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El envejecimiento y la osteoporosis; Debilidad muscular asociada al envejecimientoInformación Volver al comienzo
Los cambios en la postura y en la marcha (patrón de caminar) están universalmente relacionados con el proceso de envejecimiento como los cambios en la piel y el cabello.
El esqueleto proporciona apoyo y estructura al cuerpo. Las articulaciones son las áreas en donde se unen los huesos y proporcionan la flexibilidad al esqueleto para el movimiento. En una articulación, los huesos no tienen contacto directo entre sí, sino que están amortiguados por cartílagos, membrana sinovial alrededor de la articulación y líquido.
Los músculos proporcionan la fuerza y la resistencia para mover el cuerpo. La coordinación, aunque es dirigida por el cerebro, es afectada por cambios en los músculos y en las articulaciones. Los cambios en la postura y en la marcha, al igual que la debilidad y la lentitud en los movimientos son causados por cambios en los músculos, los huesos y las articulaciones.
CAMBIOS POR EL ENVEJECIMIENTO
La masa o densidad ósea se pierde a medida que las personas envejecen, especialmente en las mujeres después de la menopausia, ya que los huesos pierden calcio y otros minerales.
La columna está conformada por huesos llamados vértebras y entre cada hueso se encuentran unos cojines de aspecto gelatinoso (discos intervertebrales). El tronco se vuelve más corto a medida que los discos pierden líquido en forma gradual y se hacen más delgados.
Además, las vértebras pierden parte de su contenido mineral, haciendo que cada hueso sea más delgado. La columna vertebral se vuelve curva y comprimida (apretada). Los espolones óseos, provocados por el proceso de envejecimiento y el uso general de la columna vertebral, también se pueden formar en las vértebras.
El omoplato (escápula) y otros huesos pueden volverse porosos; en una radiografía pueden lucir como "comidos por la polilla". Los arcos del pie se vuelven menos pronunciados, contribuyendo a una pérdida ligera de altura.
Los huesos largos de los brazos y las piernas, a pesar de ser más frágiles debido a las pérdidas minerales, no cambian de longitud. Esto hace que los brazos y las piernas se vean más largos al compararlos con el tronco acortado.
Las articulaciones se vuelven más rígidas y menos flexibles. El líquido dentro de ellas puede disminuir y el cartílago puede empezar a friccionarse y a erosionarse. Los minerales se pueden depositar en algunas articulaciones (calcificación), lo cual es común en el hombro.
Las articulaciones de la cadera y de la rodilla pueden comenzar a perder estructura (cambios degenerativos). Las articulaciones de los dedos pierden cartílago y los huesos se adelgazan ligeramente. Los cambios en las articulaciones de los dedos son comunes en las mujeres y pueden ser hereditarios.
Por lo general, algunas articulaciones como el tobillo, cambian muy poco con el envejecimiento.
La masa corporal magra disminuye, causado en parte por la pérdida del tejido muscular (atrofia). La proporción y el grado de los cambios musculares parecen estar determinados genéticamente. Los cambios musculares empiezan, con frecuencia, a los 20 años en los hombres y a los 40 en las mujeres.
La lipofuscina (un pigmento relacionado con la edad) y la grasa se depositan en el tejido muscular. Las fibras musculares se encogen. El tejido muscular es reemplazado de una manera más lenta y el tejido muscular perdido puede ser reemplazado por tejido fibroso duro. Esto es más notorio en las manos, que pueden aparecer delgadas y huesudas.
Los cambios en el tejido muscular, combinados con los cambios en el sistema nervioso por el envejecimiento normales, hacen que los músculos tengan disminución del tono y de la capacidad para contraerse. Los músculos se pueden volver rígidos con la edad y pueden perder tono, incluso con ejercicio regular.
EFECTO DE LOS CAMBIOS
Los huesos se vuelven más frágiles y se pueden romper con más facilidad. Se presenta disminución de la estatura, principalmente debido al acortamiento del tronco y la columna.
Debido al deterioro de las estructuras articulares se puede presentar inflamación, dolor, rigidez y deformidades. Casi todas las personas mayores resultan afectadas por cambios articulares que van desde una rigidez leve a una artritis severa.
La postura se puede volver progresivamente encorvada (inclinada) al igual que las rodillas y las caderas se pueden presentar más flexionadas. El cuello se puede inclinar, los hombros se pueden volver más estrechos, mientras que la pelvis se puede volver más ancha.
El movimiento es lento y puede volverse limitado. El patrón de la marcha (caminar) se vuelve más lento y más corto. La marcha se puede volver inestable y hay poco movimiento de brazos. La fatiga se presenta con mayor facilidad y la energía en general puede disminuir.
La fuerza y la resistencia cambian, ya que la pérdida de masa muscular reduce la fuerza. Sin embargo, la resistencia puede aumentar algo por los cambios en las fibras musculares. Los atletas que envejecen con pulmones y corazón saludables pueden notar que el desempeño mejora en las pruebas que requieren resistencia y disminuye ligeramente en eventos que requieren explosiones cortas de un desempeño de alta velocidad.
PROBLEMAS COMUNES
La osteoporosis es un problema común, en especial para las mujeres mayores. Los huesos se rompen más fácilmente y las fracturas por compresión de las vértebras pueden causar dolor y reducir la movilidad.
La debilidad muscular contribuye a la fatiga, debilitamiento y disminución de la tolerancia a la actividad. Los problemas articulares son bastante comunes, lo que puede ir desde un problema de rigidez leve a una artritis debilitante (ver osteoartritis).
El riesgo de lesión se incrementa debido a que los cambios en la marcha, la inestabilidad y la pérdida del equilibrio pueden conducir a caídas.
Algunos adultos mayores tienen reducción en los reflejos, provocada con mayor frecuencia por los cambios en los músculos y los tendones más que por los cambios en los nervios. No se espera disminución en el reflejo rotuliano o el reflejo aquíleo.
Algunos cambios, como el reflejo de Babinski positivo, siempre se consideran anormales y no son una parte normal del envejecimiento.
Los movimientos involuntarios (los temblores musculares y los movimientos finos llamados fasciculaciones) son más comunes en los ancianos. Las personas de avanzada edad que permanecen inactivos o inmóviles pueden experimentar debilidad o sensaciones anormales (parestesias).
Se pueden presentar contracturas musculares en aquellas personas que son incapaces de moverse voluntariamente o de hacer que sus músculos se estiren a través del ejercicio. Además, es posible que se presente el síndrome de la pierna inquieta.
PREVENCIÓN
El ejercicio es una de las mejores maneras de retardar o evitar los problemas musculares, articulares y óseos. Un programa de ejercicio moderado puede mantener la fuerza y la flexibilidad y ayudar a que los huesos permanezcan fuertes.
Consulte con el médico antes de iniciar un programa nuevo de ejercicios.
Una dieta bien balanceada con cantidades apropiadas de calcio es importante. Las mujeres necesitan ser especialmente cuidadosas e ingerir suficiente calcio a medida que envejecen. Las mujeres posmenopáusicas y los hombres de más de 65 años necesitan entre 1,200 y 1,500 mg de calcio por día. Si usted sufre de osteoporosis, hable con el médico acerca de los tratamientos que necesitan receta.
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