Vientre de alquiler (política)

Vientre de alquiler es un término peyorativo que se utiliza en la política peruana para describir a las personas que se unen a un partido, movimiento y cualquier organización política en general, no por tener ideas a fines a dichos grupos, sino para lograr llegar a un puesto público para beneficiarse del poder otorgado y dejar la agenda política de su organización del bien común en segundo plano.[1][2]

Contexto

Para el jurista peruano Fernando Tuesta Soldevilla los vientres de alquiler se suelen dar por una mala fiscalización y conlleva a una franquicianización comercial de la política.[3] Las organizaciones catalogadas como vientres de alquiler suelen permanecer inactivas durante todo su período de vida, pero al momento de las elecciones políticas se llenan de miembros e individuos.[4] Por otra parte el analista también peruano Roger Montalvo Cáceres afirma que «ceder su organización [organizaciones políticas] a “extraños” [en referencia a los vientres de alquiler] lo que hace es destruir la democracia y la institucionalidad de los partidos políticos que deberían ser fortalecidos».[5]

Críticas

Yvette Bürki, profesora de Lingüística de la Universidad de Berna, sostiene que la aplicación del término «vientre de alquiler» en el discurso político peruano se construye sobre un primer registro negativo de la práctica originaria que le da nombre, hecho que revela cierta ideología conservadora que considera esta práctica como negativa. Como resultado, la acuñación y empleo del término que parecen obedecer a subjetividades, terminan por divulgar un patrón de conducta negativo hacia la práctica originaria.[6]

Véase también

Referencias

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