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Página 14: Breve historia de los números IV

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Hablamos antes de los números romanos y nos dimos cuenta de lo complejo y poco práctico que resulta ese sistema de numeración.  Por varios siglos, en los que Roma como imperio se expandió por muchos territorios, el desarrollo de la matemática y, en particular, el desarrollo de los números prácticamente se detuvo.  Sin embargo, surgió un sistema mucho más práctico y eficiente: el sistema decimal posicional indo-arábigo.

Los números indo-arábigos usados hoy día realmente son originarios de la India.  Esta civilización, por cuenta propia, hizo grandes avances científicos.  Por ejemplo, los astrónomos indios sabían que la tierra giraba sobre su eje y que se movía alrededor del sol, hecho que en Europa solo se conoció más de mil años después gracias a los trabajos de Copérnico. También calcularon el diámetro de la tierra con un error inferior al 1% del aceptado actualmente y fueron los primeros en describir las deudas acompañando las cifras con un signo - (menos).

Sin lugar a dudas, uno de los aportes más grandes de esta civilización fue su sistema de numeración, que se desarrolló hacia el siglo V.  Existen grandes diferencias entre el sistema de la India y los provenientes de Grecia, Egipto y Roma. Una de ellas es que este sistema distinguía el número cero, mientras que en los demás este no existía.  Esta diferencia, que en principio parece trivial, es muy importante. Gracias a ella se deriva otra de gran importancia: con sólo diez símbolos y, usando la posición en la que se escriben, el sistema indo-arábigo tiene la capacidad de representar cantidades tan grandes o pequeñas como se quiera.

En el transcurso de los siglos siguientes, el sistema se expandió hasta Arabia. Allí impresionó a los sabios por sus múltiples ventajas y fue adoptado rápidamente.  Grandes matemáticos como Al-Juarismi contribuyeron a la expansión de los números indo-arábigos publicando textos con los números de la India.  Es precisamente en esta época que la ciencia alcanza su máxima expresión, y es justamente allí, en el mundo árabe, que se desarrolla el álgebra, la astronomía, la aritmética, la geografía, etc.

Los árabes además fueron el puente necesario para que los números de la India llegarán a Europa.  En 1202 el matemático italiano Leonardo de Pisa, mejor conocido como Leonardo Fibonacci, pública Liber Abaci en donde muestra la importancia y las ventajas del sistema de numeración indio, que se conocería ahora como indo-arábigo.  En este libro Fibonacci destaca las variadas aplicaciones del nuevo sistema a la contabilidad, los pesos y las medidas, los cambios de moneda y los intereses, entre otros.  La mayoría de estas habilidades las había aprendido de los matemáticos árabes con los que se instruyó en su juventud.  Ahora los números indo-arábigos se preparaban para conquistar europa.

A pesar de sus enormes ventajas, los números indo-arábigos causaron recelo en Europa, pues llevaba siglos utilizando el sistema romano.  Estos símbolos extraños causaban desconfianza, pocos conocían sus secretos, además tenían ese símbolo extraño que representaba ninguna cantidad, el cero ¿qué significaba eso? La Europa medieval no se caracterizó precisamente por abrirse a las nuevas ideas.  Tan es así, que en 1229 la República  de Florencia prohibió por decreto usar dichos números, se debían seguir usando las tablas de cálculo romanas.  Por aquella época, cada ciudad-república tenía su propia moneda, los cambistas eran los encargados de hacer las conversiones de una moneda a otra; si llegaban a desobedecer este, o algún otro decreto, se les castigaba rompiendo su banca de trabajo (por lo general de madera), de aquí la expresión bancarrota, usada cuando un negocio quiebra económicamente.

La expansión de los números indo-arábigos era inevitable.  Siglos después la usura, el acto de cobrar intereses por préstamos de dinero, que en un principio fue considerada pecado por la iglesia, pasó a ser legal.  Fue entonces que el sistema de números traído de la India tomó más fuerza, pues era perfecto para calcular dichos intereses con más exactitud que las tablas de cálculo romanas, para los banqueros esto era la diferencia entre el fracaso y el éxito comercial.  Así, paulatinamente, los números indo-arábigos conquistaron el viejo continente y luego el mundo entero.

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