas dirían que los casos en los que el precio se da como aproximadamente igual al valor del trabajo incorporado, son de hecho solo casos especiales. En teoría general, los precios suelen fluctuar. La formulación estándar es que los precios normalmente incluyen un nivel de ingresos para "capital" y "tierra". Estos ingresos se conocen como "ganancia" y "alquiler", respectivamente. Sin embargo, Marx señaló que no se puede asignar valor al trabajo como una mercancía, porque el capital es una constante, mientras que la ganancia es una variable, no un ingreso; explicando así la importancia del beneficio en relación con las variables de precios.[7]
En el capítulo VI de su libro, Adam Smith escribe:
Debe observarse que el valor real de todas las diferentes partes que componen el precio se mide por la cantidad de trabajo que cada una de ellas puede comprar u ordenar. El trabajo mide el valor no sólo de la parte del precio que se resuelve en trabajo, sino de lo que se resuelve en renta y de lo que se resuelve en ganancia.
Smith ve el valor de un producto en relación con el trabajo del comprador o consumidor, en oposición a Marx, quien ve que el valor de un producto es proporcional al trabajo del trabajador o productor. Y valoramos las cosas, les ponemos precio, basándonos en la cantidad de trabajo que podemos evitar u ordenar, y podemos ordenar mano de obra no solo de una manera simple sino también intercambiando cosas para obtener una ganancia.
La demostración de la relación entre los valores unitarios de las mercancías y sus respectivos precios se conoce en la terminología marxista como el problema de la transformación o la transformación de los valores en precios de producción. El problema de la transformación probablemente ha generado la mayor parte del debate sobre el TvT. El problema de la transformación es encontrar un algoritmo en el que la magnitud del valor agregado por el trabajo, en proporción a su duración e intensidad, se contabilice suficientemente después de que este valor se distribuya a través de precios que reflejen una tasa igual de rendimiento del capital adelantado. Si hay una magnitud adicional de valor o una pérdida de valor después de la transformación, entonces la relación entre valores (proporcionales al trabajo) y precios (proporcionales al capital total adelantado) es incompleta. Se han ofrecido varias soluciones y teoremas de imposibilidad para la transformación, pero el debate no ha llegado a ninguna resolución clara.
TvT no niega el papel de la oferta y la demanda que influyen en el precio, ya que el precio de una mercancía es algo diferente a su valor. En Valor, precio y beneficio (1865), Karl Marx cita a Adam Smith y resume:
Basta decir que si la oferta y la demanda se equilibran, los precios de mercado de las mercancías se corresponderán con sus precios naturales, es decir, con sus valores determinados por las respectivas cantidades de trabajo necesarias para su producción.[8]
El TvT busca explicar el nivel de este equilibrio. Esto podría explicarse por un argumento de costos de producción, que señala que todos los costos son en última instancia costos laborales, pero esto no tiene en cuenta las ganancias y es vulnerable al cargo de tautología en el sentido de que explica los precios por precios.[9] Marx más tarde llamó a esto "la teoría de la suma de valor de Smith".
Smith sostiene que los valores laborales son la medida natural de intercambio para productores directos como cazadores y pescadores.[10] Marx, por otro lado, usa una analogía de medición, argumentando que para que las mercancías sean comparables deben tener un elemento o sustancia común por la cual medirlas,[8] y que el trabajo es una sustancia común de lo que Marx eventualmente llama valor de la mercancía.
Historia
Antecedentes
Aunque suele atribuírsele a Karl Marx o a Ricardo, la TvT no tiene un único creador, sino que muchos pensadores diferentes han llegado a conclusiones similares de forma independiente. Se ha afirmado que Aristóteles compartía parte de esta visión afirmando que el valor de cada bien surge debido a la necesidad de un único estándar universal de medición.[1] De igual manera, diferenció el precio del valor[11] y distinguió entre valor de uso y valor de cambio,[12][13] ambos conceptos presentes en la teoría del valor-trabajo.[14]
"Puede representarse esta reciprocidad proporcional de servicios por una figura cuadrada, en la que se combinen los términos opuestos en el sentido de la diagonal. Sea, por ejemplo, el arquitecto A, el zapatero B, la casa C, el calzado D. El arquitecto recibirá del zapatero la obra que es propia del zapatero; y en cambio, le dará la obra que él mismo hace. Si hay desde luego entre los servicios cambiados una igualdad proporcional, y en seguida hay reciprocidad de buenos servicios, las cosas pasarán como ya lo he dicho. De otra manera, no hay ni igualdad ni estabilidad en las relaciones, porque puede suceder que la obra del uno valga más que la del otro, y es necesario igualarlas. Esta regla tiene aplicaciones en todas las demás artes [...] Sea una casa, A; diez minas, B; una cama, C. Sea A la mitad de B, es decir, que la casa valga cinco minas o sea igual a cinco minas. Supongamos también que la cama C sólo valga la décima de B. Con estos datos se ve fácilmente cuántas camas se necesitan para igualar el valor de la casa, es decir, que se necesitan cinco. Se comprende, que de esta manera habrán tenido naturalmente lugar los cambios, antes que existiese la moneda; porque importa poco que las cinco camas se cambiaran por la casa, o por cualquier otro objeto que tuviese el valor de cinco camas."Ética a Nicómaco, libro V, capítulo V[15]
Aristóteles tenía una opinión desfavorable del comercio minorista, ya que creía que el uso del dinero para obtener ganancias a través del interés era antinatural, al obtener una ganancia del dinero en sí y no de su uso.[16] Según Karl Marx en El Capital: “la brillantez del genio de Aristóteles se demuestra solo con esto, que descubrió, en la expresión del valor de las mercancías, una relación de igualdad”,[17] pero carecía del "concepto de valor" del trabajo humano como "un algo igual, en la medida en que esto representa en ambos" porque "la sociedad griega se fundaba en el trabajo esclavo y por consiguiente su base natural era la desigualdad de los hombres y de sus fuerzas de trabajo".[18] No obstante, la asociación de la teoría del valor con el aristotelismo ha sido criticada, siendo más bien una teoría "premarginal".[19]
Durante la Edad Media islámica, Ibn Jaldún sentó las bases del pensamiento económico en su Prolegomena (La Muqaddimah) como un precursor importante de la economía clásica y teoría económica moderna.[20] Ibn Jaldún analizó "la división del trabajo a nivel industrial concentrándose en el desarrollo de la artesanía como una forma de mejorar la producción" y destacó que el trabajo "es la fuente del valor y la medida real del valor de cambio de todas las mercancías".[21]
"Pero lo que se obtiene mediante la cooperación de un grupo de seres humanos satisface las necesidades de un número muchas veces mayor que ellos. Por ejemplo, nadie, por sí mismo, puede obtener la parte del trigo que necesita para comer, sino cuando seis o diez personas entre ellas un herrero y un carpintero para hacer las herramientas, y otras que están a cargo de los bueyes, el arado de la tierra, la cosecha del grano maduro y todas las demás actividades agrícolas, se encargan de obtener su alimento... esa cantidad será alimento para un número de personas mucho mayor que el suyo propio. El trabajo combinado produce más que las necesidades y necesidades de los trabajadores".[22]
R. H. Tawney remonta su origen hasta la tradición escolástica de Tomás de Aquino como responsable de asociar el precio justo con el coste de producción.[23][24][25][26]
Durante la Revolución inglesa, Gerrard Winstanley declaró que “los hombres ricos reciben todo lo que tienen de la mano del trabajador, y lo que dan, lo dan del trabajo de otros hombres, no del suyo propio; por lo tanto, no son actores justos en la tierra”.[27]
Vernon Louis Parrington señaló a William Petty como uno de los primeros expositores de la teoría del valor trabajo como se analiza en el Tratado de impuestos (1692).[28] Petty continuó el debate iniciado por Aristóteles sobre el valor y optó por desarrollar una teoría del valor basada en insumos: "todas las cosas deben ser valoradas por dos denominaciones naturales, que es la tierra y el trabajo".[29] Ambos serían fuentes principales de ingresos imponibles. Sus escritos tuvieron una gran influencia en economistas posteriores como el fisiócrata Richard Cantillon, Adam Smith, Jean-Baptiste Say y Keynes.[30] Bertrant Russell sostuvo la presencia de la teoría en el pensamiento económico de John Locke,[23] quien formuló anteriormente una teoría de la propiedad basada en el trabajo en su Segundo tratado sobre el gobierno civil (1689) donde: "cada Hombre tiene una Propiedad en su propia Persona. Nadie tiene derecho a esto sino a sí mismo. El trabajo de su cuerpo y el trabajo de sus manos, podemos decir, son propiamente suyos".[31] John Thelwall, proclamaba: “La propiedad no es otra cosa que el trabajo humano”.[32] David Hume en sus Discursos políticos (1752) afirmó que: "Todo en el mundo se compra con el trabajo".[20]
Cantillon trató de idear alguna ecuación o par entre la "madre y el padre" de la producción, la tierra y el trabajo, y expresar el valor en consecuencia. Cantillon escribió en su Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general (1755) que "La Tierra es la Fuente o Materia de donde se produce toda la Riqueza. El Trabajo del hombre es la Forma que lo produce: y la Riqueza misma no es nada Mantenimiento, Conveniencia y Superfluidad de la Vida".[30] Benjamín Franklin declaró en A Modest Inquiry into the Nature and Necessity of a Paper Currency (1729-1731) como necesario buscar otra medida de valor que los metales preciosos, y que esta medida es trabajo.
"Por el trabajo puede medirse el valor de la plata, así como otras cosas. Supongamos que un hombre está empleado para cultivar maíz, mientras que otro está excavando y refinando plata; al final del año, o en cualquier otro período de tiempo, el El producto de maíz y el de plata son el precio natural el uno del otro; y si uno son veinte fanegas y el otro veinte onzas, entonces una onza de esa plata vale el trabajo de levantar una fanega de ese maíz. Ahora bien, si por el descubrimiento de algunas minas más cercanas, más fáciles o abundantes, un hombre puede obtener cuarenta onzas de plata tan fácilmente como antes obtenía veinte, y todavía se requiere el mismo trabajo para cultivar veinte fanegas de maíz, entonces dos onzas de plata serán no vale más que el mismo trabajo de cultivar una fanega de maíz, y esa fanega de maíz será tan barata a dos onzas como antes a una, caeteris paribus [en igualdad de condiciones]. Así, las riquezas de un país deben valorarse por la cantidad de trabajo que sus habitantes pueden comprar” (op. Cit., P. 265).[33]
“Que el trabajo es la única fuente de riqueza”, escribió el John Cazenove en 1812, “parece ser una doctrina tan peligrosa como falsa, ya que desgraciadamente ofrece un asidero a quienes representarían toda la propiedad como perteneciente a las clases trabajadoras, y la parte que reciben los demás como un robo o fraude a las mismas”.[34]
Economía clásica
Adam Smith entendía que el trabajo era la calidad de medida exacta para cuantificar el valor del bien producido. Para él, el valor era la cantidad de trabajo que uno podía recibir a cambio de su mercancía. Adam Smith se refiere a la cantidad de trabajo “como una noción abstracta, que aun siendo bastante inteligible, no es tan natural y obvia”.[35] Los bienes económicos podían aumentar de valor en el mercado, pero lo que siempre permanece invariable es el trabajo, o sea el desgaste de energías física e intelectual del trabajador para producirlos, siendo entonces el trabajo el patrón definitivo e invariable del valor. Se trata de la teoría del valor comandado o adquirido. Aunque no era el factor determinante de los precios, estos oscilaban hacia su precio de producción gracias al juego de la oferta y la demanda.
Esto nos quiere decir que todo bien producido necesariamente contiene trabajo, este trabajo es la fuerza de los hombres que han interactuado en el proceso de producción de dicho bien, o sea que en todo bien se vende la fuerza de trabajo (de cada hombre que interactuó en el proceso de producción).
Sin embargo, Adam Smith no logra explicar correctamente, según la teoría del valor-trabajo, los conceptos de beneficio y renta; además, la venta de la fuerza humana no tiene un comprador común (no se tiene en cuenta la competencia) por lo que se torna insostenible dicha teoría. Esto lo lleva a desarrollar una segunda: Teoría de los costes de producción.
Los problemas que le surgieron a su teoría original en la que el valor de las mercancías estaba dado por la cantidad de trabajo incorporado en ellas son:
- En el mercado no se puede saber cuánto trabajo incorporado tiene una mercancía.
- Si el trabajo es la fuente de valor de las mercancías, el que cristalice el valor, el obrero debería ser el que se vea beneficiado de éste.
Posteriormente, David Ricardo desarrolló una teoría del valor-trabajo explicada en su obra Principios de economía política y tributación (1817). Continuando los razonamientos de Smith, adopta la primera de sus dos teorías del valor y trata de explicar cómo funciona el beneficio en la sociedad capitalista. Critica además la definición dada sobre el patrón invariable trabajo. El primer paso fue comprender las leyes del valor.
Poseyendo utilidad, las cosas derivan su valor en cambio de dos causas: de su escasez y de la cantidad de trabajo necesaria para obtenerla. [...] Así, pues, al hablar de las cosas, de su valor en cambio y de las leyes que regulan y especias respectivos, nos referimos siempre a aquellas cuya cantidad puede ser aumentada por el esfuerzo de la industria humana y en cuya producción la competencia actúa sin restricciones.[36]
Explica que el valor del trabajo también varia, oponiéndose a Smith, quien sostenía que las mercancías varían su valor pero no el trabajo para producirlas. Ricardo sostiene que el trabajo no es un valor invariable y expone la idea de que lo único que puede servir de norma para el intercambio de bienes es la cantidad de distintas clases de trabajo que se necesitan para producirlos.
Thomas Hodgskin, un socialista ricardiano, consideraba que la teoría ricardiana del valor-trabajo tendría lugar en una economía estricta de libre mercado que hubiese provocado la desaparición del capitalismo.
Economía marxista
La teoría del valor-trabajo de Karl Marx es distinta de la propuesta por Ricardo, pues conecta la teoría del valor-trabajo con la teoría monetaria.[37] Su definición se encuentra en su obra El Capital y forma, según Marx, parte de la base fundamental para entender el modo de producción capitalista. El trabajo no es valor por naturaleza, es lo que produce valor exclusivamente por la organización social en el cual es empleado. Una característica intrínseca del trabajo es producir, crear y transformar. Ahora bien, el valor de las mercancías se mide por el número total de horas de trabajo indiferenciadas y socialmente necesarias empleadas en ellas. Ello se debe al estadio histórico alcanzado de desarrollo económico en los diversos Estados, de las fuerzas productivas y de las relaciones sociales de producción de un determinado modo de producción (en este caso, el capitalista).
Marx investigó de un modo minucioso por vez primera la propiedad que tiene el trabajo de crear valor, y descubrió que no todo trabajo aparentemente y aun realmente necesario para la producción de una mercancía añade a ésta en todo caso un volumen de valor equivalente a la cantidad de trabajo consumido.Trabajo asalariado y capital, Introducción de Federico Engels a la edición de 1891
El carácter socialmente necesario es una de las diferencias radicales introducidas por Marx con respecto a sus predecesores, los cuales no concebían o no introducían el mercado y la competencia dentro de sus respectivas teorías del valor de las mercancías. Marx sí tenía presente el mercado y la competencia en su teoría del valor de las mercancías, como dejó constancia en una de sus obras principales escrita frente a Proudhon:
Es importante insistir aquí en que el valor no es determinado por el tiempo en que una cosa ha sido producida, sino por el mínimo de tiempo en que puede ser producida, y este mínimo es establecido por la competencia. Supongamos por un momento que haya desaparecido la competencia y que, por consiguiente, no exista medio de establecer el mínimo de trabajo necesario para la producción de una mercancía. ¿Que ocurrirá? Bastará invertir en la producción de un objeto seis horas de trabajo para tener derecho, según el señor Proudhon, a exigir a cambio seis veces más que quien no haya empleado más de una hora en la producción del mismo objeto.Miseria de la filosofía (1846), Karl Marx
El valor de las mercancías
Una mercancía es un objeto o servicio por cuyas características satisface necesidades, ya sean reales o imaginarias. La mercancía es el producto que solo existe en las sociedades mercantiles. En el capitalismo, por ser la economía mercantil más compleja y desarrollada, la producción se presenta como mercancía. Las sociedades mercantiles tienen como principal característica la producción no para la satisfacción propia sino para el intercambio. Las características de la mercancía son el valor de uso y el valor de cambio.
- Valor de uso: es la capacidad de un objeto o servicio de satisfacer alguna necesidad. Porque cuando un objeto es útil (funcional), puede satisfacer la necesidad de alguna persona. Marx sostenía que los valores de uso producidos en el capitalismo eran valores concretos, pues responden a cualidades físicas sensibles de las mercancías, por ejemplo, las propiedades nutritivas del trigo. Sin embargo, esta individualidad y esta preponderancia de las cuestiones cualitativas no es la única que responde a las mercancías; por el contrario, Marx afirma que las mercancías se revisten en una doble forma; en el valor de cambio, en vez de ser la mercancía un valor concreto e individual, pasa a ser un valor abstracto y social, y aquí veremos porqué.
- Valor de cambio: que "x" cantidad de la mercancía A igual a "y" cantidad de la mercancía B significa que algo hace equivalentes a ambas cantidades de mercancías diferentes. Lo que las hace comparables, conmensurables, medibles es la sustancia del valor. La sustancia del valor hace abstracción de la utilidad de un objeto porque es una característica cuantitativa, no una cualitativa como el valor de uso. La sustancia del valor es el trabajo socialmente necesario para producir cierta cantidad de una mercancía con las condiciones medias de trabajo. La magnitud del valor es la magnitud de la sustancia del valor, que es el tiempo de trabajo invertido en la mercancía, por ejemplo: si "x" cantidad de hierro es igual a "n" cantidad de pan, es porque, el tiempo necesario para producir "n" cantidad de pan y "x" cantidad de hierro son proporcionalmente equivalentes.
Si 1 levita equivale a 20 lienzos de tela; dicho fenómenos puede medirse en tiempo de trabajo para observar la equivalencia; de tal suerte que si un lienzo requiere 5 horas de trabajo, entonces, 1 levita equivale a 100 horas de trabajo de lienzo. Por otra parte si la levita requiere de 30 horas de trabajo del sastre, eso comprueba que 30 horas del trabajo del sastre equivalen a 100 horas de trabajo del lienzo; por tanto, se trata de una equivalencia directamente proporcional; expresada como:
- 30 K = 100.
- k = 100 / 30-
- k = 3.3333
Eso implica, que en determinado momento, la sociedad valora el trabajo del sastre para fabricar una levita como un trabajo complejo, mientras que el trabajo del hilador del lienzo, lo considera como un trabajo simple; una hora de trabajo del sastre es 3.3333 veces más que una hora del trabajo del hilador.
El tiempo de trabajo socialmente necesario es aquel que se realiza bajo la fuerza productiva del trabajo y la intensidad del trabajo promedio. La fuerza productiva del trabajo depende de varios factores: la destreza del obrero, el desarrollo de la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas, las condiciones naturales, etc. Por lo tanto, los valores varían según las sociedades pues dependen del desarrollo tecnológico, el desarrollo de la división del trabajo, entre otras cosas, todas determinadas por factores objetivos externos, como el clima, la posición geográfica, el acceso a los recursos, etcétera.
El valor de uso y el valor de cambio se deben al carácter bifacético (dual) del trabajo. El trabajo es útil porque transforma materias primas y las convierte en cosas útiles, por ejemplo, como convierte el hombre una semilla en un cítrico, o el mineral de hierro en utensilios y herramientas. El trabajo abstracto es el gasto de trabajo humano indiferenciado. Es la propiedad que queda si se separa el valor de uso de las mercancías y hace que las mercancías sean comparables entre sí. El trabajo abstracto se vincula orgánicamente con el valor como gasto de trabajo humano en general.[35] El trabajo abstracto puede ser simple, es decir no requiere ninguna destreza o conocimiento especial o complejo que requiere un aprendizaje o práctica especial. Una cantidad de trabajo complejo equivale a una cantidad de trabajo simple mayor. El propio Marx señaló que ya en el siglo XVIII los economistas ingleses habían llegado a la concepción de trabajo simple (unskilled labour), “el trabajo que puede efectuar cualquier individuo medio de una sociedad dada”, considerado como gasto de “músculo, nervio, cerebro humano”.[35]
El valor de la fuerza de trabajo
En el modo de producción capitalista la fuerza de trabajo, que es la capacidad de realizar alguna actividad laboral ya sea física o intelectual, es la única propiedad de unas personas (trabajadores asalariados). Por ser la capacidad de trabajar, es una mercancía especial que solo pueden desempeñar los seres humanos. Al igual que el valor de cualquier mercancía, el valor de la fuerza de trabajo es el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirla. Esta se encuentra determinada por el valor de las mercancías que consume el trabajador, las mercancías que constituyen las necesidades promedio de una sociedad en una época en particular. Las necesidades van cambiando conforme cambie la sociedad por lo cual incluyen: alimentación, vivienda, transporte, entretenimiento, etc. La fuerza de trabajo humana crea valor pero no se convierte en valor hasta que se objetiva en el mercado. "Solo cuando se vende un producto el productor sabrá si su trabajo privado es sancionado como trabajo socialmente necesario, y por lo tanto, como trabajo que ha generado valor".[35] El "trabajo abstracto socialmente necesario materializado se representa como el atributo social que tiene su producto para relacionar socialmente a su productor a través del cambio, o sea, como el valor de su producto específicamente determinado como mercancía. En el momento en que el productor de mercancías ejerce el control sobre su proceso individual de trabajo propio del individuo libre, debe someter su conciencia y voluntad a las potencias sociales encarnadas en el producto de su trabajo" (Véase: Fetichismo de la mercancía).[38]
El plusvalor
El trabajo "socialmente necesario" se refiere a la cantidad requerida para producir una mercancía "en un estado dado de la sociedad, bajo ciertas condiciones medias sociales o de producción, con una determinada intensidad social media y una habilidad media del trabajo empleado". Es decir, el valor de un producto está determinado más por los estándares sociales que por las condiciones individuales.
El modo de producción capitalista surgió con posteridad a otros modos de producción que ya habían desarrollado la fuerza productiva del trabajo. Por lo cual la cantidad de mercancías que consume un trabajador por día pueden ser producidas en menos tiempo. Entonces, el tiempo de trabajo necesario para que el trabajador fabrique las mercancías que consume es menor al tiempo de trabajo que labora en la empresa que lo contrató. Esto explica por qué los avances tecnológicos reducen el precio de los productos básicos y dejan sin trabajo a los productores menos avanzados.[39]
No es el trabajo per se lo que crea valor, sino la fuerza de trabajo vendida por los trabajadores asalariados libres a los capitalistas. Otra distinción es entre trabajo productivo e improductivo. Solo los trabajadores asalariados de los sectores productivos de la economía producen valor. “La producción capitalista no es meramente la producción de mercancías. Es, por su propia esencia, la producción de plusvalía”, explica Marx en el volumen uno de El capital. “El trabajador no produce para sí mismo, sino para el capital. Por tanto, ya no le es suficiente con producir. Debe producir plusvalía. El único trabajador productivo es el que produce plusvalía para el capitalista…”[40]
La jornada laboral incluye el trabajo necesario y el plustrabajo. Durante el primero el trabajador repone su valor, durante el segundo trabaja sin remuneración alguna para él y sí para el capitalista. Por ejemplo, la jornada laboral legal actual en muchos países es de 8 horas, entonces si el trabajo necesario es de 4 horas, el plustrabajo será de 4 horas, tiempo del cual se apropia el capitalista por su posición social como dueño de los medios de producción.
El plustrabajo se expresa en dinero a partir del MELT :
- plusvalía = m*plustrabajo
Por tanto, dentro de la economía política marxista, se establece concepto de Tiempo de Trabajo Socialmente Necesario (TTSN) para producir una mercancía, la cual condiciona el valor del trabajo desagregando el plusvalor generado por la fuerza de trabajo.
La interpretación de Harvey
De acuerdo a David Harvey, las pocas ocasiones en que Marx se refirió directamente a esta teoría, lo hizo bajo la denominación de "teoría del valor" y no de "teoría del valor-trabajo" ni de "teoría laboral del valor".[41] Para Harvey, la teoría del valor, además de ocuparse del proceso del trabajo, se ocupa de las condiciones de reproducción social del ejército industrial de reserva. Para sustentar esta visión, Harvey menciona reportes europeos de mediados del siglo XIX citados por Marx.[41] La conclusión de Harvey es que una intensificación en la competencia capitalista en el mercado, el cual incluye la búsqueda de valor relativo excedente obtenido a través de innovaciones tecnológicas, conlleva un deterioro en las condiciones de reproducción social para la clase trabajadora, o al menos, para un sector significativo de la misma.[41]
Investigación empírica
Según un estudio de Dave Zachariah (2004), los costes laborales están estrechamente relacionados con los precios de mercado (el coste de la mano de obra es un factor de atracción del precio de mercado). Zachariah describe la TVT como una poderosa herramienta analítica para comprender cómo las economías de mercado regulan el trabajo social.[42]
La profesora Yan Ma, de la Universidad de Finanzas y Economía de Shanghái, en un artículo publicado en 2016, cita los resultados de un estudio, según los cuales en un mercado libre y competitivo el costo de los bienes es inversamente proporcional a la productividad laboral; en un mercado libre monopolizado, se muestran resultados mixtos; en un mercado no competitivo monopolizado, el costo de los bienes es directamente proporcional a la productividad laboral. Estos resultados son consistentes con las predicciones de la TVT de Marx, con respecto a la relación entre la productividad laboral y el costo de los bienes.[43]
El estudio de Güney Işıkara y Patrick Mokre, (2020), realiza un extenso análisis estadístico de las relaciones precio-valor que sugieren una considerable fortaleza de la teoría. El modelo que abarca 15 años y está basado en más de 36.000 vectores de precios de 42 países, revela apenas pequeñas variaciones respecto a las predicciones de la TVT del marxismo clásico.[44]
Crítica a la teoría del valor-trabajo
Los seguidores de la economía neoclásica, utiliza la teoría del marginalismo, la cual sostiene que el valor de cualquier bien o servicio se determina por su utilidad marginal, es decir, la utilidad de la última unidad de bien consumida medida según su precio en la satisfacción de un deseo específico de un consumidor. Mientras que Marx enfatizó la maximización del beneficio, los economistas neoclásicos ven en la maximización de la utilidad a un nivel individual o social[45] la fuerza motriz de la economía. La economía neoclásica ortodoxa rechaza la teoría del valor-trabajo, utilizando una teoría basada en las preferencias subjetivas.[46][47][48][49] “La mayoría de los escritores antimarxianos se dedican a exponer los absurdos de esta doctrina”.[50]
Los defensores de la teoría del valor-trabajo replicarían cómo el capitalismo solamente reconoce la demanda respaldada por el dinero, (el precio de un bien no sólo se mide por su utilidad sino también por la cantidad de dinero que tienen los consumidores). Eso depende del conjunto de relaciones de distribución preexistentes. Dichas relaciones de distribución se apoyan a su vez sobre un conjunto de relaciones de producción que determinan cómo obtienen dinero los consumidores, cómo obtienen beneficios los capitalistas, los obreros salarios, lo terratenientes rentas, y así sucesivamente. En consecuencia, el precio de un bien depende no solamente de su utilidad, sino de la cantidad de dinero que los diferentes consumidores poseen, de ahí sus diferentes demandas efectivas. Sin embargo, no está claro en absoluto si esto difiere de un efecto riqueza sobre la demanda derivado de un problema de maximización de la utilidad individual.
En microeconomía, la maximización de la utilidad se produce teniendo presentes ciertas restricciones presupuestarias, que son las debidas a la cantidad disponible de factores de producción, por ejemplo, el trabajo (así con Marx la maximización del beneficio se produce bajo la restricción de las técnicas de producción disponibles y la tasa salarial).[51] De hecho, la última restricción es el tiempo.[52] Los hogares dividen su tiempo (24 horas) en ocio y trabajo. El tiempo de trabajo se dedica a ganar dinero para comprar bienes de consumo. El hogar elige la cantidad de tiempo libre (a través de las horas de trabajo) y la cantidad de bienes de consumo que maximizan su función de utilidad. Con Marx, el tiempo de trabajo no se basa en una decisión libre de los hogares, sino del producto de la lucha de clases entre trabajadores y capitalistas; los primeros tratan de reducir las horas de trabajo y los segundo de incrementarlas.
Más aún, todo lo anterior no considera los efectos del proceso de acumulación. De acuerdo con Marx, hay una tendencia por la que se igualan las tasas de beneficio en el proceso de acumulación, lo que conduce a los precios de producción. Si el precio de un bien está por encima de su precio de producción, entonces los capitalistas de ese sector obtiene un beneficio extraordinario (la tasa de beneficio supera a la tasa de beneficio medio de la economía en su conjunto). Como resultado, se atrae capital al sector, la producción aumenta y los precios caen hasta que el beneficio extraordinario desaparece. Los precios de producción resultantes se basan en horas de trabajo a través de la transformación del valor del trabajo en precios.
Según el marginalismo, el valor es subjetivo (ya que las mismas horas de ocio y bienes de consumo tienen distintas utilidades marginales para diferentes consumidores, o incluso para el mismo consumidor en circunstancias diferentes) y por lo tanto no se puede determinar midiendo cuánto trabajo llevó la producción de una unidad de un bien. En el óptimo de Pareto, por otra parte, las relaciones de intercambio entre bienes no sólo están determinadas por sus utilidades marginales, sino también por las productividades marginales de los factores de producción disponibles.
Eso significa que, en el marginalismo, los bienes se intercambian a la cantidad marginal de trabajo necesario para producirlos. En este sentido, se puede hablar de una teoría del valor marginal de los inputs de trabajo.[53] Sin embargo, esto se aplica a todos los factores de producción y a la utilidad marginal. El trabajo no es nada especial. Que estas teorías del valor se pueden mantener al mismo tiempo es posible gracias al análisis marginalista.[54] El óptimo de Pareto se define como una situación en la que se maximiza la utilidad y al mismo tiempo todos los factores de producción se emplean de la manera más eficiente, conduciendo a una situación en donde todos los bienes se intercambian según sus utilidades marginales y las cantidades marginales de los factores productivos necesarios para producirlos.
En otras palabras, si se pudiera corroborar empíricamente, el intercambio de bienes se lleva a cabo de acuerdo con la cantidad marginal de inputs de trabajo necesarios, lo cual confirmaría la teoría marginalista. Eso contradiría la teoría marxista, ya que según Marx los cocientes de intercambios están determinados por los precios de producción, que son diferentes de las cantidades de trabajo necesarias, es decir de su valor-trabajo. De forma implícita, Marx niega que el capitalismo sea un óptimo paretiano.
Crítica de Menger
Los opositores de la economía marxista sostienen que la Teoría Laboral del Valor no prueba que mercancías puedan diferir del precio medio de producción. En 1871 [Pág 146. Capítulo III apartado D] el economista austriaco Carl Menger escribió:
No existe una conexión necesaria y directa entre el valor de un bien y si, o en qué cantidades, el trabajo y otros bienes de orden superior se aplicaron a su producción. Un bien no económico (una cantidad de madera en un bosque virgen, por ejemplo) no alcanza valor para los hombres ya que no se aplicaron grandes cantidades de trabajo u otros bienes económicos a su producción. El hecho de que un diamante se haya encontrado accidentalmente o se haya obtenido de un pozo de diamantes con el empleo de mil días de trabajo es completamente irrelevante para su valor. En general, nadie en la vida práctica pregunta por la historia del origen de un bien para estimar su valor, sino que considera únicamente los servicios que el bien le prestará y a los que tendría que renunciar si no lo tuviera a su disposición. ... Las cantidades de trabajo o de otros medios de producción aplicadas a su producción no pueden, por tanto, ser el factor determinante en el valor de un bien. La comparación del valor de un bien con el valor de los medios de producción empleados en su producción muestra, por supuesto, si y en qué medida su producción, un acto de la actividad humana pasada, fue apropiada o económica. Pero las cantidades de bienes empleadas en la producción de un bien no tienen una influencia necesaria ni directamente determinante sobre su valor.
Siguiendo la tradición de Menger,[55] recientemente se ha presentado una crítica[56] a la demostración lógica de Marx en El Capital. Según esta crítica, ni se logra probar la existencia de la sustancia del valor ni su unicidad incurriendo en errores lógicos fatales. Además, se aplica la teoría de Menger[55] al caso de una sociedad mercantil simple para mostrar las lagunas de la teoría marxista frente a la teoría basada en las ideas del economista vienés. Este trabajo fue criticado[57] por el conocido economista marxista Rolando Astarita. Sin embargo, esta crítica fue replicada.[58] Según el autor, Astarita habría sido deshonesto intelectualmente pues gran parte de su crítica se debe a que no entendió el trabajo que estaba criticando.
Individualismo Metodológico
La escuela austriaca, dirigida por Eugen von Böhm-Bawerk, argumenta en contra de toda la tradición del TVT y prefiere el individualismo metodológico. La economía neoclásica también sigue este ejemplo --y el de Jevons, Menger y Walras-- desde la década de 1870 y descarta el TVT en favor de la teoría del equilibrio general, que determina los precios en función de la interacción de preferencias, tecnología y dotaciones a través de la oferta y la demanda.
Tiempo de trabajo, socialmente necesario
Marx argumenta en El capital:
Algunas personas podrían pensar que si el valor de una mercancía está determinado por la cantidad de trabajo gastado en ella, cuanto más ocioso y poco hábil sea el trabajador, más valiosa será su mercancía, porque se necesitaría más tiempo en su producción. Sin embargo, el trabajo que forma la sustancia del valor es trabajo humano homogéneo, gasto de una fuerza de trabajo uniforme. La fuerza de trabajo total de la sociedad, que está incorporada en la suma total de los valores de todas las mercancías producidas por esa sociedad, cuenta aquí como una masa homogénea de fuerza de trabajo humana, compuesta aunque sea de innumerables unidades individuales ... El tiempo de trabajo socialmente necesario es el que se requiere para producir un artículo en las condiciones normales de producción, y con el grado medio de habilidad e intensidad que prevalece en ese momento.
Robert Nozick ha criticado el calificativo "socialmente necesario" en la teoría del valor trabajo por no estar bien definido y por ocultar un juicio subjetivo de necesidad. Por ejemplo, Nozick postula a un trabajador que pasa su tiempo atando nudos en un trozo de cuerda. El trabajador hace su trabajo tan eficientemente como es humanamente posible, pero Marx probablemente estaría de acuerdo en que simplemente hacer nudos con cuerdas no es un uso socialmente necesario del trabajo. El problema es que lo que es "socialmente necesario" depende enteramente de si existe o no demanda del producto terminado, es decir, el cordón anudado. De esta manera, la introducción del calificativo "socialmente necesario" en la teoría del valor trabajo simplemente convierte la teoría en una descripción indirecta e imprecisa de la oferta y la demanda. Así, Nozick sostiene que ya no existe una teoría del valor del trabajo, sino que la noción de lo que hace que el tiempo de trabajo sea socialmente necesario depende de la oferta y la demanda en el mercado.[59]
Dembinsky sostiene que la métrica del "valor del trabajo" propuesta por Marx fue la razón principal de muchas de las ineficiencias del mercado observadas en las economías planificadas del Bloque del Este. Para que el concepto de "valor del trabajo" funcione, las necesidades de la sociedad deben ser "perfectamente conocidas antes de que comience la producción", las necesidades no deben cambiar mientras tanto y el efecto de la producción es necesario para satisfacer realmente las necesidades de la sociedad, cumpliendo con el plan previamente establecido. . Si alguna de estas condiciones no se cumple, la economía se ve finalmente obligada a permitir que los usuarios determinen su propio valor de uso utilizando precios de mercado (segunda economía, NEP) o negar a los usuarios "el derecho a asignar a los bienes un valor de uso".
Según Dembinsky, muchas de las economías declarativamente marxistas se quedaron efectivamente con una pregunta abierta y crucial sobre cómo evaluar realmente el valor del trabajo, que no se responde claramente en las obras de Marx. La mayoría de ellos aplicaron un modelo ideológicamente seguro de "tiempo de trabajo promedio", que sin embargo tuvo una influencia negativa considerable en la efectividad al "desalentar las ganancias marginales de productividad".
Otra crítica es que el tiempo de trabajo socialmente necesario debe poder medirse como una unidad de trabajo homogénea, que luego se puede sumar. Si el tiempo de trabajo socialmente necesario no se puede medir, entonces es difícil ver cómo se puede mantener la teoría de Marx, ya que el cuanto que Marx consideraba subyacente a todo el capitalismo no puede realmente ser examinado. Algunos críticos del marxismo argumentan que sus defensores no han logrado encontrar una forma adecuada de medir el tiempo de trabajo socialmente necesario.[56][60]
Casos de inaplicabilidad
El TVT es una teoría de la producción capitalista o producción de mercancías generalizada. Sin embargo, hay mercancías compradas y vendidas bajo el capitalismo que tienen un precio "imaginario" aunque no tengan valor.
"Los objetos que en sí mismos no son mercancías, como la conciencia, el honor y cosas por el estilo, pueden ser ofrecidos a la venta por sus poseedores y adquirir así, a través de su precio, la forma de mercancías. Por tanto, un objeto puede tener un precio sin tener valor. El precio en ese caso es imaginario, como ciertas cantidades en matemáticas. Por otro lado, la forma imaginaria del precio puede a veces ocultar una relación de valor real directa o indirecta; por ejemplo, el precio de la tierra no cultivada, que carece de valor, porque no se le ha incorporado trabajo humano "(El Capital, Volumen 1, Capítulo 3, sección 1).[61]
Sin embargo, la teoría del valor del trabajo, socialmente necesaria, solo se vuelve inaplicable para la tierra no cultivada cuando esa tierra nunca puede ser productiva, sin importar cuánto trabajo comercial se gaste en ella. La arena del desierto, las llanuras áridas y los terrenos helados tienen valores de tierra muy pequeños porque no se puede desviar mano de obra comercial de otros usos para ser empleada de manera útil. En otros casos, la forma de precio representa el trabajo indirecto socialmente necesario que podría emplearse de manera útil:
- Las obras de arte podrían explicarse como ejemplos de monopolio.
- La tierra no cultivada tiene un precio, incluso si no hay mano de obra involucrada. El precio de la tierra se explica por la teoría de la renta. Tanto Ricardo como Marx desarrollaron teorías de la renta de la tierra basadas en el TVT.
- Papel moneda: según Marx, "La función del oro como moneda se vuelve completamente independiente del valor metálico de ese oro. Por lo tanto, las cosas que carecen relativamente de valor, como los billetes de papel, pueden servir como monedas en su lugar" ( Capital, Vol. 1, Parte 1) Sección 2.[62]
- El valor de las acciones se explica de manera similar al valor de la tierra.
Crítica Poskeynesiana
La economista poskeynesiana Joan Robinson, que por lo demás simpatizaba con los escritos de Marx, fue muy crítica con la teoría del valor trabajo. Ella escribió que se trataba de una "doctrina metafísica" y "lógicamente una mera confusión de palabras". Ella escribe:
El valor es algo diferente del precio, que representa los precios y que, a su vez, debe tenerse en cuenta. Y explicarlo por tiempo de trabajo es una mera afirmación ... Esta teoría de los precios no es un mito ... Tampoco pretendía ser una contribución original a la ciencia. Era simplemente un dogma ortodoxo.Joan Robinson, "Economic Philosophy" p38
Otros han señalado que la teoría del valor trabajo se basa en la falta de reconocimiento del componente propiamente dialéctico del deseo humano. Philip Pilkington escribe:
Valor se atribuye a los objetos debido a nuestro deseo por ellos. Este deseo, a su vez, es intersubjetivo. Deseamos ganar una medalla o capturar una bandera enemiga en la batalla porque ganará el reconocimiento a los ojos de nuestros compañeros. La bandera de una medalla o un enemigo no se valora por sus propiedades objetivas, ni por la cantidad de trabajo que encarna, sino por las posiciones simbólicas que ocupan en la red intersubjetiva de deseos.
Pilkington dice que esta es una teoría del valor diferente a la que encontramos en muchos libros de texto de economía. Escribe que en la teoría marginalista dominante, los consumidores son vistos de una manera atomista, no afectados por los deseos de sus pares. Escribe que "los actores en el análisis marginalista tienen preferencias autocontenidas; no tienen deseos intersubjetivos". Dice que los análisis dialécticos del valor se pueden encontrar en el trabajo de Thorstein Veblen y James Duesenberry.[63]
Economía ecológica
En economía ecológica, se argumenta que el trabajo es, de hecho, energía a lo largo del tiempo.[64] Sin embargo, haciéndose eco de Joan Robinson, Alf Hornborg sostiene que tanto la confianza en la "teoría del valor de la energía" y la "teoría del valor del trabajo" son problemáticas, ya que proponen que los valores de uso (o la riqueza material) son más "reales" que los valores de cambio. (o riqueza cultural), sin embargo, los valores de uso están determinados culturalmente.[65] Para Hornborg, cualquier argumento marxista que afirme que la riqueza desigual se debe a la "explotación" o "pago insuficiente" de los valores de uso es en realidad una contradicción tautológica, ya que necesariamente debe cuantificar el "pago insuficiente" en términos de valor de cambio. La alternativa sería conceptualizar el intercambio desigual como "una transferencia neta asimétrica de insumos materiales en la producción (por ejemplo, trabajo incorporado, energía, tierra y agua), más que en términos de un pago insuficiente de insumos materiales o una transferencia asimétrica de 'valor '".[66] En otras palabras, el intercambio desigual se caracteriza por la inconmensurabilidad, a saber: la transferencia desigual de insumos materiales; juicios de valor en competencia sobre el valor de la mano de obra, el combustible y las materias primas; diferente disponibilidad de tecnologías industriales; y la descarga de cargas ambientales sobre aquellos con menos recursos.[67]
Véase también
- Teorías del valor
- Teoría subjetiva del valor
- Paradoja del valor
- Utilidad marginal
- Marginalismo
- Salario
- Trabajo (economía)
- Trabajo (sociología)
- Trabajo productivo e improductivo
- Portal:Marxismo. Contenido relacionado con Marxismo.
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