Tamoanchan

Tamoanchan es un lugar mítico paradisíaco de las culturas mesoamericanas del período posclásico; el vocablo Tamoanchan[2] originalmente no es de origen náhuatl, sino del huasteco Timoancán, que usualmente se le asocia con la cultura olmeca, considerada por muchos como la cultura madre mesoamericana; también es posible que Teotihuacán haya sido el lugar asociado posteriormente por los mexicas con Tamoanchan.[3] Algunos autores refieren al vocablo Timoancán como originario de la lengua maya de la Huasteca, y que significa ‘montaña de la serpiente’ o ‘lugar de serpientes’.[4] Los mexicas también le llamaban Xochitlicacan[5] o Xochitlalpan (‘tierra de las flores’).

Tamoanchan en el Códice Borgia.[1]
Tamoanchan en el Códice Telleriano-Remensis.

La abundante presencia del término Tamoanchan en documentos nahuas y su ausencia en documentos de otras lenguas indica que es un término nahua, específicamente, de la variante náhuat, hablada en el reino de Tula. Se forma de los componentes tamoa ‘acabar’ ‘perecer’, in ‘de ellos’, y chantli ‘hogar’, es decir, ‘el hogar de los mortales’. Su variante náhuatl se pronuncia tlamoanchan, con el mismo significado. Sin embargo, los informantes de Bernardino de Sahagún lo componían, por juego de sentidos y palabra, con el verbo temoa ‘descender’, de modo que también se interpreta ‘como la casa de quienes descienden’ (a la muerte). De ahí que su jeroglífico en los códices y relieves mesoamericanos sea un árbol quebrado del cual cae una persona. Es un emblema del universo manifiesto. (Nota: el parecido fonético de este término con la composición maya ta-moan-chan ‘excremento del ave serpiente’, es fortuito, como prueba el hecho de que no aparezca recogido en ningún documento maya.)

Definiciones lingüísticas:

(del maya: tamoanchan ‘el lugar del gavilán serpiente’ta, lugar; moan, gavilán; chan, serpiente’)
(del téenek: tamoanchan ‘el lugar del árbol del inframundo’ta, lugar; moan, gavilán (ave del inframundo); che, árbol; chan, casa (lugar)’)
(del náhuatl: tamoanchan ‘la casa del descenso’tamoa, descenso; an, donde; chan, casa’)[6]

Según distintos mitos, es un paraíso terrenal, habitado por diversos dioses, y en él se inventó el pulque y se creó la humanidad. Se dice que estaba localizado "arriba de los trece cielos"[5] o "sobre todos los aires y los nueve cielos".[7] Tiene extensa relación con Tlalocan,[8] otro de los paraísos mexicas, o el mismo, según algunos autores, para quienes Tamoanchan es solo el árbol mágico florido (del náhuatl xochitlicacan) dentro de Tlalocan, tonacacuahuitl, árbol de la vida.

Algunos mitos hablan de Tamoanchan como el lugar habitado por la diosa Xochiquétzal, patrona de las mujeres solteras, de la belleza y del amor. Su morada se registra como Tamoanchan, Itzicayan o Xochitlicacan. Xochitlicacan también puede ser el nombre de un árbol florido en Tamoanchan, cuyas flores tenían la propiedad mágica de convertir a quien las tocara en un fiel enamorado, y estaba prohibido cortarlas. Un día el árbol se rompió y las flores empezaron a sangrar, según un mito, por haberlas cortado, y según otro, por haber pecado Xochiquétzal con Tezcatlipoca, estando casada ésta con Tláloc o con Cinteotl. Después de este sacrilegio, los dioses Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl expulsaron a los dioses de Tamoanchan, mandando a algunos a la Tierra y a otros al inframundo. Algunos de los dioses expulsados son Achitometl, Huitzilopochtli, Itzpapálotl, Mixcóatl, Quetzalcóatl, Tzontémoc, Tlahuizcalpantecuhtli y Yacatecuhtli.[5][9] Otro mito describe a Tamoanchan como el lugar al que el dios Quetzalcóatl y la diosa Quilaztli llevaron los huesos sagrados con los que se hicieron los primeros hombres. También se dice que de Tamoanchan provenía Teteo Innan (la madre de los dioses), también llamada Toci. Itzpapálotl (mariposa de obsidiana) también tiene relación con Tamoanchan. Tamoanchan también es visto por algunos autores como un lugar físico, histórico, situado en la costa del Golfo de México.[7]

Referencias

  1. Bodo Spranz (1975). Fondo de Cultura Económica México, ed. Los Dioses en los Códices Mexicanos del Grupo Borgia: Una Investigación Iconográfica. María Martínez Peñaloza (Traducción). México. ISBN 968-16-1029-6.
  2. Con todas las salvedades que se quieran poner, el término mexicano Tamoanchan puede ser traducido como Olimpo. [Olimpo (Lugar donde residen los Dioses): Tamoanchan / Temoan Inchan / Omeyocan] Su etimología, compuesta, significa Casa de Salida o Casa Inicial. [Apeadero / Andén / Salida / Muelle: Temoa(y)an] La señora del clarasol, la pareja de Ometeotl (Ometeuctli), siendo ambos uno, la dualidad. Son los dioses creadores, de ellos derivan los demás. De allí, Tamoanchan, fueron expulsados los Dioses. Su residencia estaba en lo más alto. De ahí que el término Olímpico signifique: Altanero / Orgulloso.
  3. Aguilar Moreno, Manuel (2007). Handbook to Life in the Aztec World (en inglés). Oxford University Press US. pp. 275-276. ISBN 9780195330830.
  4. Canto López, Antonio, Apuntaciones sobre Mesoamérica, Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, Yucatán, 1991, ISBN 968-6160-75-2
  5. González Torres, Yolotl; Juan Carlos Ruiz Guadalajara (1995). Diccionario de Mitología y Religión de Mesoamérica. Ediciones Larousse. pp. 161-162. ISBN 970-607-802-9.
  6. Códice Telleriano Remensis
  7. Gruzinski, Serge; Deke Dusinberre (2002). The mestizo mind: the intellectual dynamics of colonization and globalization (en inglés). Routledge. p. 509. ISBN 9780415928793.
  8. Aunque en realidad son cosas bien distintas si pensamos en Tamoanchan como Olimpo (o morada de los dioses); y en el Tlaloccan como un Edén o Paraíso, destino de las almas. [Paraíso (donde siempre hay Verduras, Frutas, Flores) / Edén / Vergel / Empíreo / Nirvana: Tlaloccan (Bernardino de Sahagún, Historia General de las Cosas de Nueva España, Libro VI, f. 95, p. 99, reverso)] [Tláloc (Dios de las Verduras, que da a los hombres los alimentos / Fecundador de la Tierra): (en lengua mexicana:) Tlalocateuctli (Francisco Javier Clavijero, Historia Antigua de México, p. 154, Editorial Porrúa, S.A., Novena Edición, 1991) / Tlalocan Teuctli (Bernardino de Sahagún, Historia General de las Cosas de Nueva España, Libro VI, f. 95, p. 99, reverso, Edición Facsímil) ] Debe entenderse que este Edén o Tlalocan no es un vergel terrenal equiparable en todo a aquel en donde se hallaban Adán y Eva antes de corromperse sino más bien aquel lugar al que van las almas de los niños y de los que mueren ahogados (entre otros), es decir un destino de las almas o paraíso prometido.
  9. Tuner, Patricia; Charles Russell Coulter (2001). Dictionary of Ancient Deities (en inglés). Oxford University Press US. p. 509. ISBN 9780195145045.
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