36. El sacramento del Matrimonio |
Introducción
"Hace unos días hablaba con un amigo; es algo mayor que yo. En la conversación salieron cosas de cuando éramos pequeños. Un poco emocionado me dijo: Todavía recuerdo cuando, siendo niño, mi madre me daba un beso al acostarme, después de ayudarme a rezar mis oraciones. Yo estaba contento y feliz al sentirme querido por mi madre. Mi padre también tenía detalles que me gustaban. Solía, en invierno, junto al fuego, sentarme en sus rodillas. Entonces me contaba muchas cosas de sus viajes, de cuando él era joven y tuvo que trabajar mucho para salir adelante. Recuerdo aquellos momentos con verdadera nostalgia. Siempre esperaba que mi padre regresara del trabajo con la ilusión de que me contara muchas aventuras.
¿Y cómo están ahora tus padres?, le pregunté. -Son muy ancianos, me dijo; mi madre está muy enferma, ya no se levanta de la cama. Los dos viven conmigo. Mi padre, cuando estoy en el trabajo, la cuida con todo esmero y cariño".
El amor de estos padres para su hijo, y los detalles de amor que tenían entre si esos esposos, nos hacen pensar en la grandeza del sacramento de matrimonio. ¿Sabemos agradecer lo que nuestros padres hacen por nosotros? ¿Les ayudamos en sus necesidades? ¿Procuramos hacerles la vida agradable? ¿Nos acordamos de rezar por ellos todos los días?