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Nombres alternativos
Leche humana; Leche de los humanos; Leche de las mamasFunciones Volver al comienzo
La leche materna es la fuente perfecta de nutrición para los bebés, ya que contiene cantidades apropiadas de carbohidratos, proteínas y grasas. Igualmente, suministra enzimas digestivas, minerales, vitaminas y hormonas que requieren los bebés. La leche materna también contiene valiosos anticuerpos de la madre que pueden ayudar al bebé a resistir las infecciones.
Los bebés sanos tienen reservas adecuadas de hierro que duran hasta los 8 meses de edad, momento en el cual se pueden comenzar a suministrar alimentos ricos en este elemento. El pediatra o el nutricionista pueden recomendar un suplemento de fluoruro en las comunidades en donde el agua no es fluorada.
La leche de vaca, en sí misma, es inapropiada para bebés menores de 1 año y si se les suministra a temprana edad, pueden desarrollar una alergia a los productos lácteos. Aunque la leche de vaca contiene la mayoría de los componentes de la leche materna, estos componentes no se encuentran en las mismas cantidades. La leche de vaca también carece de factores inmunitarios (anticuerpos), que ayudan a proteger a los niños hasta que su propio sistema inmunitario se desarrolle completamente.
Las fórmulas preparadas comercialmente pueden estar basadas en leche de vaca sin grasa, proteína del suero o proteína de soya. Con el fin de suministrar una dieta balanceada al bebé, las fórmulas deben ser enriquecidas con carbohidratos, grasas, minerales y vitaminas. Sin embargo, los anticuerpos encontrados en la leche materna nunca pueden agregarse a las fórmulas.
PRODUCCIÓN DE LECHE MATERNA
La leche se produce en pequeñas glándulas parecidas a sacos en las mamas. Estos sacos se desarrollan después de que unas hormonas específicas (como estrógeno, progesterona, prolactina hipofisaria y lactógeno placentario) los estimulan, comenzando durante el segundo trimestre del embarazo.
La mama humana no almacena una gran cantidad de leche como lo hacen las vacas. La succión estimula la liberación de una hormona, llamada prolactina, que estimula la producción de leche y la liberación de otra hormona, llamada oxitocina. La oxitocina, a su vez, estimula la contracción de las glándulas mamarias (o el " reflejo de salida de la leche"), haciendo que la leche sea exprimida de la glándula mamaria hacia los conductos galactóforos y luego al pezón.
Al comienzo de la alimentación, la leche es azulosa y contiene lactosa y proteínas, pero poca grasa. Dicha leche se llama calostro. A la leche que se produce al final de la alimentación, se le llama postrera y es la principal fuente de energía para el bebé, ya que contiene más grasa. Si la leche materna se deja reposar por media hora después de ser extraída y separada, la "nata" queda por encima de la parte acuosa. Esto se debe a que la leche humana no es homogenizada, es decir el proceso que hace que el agua y la parte grasa de la leche permanezcan mezcladas.
REFLEJO DE SALIDA DE LA LECHE
Algunas madres tienen una sensación de hormigueo mientras la leche comienza a salir de la mama, debido al reflejo de eyección o salida de la leche. La mejor forma de verificar si este reflejo ha comenzado, es observando los patrones de respiración y de succión del bebé.
Al comenzar la alimentación, se notará un patrón como éste: succionar, succionar, succionar, tragar, succionar, succionar, succionar, tragar, que puede durar hasta 30 segundos, pero podría ser más largo. A medida que comienza a funcionar el reflejo de eyección de la leche, el patrón podría describirse como una acción de tragar; un sorbo; una respiración profunda; un sorbo; una respiración profunda. Este patrón puede durar entre 2 y 4 minutos.
El bebé puede querer alimentarse por más tiempo (quizás 15 ó 20 minutos) en esta mama, con el fin de obtener más grasa de la leche postrera o por saciar la necesidad de succionar. En lugar de observar el reloj para dejarlo amamantar 10 minutos en cada lado, se le debe permitir al bebé que se desprenda de la primera mama cuando él quiera, antes de cambiarse a la otra.
Recomendaciones Volver al comienzo
El suministro de leche se establece durante los primeros días y semanas después del nacimiento del bebé. El amamantamiento temprano (dentro de la primera media hora) y con frecuencia (a petición, o de 8 a 12 veces por día) permite que el proceso de alimentación sea cómodo y eficaz. Usualmente, al niño le toma menos de un minuto estimular el reflejo de eyección de leche. Si se amamanta adecuadamente, se debe sentir poca molestia o dolor.
Dentro de un período de 6 a 8 semanas, el suministro de leche se ajustará a las necesidades del bebé. Antes de ese tiempo, las mamas se pueden sentir o demasiado llenas o demasiado vacías. La alimentación frecuente y cómoda mantiene el suministro de leche que se incrementa o disminuye sobre la base del hambre que tenga el bebé y la succión enérgica (demanda o uso de leche). Las variaciones en el suministro de leche ocurren entre uno y tres días después de los cambios en la demanda o el uso de la leche.
MANEJO Y ALMACENAMIENTO DE LA LECHE
Cuando se almacene leche para su consumo en el hogar, se deben lavar las manos antes de extraerla (o bombearla) y usar recipientes que hayan sido bien lavados y enjuagados con agua caliente y jabón. Siempre hay que anotar la fecha de la leche antes de almacenarla.
La leche materna fresca puede mantenerse a temperatura ambiente hasta 8 horas y refrigerada hasta por 5 a 7 días. La leche congelada puede mantenerse en un compartimiento dentro del refrigerador durante 2 semanas; en un refrigerador/congelador de puerta separada hasta 3 a 4 meses o en un congelador profundo a una temperatura constante de 0º C durante 6 meses. La leche congelada y descongelada puede refrigerarse hasta por 9 horas, pero no se debe volver a congelar.
Los recipientes plásticos son los mejores para almacenar la leche materna. Para congelar, se deben usar pequeños recipientes (de 2 ó 3 onzas) con el fin de evitar la pérdida de porciones no usadas al final del día. La leche refrigerada y congelada debe calentarse bajo el chorro del agua caliente del grifo. Nunca se debe poner la leche materna en el horno microondas, porque el calor excesivo destruye nutrientes valiosos y las "gotas calientes" pueden quemar al bebé.
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Actualizado: 11/30/2008 Versión en inglés revisada por: Neil K. Kaneshiro, MD, MHA, Clinical Assistant Professor of Pediatrics, University of Washington School of Medicine. Also reviewed by David Zieve, MD, MHA, Medical Director, A.D.A.M., Inc.